EN EL OTRO LADO
La reacción egipcia ante el cruce del Canal por parte de las fuerzas israelíes se caracterizó por una mezcla de incredulidad y despreocupada indiferencia, con los diferentes niveles de mando tan cegados por la autocomplacencia a raíz de su éxito inicial que tendieron a considerar la operación como una molestia que eliminarían rápidamente. En cualquier caso, argumentaban, la intención de los israelíes era elevar la moral en Israel y, como lo expresó el presidente Sadat, convertir la acción en una espectacular «operación de televisión», solamente eso.
La reacción egipcia ha sido explicada en numerosas declaraciones realizadas una vez acabada la guerra por diferentes comandantes egipcios, por miembros del gobierno y también a través de los informes publicados por los corresponsales que cubrían la guerra en el lado egipcio. Un estudio de la reacción desde estas fuentes revela que el Ejército egipcio tuvo noticias por primera vez de que las fuerzas israelíes habían cruzado el Canal en el área de Deversoir a media mañana del 16 de octubre; no obstante, ninguno de los informes estimaba que la fuerza fuese superior a una unidad de reconocimiento compuesta por cinco tanques anfibios que, en su opinión, habían cruzado el Gran Lago Amargo. La prensa palestina, publicada en Beirut, afirmaba que era la brigada palestina estacionada en la margen occidental del Gran Lago Amargo la que había dado la alarma e informado de que tres tanques israelíes estaba operando en la orilla occidental del lago. Pero incluso en este punto, cuando los informes egipcios citaban la penetración israelí en la cabeza de puente del Segundo Ejército, las descripciones volvían a hablar en términos de un número limitado de tanques anfibios israelíes al oeste del Canal que estaban atacando las bases de los misiles antiaéreos tierra-aire.
La visión de estos acontecimientos por parte del Cuartel General egipcio fue ofrecida en declaraciones y entrevistas posteriores a la guerra por el presidente Sadat y el ministro de la Guerra Ahmed Ismael. Los informes de los ejércitos desplegados en la línea del frente se combinaron con una descripción de las operaciones de comando egipcias lanzadas contra la cabeza de puente israelí y con el hecho que la 25.ª Brigada Acorazada egipcia hubiese recibido órdenes de dirigirse hacia el norte para atacar a las fuerzas israelíes que habían conseguido penetrar la cabeza de puente del Segundo Ejército.
Uno de los puntos débiles básicos de las evaluaciones hechas por los egipcios —una medida de la expresión de sus deseos— se evidencia en esta etapa. En lo que concierne al Alto Mando egipcio, se seguían repitiendo las historias iniciales acerca de un número reducido de tanques anfibios israelíes, para restar importancia al alcance del ataque israelí —recalcando que estaba destinado exclusivamente a elevar la moral del pueblo y el Ejército israelíes— y para dar a entender que la situación estaba controlada y que los israelíes serían expulsados de la margen occidental del Canal. Una clara señal del intento subconsciente por parte de todos los elementos egipcios implicados en restar importancia a la fuerza y alcance del movimiento israelí hacia la margen occidental, surge del hecho que, en la mañana del 19 de octubre, los egipcios supusieron que las fuerzas acorazadas israelíes desplegadas en la margen occidental no superaban los cien o ciento diez tanques.
En este punto, sin embargo, se advierte una nota de desesperación en los movimientos operacionales egipcios. El comandante de la Brigada marroquí con base en El Cairo describió cómo, en la tarde del 19 de octubre, fue enviado a toda prisa desde la capital egipcia hasta el área donde se encontraban desplegadas las fuerzas del Tercer Ejército (no cesaban de llegar informes sobre el avance de Sharon en dirección norte en el área de Serafeum y sobre el ataque acorazado de Amnon). Los egipcios todavía no habían alcanzado a evaluar el propósito estratégico de la penetración israelí en la margen occidental del Canal y el peligro que este movimiento entrañaba para todo el Tercer Ejército, y sólo el día 20, después de que el presidente Sadat visitase el Cuartel General egipcio, se hizo patente una evaluación más precisa de los acontecimientos y sus peligros por parte de los egipcios: comprendieron cabalmente que el propósito del avance israelí era cortar las líneas de comunicaciones y suministros del Tercer Ejército. Sadat y un grupo de oficiales superiores describieron cómo temían un posible cruce anfibio del lago Timsah como parte del avance de las fuerzas de Sharon con el objeto de superar Ismailía por el norte, mientras que el propio Sadat reiteró su advertencia acerca de la posibilidad de que las fuerzas israelíes realizaran un desembarco a lo largo de la costa del golfo de Suez. El creciente peligro que representaba para ellos la Fuerza Aérea de Israel se vio demostrado por el hecho de que todos los convoyes que circulaban por el área controlada por el Tercer Ejército comenzaran a mantener distancias de al menos 250 metros entre los vehículos cuando viajaban de día debido a la escalada de la actividad aérea israelí. Un elemento de pánico comenzaba a hacerse evidente en las reacciones egipcias ante los movimientos israelíes. Al describir cómo se vivía esta situación en el seno del Alto Mando egipcio, Heikal reconoce que «tuvo un efecto considerable sobre unos nervios destrozados» y continúa afirmando que «era una guerra contra nuestros nervios».
El 16 de octubre, el presidente Sadat celebró una sesión especial del Consejo del Pueblo en El Cairo. Mientras se dirigía a los allí reunidos, las fuerzas israelíes ya llevaban casi doce horas en una cabeza de puente en la margen occidental del Canal, y los tanques de Haim atravesaban el campo egipcio con total impunidad, dejando fuera de acción los emplazamientos de misiles tierra-aire, destruyendo tanques y tendiendo emboscadas a los convoyes egipcios. Pero en aquel momento Sadat ignoraba que se estuviesen produciendo todos estos acontecimientos porque el Mando egipcio había menospreciado su verdadera importancia y no había informado de ellos como hubiese tenido que hacerlo. Durante su discurso, Sadat señaló que Egipto estaba preparado para un cese el fuego basado en una retirada inmediata y total de las fuerzas israelíes de los territorios árabes ocupados a las líneas existentes el 5 de junio de 1967; una vez producida esta retirada total él estaría dispuesto a asistir a una conferencia de paz en las Naciones Unidas. Revelando su absoluta ignorancia de lo que estaba sucediendo a lo largo del Canal, Sadat continuó: «Estamos preparados en esta hora, incluso en este momento, para empezar a despejar el Canal de Suez y abrirlo al tráfico internacional».
Cuando el presidente Sadat y el general Ismail regresaron de la victoriosa sesión del Parlamento egipcio, el presidente se dirigió a la sala de operaciones y allí se enteró de que un pequeño grupo de tanques anfibios israelíes habían conseguido cruzar el Canal a la altura de Deversoir y se encontraban ahora en la orilla occidental. Pero el mando egipcio local informó de que la destrucción de esta fuerza enemiga era inminente: el comandante del Segundo Ejército había enviado a un batallón de comandos contra los intrusos israelíes (éste era, en realidad, el grupo de comandos que lanzó varios ataques contra el flanco norte de las fuerzas de Danny Matt el 17 de octubre). Según el general Ismail, la información acerca del ataque israelí llegó con cuentagotas, debido a ciertos cambios que se habían producido en diversas áreas de responsabilidad en el Mando egipcio. Además, Ismail afirmó que los tanques israelíes, ocultos como estaban entre la densa vegetación de las plantaciones a ambos lados del canal de agua dulce, no provocó la reacción que una fuerza de esas características hubiese provocado normalmente de haber aparecido en campo abierto. Sadat declaró más tarde que, en la tarde del 16 de octubre, le dijo a Shazli que rodease la cabeza de puente, permitiendo que las fuerzas israelíes entrasen pero no pudieran salir, de modo que toda la fuerza israelí cayera en manos egipcias. Sadat añadió que cinco días antes de que estallase la guerra había advertido al Estado Mayor egipcio de que debían esperar audaces asaltos de parte de las fuerzas israelíes. Sin embargo, en el análisis de este hecho una vez acabada la guerra Sadat se negó a hablar de los acontecimientos producidos durante los tres días posteriores a la noche del 16 de octubre porque «estaba preocupado por el buen nombre de Shazli».
