PRENSA DIARIA
El Periódico de Catalunya, El Periódico de Extremadura (se distribuye junto al diario Público), El Periódico de Aragón, Mediterráneo, Diario Córdoba, Ciudad de Alcoy, La Crónica de Badajoz, Sport.
REVISTAS
Interviú, Tiempo, Cuore, Woman, Viajar, Man, Primera Línea, Autohebdo Sporta, Playstation, Digital Camera, Windows revista oficial, Cartoon Network.
EMPRESAS
Zeta Gestión de Medios. Gestiona la publicidad no sólo de los medios del Grupo Zeta sino también de los diarios La Voz de Asturias, Diario de León, Diario de Teruel, Estadio Deportivo y Super Deporte. Y de las televisiones TPA Televisión del Principado de Asturias, Extremadura TV y 7 Región de Murcia, además de la local Barcelona TV, y la radio del Principado de Asturias. Gestiona también la publicidad en internet de Editorial Prensa Ibérica y Grupo Joly. Además de cuatro diarios deportivos, una veintena de revistas y webs corporativas[144].
En libros posee los sellos Ediciones B, Vergara, Zeta Bolsillo y Bruguera.
En el ámbito audiovisual: On pictures (distribución y producción de cine), On TV (productora para televisión), Ficción TV (encargada de hacer series) y el sello musical El Volcán Música. La actividad de estas empresas es mínima.
Gráficas de Prensa Diaria. Seis imprentas por la geografía española en cuyas rotativas se imprimen no sólo prensa del Grupo Zeta como El Periódico de Catalunya o Sport, sino también de otros grupos como 20minutos, La Razón, Qué!, Avui, El Periòdic d’Andorra, ParuVendu y La Centrale.
Dicom Medios. Para aplicaciones en internet.
Iso. Publicidad para eventos deportivos.
Las publicaciones se editan bajo la firma Ediciones Primera Plana.
Presencia fuera de España
A través de Ediciones B en México, Colombia, Uruguay, Venezuela, Chile, Argentina. Además como Grupo Editorial Zeta en México, Distribuidora Suma Limitada (Chile), Ediciones y Publicaciones Z (México), Suma de Letras México y Suma de Letras Argentina.
Accionistas
El Grupo Zeta, prácticamente en su totalidad, es propiedad de la familia Asensio.
Lobby
El grupo estableció el Premio Antonio Asensio de Periodismo en memoria de su fundador. El último galardonado fue la Sociedad Interamericana de Prensa, una patronal de periódicos muy criticada por los Gobiernos progresistas de América Latina por su labor de agresión a las medidas de desarrollo del sector público audiovisual en ese continente. Los miembros del jurado son mayoritariamente directivos del Grupo Zeta, suelen premiar a medios extranjeros que no hacen la competencia a la empresa, en el año 2007 se otorgaron el premio a ellos mismos a través de un periodista del grupo, Antonio Franco Estadella, ex director de El Periódico de Catalunya y asesor de Zeta.
Historia
En 1976, Antonio Asensio Pizarro fundó Ediciones Zeta, S.A. con un capital de 500.000 pesetas, con el que sacó a la calle la revista semanal Interviú, que pronto se convirtió en uno de los referentes del nuevo periodismo político de la transición española con una tirada de un millón de ejemplares en 1978. A partir de entonces llegó la expansión de todo el grupo. Además, era propietario de Ediciones B (antigua Editorial Bruguera) y también de la agencia de noticias OTR/Press, absorbida por Europa Press. El periodista Santiago Miró trabajó en Interviú casi veinte años, desde su aparición hasta 1995. En su libro Zeta, el imperio del zorro, cuenta de esta publicación que
en la primera época, Interviú no tenía ninguna atadura financiera ni política […]. Sin embargo, a medida que fue creciendo y fue estableciendo los naturales vínculos bancarios, empresariales y políticos, Interviú se olvidó de las segundas y hasta de las primeras partes de los temas más polémicos, convirtiéndose en una empresa condicionada en la que Asensio perdió libertad y se vio, a menudo, sometido a contradicciones varias, reflejándose todas ellas en su revista. El semanario se convirtió, en ciertos casos, en un freno político y financiero; en otros, en el aval de desmanes y politiqueos; y hasta en fuente y medio de aspirar y conseguir ciertas prebendas[145].
