El superpoder del dinero

He aquí un «más difícil todavía» muy adecuado para ejecutar después del truco anterior:

Tras insistir sobre la extraordinaria resistencia del papel moneda, declara que, usando un billete de mil a modo de «hacha», puedes partir un lápiz por la mitad.

Como en el juego anterior no has hecho ninguna trampa propiamente dicha, creerán que esta vez también te vas a limitar a aplicar alguna técnica de doblamiento o similar, y pensarán (con razón) que lo que ahora afirmas no es posible (o sentirán tal curiosidad por ver cómo lo haces que estarán dispuestos a pagar por ello); en cualquier caso, aceptarán la apuesta, y tú, para asombro general, no doblarás el billete de ninguna forma extraña: te limitarás a cogerlo como si fuera la hoja de un cuchillo y descargarás un contundente golpe sobre el lápiz (que tú mismo, con la otra mano, u otra persona puede sujetar apretándolo firmemente sobre una mesa de cuyo borde se dejará sobresalir algo más de la mitad del lápiz, parte en la que descargarás el golpe).

La técnica (totalmente fraudulenta) consiste en sacar el dedo índice a la vez que se descarga el golpe, para retirarlo inmediatamente después de roto el lápiz. Como el billete oculta el dedo, y dada la rapidez del golpe, nadie se dará cuenta (sólo tu conciencia, miserable lector, si aprovechas el vil truco para quedarte con el billete de mil).