El test de giotto

He aquí una eficaz trampa «cazafantasmas», muy adecuada para poner en evidencia a fanfarrones y tramposos (¿cómo tú, sinuoso lector?).

Puedes empezar contando la anécdota (al parecer verídica) de la extraordinaria pericia de Giotto, que era capaz de trazar circunferencias perfectas a mano alzada, sin utilizar compás ni otros instrumentos. (También puedes contar la anécdota —probablemente falsa— de la moneda pintada: se cuenta que en una ocasión Giotto, a la hora de pagar en una posada, pintó sobre la mesa una moneda de oro tan real que engañó al posadero).

Luego dices (esto es pura invención) que la habilidad de Giotto para trazar circunferencias se atribuye a su gran armonía interior (ya se sabe, lo redondo se asocia a la perfección), y que algunas personas, sin saberlo, tienen este don, que puede detectarse mediante un sencillo test.

Es probable que alguien con un alto concepto de sí mismo se ofrezca voluntario para la prueba, que consiste en lo siguiente: con un compás (tú no eres Giotto, humilde lector) trazas una circunferencia en un papel, y luego le dices al voluntario que apoye la punta de un lápiz sobre un punto cualquiera de la circunferencia y cierre los ojos. «Ahora, con los ojos cerrados, intenta marcar con cruces diez puntos de la circunferencia. Si aciertas cinco o más eres un tipo excepcional», le dices con gran seriedad.

Si varias de sus cruces (aunque sólo sean tres) caen sobre la circunferencia, significa que ha mirado subrepticiamente por debajo de las pestañas, y puedes demostrar que es un farsante (si se atreve a negarlo) haciéndole repetir la prueba con los ojos vendados.