INTRODUCCIÓN

Muy pocas guerras han sido cubiertas tan extensamente por los medios de comunicación como la Guerra del Yom Kippur y, sin embargo, la historia, paradójicamente, no ha sido realmente contada. ¿Cuántos conocen realmente la increíble batalla por los Altos del Golán, que podría haber sellado el destino del norte de Israel, o con el rápido cruce del Canal de Suez por las fuerzas israelíes? Para los árabes, con su peculiar facilidad para crear un mundo eufórico de simulación, la historia militar de la guerra acaba con la conclusión de las fases iniciales. Pero hubo una prolongada secuela de aquellos primeros días, en los que las fuerzas israelíes, superadas notablemente en número, consiguieron recuperarse, defenderse con increíble coraje y abnegación y pasar al contraataque. Dos semanas más tarde, cuando fueron obligados a detener su avance por la orden de cese el fuego impuesto por las Naciones Unidas, se encontraban a tiro de artillería de Damasco y en camino hacia El Cairo.

He tratado de contar toda la historia de la guerra: sus éxitos, sus omisiones y sus fracasos. Es la historia de una asombrosa victoria israelí. La historia cobra especial importancia cuando nuevos ecos de amenaza de guerra resuenan en Oriente Medio e imparten un cierto grado de realidad y equilibrio a la situación. Es la historia de un nuevo tipo de guerra. Es una historia que recuerda al mundo libre los peligros que amenazan a la democracia occidental.

Un libro de esta naturaleza, obviamente, no puede incluir una descripción de la guerra en todos sus detalles. Algunas formaciones y unidades han sido retratadas con mayor precisión que otras, mientras que otras han sido omitidas. Pero ésta no es la historia sólo de aquellos que son mencionados en el relato. Es la historia de un ejército y de todo un pueblo en su hora más sombría. El proceso de entrevistar a los muchos personajes que honran estas páginas —como también a aquéllos que han sido omitidos— me ha dejado un sentimiento de confianza en el futuro. Porque la fuerza y la resistencia inherentes al pueblo de Israel quedaron de manifiesto en los días oscuros y trágicos del comienzo de la guerra, cuando, defendiéndose contra una fuerza abrumadoramente superior, superaron los reveses iniciales y consiguieron el éxito militar. Acabé este trabajo imbuido de un sentimiento de profunda humildad ante aquéllos cuya historia colectiva he intentado contar. Ningún otro pueblo en el mundo anhela más la paz que el pueblo de Israel y, sin embargo, ninguno está más dispuesto a sacrificarse si fuese necesario. Si este libro consigue crear aunque sólo fuese un débil signo de interrogación en las mentes del mundo árabe sobre el camino de la guerra que han escogido en su lucha contra Israel, entonces sus páginas habrán alcanzado su objetivo.

Durante varias etapas de mi investigación conté con la ayuda del señor Amir Oren y la señorita Rivka Yahalomi. Los sensatos y firmes consejos editoriales de la señorita Ina Friedman me fueron de enorme utilidad. A ellos y a la señorita Susanne Rose, que pasó a máquina todo el manuscrito, todo mi agradecimiento. Pero, sobre todo, me siento agradecido a todos aquellos que se sentaron junto a mí y me contaron, sosegadamente y con modestia, una historia de dimensiones épicas.

Zahala

Febrero de 1975

CHAIM HERZOG