En realidad lo que ocurrió fue que el debate (si se debían ampliar o no las cabezas de puente egipcias en el Sinaí y moverse hacia el este o no) entre el presidente Sadat e Ismail por una parte y Shazli, apoyado por numerosos oficiales, por la otra, estaba provocando una crisis. Sadat veía en el cruce del Canal una operación básicamente limitada y destinada a romper el bloqueo político en que se encontraba la cuestión. Ismail, un oficial prudente, apoyaba la postura de Sadat pero se enfrentaba a la oposición de Shazli, que pensaba que los egipcios deberían haber explotado el éxito inicial de su avance y presionado en dirección a los pasos montañosos. La opinión de Shazli (que si la cabeza de puente egipcia hubiese sido más profunda y llegado hasta los pasos montañosos, la ejecución de la operación israelí en Deversoir habría sido imposible) fue respaldada por muchos en el mundo árabe, como el editor militar de Al Nahar, el prestigioso diario de Beirut, quien escribió que «si las fuerzas egipcias hubiesen avanzado a través del Sinaí inmediatamente después de haber cruzado el Canal y tratado de capturar los pasos de Gidi, Mitla y Bir Gafgafa [Refidim] antes de la llegada de los reservistas israelíes, la guerra en el Sinaí no habría concluido de esa manera».
Después de la guerra, Ismail explicó que no avanzaron porque él esperaba a ver cuál sería la reacción de los israelíes ante el cruce del Canal y porque era reacio a seguir adelante sin haber reforzado antes a sus fuerzas blindadas y sin haber traído a través del Canal las baterías móviles de misiles tierra-aire. Este resumen de la guerra revela claramente que Ismail vivía con una obsesión: no permitir que las fuerzas egipcias avanzaran más allá de la protección que le proporcionaban los misiles. Efectivamente, al analizar la batalla de tanques librada el 14 de octubre, explicó que el enfrentamiento se produjo antes de lo esperado y su importancia fue mayor debido a las presiones ejercidas por Siria para distraer fuerzas israelíes y sobre todo aviación del frente septentrional; sólo unos días antes, los sirios habían enviado a Egipto a uno de sus oficiales de más alto rango con un mensaje para el presidente Sadat en el que solicitaban un mayor esfuerzo egipcio.
A la 1.00 de la madrugada del 19 de octubre, el general Ismail se puso en contacto con Sadat de forma urgente para pedirle que acudiese a la sala de operaciones. Una vez allí, Sadat encontró a Shazli completamente hundido. «La guerra ha terminado. Ha ocurrido una catástrofe. Debemos retirarnos del Sinaí». Fue en ese momento cuando Sadat pidió a Kosygin, el primer ministro soviético, que se encontraba en El Cairo desde el 16, que convocase al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que ordenase un cese el fuego. (Allí mismo Sadat decidió cesar en el mando a Shazli y designar a Gamasy en su lugar, pero mantuvo en secreto el relevo durante dos meses, principalmente por consideraciones internas y para no mellar la moral de las fuerzas egipcias).
Algunas semanas más tarde, un conocido periodista occidental estaba reunido con Shazli en su casa cuando llegó un mensajero para informar al comandante de que había sido relevado de sus funciones y que sería nombrado embajador ante las Naciones Unidas. Shazli no pudo contener el llanto: «Después de todos estos años, ser despedido por un mensajero».
A las 21.00 horas del 17 de octubre, la división de Bren se movió a lo largo de la carretera de Akavish, con su Cuartel General avanzado en vanguardia, seguida de la brigada de Natke y luego por la brigada de Gaby. En un momento dado Bren se quedó profundamente dormido en su semioruga y fue despertado bruscamente por uno de sus oficiales. La luna brillaba en el cielo, todo estaba absolutamente silencioso y su división comenzaba a cruzar las tranquilas aguas del Canal de Suez. Mientras atravesaban el puente alguien sacó una botella de whisky que pasó de mano en mano. En la otra orilla les estaba esperando Haim, quien les condujo hasta el área de concentración de la división en el campo de aviación de Deversoir. Cuando Bren se estaba preguntando si era aconsejable concentrarse en esa zona, una terrible barrera de fuego de artillería cayó sobre ellos. Todos comenzaron a moverse tratando de evitar las explosiones y buscando refugio junto a las paredes de los edificios.
En medio de todo ese caos, el segundo en mando de Sharon, Jackie, le informó que el puente había quedado bloqueado después de que cruzara el tercer tanque de la brigada de Natke. Jackie recomendó que los tanques continuasen cruzando a bordo de balsas, pero la primera balsa fue alcanzada por un proyectil enemigo en medio del Canal y el tanque se hundió con toda su tripulación. Después de informar a Bren de que llevaría tres cuartos de hora compensar la rotura del puente de pontones, Jackie se entregó a la tarea utilizando para ello un tanque para la construcción de puentes de la brigada de Haim. Durante toda la noche, Jackie y un grupo de oficiales se hicieron cargo del puente en terreno abierto bajo un intenso fuego de artillería, supervisando el cruce de los tanques; el elemento de sorpresa había desaparecido y ahora el puente era el principal objetivo de la artillería egipcia. Pero hacia las 4.00 horas del 18 de octubre, la división de Bren —menos una brigada— había conseguido cruzar el Canal.
Haim es un oficial del Ejército regular que había sido obligado a valerse por sí mismo en un mundo duro. Siendo apenas un niño había huido a la Unión Soviética cuando los alemanes invadieron Polonia y finalmente había conseguido llegar a Palestina a través de Teherán en 1943 en el marco de la actividad de la organización «Juventud Aliyah». Después de que su fuerza —compuesta por veinte tanques y siete vehículos blindados— cruzara el Canal el 15 de octubre, con órdenes de Sharon de destruir los emplazamientos de misiles egipcios, avanzó por la ruta Test en las orillas del Gran Lago Amargo hacia la carretera de Sakronut que se dirigía hacia el oeste en dirección a El Cairo. Después de haber dejado atrás el cruce de carreteras principal que llevaban hacia Ismailía en el norte, se toparon con una posición defensiva egipcia, conocida como Tsach, destruyendo tres tanques y algunos vehículos ligeros. La fuerza continuó hacia el oeste y pasó por otra posición organizada para la defensa, conocida como Maktsera; pero cuando atacaron el emplazamiento de misiles en este punto, descubrieron que estaba vacío. Un kilómetro antes de llegar al cruce de carreteras de Vadaut, que llevaba hacia el norte a Abu Suweir, se toparon con un gran número de vehículos egipcios y los destruyeron uno a uno. La fuerza de Haim continuó su avance hacia el oeste, destruyendo dos bases de misiles tierra-aire desde aproximadamente un kilómetro y medio abriendo fuego con los tanques. A las 14.00 horas, cuando la fuerza se encontraba aún a unos 25 kilómetros al oeste del Canal, recibió órdenes de retirarse hacia los puentes que cruzaban el canal de agua dulce y, aquella misma noche, las fuerzas ocuparon sus posiciones protegiendo la cabeza de puente.
