Los papeles invertidos

No, no se trata de que Julieta trepe al balcón de Romeo ni nada por el estilo, sino de un sencillo truco (que no es tal) con papel y lápiz, donde el papel no juega su papel habitual ni el lápiz tampoco.

Recorta dos rectangulitos de papel de distinto tamaño y, a ser posible, de distinto color. Pon el rectángulo mayor sobre el menor y enróllalos juntos alrededor de un lápiz. Al desenrollarlos, ¡oh prodigio!, los papeles habrán invertido sus posiciones, es decir, el menor quedará encima del mayor.

¿Qué ha ocurrido? En realidad, nada. Los conceptos «encima» y «debajo» dejan de tener sentido al enrollar juntos los dos papeles (el lápiz no juega más papel que el de soporte para facilitar el enrolle); simplemente, tenemos dos espirales de papel enlazadas, donde la mayor envuelve completamente a la otra simplemente porque es más larga. Por eso al desenrollar el doble rollo el papel pequeño queda dentro, es decir, «encima». Trivial, pero efectista.