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UNA OPORTUNIDAD PERDIDA

Hacia las 13.00 horas del 7 de octubre, el general Gonen había dividido el frente de batalla: la división de Bren era responsable del sector septentrional, Sharon estaba a cargo del sector central y Albert controlaba el sector meridional. En realidad, lo que había sucedido era que, el sábado por la tarde, las brigadas habían asumido la responsabilidad de sectores correspondientes a batallones y ahora las divisiones se estaban haciendo cargo de los sectores ocupados por las brigadas. Sharon propuso que todas las divisiones lanzaran un gran contraataque durante la tarde del domingo. El general Gonen se opuso a este plan porque su intención era consolidar y fortalecer su línea; en ese momento contaba con muy pocas fuerzas a su disposición y, si el plan implicaba comprometer una o dos divisiones, el enemigo se vería libre para lanzar un importante ataque sobre otro sector de la línea de defensa israelí. A las 15.30 horas, Gonen transfirió una brigada acorazada a las fuerzas de Albert para la defensa de los pasos, y la brigada de Amnon quedó al mando de Sharon. A las 22.00 horas, fuerzas paracaidistas penetraron en el área de Ras Sudar por el sur. Entonces toda el área fue puesta directamente bajo la autoridad del Mando Sur —todas cuyas fuerzas seguían comprometidas en la batalla de contención— reduciendo de este modo el área de responsabilidad de Albert.

Gonen ordenó a Bren que evacuase las fortificaciones aproximadamente a las 11.00 horas del 7 de octubre. Cuarenta minutos más tarde el ministro de Defensa llegó al Mando Sur. Antes de que aterrizara el helicóptero que le transportaba, Gonen le avisó que regresara porque en las colinas que dominaban el Cuartel General había unidades de comandos egipcios. Dayan, sin embargo, aterrizó de todos modos y solicitó un informe de la situación. Una vez informado, su reacción fue: «Esto es la guerra. Debemos retirarnos al terreno elevado», trazando sobre el mapa una línea que discurría al este de Refidim y atravesaba las montañas del Jebel Ma’ara y del Jebel Yalek hasta llegar a Abu Rudeis, sobre el golfo de Suez. «Debemos abandonar las fortificaciones y permitir la evacuación de todos aquéllos que estén en condiciones de hacerlo. Los heridos tendrán que caer prisioneros». Gonen se mostró de acuerdo con respecto a la situación de las fortificaciones, pero discrepó de Dayan afirmando que no había necesidad de replegarse hacia las montañas. Dayan dejó la cuestión en manos del Mando, y Gonen decidió mantener fuerzas avanzadas en la carretera lateral de la Artillería, con la fuerza principal desplegada en la carretera lateral principal. Cuando se despidió de Gonen, Dayan hizo hincapié en que todo lo que había manifestado durante la reunión debía ser tomado como un «consejo ministerial».

Las fuerzas de reserva, entretanto, continuaban llegando al área y, hacia el anochecer del día 7, la mayor parte del Mando Sur estaba desplegada a lo largo de la carretera lateral de la artillería con las reservas en la carretera principal. Ahora el avance de las fuerzas egipcias estaba siendo contenido por los israelíes a todo lo largo de la línea del frente, aunque la presión era considerable. Esta situación sirvió para poner de relieve una falacia básica contenida en el plan «Shovach Yonim», que daba por hecho que una fuerza compuesta por 300 tanques era capaz de resistir al grueso del Ejército egipcio, porque en ese momento había tres divisiones que estaban combatiendo al enemigo y tenían serias dificultades para contener el ataque.

A las 14.40 horas Dayan regresó al Cuartel General Central y sugirió que el ejército se retirase hacia una línea que pudiese defenderse con mayor facilidad, fundamentalmente la línea de los pasos montañosos. Su tono era muy pesimista: el Estado de Israel debía ser defendido y, por lo tanto, las líneas debían acortarse. A continuación sugirió abandonar el golfo de Suez, dejando solamente una fuerza en Sharm el-Sheikh. En los Altos del Golán su propuesta fue que se consolidase una línea delante de la escarpa que descendía hacia el valle del Jordán y se preparara una línea defensiva principal a lo largo del río. El general Elazar, sosteniendo que era esencial que se mantuviese una línea delante de Ras Sudar en el golfo de Suez y no en Sharm el-Sheikh, impartió órdenes según este plan, y su despliegue habría de ser reivindicado durante la guerra. Dayan abandonó el Cuartel General para entrevistarse con la primera ministra y volvió a presentar su propuesta de una retirada general. El ministro de Defensa estaba convencido de que era esencial acortar las líneas.

