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Antes de que mamá muriese, Margot y yo éramos enemigas. Nos peleábamos a todas horas porque yo siempre rompía sus cosas, sus juegos, sus juguetes.

Margot tenía una muñeca que le encantaba que se llamaba Rochelle. Rochelle tenía una sedosa melena cobriza y llevaba gafas como Margot. Mamá y papá se la habían regalado el día en que cumplió siete años. Rochelle era la única muñeca de Margot. La adoraba. Yo le suplicaba que me dejase sostenerla, aunque sólo fuese un segundo, pero Margot siempre decía que no. En una ocasión, estaba resfriada, así que me quedé en casa en vez de ir a la escuela. Me colé en la habitación de Margot y cogí a Rochelle. Me pasé toda la tarde jugando con ella. Fingía que la muñeca y yo éramos amigas íntimas. Se me ocurrió que Rochelle no era muy guapa, y que sería más hermosa con un poco de pintalabios. Si la ponía más guapa, le estaría haciendo un favor a Margot. Saqué uno de los pintalabios del cajón del baño de mamá y se lo apliqué a Rochelle. Enseguida comprendí que había cometido un error. Había pintado por encima de la línea de sus labios, así que parecía un payaso en vez de una dama sofisticada. Intenté limpiar el pintalabios con pasta de dientes, pero sólo sirvió para que pareciese que tenía una enfermedad en los labios. Me escondí bajó las mantas hasta que Margot llegó a casa. Cuando descubrió en qué estado se encontraba Rochelle, oí a Margot soltar un chillido.

Después de la muerte de mamá, tuvimos que reorganizarnos. Todos teníamos papeles nuevos. Margot y yo ya no estábamos enfrentadas porque las dos comprendíamos que teníamos que cuidar de Kitty.

—Cuidad de vuestra hermana —decía siempre mamá. Cuando estaba viva, lo hacíamos a regañadientes. Después de perderla, lo hicimos porque lo deseábamos.

Pasan los días, y nada. Evita mirarme, y sólo me dirige la palabra cuando es estrictamente necesario. Kitty nos observa con gesto preocupado. Papá está desconcertado y nos pregunta qué ha ocurrido, pero no insiste en obtener respuesta.

Se ha levantado un muro entre las dos, y siento cómo se aleja más y más de mí. Se supone que las hermanas se pelean y después se reconcilian porque son hermanas, y una hermana siempre encuentra el camino de regreso a la otra. Pero lo que más me aterroriza es la perspectiva de que quizá no lo consigamos.