En un trozo de papel escribes una breve frase, doblas el papel, lo pones encima de la mesa y le dices a tu víctima: «He escrito aquí una afirmación que puede ser cierta o no; te desafío a que adivines si es verdadera o falsa. Y a pesar de que ambas cosas son igualmente probables, estoy tan seguro de poder condicionar tu respuesta con mi poder mental, que te apuesto diez contra uno a que no aciertas».
La víctima pensará que tiene un cincuenta por ciento de probabilidades de acertar, por lo que aceptará la apuesta.
Una vez formalizada la apuesta, la víctima dirá que la afirmación oculta es cierta o falsa, según le parezca, y tú desdoblarás el papel ante sus ojos, donde pondrá lo siguiente: «Vas a decir que mi afirmación es falsa». Si ha dicho «falsa», la afirmación es verdadera (puesto que afirma que va a decir eso), luego pierde. Si ha dicho «verdadera», la afirmación del papel es falsa (puesto que predice lo contrario), luego también pierde.
Es probable que la víctima se niegue a pagar el importe de la apuesta alegando que le has tendido una trampa (cosa que, en puridad, no es cierta); en ese caso, apabúllale sin piedad citando el Teorema de Incompletitud de Gödel, formulado en 1931, que ha revolucionado la lógica al demostrar que en todo sistema hay proposiciones «indecidibles». Si te pide una explicación detallada, dile que es un tema muy abstruso (realmente lo es) y que, encima de que se niega a pagarte lo que has ganado honradamente, no le vas a dar clase gratis.