Durante esta incursión del 16 de octubre, en que los egipcios fueron tomados por sorpresa y durante la cual Haim informó de que, hasta donde podía ver, la carretera que llevaba a El Cairo estaba totalmente abierta, su fuerza se había movido con absoluta libertad, destruyendo cuatro posiciones de misiles tierra-aire, doce tanques y veinte vehículos blindados de transporte de tropas, sufriendo sólo un herido entre sus efectivos. En aquella mañana del 17 de octubre, después de que un batallón adicional de su brigada hubiese cruzado el Canal, el enemigo lanzó su primer contraataque acorazado contra la cabeza de puente; la brigada de Haim sufrió fuertes bajas, pero el contraataque consiguió ser contenido y el enemigo se retiró, dejando diez tanques en el campo de batalla.
El día 17, el ministro de Defensa visitó a Sharon y sugirió que, en lugar de planear un movimiento amplio, profundo y de flanqueo de las posiciones enemigas, sería mejor que destruyese al enemigo desplegado a lo largo de la margen oriental del Canal. Dayan pensaba que lanzando dos operaciones paralelas en las márgenes oriental y occidental del Canal, presionando hacia el norte, sería posible despejar el canal de fuerzas enemigas contando con un apoyo mutuo desde cada orilla y con la amenaza que cada esfuerzo supondría para el flanco enemigo en la margen opuesta. El Mando Sur había estado presionando para que se ampliase el corredor en la margen oriental y se tomase Missouri, quedando de este modo el punto de cruce fuera del alcance de la artillería egipcia que hostigaba la cabeza de puente desde la orilla oriental del Canal.
En este punto se produjo otra fuerte discusión entre Sharon y Gonen, el primero quería transferir la brigada de Amnon a la cabeza de puente, mientras que Gonen insistía en que sus fuerzas debían permanecer en la margen oriental y avanzar hacia el norte en dirección a Missouri para ampliar el corredor. Sharon recurrió a Bar-Lev, que le autorizó a transferir la brigada de Amnon. Mientras tanto, Sharon, la mayor parte de cuya división se encontraba ahora en la margen occidental, volvió a acudir a Bar-Lev, sugiriendo que se cambiase el plan y que, en lugar de que su división avanzara hacia el sur paralelamente a la división de Bren, permaneciese en su posición, ampliase la cabeza de puente y avanzase hacia el norte en dirección a Ismailía. Bar-Lev se mostró de acuerdo con este cambio de planes y se puso en contacto con Gonen para avisarle de este cambio: la división de Magen, en lugar de seguir siendo responsable de la cabeza de puente, avanzaría hacia el sur en dirección a Suez por el flanco oeste de Bren; Sharon permanecería en la cabeza de puente y presionaría hacia el norte. Gonen accedió a esta propuesta, explicándole a Bar-Lev que la vida sería mucho más sencilla si tuviese que operar con las divisiones bajo Magen y Bren en lugar de bajo Sharon. Una vez que Bar-Lev hubo tomado la decisión, Gonen experimentó una enorme sensación de alivio. La guerra se había convertido en algo más simple para él. Ahora estaba al mando de un avance con comandantes que sabía que cooperarían con él y cuyas reservas, si las tenían, no estarían condicionadas por cuestiones personales. El avance de las fuerzas israelíes hacia el sur, por lo tanto, se realizaría en forma de abanico, con Bren al este y Magen por su flanco oeste y en la retaguardia, dotando de gran profundidad al ataque y creando una base firme en caso de que en su frente se produjese cualquier percance.
En la mañana del 18 de octubre, Sharon ordenó a Jackie que trajese el puente prefabricado. Los egipcios habían ajustado el tiro sobre el puente de pontones y un incesante fuego de artillería caía sobre toda la zona y también sobre la cabeza de puente; helicópteros egipcios realizaban repetidos ataques con bombas de napalm en un intento por destruir el puente, mientras que la artillería enemiga destruía las vulnerables balsas.
El puente —un incongruente convoy formado por una docena de tanques que avanzaban lentamente remolcando una construcción de 160 metros de largo sustentada sobre rodillos— comenzó a moverse bajo una concentrada barrera de fuego de artillería, con proyectiles enemigos cayendo por todas partes. La unidad atravesó un escenario espeluznante, despejando campos de minas y reparando la carretera de Tirtur, que estaba llena de cráteres provocados por las bombas y sembrada de minas a ambos lados y en las zanjas. La carnicería del campo de batalla era evidente allí donde se mirase: los muertos de la guerra, egipcios e israelíes, se hallaban diseminados en posturas inverosímiles a lo largo de la carretera en la que habían combatido durante días y noches. Los aviones enemigos se lanzaban en picado bombardeando y ametrallando el puente; los aviones israelíes se lanzaban tras ellos y los derribaban. Mientras los fogonazos y explosiones iluminaban cada rincón del campo de batalla, el convoy continuaba su avance a paso de tortuga hacia el sol que se ponía por el oeste, alcanzando por fin el cruce de carreteras en Lexicon, donde el teniente coronel Johnny Tanne, el ingeniero jefe del Mando Sur, perdió la vida bajo el fuego enemigo. Tanne estaba más familiarizado que nadie con cada metro cuadrado de esa zona, y Jackie comprendió que, sin su ayuda, se encontraba en un grave aprieto. Él también estaba lo bastante familiarizado con el área como para saber que un paso en falso podía empantanar todo el proyecto en el suelo cenagoso. No tenía más alternativa que comprobar personalmente la firmeza del suelo. Montó en el tanque del comandante del batallón y, junto con un vehículo blindado, comenzó a avanzar lentamente, comprobando la resistencia del terreno para que el inmenso puente pudiese pasar. Su improvisación tuvo éxito y el puente llegó a orillas del Canal al atardecer del 18 de octubre. Poco después de medianoche el puente ya estaba operativo; un día después un tercer puente construido con pontones estaba en posición sobre las aguas del Canal.
La organización bajo las órdenes de Jackie, con sus batallones de ingenieros, fuerzas antiaéreas y centros de evacuación médicos, llevó a cabo un trabajo verdaderamente heroico. Desde el momento en que los egipcios se recuperaron de la sorpresa y comprendieron lo que estaba ocurriendo, el área ocupada por los puentes y el «patio» fue sometida a un bombardeo continuo; sólo en una noche perdieron la vida cuarenta y un hombres de la fuerza operativa de Jackie y, en total, más de un centenar resultaron muertos y varios cientos heridos.
El ataque en la orilla occidental del Canal adquirió mayor crudeza. Los paracaidistas de Danny Matt, que habían establecido la cabeza de puente y prácticamente no habían encontrado resistencia alguna desde el comienzo de la operación, ahora se vieron obligados a repeler varios contraataques egipcios lanzados por los comandos. El 18 de octubre, una fuerza al mando del teniente coronel Dan avanzó hacia el norte entre el canal de agua dulce y la línea férrea en dirección a Serafeum, en la carretera que llevaba a Ismailía. Poco después se topó con una posición egipcia muy fortificada y se encontró en serias dificultades; el comandante del batallón y trece hombres quedaron aislados del grueso principal de la fuerza, que quedó a las órdenes del segundo comandante. Aprovechando la densa vegetación que cubría esa zona, los egipcios comenzaron a rodearles, acercándose desde tres direcciones hasta una distancia de entre 5 y 10 metros. La unidad israelí se atrincheró en una casa de una sola planta, mientras que a 5 metros de allí los egipcios comenzaron a dispararles con bazookas y arrojarles granadas desde una casa de dos plantas, amenazando con acabar con ellos.