A las 16.00 horas, Elazar fue convocado con carácter de urgencia a una reunión con la primera ministra y el ministro de Defensa. En dicha reunión expresó su opinión de que era esencial que se consolidase una fuerza a lo largo de una línea temporal situada al oeste de los pasos montañosos, desde donde pudiera lanzar un contraataque al día siguiente. En su opinión, una retirada general hacia la línea de los pasos montañosos implicaría un coste demasiado alto para las fuerzas israelíes al abandonar o poner en peligro campamentos y puestos de mando importantes. También vetó la idea que Sharon había presentado en el Mando Sur (principalmente la de montar un ataque inmediato con posibilidad de cruzar el Canal) debido al elevado riesgo de la misma; aunque estaba a favor de un contraataque contra las principales concentraciones de fuerzas enemigas que ya habían conseguido cruzar. Solicitó y obtuvo autorización de la primera ministra para trasladarse al Mando Sur y decidir sobre el terreno.

Elazar llegó al Mando Sur acompañado de Yitzhak Rabin, general en la reserva que más tarde llegaría a ser primer ministro de Israel, y allí se encontró con Gonen, Albert, Bren y Magen a las 19.00 horas (Sharon no pudo llegar a la reunión debido a problemas en su helicóptero, pero consiguió llegar a tiempo para hablar con el jefe del Estado Mayor cuando éste se marchaba). Elazar expuso el plan para el contraataque que las fuerzas israelíes lanzarían el 8 de octubre: la división de Bren atacaría al Segundo Ejército egipcio desde el área de Kantara mientras que, al mismo tiempo, la división de Sharon permanecería en reserva en el área de Tasa; en el caso de que Bren tuviese éxito en su ofensiva, Sharon lanzaría entonces un ataque contra el Tercer Ejército, moviéndose hacia el sur desde el área del Gran Lago Amargo, pero si la ofensiva de Bren no tenía éxito, las fuerzas de Sharon deberían acudir en su refuerzo. Elazar recalcó que las fuerzas de Sharon se mantendrían como una reserva para el ataque de Bren en el norte y que su movimiento quedaría sujeto a la aprobación personal del jefe del Estado Mayor. Las fuerzas de Albert debían permanecer en el sur, preparadas para apoyar a Sharon en el caso de que éste atacase al Tercer Ejército egipcio.

Durante su alocución, Elazar dejó bien claro que no quería que las fuerzas llegasen al Canal y advirtió a los presentes que se mantuviesen alejados del muro de arena debido a las concentraciones de infantería antitanque. Gonen solicitó permiso para cruzar a la margen occidental del Canal en el caso de que el contraataque tuviese éxito y Elazar estuvo de acuerdo, con la condición de que se capturasen los puentes egipcios. Luego añadió la condición de que cualquier cruce del Canal debía someterse a su aprobación personal, que sólo se daría si concurrían para ello circunstancias especialmente propicias. Cuando Sharon consiguió llegar finalmente al Cuartel General del Mando Sur le planteó a Gonen la cuestión del auxilio a las fortificaciones y le mostró un plan que había preparado para esta eventualidad. Gonen se opuso a un ataque nocturno, especialmente después de los lamentables resultados de los combates librados durante la noche del sábado. Pero le ordenó a Sharon que preparase sus planes para el día siguiente y añadió que tomaría una decisión con respecto al ataque por la mañana después de analizar los acontecimientos. Luego Elazar regresó al Cuartel General y autorizó al Mando Norte a lanzar su contraataque en los Altos del Golán el lunes por la mañana.

La orden era lanzar un ataque a nivel de división y concentrado de norte a sur a lo largo de la margen oriental del Canal mientras se mantenía una distancia de aproximadamente 4 kilómetros desde el Canal a fin de evitar los misiles antitanque empleados desde el muro de arena egipcio. El propósito del ataque era destruir a las fuerzas egipcias desplegadas en la margen oriental del Canal y llevar a cabo un cruce limitado hacia la orilla occidental por el extremo meridional de cada sector. La división de Bren debía atacar en el sector defendido por el Segundo Ejército egipcio.