Los ejemplos de concesiones al poder que relata Miró en su libro son frecuentes. Desde la sustitución de un reportaje sobre el hermano del entonces vicepresidente Alfonso Guerra del periódico La Gaceta de los Negocios (entonces propiedad de Zeta) a petición de la ministra de Presidencia del Gobierno (1989), al levantamiento de una información sobre Banesto porque no resultaba del agrado de Mario Conde cuando la rotativa llevaba impresos 70.000 ejemplares de Interviú (1991), «operación que se vio compensada con un talón de siete millones de pesetas de Conde al Grupo Zeta»[146]. Así cuenta Miró la estrategia del grupo de desarrollarse siempre al lado del poder:
Los grandes reportajes-denuncia propios de sus primeros años se olvidan a medida que se multiplican los pactos con los interesados y las negociaciones con bancos y con políticos. En la época de UCD, se termina apostando por el centro[147]; en la del PSOE, por el felipismo. Todo es color de rosa, vendiéndose en portada los grandes magnates y políticos de moda. Y en la del PP, se apuesta por Aznar.
Sus primeros pasos en la televisión los dio Zeta con el intento fallido de hacerse con una de las tres licencias de cadenas privadas que iba a conceder el Gobierno. La propuesta de solicitar un canal presidido por Antonio Asensio, denominado Univisión Canal 1, fue rechazada en la adjudicación en agosto de 1989. Ya aquella petición la hizo de la mano de Rupert Murdoch y su empresa News Corporation.
En septiembre de 1991, el grupo de Asensio compró a Quail España, S.A., empresa presidida por el empresario catalán Javier de la Rosa, el 42,66 por 100 de las acciones de Servicio de Publicaciones Económicas, S.A., (Spesa), empresa editora de La Gaceta de los Negocios, hoy propiedad del Grupo Intereconomía. Zeta pasó a controlar el 93,66 por 100 de Spesa, mientras que el 6,33 por 100 restante quedaba en manos de la ONCE. En junio de 1992, el grupo se hizo con el 90 por 100 de las acciones del diario deportivo Sport. La mayoría de los títulos se los compró al ex alcalde de Barcelona José María Porcioles y al vicepresidente del FC Barcelona Joan Gaspart, que seguirían como accionistas minoritarios.
Antonio Asensio se sacó la espina de no haber logrado una televisión en el reparto de licencias a mediados de junio de 1992. En ese año, asociado de nuevo con el magnate de la comunicación Rupert Murdoch, planeó la toma del control de Antena 3. Junto a Banesto (presidido por Mario Conde) y el BCH, entre otros, descabalgaron por la vía del mercado accionarial al grupo que encabezaba el conde de Godó, que tuvo que abandonar la presidencia. En su lugar fue elegido Asensio y se produce entonces un cambio radical en contenidos, profesionales, estética e imagen corporativa. El accionariado de la cadena quedó de la siguiente forma: Renvir (Murdoch-Asensio), 25 por 100; Corporación Banesto, 20 por 100; Tisa (editora de La Vanguardia), 12,5 por 100; Antena 3 Radio, 12,5 por 100, y Joan Lladró, 4 por 100. El resto se repartía entre diferentes accionistas (los dueños de Prosegur, el dueño de Mercadona, Ibercaja, conservas Calvo…). «No fui dócil con el poder —afirmó el nuevo presidente de Antena 3 TV— y por eso he tenido que pagar a precio de mercado una licencia que fue concedida gratuitamente»[148], afirmó el dueño de Zeta. Sin embargo Asensio había tomado el control sin disponer de dinero. El BCH había asumido un riesgo de 30.000 millones de pesetas de entonces y Banesto otros 36.725[149]. La apuesta por la televisión supuso el abandono, cuando no el desprecio, a la revista que permitió a Zeta sentar las bases de su imperio periodístico, Interviú. En junio de 1995, cuando el año anterior había dado 200 millones de pesetas de beneficio, se amenaza con despedir a la mitad de la plantilla con la excusa de crisis económica. La situación desemboca en una huelga de cuatro días. Poco después, la situación se repitió en la revista Tiempo.
Como ya vimos en el capítulo de Antena 3, el Grupo Zeta tuvo un papel destacado en los conflictos mediáticos de los años 1996 y 1997. Se trataba de la denominada primera guerra del fútbol y la de las plataformas digitales. Antonio Asensio fue el actor clave que terminó decidiendo el juego tras su pacto con el Grupo Prisa en la Nochebuena de 1996. Finalmente, en junio de 1998, Zeta termina abandonando sus inversiones en televisión. Tras esa venta, el propietario del Grupo Zeta, a través de la empresa Pantercard 2000, S.L., se dedicó a invertir en clubes de fútbol.