La batalla se prolongó durante cuatro horas. El capitán Asa Kadmoni (que una vez acabada la guerra se convertiría en una de las figuras más destacadas de los movimientos de protesta), solo en la esquina crítica de la parte norte de la casa, repelió con un fusil y granadas el ataque de cientos de egipcios. Otros dos camiones llenos de soldados llegaron al escenario de los combates y se acercaron a esa esquina de la casa, pero antes de que los egipcios pudiesen bajar de los camiones, Kadmoni los destruyó con un lanzacohetes antitanque LAW. Los egipcios trajeron artillería y armamento antitanque, disparando contra la fuerza israelí sitiada en la casa desde un centenar de metros. Pero la ayuda estaba en camino y dos fuerzas de auxilio (una, al mando del segundo comandante de la brigada, moviéndose a lo largo de la línea férrea, y la otra, moviéndose hacia el este desde el Canal de Suez al mando de un comandante de batallón, el teniente coronel Zvi) entraron en combate. Después de una intensa lucha a través de la densa vegetación y los huertos de mangos, las fuerzas de auxilio contactaron con los hombres sitiados en la casa, que habían permanecido aislados durante la mayor parte del día (a Kadmoni sólo le quedaban siete balas). Las bajas israelíes ascendieron a once muertos y veintisiete heridos. Al caer la noche toda la unidad fue retirada de la zona.
El 19 de octubre, Amnon recibió órdenes de cruzar a la margen occidental del Canal. Después de dejar un batallón para que apoyase a las fuerzas que atacaban Missouri, Amnon cruzó a la otra orilla y se reunió en el campamento de Abu Sultan con Sharon, quien le ordenó que continuara avanzando hacia el norte por el flanco oeste de las fuerzas de Matt en Serafeum y tomase la posición Orcha, situada a unos 7 kilómetros al norte. Después de tomar la decisión de atacar desde el oeste una posición avanzada defendida por un pelotón de comandos egipcios, Amnon contempló el ataque de una compañía de infantería blindada y se sintió admirado ante la valiente y obstinada batalla librada por las fuerzas egipcias. Cubierta por el tanque de Amnon y algunos semiorugas, la compañía (perteneciente a uno de los batallones de élite del Ejército de Israel) se abrió paso hasta que sólo quedó un soldado egipcio con vida. Mientras las fuerzas israelíes subían lentamente la ladera de la colina, este soldado retrocedió sin dejar de disparar hasta que fue muerto en la cima de la colina. Delante estaba la posición Orcha, pero al ver la calidad de las tropas con las que debía enfrentarse, Amnon incorporó a sus fuerzas a un grupo adicional de paracaidistas. Los israelíes atacaron la posición a bordo de semiorugas, luego bajaron de los vehículos y lucharon a través de las trincheras enemigas, despejándolas a medida que avanzaban. La posición, muy fortificada, había estado ocupada por un batallón de comandos provistos de cañones antitanque, cañones antiaéreos y bazookas. En la posición había también una estación de radar que contaba con instalaciones fortificadas subterráneas y que incluía una unidad de interceptación de mensajes de radio para controlar el tráfico de radio táctico de las fuerzas israelíes (también encontraron un receptor de fabricación israelí).
Los egipcios luchaban tenazmente mientras los israelíes se movían de una posición a otra a lo largo de las trincheras hasta la caída de la noche. Cuando acabó la lucha, una escena increíble se desplegó ante los ojos de las fuerzas israelíes: tendidos en las trincheras de la posición había montones de cadáveres egipcios; más de 300 muertos fueron el testimonio de su valiente y tremendamente obstinada resistencia. Las fuerzas israelíes tuvieron dieciséis muertos.
La caída de Orcha provocó el derrumbe total del sistema defensivo que los egipcios habían montado en el área, y las fuerzas de Amnon siguieron avanzando lentamente a través de la densa vegetación de la franja agrícola. Los israelíes se movieron de oeste a este a lo largo de una serie de carreteras secundarias, alcanzando la cima del muro de arena egipcio alzado junto al Canal, desde donde dispararon «de África a Asia» apoyando a la brigada de Tuvia que se había lanzado el asalto de Missouri.
El 21 de octubre, los paracaidistas que acompañaban a las fuerzas de Amnon ya se encontraban a las afueras de Ismailía. En la ciudad, oponiéndose a las fuerzas de Sharon, había una brigada de infantería y unidades de comandos egipcios, mientras que hacia el oeste, en la carretera que unía Ismailía con El Cairo, estaba desplegada una división mecanizada para defender la capital egipcia. En la mañana del 21, mientras los israelíes se encontraban en el terraplén que daba a la ciudad vieron que un gran número de soldados egipcios huían de la orilla oriental a la occidental en las proximidades del Monumento al Soldado Desconocido al sur del lago Timsah. De pronto vieron que las tropas que huían eran abatidas por el intenso fuego procedente de una posición egipcia en la margen occidental del Canal.
Sharon presionó para llevar a cabo una amplia operación de flanqueo en profundidad hacia Damietta-Balatin en la costa del Mediterráneo, que dejaría aislado de Egipto a todo el Segundo Ejército. El Mando Sur insistió en que las fuerzas israelíes tomasen la posición Missouri, porque seguía representando una seria amenaza para el corredor hacia la cabeza de puente israelí, y presionó para que Sharon transfiriese más fuerzas de regreso a la margen oriental y avanzara hacia el norte a lo largo de la costa del Canal. Más tarde habría muchas recriminaciones sobre si Sharon había transferido o no fuerzas adecuadas para apoyar el ataque sobre Missouri. El 21 de octubre recibió la orden de tomar Missouri, pero para el Mando Sur resultó más que evidente que Sharon avanzaba muy lentamente y cumplía la orden a regañadientes.
El ataque se inició a las 15.00 horas. Gonen constató que el desarrollo de la operación no era satisfactorio, pero cuando su asistente intentó ponerse en contacto con Sharon le dijeron que el general estaba ocupado. Al atardecer, el Mando Sur ordenó que las fuerzas de Sharon volviesen a atacar. Gonen tenía problemas para contactar con Sharon. Ordenó a éste que reforzara a Tuvia y atacase. Sharon le respondió que no contaba con la fuerza adecuada para hacerlo. Entonces Bar-Lev habló con él y le dio la orden específica de que transfiriese fuerzas a la margen oriental y atacase. Sharon envió entonces cinco tanques a la margen oriental del Canal, pero quince minutos más tarde el general Tal llamó a Gonen para transmitirle la orden del ministro de Defensa (con quien Sharon había hablado por teléfono) de que no atacase Missouri. Como resultado del ataque inicial a cargo de las fuerzas de Tuvia, durante el cual se había librado una intensa y cruenta batalla, los israelíes habían conseguido tomar una tercera parte de Missouri.
