Muchas han sido las personas que me prestaron su apoyo y conocimientos, imprescindibles para la realización de esta obra, y yo tengo ahora el placer de expresarles públicamente mi agradecimiento por la ayuda recibida. Sue Reynolds confeccionó una vez más para nosotros un mapa utilísimo, pues no sólo refleja el desarrollo de los acontecimientos relatados, sino que además sirve de guía al lector para seguir el hilo de la historia. Rex Kay y Neil Randall pusieron a mi disposición su entusiasmo y sus sabios comentarios desde los estadios más incipientes de la novela hasta su definitiva conclusión. Vaya para ambos el recuerdo de mi más profunda gratitud.
Estoy en deuda asimismo con la erudición de muchas otras personas, pero particularmente agradable me resulta señalar aquí mi admiración por el libro Las Batallas Nocturnas (1 Benandanti), de Carlo Ginzberg. De estímulo y enseñanza me han servido también las obras, entre otras, de Gene Brucker, Lauro Martines, Jacob Burckhardt, Iris Origo y Joseph Huizinga. En este mismo sentido, desearía también expresar mi agradecimiento a la memoria de los hombres por quienes siempre he sentido el mayor respeto, y en cuyas obras y fuentes de inspiración hallé en todo momento una guía magnífica para la realización de mis novelas. Me refiero a Joseph Campbell y Robert Graves.
Finalmente, y aunque suene a pura rutina el hecho de mencionar la ayuda prestada por el cónyuge a la hora de componer un libro, no puedo dejar de expresar mi gratitud y mi amor a mi esposa, Laura, por el apoyo y los consejos que me ofreció, tanto en Toscana como en nuestro propio país durante el período de gestación de ésta, mi novela Tigana.