La división de Bren estaba desplegada a lo largo de la carretera lateral principal, preferentemente en la carretera que unía Baluza con Tasa. La brigada de Gaby debía moverse hacia el sur entre la carretera de Lexicon (que discurría junto al Canal) y la carretera de la Artillería para destruir al enemigo en la zona y alcanzar las fortificaciones de Hizayon y Purkan, frente a Firdan e Ismailía, respectivamente. Sobre el flanco izquierdo de Gaby, pero hacia el oeste de la carretera de la artillería, la brigada de Natke debía avanzar hacia el sur en dirección a Purkan. La brigada de Arieh debía moverse hacia el sur, al este de la carretera de la Artillería, en dirección a Matzmed, en el extremo septentrional del Gran Lago Amargo, donde se intentaría llevar a cabo un cruce limitado del Canal aprovechando los puentes tendidos por los egipcios. Hasta entonces las órdenes impartidas por Bren coincidían con las órdenes que él había recibido de Gonen. Después de la destrucción de las fuerza enemigas por la división de Bren, las fuerzas de Magen debían llegar desde el norte y limpiar de fuerzas enemigas la margen oriental del Canal.

Las dos brigadas principales avanzaron de norte a sur bajo un intenso fuego de artillería. Al sur de Kantara, las fuerzas de Natke fueron atacadas por unidades de la 18.ª División de Infantería egipcia. Consiguieron superar con éxito la situación, destruyeron a la infantería enemiga y numerosos tanques y continuaron su camino habiendo sufrido pérdidas mínimas. Gaby avanzó sin encontrar fuerzas enemigas hasta llegar al área de Firdan a las 9.30 horas. Los informes que llegaban al Mando Sur eran buenos. Había señales de pánico entre las fuerzas enemigas y una oleada de optimismo se extendió entre los mandos israelíes. Bren recibió órdenes precisas de ampliar su frente y, si era posible, que tomase tres puentes al norte de la isla El-Balah, en Firdan e Ismailía, con una fuerza mínima. Aunque Bren se sintió desconcertado por este cambio de planes en el curso de la operación, no tuvo ninguna duda de que la decisión tomada por el Alto Mando estaba basada en una buena información proporcionada por la inteligencia militar. En consecuencia, ordenó a Gaby que atacase el área de Firdan y solicitó apoyó aéreo. Su avance estuvo apoyado por dos baterías de artillería pertenecientes a la división de Sharon. Su propia artillería aún no había llegado al Sinaí.

Ya avanzada la mañana, Bren comprendió que sus brigadas no se estaban moviendo según las órdenes recibidas y, de hecho, avanzaban demasiado al este de la ruta prevista, a lo largo de la carretera de la Artillería y alejándose del grueso de las fuerzas enemigas. La brigada de Arieh se encontraba aún más lejos, a unos 40 kilómetros del Canal en la primera fase de la operación.

El resultado de este error, que no fue corregido a tiempo, fue que en lugar de avanzar por el flanco norte de la estrecha cabeza de puente egipcia, el grueso de las fuerzas de la división de Bren se estaba moviendo a través del frente de la cabeza de puente enemiga. En consecuencia, cuando se lanzó finalmente el ataque, éste se desarrolló de este a oeste y justo en medio de las posiciones desplegadas por los egipcios, en lugar de hacerlo de norte a sur, donde los egipcios menos lo esperaban.

Natke avanzaba cómodamente con sus fuerzas y había destruido hasta el momento alrededor de veinte tanques enemigos. El apoyo aéreo era muy limitado y los ataques de los aviones israelíes eran escasos y muy espaciados. La brigada de Arieh avanzó velozmente hacia Ismailía y recibió órdenes en plena marcha de que se preparase para tomar los puentes. Hacia el mediodía, las fuerzas de Gaby se estaban acercando al Canal y fueron atacadas por tanques e infantería egipcios, a los que podían ver claramente en los terraplenes del lado egipcio de Firdan. El batallón del flanco izquierdo de Gaby atacó a lo largo de la ruta de Firdan (Haviva) y casi llegó hasta los terraplenes construidos a lo largo del Canal. De pronto, desde detrás de las dunas que había a su alrededor, aparecieron cientos de soldados de infantería egipcios disparando con armas antitanque desde corta distancia. El comandante del batallón resultó herido y las fuerzas israelíes se retiraron, abandonando en la zona una docena de tanques en llamas.