En la mañana del 18 de octubre, la división de Bren lanzó un ataque en dos ejes a nivel de brigada. A partir de ese momento, las fuerzas de Bren combatirían durante todo el trayecto hasta Suez contra unidades de una división mecanizada y la 4.ª División Acorazada egipcias. La brigada de Natke atacó hacia el noroeste y capturó la posición Orel. En el sur, la brigada de Gaby se topó con unas fuertes defensas egipcias en el área de Uri, perdiendo varios tanques en la batalla. Un ataque adicional a cargo de su infantería blindada no consiguió su objetivo hasta que una compañía de paracaidistas de Matt consiguió neutralizar lo que era una emboscada de treinta y cinco comandos egipcios armados con trece bazookas RPG ocultos entre la vegetación.
Los egipcios avanzaron desde el sur con un batallón de tanques a lo largo de la carretera que discurría junto al canal de agua dulce. Gaby movió sus tanques en paralelo por la ruta Test, hostigando al batallón egipcio por el flanco derecho. Entonces los egipcios se movieron hacia la fuerza de Gaby en la ruta oriental, pero quedaron atascados en el terreno cenagoso y fueron presa fácil para sus tanques. Todo el batallón fue destruido. Entretanto, Natke estaba tratando de avanzar hacia el sur por la carretera principal entre Ismailía y Suez (Havit) pero no pudo superar las posiciones egipcias en el cruce de Tsach. Al mismo tiempo, la brigada de Haim estaba intentando tomar el cruce de carreteras situado inmediatamente al este de Orcha y se encontró con una brigada de artillería completa provista de misiles.
Hacia el mediodía, las fuerzas israelíes vieron su avance totalmente bloqueado y Bren recibió órdenes de enviar un destacamento para que destruyese las bases de misiles tierra-aire. Bren dio instrucciones a Natke y Gaby para que aportaran un batallón cada uno para esta misión. La fuerza de Natke se desplegó unos 25 kilómetros al oeste, atacó y destruyó dos baterías de misiles SAM tierra-aire y regresó casi sin combustible. La fuerza de Gaby, al mando de Amir, se alejó de la cabeza de puente, se movió unos 10 kilómetros hacia el sur, atacó a los tanques enemigos y destruyó una base de misiles antiaéreos. Las incursiones contra las bases de los misiles tierra-aire estaban surtiendo efecto y, en la mañana del 19, Bren atacó con todo el apoyo de la aviación. Con el avance de Natke y Arieh hacia el oeste de Tsach, se capturó la pista norte del campo de aviación de Fayid.
Después de dejar una fuerza que cubriera el aeródromo de Fayid desde el oeste, la brigada de Gaby continuó avanzando velozmente en dirección sur hacia las colinas de Geneifa. Llegó a la carretera de Vadaut y atacó a una fuerza de alrededor de cuarenta tanques egipcios en Mitznefet desde una distancia de entre 2 y 3 kilómetros. La brigada de Natke avanzó hacia el oeste a través de Maktsera, atacó a una brigada de artillería enemiga y se topó con un nutrido contingente de fuerzas egipcias en la carretera principal que unía El Cairo con el Lago Amargo (Sakronut). La brigada de Arieh continuó la operación, moviéndose para proteger el flanco derecho de las fuerzas de Gaby. Ambas brigadas prosiguieron sus ataques contra todas las bases de misiles tierra-aire que encontraban a su paso y, en el curso de estos ataques, dos comandantes de batallón de Natke resultaron heridos. En las proximidades de las colinas de Geneifa, los egipcios dispararon un misil tierra-aire SAM en trayectoria horizontal contra la brigada de Gaby. El misil pasó volando por encima de sus tropas y fue a estallar a unos 350 metros del puesto de mando avanzado de Bren.
Bren estaba situado ahora en las colinas de Geneifa. Las fuerzas de Gaby estaban desplegadas al este de Mitznefet, y Natke y Arieh habían recibido órdenes de avanzar a lo largo de las colinas de Geneifa. En este lugar destruyeron varios emplazamientos de misiles tierra-aire y alcanzaron la carretera secundaria denominada Vitamina que llevaba al lago. La brigada de Natke continuó su avance hacia el sur cruzando la carretera principal, Asor, y despejando las bases de misiles a su paso, mientras que la brigada de Arieh seguía avanzando a lo largo de la zona oriental de las colinas de Geneifa.
El día 19 la división de Magen atravesó la posición de la brigada de Bren y se dirigió hacia el oeste en dirección a Maktsera. En la carretera principal que unía El Cairo con el Lago Amargo atacó el cruce de Tsach desde la retaguardia y continuó avanzando para relevar a las fuerzas de Gaby en Mitznefet, mientras Gaby se movía hacia el este a lo largo de Vitamina para abrir la carretera principal Ismailía-Suez (Havit). Su ataque fue desbaratado por una fuerte resistencia egipcia y sufrió numerosas bajas. Bren recibió bajo su mando un batallón de infantería y un batallón de ingenieros, que se desplazaron en líneas paralelas a lo largo de Test, el canal de agua dulce y Havit. El vital aeropuerto de Fayid cayó en manos israelíes, aportando de este modo una cabeza de puente aérea muy importante que ahora podía abastecer a las fuerzas desplegadas en la margen occidental del Canal.
El veloz movimiento de las fuerzas de Bren hacia las colinas de Geneifa fue un elemento importante para asegurar el éxito del avance de las fuerzas israelíes hacia el sur. Si estas tierras altas hubiesen sido ignoradas, permitiendo su ocupación por parte de unidades de comandos egipcios, cualquier avance posterior de las fuerzas israelíes habría sido extremadamente difícil y muy cuestionable.
Arieh estaba encontrando una fuerte oposición hacia el este de las colinas de Geneifa, mientras que las fuerzas de Gaby se movían lentamente en dirección sur a lo largo de tres rutas paralelas que discurrían junto al lago. El Tercer Ejército egipcio envió de regreso a la margen occidental del Canal a la 22.ª Brigada de Tanques de la 6.ª División Mecanizada. Entretanto, en el flanco izquierdo de Bren, una fuerza operativa compuesta por un batallón acorazado, un batallón de infantería blindada, un batallón paracaidista y un batallón de ingenieros avanzaban lentamente hacia el sur por la ruta Test a través de varios campamentos militares, luchando contra fuerzas egipcias, palestinas y kuwaitíes.
Hacia el oeste, la fuerza de Magen avanzaba según el plan hacia la carretera que unía El Cairo con Suez, habiendo situado a la brigada de Dan para que protegiese su flanco oeste en Jebel Um Katib hacia el sur de Mitznefet. Al mediodía del 19 de octubre, Dan se encontraba a 30 kilómetros al oeste del Canal. Al día siguiente continuó su avance hacia el sur de Jebel Um Katib y tomó posiciones frente a Mitznefet, donde durante tres días su brigada libró una intensa batalla contra una brigada de tanques egipcia, infligiéndole graves pérdidas.
Entretanto, elementos de la 4.ª División Acorazada egipcia luchaban desesperadamente y atacaban a la brigada de Natke al sur de la ruta de Asor. El 21 de octubre esta brigada se encontraba ya a un par de kilómetros al norte de la principal carretera entre Suez y El Cairo (Sarag) y la controlaba en su fuego. En consecuencia, desde el mediodía del 21 el Tercer Ejército egipcio —aparte de la carretera meridional que llevaba hacia el sur a lo largo del golfo de Suez— estaba aislado de su Cuartel General en la retaguardia y de sus principales bases de suministros.
El 16 de octubre el primer ministro soviético Alexei Kosygin llegó a El Cairo para mantener dos días de conversaciones con el gobierno egipcio. Éste le ofreció una valoración optimista de la situación militar y él trató de acordar con los egipcios una política común con respecto a los términos de paz. Durante el período de conversaciones, la «incursión de comando acorazado» israelí, como la llamó Heikal, o la «operación de televisión» como la describió el presidente Sadat, estaba en pleno desarrollo. Pero aún habrían de transcurrir tres días antes de que los egipcios pudiesen valorar tanto su importancia como su peligro.