A finales de julio de 1998, el Grupo Zeta adquirió un 25 por 100 y la gestión de la editora que lanzó el diario de difusión nacional La Razón, dirigido por Luis María Anson, en un claro desafió al diario ABC. En la actualidad Zeta no tiene presencia accionarial en ese diario.
Caída
El Grupo Zeta entró en 2008 en una grave crisis que no ha dejado de crecer; su deuda actual se estima en 200 millones de euros[150]. En noviembre de ese año se planteaba la viabilidad de la empresa. Aunque se negoció la venta de su buque insignia, El Periódico de Catalunya, al empresario extremeño Alfonso Gallardo, finalmente no hubo acuerdo. Las conversaciones estuvieron tan avanzadas que el presidente de la comunidad autónoma extremeña en esa época, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en uno de sus arrebatos de locuacidad llegó a decir en un mitin que Gallardo «acaba de comprar el Grupo Zeta catalán y ha comprado dos siderúrgicas en el País Vasco; éste es el cambio de Extremadura: en los años sesenta y setenta mandamos emigrantes y ahora compramos siderúrgicas y grupos de comunicación»[151]. El Grupo Zeta tuvo que emitir un comunicado público para desmentirlo.
Zeta prácticamente entregó en 2008 la gestión del grupo a su principal acreedor —La Caixa— mediante un acuerdo que le impedía vender sus cabeceras más emblemáticas hasta que no condonase su millonaria deuda. En septiembre se contrató a Juan Llopart como presidente de la comisión ejecutiva, un hombre del entorno de La Caixa cuya misión era reflotar la empresa como fuera. Se estimaba que había una caída de ingresos del orden del 30 por 100 y que las medidas empresariales debían de ser muy severas. Lo que sí permitió La Caixa fue la venta de negocios anexos. De esta manera, vendieron las emisoras de radio a Blas Herrero (Grupo Radio Blanca), La Voz de Asturias a Público, la gestión comercial a Prisa y su 20 por 100 del gratuito 20Minutos a Shibsted.
En marzo de 2009, el Grupo Zeta firmó un crédito sindicado de 245 millones de euros con 24 entidades financieras que permitió la refinanciación de su deuda y hacer frente a los costes de reestructuración, incluido un ERE pactado en febrero de ese año y que significó la salida de una cuarta parte de la plantilla. El crédito suscrito con el conjunto de estas entidades, encabezadas por el Banco Popular, La Caixa y Banco Sabadell, tiene una duración de cinco años. Llopart se ha empeñado en recortar costes y reestructurar la empresa antes de 2011, tres años antes de que venza el crédito sindicado. Poder dentro del grupo no le va a faltar, el hombre de La Caixa escalaría al consejo de administración en julio de 2009.
ERE
La dirección de Zeta presentó en noviembre de 2008 un plan que incluía una política de desinversiones, un reajuste de plantilla y una dura política de recorte de gastos. Como consecuencia, la dirección y los empleados negociaron un ERE en febrero de 2009 que contemplaba la salida de 442 empleados de los cerca de 2.300 que componen la plantilla del grupo. Por parte de Zeta las negociaciones las llevó el entonces director de El Periódico, Rafael Nadal. No le costaría mucho contar con el apoyo de la Generalitat Catalana, su hermano, Joaquim Nadal, era el consejero de Política Territorial y Obras Públicas. Un año después, en febrero de 2010, Rafael Nadal abandonaría el Grupo Zeta y pasaría a ser director del principal periódico de la competencia, La Vanguardia.
La situación económica de Zeta no deja de caer en picado. En octubre de 2009 cerraba el periódico deportivo zaragozano Diario Equipo. El resultado de esta decisión dejaba a 10 trabajadores, director incluido, en la calle, después de que ya habían salido del rotativo seis personas tras la aplicación de un ERE el mes de abril anterior. Ese mismo mes dejaba prácticamente desmantelada su productora de cine On Pictures. Se intentan mantener algunos periódicos con todo tipo de acuerdos y formatos: El Periódico de Extremadura se distribuye conjuntamente con Público; El Diario de Córdoba tiene un 25 por 100 en manos de CajaSur, entidad que fue intervenida por el Banco de España en mayo de 2010 generando todavía más incertidumbre sobre su futuro. En abril de 2010, Zeta planteaba a los trabajadores de sus imprentas una reducción de 50 empleados de los 130 que tiene la planta de impresión del grupo en Parets de Vallès y un recorte de salario.
