He aquí un interesante puzzle en el que las fichas de dominó se utilizan como meros módulos o piezas de construcción:
¿Se puede formar con fichas de dominó un rectángulo tal que no haya ninguna recta, ni horizontal ni vertical, que una dos lados opuestos del mismo?
Por ejemplo, en la figura vemos una línea vertical que divide al rectángulo por la mitad: si las fichas de dominó fueran ladrillos, esa línea supondría una debilidad estructural, una «línea de fractura» a evitar.
Este tipo de problema (mencionado por Martin Gardner en uno de sus apasionantes libros de pasatiempos matemáticos) se les plantea continuamente a los japoneses cuando recubren suelos con tatamis, que son rectángulos de dos por uno, como las fichas de dominó, pues en estos recubrimientos, tanto por estética como para dar más solidez a la composición, conviene evitar las líneas de fractura.
Con las 28 fichas de un juego de dominó tienes más que suficiente, hacendoso lector, para construir uno de estos rectángulos sin debilidades estructurales. Suponiendo, claro está, que en tu cerebro no haya demasiadas líneas de fractura…