El propósito de Kosygin era conseguir un cese el fuego, pero mientras los egipcios estuviesen llevando a cabo exitosas operaciones militares, no había ninguna urgencia en ponerlo en marcha. Sin embargo, una vez que el ataque egipcio perdió fuelle, y como consecuencia de los informes sobre la derrota sufrida durante la batalla de tanques librada el día 14, para los soviéticos resultaba más que evidente que había llegado el momento de poner fin a la lucha y aprovechar al máximo los logros conseguidos por las fuerzas egipcias hasta ese momento. Kosygin le aseguró a Sadat que la Unión Soviética estaba preparada, si fuese necesario bajo su propia responsabilidad, para garantizar el cese el fuego. Finalmente, ambas partes acordaron las condiciones necesarias para este cese el fuego y el embajador Dobrinin se las presentó a Henry Kissinger en Nueva York. Al ver las propuestas, que incluían una retirada total de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados —incluyendo Jerusalén oriental—, Kissinger comprendió que ese documento jamás podría servir de base para alcanzar un acuerdo con Israel. Él, además, estaba perfectamente informado de la penetración de las fuerzas israelíes en territorio egipcio en la margen occidental del Canal de Suez.
Mientras tanto, las autoridades soviéticas habían comenzado a darse cuenta en toda su magnitud de la precaria situación militar tanto en el frente sirio como en la orilla occidental del Canal, si bien el Mando egipcio seguía manteniendo algunas esperanzas con respecto a la situación. Los soviéticos comprendieron que toda la jugada estaba en peligro y que, una vez más, se encontraban a las puertas de un derrumbe militar total de las fuerzas árabes. Para ellos resultaba evidente que, en pocos días, el Tercer Ejército egipcio estaría derrotado y esta circunstancia, a su vez, podía tener un efecto directo sobre las posibilidades de supervivencia del presidente Sadat. En consecuencia, el embajador Dobrinin entregó a Kissinger un mensaje de Breznev en el que le pedía que viajase a Moscú para realizar una consulta con carácter urgente. Durante la reunión mantenida en la capital soviética, Kissinger convino en la necesidad de un cese el fuego inmediato, pero insistió en que debía estar unido a conversaciones de paz, a diferencia de lo que había sucedido en ocasiones anteriores entre los dos bandos en conflicto.
A las 21.00 horas del 20 de octubre sonó el teléfono que estaba junto al sillón de Sadat en la sala de guerra para avisarle que el embajador soviético, Vladimir Vinogradoff, solicitaba una reunión urgente para entregarle un mensaje de Breznev, quien en ese momento estaba reunido con Kissinger en Moscú. Media hora más tarde, Vinogradoff entregó el mensaje a Sadat en el que Breznev le pedía que accediera a un cese el fuego inmediato y adjuntaba la propuesta de resolución que las dos superpotencias planeaban presentar ante el Consejo de Seguridad. El mensaje incluía también una reiteración del compromiso de los soviéticos de garantizar el cese el fuego en el caso de que los israelíes violasen el acuerdo. Breznev prometía claramente el envío de tropas soviéticas a Egipto a fin de mantener el cese el fuego, y tanto Sadat como Heikal tuvieron indicios de este compromiso pocos días más tarde.
En Israel, mientras tanto, existía un gran escepticismo en cuanto a la posibilidad de declarar un cese el fuego. De hecho, eran muy pocos los que creían que fuese inminente. El 20 de octubre, durante el encuentro que llevaba a cabo cada dos días durante la guerra con los editores de periódicos, Dayan no veía ninguna posibilidad de un cese el fuego. Durante una visita a la división de Sharon realizada el 21 de octubre, el viceprimer ministro Yigael Allon aseguró que disponían de mucho tiempo y que no había necesidad de darse prisa.
Después de haber llegado a un acuerdo sobre el texto de la propuesta de resolución que la Unión Soviética y Estados Unidos presentarían ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Kissinger voló de Moscú a Tel Aviv y obtuvo la conformidad de Israel. El Consejo de Seguridad se reunió al amanecer del lunes 22 de octubre y aprobó la Resolución 338 que exigía un cese el fuego en doce horas y no más tarde de las 18.52 horas del día 22 de octubre.
Poco antes de que el cese el fuego entrase en vigor, el arma cuya introducción en el escenario de Oriente Medio había llevado a la decisión final de declarar la guerra fue activada por primera vez en la historia mundial. Aquel día, según Sadat, un misil Scud fue lanzado contra Israel. El proyectil cayó en el desierto del Sinaí.
Ahora el avance de las fuerzas israelíes se desarrollaba con la urgencia derivada de la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de decretar un cese el fuego para las 18.52 horas del 22 y la aceptación del mismo por parte de Egipto e Israel. En el norte, en la división de Sharon, los paracaidistas encontraron una enconada resistencia durante su avance hacia el norte, sufriendo numerosas bajas por el fuego de la infantería y la artillería egipcias. El avance se llevaba a cabo ahora a lo largo del canal de agua dulce y de la carretera principal que unía Ismailía y Suez (Havit) en dirección oeste. La misión consistía en tratar de conquistar Ismailía, pero la resistencia ofrecida por los comandos egipcios frustró el avance israelí. La brigada de Amnon perdió tres tanques en la planta de tratamiento de aguas residuales en las afueras de la ciudad de Ismailía. Los puentes de la carretera principal fueron cayendo sucesivamente y las fuerzas israelíes alcanzaron el último puente que cruzaba el canal de agua dulce. Al caer las primeras sombras, un batallón de infantería al mando del teniente coronel Ephraim se adelantó para tomar el puente. Pero antes de que pudiese cumplir la misión, el cese el fuego entró en vigor y la división de Sharon se mantuvo en su posición.
En la mañana del 22 de octubre, Moshe Dayan visitó a Bren y le instó a que intentase llevar sus fuerzas hacia el área de Lituf en la confluencia del Gran Lago Amargo y el Canal de Suez. Bren lanzó sus fuerzas en un movimiento de pinza a fin de despejar las orillas del lago y las carreteras que discurrían junto a las mismas. La brigada de Gaby avanzó junto a las colinas de Geneifa y en dirección a las carreteras que circundaban el lago, mientras que las fuerzas de Arieh avanzaban a lo largo de la ruta Asor hacia la carretera Havit en dirección a Lituf. Una tercera punta de lanza meridional formada por la brigada de Natke avanzó por la carretera de El Cairo (Sarag) en dirección a Suez, giró hacia el nordeste por la ruta Akal y se dirigió a Minah, en el Canal a medio camino entre los dos lagos y Suez. El Tercer Ejército egipcio luchaba ahora desesperadamente a lo largo de las dos rutas principales —Asor y Sarag— que llevaban a Suez desde El Cairo y lanzaba contraataques contra las fuerzas de Natke y Arieh mientras éstas avanzaban. Ahora que las baterías de misiles tierra-aire habían sido casi totalmente destruidas los israelíes controlaban el espacio aéreo. La Fuerza Aérea de Israel se unió a la batalla, destruyendo los tanques egipcios que impedían el avance de Natke y Arieh.