En la actualidad Zeta se está centrando en prestar servicios externos a otros grupos e ir vendiendo sus propios medios de comunicación. Llegó a un acuerdo en 2009 con Prensa Ibérica para la comercialización conjunta de la publicidad en internet. En 2010 llegó a otro acuerdo similar con Prisa, si bien la Comisión Nacional de la Competencia abrió en mayo de ese año un expediente a ambos grupos empresariales al considerar que la creación de una compañía entre Prisa y Zeta para comercializar espacios publicitarios en prensa escrita e internet «no era una concentración económica conforme» y podría ir contra la competencia[152]. Mientras tanto, los rumores no cesan respecto a otras ventas, por ejemplo Mediterráneo a Vocento o El Periódico a Imagina, con los que tampoco se llegó a ningún acuerdo. En enero de 2010 también se frustraron las conversaciones para venderlo a Prensa Ibérica.
Nombres propios
Antonio Asensio Pizarro
Aunque desarrolló toda su vida profesional como empresario de la comunicación, Asensio estudió Ingeniería Industrial. Su comienzo en el sector editorial se debió a la muerte de su padre, en 1965, cuando tuvo que hacerse cargo del pequeño taller familiar de fotocomposición y mecánica. Fue socio y amigo personal de los grandes empresarios españoles de los ochenta, desde Manuel de la Rosa[153] a Mario Conde, quienes acabarían en prisión por diferentes escándalos. La clave de su éxito empresarial fue su audacia y estrategia de relaciones. Asensio siempre intentó ganarse la simpatía de todo el espectro político, sobre todo de los cercanos al Gobierno. El periodista Pablo Sebastián cuenta que en 1986, siendo director de Interviu, Asensio los convocó para decirles que, ante la promesa del Gobierno de Felipe González de darle una concesión de televisión, había que ayudar al Ejecutivo en el referéndum de la OTAN[154]. El periodista de Interviú Santiago Miró reveló tras la publicación en su revista de varios reportajes críticos con el ministro de Exteriores Abel Matutes, que éste le dijo «que había ofrecido dinero a Asensio para sus proyectos periodísticos», gracias a lo cual logró que en Zeta nunca más se hablara de él[155]. Años más tarde, cuando su imagen resultaba demasiado cercana al Partido Socialista, Asensio se asoció con Luis María Anson para sacar el periódico conservador La Razón. Miró cuenta también que en 1995, cuando se percibía la llegada del PP al gobierno, Asensio tomó la decisión de «prevenir a los directores del Grupo Zeta para que apoyen a ese partido», mientras en Cataluña, El Periódico de Catalunya «se vuelca constantemente en Pujol», sabedor del papel decisivo que iba a tener Convergència i Unió (CiU) después de las elecciones.
Asensio siempre supo tener íntimas amistades en diferentes partidos políticos. Son de destacar Pasqual Maragall y Eduardo Zaplana. Antes de las elecciones autonómicas valencianas de 1995, Asensio mantuvo contactos con el candidato del Partido Popular «para elaborar el borrador de un acuerdo que permitiera a Antena 3 de Televisión gestionar diversas áreas de la Radiotelevisión Valenciana»[156]. No olvidemos que el PP siempre ha mantenido su objetivo de privatizar las televisiones autonómicas. En esa misma época Antena 3 TV tenía contratado como asesor jurídico a Miquel Roca, hasta hace poco secretario general de CiU[157].
Respecto a su periodo al frente de Antena 3 TV, Miró afirma que Asensio no tenía ni la menor noción de programación y adolecía de un desconocimiento absoluto de la coyuntura política. Eso sí, disponía de su propio ascensor privado que le subía a la sexta planta del edificio de la calle O’Donnell 12, sin necesidad de tener contacto con los propios empleados. Este periodista de Zeta recuerda su gran ostentación en la década de los noventa[158]:
Como parte de su estrategia, Asensio suele aparentar mucho más de lo que es. Antes de que los grandes banqueros de este país tuvieran un avión, él ya tenía el suyo. Transavitation, empresa de aviación creada por él, con sus dos aviones Falcon 362 con cabida para doce personas cada uno, que factura unos 80 millones (de pesetas) al año a Antena 3 de Televisión. […] Llega a Puerto Banús precedido de dos coches de guardaespaldas por delante y dos más por detrás, como si fuera un jefe de Estado, para darse una vuelta en uno de los tres barcos que tiene. Los mismos jeques árabes que veranean en la zona no alardean tanto[159].
A Asensio sus empresas le han servido para usos estrictamente particulares, como Coordinadora de Servicios, S.A. que pasaba en 1995 una factura de unos 70 millones de pesetas al año por el alquiler de la casa del barrio madrileño de La Moraleja que Antena 3 TV pagaba religiosamente[160].