Aproximadamente a las 11.00 horas, Gonen —que estaba convencido de que el plan se estaba desarrollando según lo previsto con las fuerzas de Bren y atento al problema de tiempo y distancia implícito en el movimiento de la división de Sharon hacia el sur para atacar al Tercer Ejército egipcio aquélla tarde—decidió mover la división de Sharon hacia el sur en dirección al área del Paso de Gidi a fin de tenerla preparada. Cuando Sharon llegase al Paso de Gidi, Gonen le comunicaría si debía atacar de norte a sur hacia Suez o bien de sur a norte, según los acontecimientos que se estuviesen produciendo en el frente de batalla. Informó al jefe del Estado Mayor y recibió su aprobación para este movimiento de fuerzas.

Entretanto, los informes enviados por Bren indicaban que seis de sus tanques habían sido alcanzados por el fuego enemigo y solicitaba apoyo aéreo. Gonen consideró que la pérdida de seis tanques no constituía un problema grave para el mando y, por lo tanto, ordenó a Sharon que no se detuviese en el Paso de Gidi sino que continuase la marcha hacia el sur. Al no obtener respuesta de Sharon, Gonen envió a su jefe de Estado Mayor en helicóptero para que localizara su división. Encontró una brigada en Tasa, otra brigada a 10 kilómetros al sur de Tasa y una tercera brigada con el Cuartel General avanzado de Sharon en el área de los pasos de Gidi y Mitla.

Mientras tanto, Bren había ordenado a Natke, que había dejado a uno de sus batallones frente a Kantara, que se dirigiese hacia el sur en dirección a Firdan con dos batallones a fin de unirse a las fuerzas de Gaby y montar un ataque con dos brigadas en ese punto. Bren se encontraba en una colina cercana observando el desarrollo de la batalla. A las 14.30 horas las dos brigadas —que, en realidad, no sumaban más que la fuerza de dos batallones entre ambas— comenzaron su avance. Gaby se dirigió hacia Firdan a lo largo de Haviva, mientras que Natke se movió a lo largo de una ruta paralela situada aproximadamente a unos 4 kilómetros al norte. Entretanto, a las 14.00 horas, la brigada de Arieh había establecido contacto con el enemigo concentrado frente a Ismailía, a unos 7 kilómetros del Canal, y presionaba en dirección al oeste.

A medida que se desarrollaba el ataque todo comenzó a salir mal. Las fuerzas de Natke —que avanzaban por la carretera situada al norte y paralela a la carretera de Firdan— se movieron deprisa y se encontraron a unos 800 metros del Canal rodeados por miles de soldados de infantería egipcios. Dieciocho de sus tanques fueron alcanzados por el fuego enemigo y quedaron completamente destruidos. El comandante del batallón que encabezaba el ataque, teniente coronel Asaf Yagouri, salió despedido de su tanque y fue hecho prisionero. Su captura fue realzada por los medios de comunicación egipcios, y en su excitación por haber capturado a un oficial superior israelí, los egipcios convirtieron al batallón de Yagouri en una brigada y al propio Yagouri en un comandante de brigada. De hecho, lo que tendría que haber sido un ataque a cargo de dos brigadas resultó no ser más que un ataque mal concebido a cargo de un batallón.

Natke es un hombre de baja estatura, franco, pragmático e indiferente a cualquier clase de sofisticación. En la Guerra de los Seis Días había servido como comandante de batallón y le habían herido gravemente en ambas piernas, lo que le obligó a someterse a más de veinte operaciones (lleva una prótesis en una de sus piernas) y, sin embargo, esta dura experiencia no había quebrado su espíritu; por el contrario, había acosado a sus superiores hasta que finalmente cedieron y le otorgaron un mando de combate —una brigada de tanques de la Reserva— a pesar de su incapacidad. Natke necesitaba ayuda para subir y bajar de un tanque, pero su obstinación era un rasgo distintivo en el ejército, donde se le conocía como el bulldog humano.

El 8 de octubre, a las 4.30 horas, había recibido órdenes de Bren para que avanzara con suma cautela hacia el sur y limpiase la zona de enemigos de norte a sur mientras evitaba el muro de arena del Canal. Después de haber superado una ligera resistencia y destruido ocho tanques enemigos por el camino, como ya hemos mencionado, continuaba su marcha hacia el sur cuando oyó que la brigada de Gaby se encontraba en problemas en su ataque hacia Hizayon en el Canal a la altura del puente de Firdan. Después de recibir órdenes de unirse a él para montar juntos un ataque en dirección al Canal en el área general de Hizayon, Natke se reunió con Gaby bajo un intenso fuego de artillería y éste le puso al tanto de la situación. El apoyo aéreo que estaban recibiendo no era eficaz y el apoyo de la artillería —una batería de cuatro piezas— era muy débil.