Bar-Lev apremió a Bren para que dejase Sarag y concentrase ambas brigadas en el ataque contra Asor. Finalmente, al mediodía, Bren aceptó el consejo y sus fuerzas comenzaron a avanzar. A la tarde, Bren impartió órdenes a sus tres brigadas para que atacasen a las fuerzas enemigas y llegasen al Canal antes de las 18.00 horas. Las fuerzas atacaron abandonando toda prudencia, atravesando la línea de campamentos militares junto al Pequeño Lago Amargo y llegando hasta el Canal. La resistencia egipcia se desmoronó y miles de soldados huyeron en desbandada. Uno de los batallones de Arieh llegó al área de Lituf en el extremo meridional del Pequeño Lago Amargo, ascendió por el terraplén egipcio y se desplegó. (Una unidad de infantería egipcia contraatacó aquella noche con granadas y bazookas RPG, causando numerosas bajas y destruyendo nueve tanques).
El cese el fuego encontró al Tercer Ejército con sus principales líneas de suministros cortadas, con miles de soldados huyendo en absoluto desorden, con formaciones y unidades completas aisladas y con las fuerzas en las cabezas de puente sobre la orilla oriental del Canal en grave peligro. El Cuartel General avanzado del Tercer Ejército estaba aislado de su Cuartel General en la retaguardia. Reinaba el pánico entre las tropas mientras hombres y unidades intentaban escapar. En otras partes, los comandantes locales organizaron sus unidades para intentar una salida organizada. En el área ocupada por la 19.ª División, su comandante transfirió unidades hacia la margen occidental y particularmente a la ciudad de Suez. Grandes contingentes de soldados que habían quedado aislados huían hacia la ciudad de Suez. Las fuerzas egipcias que presionaban desde El Cairo recibían urgentes solicitudes para que auxiliaran a las fuerzas que habían quedado aisladas en la bolsa de resistencia.
Las maquinarias de propaganda egipcia y soviética habrían de afirmar que el Tercer Ejército no había quedado aislado en el momento en que entró en vigor el cese el fuego el 22 de octubre. Pero estaba claro que el Tercer Ejército había comprendido ya al mediodía del día 22 que realmente estaba aislado. En ese momento, el comandante de la 19.ª División informó al comandante del Tercer Ejército de que el corte de la carretera El Cairo-Suez en el kilómetro 109 por las fuerzas israelíes significaba, de hecho, que el Ejército estaba aislado. Por su parte, el general Wassel, el comandante del Tercer Ejército, informó inmediatamente después al ministro de la Guerra que su ejército estaba rodeado, aislado de sus líneas de suministros y en peligro de sufrir una destrucción total. Solicitó un contraataque sobre las fuerzas israelíes que le estaban sitiando, pero para entonces el Mando egipcio en campaña estaba confundido y sin capacidad de reacción.
La situación, tal como era vista el mediodía del 22 de octubre por los comandantes egipcios en campaña, queda perfectamente reflejada en los siguientes fragmentos de una conversación grabada en el Tercer Ejército y que cayó en manos israelíes. A las 12.47 horas, el comandante de la 19.ª Brigada informó al comandante del Tercer Ejército: «Insistimos en que el corte [de la carretera Suez-El Cairo] en el kilómetro 109 ha interrumpido la línea de suministros hacia usted…». Unos minutos más tarde, a las 12.55 horas, el comandante del ejército habló con el general de brigada Kabil, diciéndole: «La carretera de Suez está cortada, Kabil. Tenemos que abrir la carretera por el kilómetro 109 donde yo estoy encerrado y usted se encuentra fuera. Le estoy diciendo, Kabil, que el ejército está siendo rodeado. Ese punto no está en manos árabes. Abra la carretera de Suez por mí…».
Unos minutos después, el comandante del ejército, general Wassel, habló con Ahmed Ismail, el ministro de la Guerra, para informarle de que «Kabil se niega terminantemente a cooperar con nosotros…».
Por lo tanto, a diferencia de lo que sucedía a lo largo del frente del Segundo Ejército egipcio, donde el cese el fuego estaba siendo respetado, en el área ocupada por el Tercer Ejército numerosas unidades egipcias que habían quedado aisladas estaban intentando reunirse o bien huir. Al despuntar el día, las unidades estacionadas en la margen oriental comenzaron a atacar a las fuerzas israelíes que se encontraban frente a ellas en los terraplenes egipcios de la margen occidental. Los combates se extendieron por toda la línea del frente y, cuando las fuerzas egipcias atacaron, las fuerzas israelíes reaccionaron. Bren ordenó a sus tropas que despejasen toda la zona costera de los Lagos Amargos, desde la península Cabrit hasta Minah en el sur, y que acabasen con todos los focos de resistencia en los campamentos militares que habían comenzado a hostigar a sus fuerzas. Cuando llegaron al Mando Sur las noticias de que los egipcios estaban atacando en todos los sectores del frente del Tercer Ejército, manteniendo duros combates, Gonen ordenó a Bren y Magen que desplegasen sus divisiones para ajustar el nudo alrededor del Tercer Ejército. Gonen estableció el límite occidental de Bren en la planta fertilizadora situada al oeste de la ciudad de Suez, mientras que la fuerza de Magen se movería hacia el oeste en dirección al puerto de Adabiah.
Bren desplegó dos brigadas, las de Gaby y Arieh, a lo largo de un frente de 12 kilómetros desde Minah. A las 15.00 horas sus fuerzas avanzaron hacia el sur en un ataque acorazado concentrado en dirección a la ciudad de Suez. Atravesaron un área repleta de tanques enemigos, miles de soldados de infantería, unidades administrativas y columnas de suministros que se movían sin ningún orden, numerosas posiciones de misiles antitanque y una fuerte concentración de baterías de misiles tierra-aire. El impacto del ataque de los tanques israelíes quebró la resistencia egipcia y la fuerza de Bren continuó su avance hacia el sur en dirección a Suez, llegando a la planta fertilizadora y de este modo, aislando por completo al Tercer Ejército de la ciudad. Los israelíes capturaron un gran número de emplazamientos de misiles tierra-aire e hicieron miles de prisioneros.
Magen se movió con sus fuerzas hacia Suez a lo largo del flanco occidental de Bren, dejando una pequeña unidad de tanques en el ahora famoso kilómetro 101 de la carretera Suez-El Cairo para que protegiera su flanco occidental en el caso de que se produjese un contraataque enemigo desde la dirección de El Cairo. Gonen le ordenó que dejase una unidad de tanques adicional a unos 12 kilómetros al este del kilómetro 101 a fin de apoyar el flanco occidental si los egipcios lanzaban un contraataque.
La división de Magen, que ahora se había reducido a cincuenta tanques, avanzó hacia el sur. Al caer la tarde superó a las fuerzas de Bren en la carretera principal a la ciudad de Suez, alcanzando las estribaciones del monte Ataka, que domina toda el área que se extiende hacia el sur del puerto de Adabiah. Para entonces ya era noche cerrada. Con las luces de su columna encendidas, Magen continuó su avance por la carretera principal hacia la planta fertilizadora y luego giró hacia el sur en dirección a Adabiah.
El día 23 Magen ordenó a Dan que avanzara hacia el sur con su brigada, a la que sólo le quedaban diecisiete tanques, y atacase las posiciones enemigas. Durante el rápido movimiento realizado para cumplir las órdenes, las fuerzas de Dan tuvieron que apartarse en varias ocasiones de la ruta para no colisionar con los vehículos enemigos. Desde las 14.00 horas hasta la medianoche, moviéndose sin darse un respiro, Dan cubrió una distancia de casi cincuenta kilómetros, llegando al golfo de Suez a la altura de Ras Adabiah. Dos lanchas torpederas abandonaron el puerto a toda velocidad en un desesperado intento por escapar de las fuerzas israelíes. Los tanques de Dan abrieron fuego y las enviaron al fondo del mar.
