Este es un juego muy tonto y muy conocido, pero con el que todavía se consigue embromar a más de uno, sobre todo si está un poco achispado.
Se colocan tres vasos (vacíos, naturalmente) tal como se indica en la figura: dos boca abajo y en medio uno boca arriba.
Con dos rápidos movimientos, volteando cada vez dos vasos, uno con cada mano, hay que conseguir que queden los tres boca arriba. La cosa no puede ser más fácil: volteamos primero el primero y el segundo y luego el segundo y el tercero.
Acto seguido invitamos a nuestra víctima a hacer lo mismo, pero, con suprema malicia, le ponemos los vasos dos boca arriba y en medio uno boca abajo (como un momento antes estaban los tres boca arriba, no es probable que se dé cuenta del cambio). Huelga decir que con esta situación de partida la jugada es imposible, no ya en dos movimiento, sino en los que sea.
Insisto en que el éxito de este tradicional cazabobos reside en la rapidez de ejecución (y el achispamiento de la víctima).