La moneda cargada

Este sencillísimo y sorprendente truco se basa, como dice Benavente en La malquerida, en «engañar con la verdad».

Pide a los presentes que pongan sobre la mesa unas cuantas monedas cada uno, hasta reunir unas diez o doce. Luego afirma que eres capaz de detectar cuál de entre esas monedas eligen gracias a la energía de que quedará cargada. Te vuelves de espaldas o incluso sales de la habitación, indicándoles que, tras escoger una de las monedas, se la pasen de mano en mano para «cargarla» y te avisen en cuanto la vuelvan a dejar sobre la mesa. Para sorpresa de todos (tal vez incluso para tu propia sorpresa), al tocar las monedas detectarás la elegida.

En realidad, les has dicho la pura verdad: al tocarla varias personas, la moneda queda cargada de energía… térmica, es decir, se calienta ligeramente en contacto con las manos, y como las demás estarán más frías, distinguirás con facilidad la moneda elegida.

Aprovecha el asombro general para guardarte todas las monedas en el bolsillo como quien no quiere la cosa.