Gonen, profundamente preocupado por las escasas fuerzas que defendían la carretera que llevaba a El Cairo, ordenó a Magen que dejase una pequeña fuerza para proteger Adabiah y enviase de regreso al grueso de sus tropas a la carretera principal que unía El Cairo y Suez (Sarag). Magen retrocedió y, cuando se dirigía hacia el oeste a unos 8 kilómetros del kilómetro 101, sus tanques se toparon con un punto de resistencia enemigo que había bloqueado la carretera principal. Sus fuerzas se vieron obligadas a combatir durante toda la noche antes de poder despejarla.
En la mañana del 24, con las fuerzas egipcias empeñadas en continuar la lucha, Bren, siguiendo el consejo de Dayan, solicitó autorización para atacar la ciudad de Suez. La reacción de Gonen fue: «Si está desierta, no hay problema. Si cuenta con fuertes defensas, no». Bajo un intenso fuego de artillería, una unidad de la brigada de Gaby avanzó a lo largo de la carretera costera desde el oeste y ocupó las refinerías de Suez. La brigada de Arieh, por su parte, entró en Suez por el bulevar principal de la carretera de El Cairo, capturando los campamentos militares situados en las afueras de la ciudad. Le siguió un batallón de paracaidistas al mando del teniente coronel Yossi, y mientras los tanques entraban en la ciudad fueron atacados desde todos los edificios. En cuestión de minutos, veinte de los veinticuatro comandantes de tanque de la columna, que estaban expuestos en sus torretas, fueron alcanzados por el fuego enemigo y quedaron muertos o heridos. Los tanques, no obstante, continuaron su avance hacia el final de la carretera. Los paracaidistas también fueron recibidos con disparos y, cuando algunos de sus vehículos resultaron alcanzados, saltaron de los mismos y buscaron refugio en las casas cercanas. Esta incursión no había sido planeada como una operación importante contra un enemigo fuertemente atrincherado, sino como una operación rutinaria de limpieza contra unas fuerzas enemigas que se encontraban aisladas y en proceso de desintegración. Por lo tanto, las tropas israelíes no estaban preparadas psicológicamente para una situación de estas características; además, no eran capaces siquiera de distinguir desde dónde les disparaba el enemigo.
Ahora todos los esfuerzos se concentraban en la evacuación de las fuerzas que habían quedado aisladas en la ciudad. El uso de la artillería o la aviación resultaba sumamente complicado porque la posición de las fuerzas israelíes no estaba nada clara. La brigada de Natke avanzó desde el norte a lo largo de la franja agrícola, mientras que la brigada de Gaby lo hizo a lo largo de la carretera costera meridional y encontró al final del bulevar principal al batallón que había conseguido entrar en la ciudad. Gaby evacuó al batallón de tanques a través de la carretera costera, llegando a las refinerías al anochecer. Pero dos grupos de paracaidistas permanecían completamente aislados en el centro de la ciudad. Todos los intentos de llegar hasta ellos para evacuarlos fueron infructuosos y se saldaron con fuertes bajas entre las fuerzas israelíes. Una unidad, compuesta por setenta hombres, consiguió deslizarse dentro de la ciudad amparada por las sombras de la noche y abrirse paso a través de calles y callejones oscuros, tratando de moverse sin hacer ruido y llevando a los heridos de regreso a las líneas israelíes. Uno de los heridos en este grupo era el propio comandante del batallón.
En el segundo grupo, el comandante del batallón que había dirigido la fuerza, teniente coronel Yossi, estaba herido y semiconsciente. La unidad se encontraba ahora al mando de un comandante de compañía, que se negaba a que les evacuasen; las fuerzas egipcias estaban en un edificio alto muy próximo a ellos y pensaba que sería muy difícil moverse transportando a los heridos. Durante cuatro horas, en plena noche, en un increíble intercambio, Gonen habló personalmente con el comandante de la compañía y consiguió persuadirle para que abandonase la posición y se pusiera a salvo. Al principio se produjo el exasperante proceso de conseguir identificar la posición de la unidad sitiada a través de fotografías aéreas. Después de un período de ensayo y error, Gonen finalmente identificó el edificio donde se encontraban sus hombres. Luego estableció un plan de fuego de artillería en medio del cual la unidad sitiada iniciaría su repliegue. Después de horas de planificación y apremios por radio, el comandante de la compañía finalmente decidió aventurarse y condujo a la unidad sitiada en silencio fuera de la posición, moviéndose de calle en calle, de regreso a las líneas israelíes, siguiendo las instrucciones de Gonen que se guiaba por fotografías aéreas. Suez fue un grave error que se saldó con cerca de ochenta muertos entre las filas israelíes.
A primera hora del día 23, la embajada soviética en Washington se puso en contacto con Henry Kissinger de forma urgente para comunicarle que se había producido una violación masiva del cese el fuego por parte de los israelíes. Kissinger llamó de inmediato al embajador israelí, Simcha Dinitz, quien le aseguró que habían sido los egipcios quienes habían roto el alto el fuego. La afirmación israelí fue apoyada por expertos de la Inteligencia estadounidense, quienes confirmaron que el comandante del Tercer Ejército egipcio, a pesar de las órdenes contrarias, había tratado de romper el cerco israelí. Era evidente que las fuerzas israelíes se estaban aprovechando de la violación del cese el fuego por parte de los egipcios para tensar la cuerda alrededor del Tercer Ejército egipcio. Kissinger consideró entonces que el rescate del Ejército egipcio podría ser un importante elemento de negociación para alcanzar un acuerdo definitivo entre las partes en conflicto, teniendo cada una de ellas una carta de triunfo: los israelíes al sitiado Tercer Ejército y una presencia en la margen occidental del Canal; los egipcios las cabezas de puente en la margen oriental. Kissinger ejerció presión sobre Israel a través de Dinitz y, el 24 de octubre, se aprobó una segunda resolución del Consejo de Seguridad por la que se exigía nuevamente el cese el fuego.
El 24 de octubre, por lo tanto, con la división de Sharon situada en las afueras de Ismailía, amenazando sus conexiones con El Cairo; con las divisiones de Bren y Magen sitiando por completo al Tercer Ejército; y con las fuerzas israelíes defendiendo un corredor en la margen oriental del Canal, con tres brigadas al otro lado del mismo, y ocupando una superficie de 1600 kilómetros cuadrados en territorio egipcio hasta el puerto de Adabiah, entró en vigor el segundo cese el fuego.
Después de haber sido sorprendidas en circunstancias que podrían haber resultado fatales, las fuerzas del Mando Sur israelí habían conseguido volver las tornas llevando a cabo una operación tremendamente audaz contra todo pronóstico y ante las máximas adversidades. Habían conseguido una gran victoria bajo cualquier parámetro militar y habían maniobrado hasta colocarse en una posición en la que podían destruir al Ejército egipcio, cuyo salvador fue el Consejo de Seguridad. La Unión Soviética no sólo había facilitado todos los requisitos previos para el ataque egipcio, sino que también había garantizado la empresa contra una debacle total. De hecho, cuando el Tercer Ejército acudió a Sadat para implorar que les enviasen suministros, la Unión Soviética se asomó peligrosamente al límite y preparó a sus divisiones aerotransportadas para su traslado a Oriente Medio.