He aquí una variante más mágico-tramposa del truco anterior:
Sin que los demás se den cuenta, sustraes una ficha del dominó, te fijas en cuál es (supongamos que es la 3-4) y te la guardas en el bolsillo o en cualquier otro lugar de donde luego puedas sacarla con discreción. Escribes algo en un papel, lo doblas y lo dejas encima de la mesa, anunciando que se trata de uno de tus habituales pronósticos infalibles. Pides que formen una cadena con las fichas de dominó (ellos no saben que falta una) y, una vez finalizada, les tiendes el papel con el pronóstico, en el que leerán asombrados: «En los extremos de la cadena habrá un 3 y un 4» (y así será, como deberías saber si has resuelto o leído la solución del pasatiempo anterior).
Aprovechando el momento de estupor, te guardas algo en el bolsillo (por ejemplo, el papel con el pronóstico, o el lápiz que has usado para escribirlo), sacas la ficha escamoteada y, poniendo las manos sobre las otras en el tradicional gesto de mezclarlas, la juntas a las demás por si a alguien se le ocurre hacer una comprobación.
Si te pillan en el momento de devolver la ficha escamoteada, o si alguien se da cuenta al hacer la cadena de que falta una ficha, siempre puedes salvar la cara sacando la ficha escamoteada, alegando que te proponías hacer un truco instructivo y pasando a la variante anterior.