Sin necesidad de recurrir a las sutilezas de la lógica moderna, se puede ganar fácilmente a «cara o cruz» (si el contrincante es algo despistado) gracias a la conocida regla de que dos negaciones equivalen a una afirmación. Es un truco viejísimo y a menudo empleado por los niños, pero todavía eficaz, y que consiste, sencillamente, en lanzar la moneda al aire diciendo: «Si sale cara gano yo, si sale cruz pierdes tú». Si sale cara se dice: «Cara, gano yo». Si sale cruz: «Cruz, pierdes tú».
Es frecuente que la víctima no se dé cuenta ni siquiera después de finalizar la maniobra. Si se da cuenta (tampoco esto es infrecuente, para qué nos vamos a engañar) se la apacigua diciendo que era una prueba para evaluar su perspicacia: «Te felicito, sólo una de cada diez personas se da cuenta del truco».
Acto seguido se lanza la moneda «en serio», mejor dicho, se hace rodar sobre la mesa, diciendo esta vez: «Si sale cara gano yo, si sale cruz ganas tú». Y sale cara. ¿Por qué? Porque se trata de una moneda muy especial, a la que, con una lima, le has biselado el canto, de forma que al hacerla rodar sobre una mesa caiga siempre con la cara hacia arriba. (Conviene que tengas dos monedas biseladas en sentidos contrarios, por si el otro pide cara. También conviene que tengas un buen abogado, por si te pillan haciendo este truco, que, huelga señalarlo, entra de lleno en las competencias del tahúr).