Este es sin duda uno de los grandes clásicos de los juegos lógico-geométricos con cerillas, y uno de los más elegantes e instructivos. Su único inconveniente es que a estas alturas ya es muy conocido.
Si no lo conoces, te recomiendo vivamente, perplejo lector, que no corras a mirar la solución tras unos cuantos intentos fallidos: todo el tiempo que le dediques a este pequeño problema se traducirá en vigorizante gimnasia para tus oxidadas neuronas.
Se trata, simplemente, de meter la aceituna dentro de la U del tenedor moviendo sólo dos cerillas. Tras la operación, el tenedor ha de ser idéntico al inicial, y, por supuesto, no se puede mover la aceituna.