Antonio Asensio Pizarro falleció el 20 de abril de 2001, a los cincuenta y tres años tras una larga enfermedad. Su hijo, Antonio Asensio Mosbah, es hoy el presidente del Grupo Zeta.
Juan Llopart
Nacido en Barcelona en 1950, se incorporó al Grupo Zeta como presidente de la comisión ejecutiva en octubre de 2008. El diario Expansión publicó entonces un benévolo perfil suyo titulándolo «Duro capitán al timón de Zeta»[161]. Explica que lo llamó Antonio Asensio Mosbah en persona y le pidió ayuda para reflotar su grupo editorial. Sólo necesitó un mes para exigir el despido de 533 trabajadores de un total de 2.200 empleados.
Llopart ha intermediado decenas de operaciones empresariales en España, entre las que destacan la entrada del grupo francés Elior en Áreas; la venta de Laboratorios Vita a Procter & Gamble y la venta de Ferrovial Inmobiliaria a Habitat. No tenía ninguna experiencia en medios de comunicación; asegura que lo que más le sorprendió del sector «fue descubrir algo que se llama Estudio General de Medios (EGM) y Oficina de Justificación de la Difusión (OJD)»[162]. Su padre era propietario de varios negocios, entre ellos Exclusivas Llopart, una empresa que vendía maquinaria para hacer prefabricados de hormigón. Cursó Económicas y Derecho en la Universitat de Barcelona (UB) y compaginó sus estudios con el negocio familiar comprando máquinas en Italia y vendiéndolas en Extremadura, Zamora, Salamanca y Galicia. En esa época tejió contactos con empresarios italianos y aprendió el idioma, que con los años le sería útil en su relación con el empresario italiano Carlo de Benedetti y en su aventura en la financiera Cofir. Tras una estancia en EEUU se incorporó a Banca Jover como director de la sucursal en Passeig de Gràcia. Fue cuando conoció a Isidro Fainé, entonces director general del banco y hoy presidente de La Caixa.
Pasaría a trabajar con Benedetti para crear la financiera Cofir en España de la mano de los Albertos. Llopart explica que durante este periodo se divirtió, algo que espera poder hacer en Zeta: «Comprábamos empresas, las hacíamos crecer, y vendíamos»[163]. NH Hoteles, Bodegas Berberana y Sotogrande fueron algunas de las posesiones de Cofir. Claro que en esa etapa como consejero delegado de Cofir (1992) —cuando decía que «se divirtió»— estuvo imputado en una presunta estafa de miles de millones de pesetas cometida por la firma Macosa en la venta de unos terrenos próximos a la Villa Olímpica de Barcelona, a la empresa Kepro. Cofir era propietaria de parte de las acciones de Macosa[164]. De ahí, gracias a su amistad con Fainé, Llopart se pone al frente del proyecto de CaixaBank, un intento de La Caixa de crear una nueva marca, pero que terminó por desaparecer. Después fue vicepresidente ejecutivo de la filial francesa CaixaBank. Diversos analistas coinciden en que Llopart es el hombre de confianza de La Caixa colocado en Zeta por exigencia de este banco ante la deuda de más de 100 millones que tiene el grupo fundamentalmente con esa entidad[165].
Según denunciaron los sindicatos de El Periódico,
la trayectoria de Juan Llopart está plagada de puntos oscuros, con procesos judiciales, imputaciones y grandes escándalos financieros. Hace veinte años, fue imputado en el caso Macosa, una gran estafa urbanística por valor de doce mil millones de pesetas en los actuales terrenos de Diagonal Mar, donde también se vieron implicados Pedro Fontana (director de operaciones del Comité Olímpico de Barcelona 92) y el empresario John Rosillo de Kepro. El juez Pascual Estevill, posteriormente procesado por soborno, exigía comisiones a los imputados para cerrar las investigaciones relacionadas con el caso. Nada limpio. Su carrera profesional se desarrolló al lado de nombres tan honorables como Javier de la Rosa, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, todos ellos condenados por delitos de guante blanco[166].
La influencia de Juan Llopart en el Grupo Zeta es tan importante que sustituyó en 2009 a Antonio Asensio hijo como miembro del consejo de administración de la empresa de caramelos Peta Zetas, propiedad al 50 por 100 de la familia Asensio[167]. En mayo de 2010 Llopart lideró las negociaciones para la venta, por 10 millones de euros, de la participación de los Asensio.