Parece lo más fácil del mundo, pues un vaso boca abajo tiende a vaciarse solo… Pero precisamente por eso es difícil hacerlo de forma controlada, como comprobará el amigo al que le gastes la siguiente broma:
Aprovechando una de esas visitas al lavabo que todos los bebedores (sobre todo los de cerveza) realizan con cierta frecuencia, coge el vaso lleno de tu amigo, cúbrelo con una bolsita de patatas vacía (o cualquier otro envoltorio de plástico), apoya firmemente la palma de una mano sobre el plástico y con la otra voltea con rapidez el vaso. Sujeta los bordes salientes de la bolsita alrededor del vaso deslizando la mano que ahora tienes debajo, y apoya el vaso boca abajo sobre la barra o la mesa (tiene que ser una superficie lisa). Si eres muy hábil (no es difícil, pero requiere cierto entrenamiento) puedes incluso retirar la bolsa de plástico de debajo del vaso, una vez apoyado, con un tirón seco y rápido (sobre todo es muy importante que el tirón sea «seco»).
Cuando tu amigo vuelva se quedará un tanto desconcertado. Dile desenfadadamente que si no le apetece su bebida te la tomarás tú: deslizando el vaso invertido hasta el borde de la barra o mesa, puedes hacer caer su contenido en un vaso vacío puesto oportunamente debajo (que luego te lo bebas o no depende de lo limpia que esté la mesa y de tus escrúpulos personales, así como de que tu amigo no te ponga el vaso por sombrero).