Los dos comandantes israelíes lanzaron su ataque a las 14.00 horas, avanzando a través de las onduladas dunas de arena y bajo un incesante fuego de artillería (Natke se había sumado a un batallón con su Cuartel General avanzado). Quince minutos más tarde fueron atacados con armas antitanque. El batallón que encabezaba el avance informó de que dos tanques habían sido destruidos y que el segundo jefe del batallón había muerto. El fuego concentrado de los cohetes katyusha consiguió bloquear su avance y no podían ver más allá de un metro de distancia debido a la densa humareda negra y el polvo que cubrían toda el área. Cuando se encontraban a menos de un kilómetro del Canal de Suez, una lluvia de fuego antitanque cayó sobre ellos. Natke miró a su alrededor cuando el humo comenzó a disiparse y vio tanques que estallaban a su derecha e izquierda. Lo que vio acabó por convencerle de que debían salir de allí cuanto antes. De la fuerza con la que había iniciado el ataque, sólo cuatro tanques (incluyendo el suyo) estaban en condiciones de retirarse de aquel infierno contra el que habían cargado. Cuando comenzó el repliegue, Bren le llamó por radio y le preguntó: «¿Qué ha pasado, por qué te retiras?». Natke le respondió: «Si continúas haciéndome preguntas, en pocos minutos no quedará nadie que pueda contestarlas». Ambos se retiraron.

El general de brigada Hasan Abu Saada, el comandante de la brigada egipcia que se enfrentó a la fuerza de Natke, describió el ataque en estos términos.

«… El enemigo lanzó su ataque avanzando a una velocidad de 40 kilómetros por hora. Tan pronto como los tanques israelíes atravesaron las trincheras de la infantería protegidas por un denso camuflaje, nuestros soldados saltaron de las trincheras como demonios y comenzaron a atacar a la 190.ª Brigada. Nuestros tanques y todo el equipo antitanque concentrados en el área atacaron al enemigo y le destruyeron. En tres minutos, la 190.ª Brigada Acorazada israelí quedó completamente destruida… Asaf Yagouri, su comandante, junto con otros cuatro soldados, fueron hechos prisioneros…».

Un segundo ataque había sido desbaratado nuevamente por la infantería enemiga. Debe recordarse que las fuerzas de Bren estaban combatiendo sin apoyo de la infantería, sin apoyo aéreo y sin artillería, aparte de las dos baterías ya mencionadas. Delante de ellas se encontraban combatiendo las fuerzas de la 2.ª División de Infantería egipcia, al mando del general de brigada Hasan Abu Saada, en coordinación con las fuerzas de la 18.ª Brigada de Infantería reforzada por elementos de la reserva antitanque del Segundo Ejército.

Los egipcios lanzaron un ataque contra las fuerzas de Arieh alrededor de las 15.00 horas en dirección nordeste desde el área de Machsir y Televizia hacia la zona del cruce de carreteras en Hamutal. A las 15.30 horas Hamutal cayó ante el ataque de las fuerzas egipcias. Una hora más tarde, los egipcios, acentuando su ataque, capturaron una posición adyacente, Ziona. Cuando Bren contempló el campo de batalla desde su punto de observación no le hizo nada feliz el despliegue de sus fuerzas. Llamó inmediatamente a Gaby y Natke para que se reuniesen con él y le informasen mientras el bombardeo de la artillería egipcia no cesaba de hostigarles (el Cuartel General avanzado de Bren fue alcanzado por la artillería enemiga, matando a parte de su Estado Mayor), pero cuando estaba recibiendo los primeros informes de sus dos comandantes de brigada se escucharon llamadas de sus comandantes de batallón que solicitaban ayuda: una brigada mecanizada y una brigada de tanques estaban atacando en dirección este desde el puente de Firdan hacia la carretera de la Artillería, mientras que una fuerza de tanques similar atacaba desde Missouri hacia la carretera de Ismailía. Según los informes llegados se trataba de una concentración de fuerzas acorazadas de casi dos kilómetros de ancho, con tanques y vehículos blindados de transporte de infantería avanzando. Los dos comandantes de brigada regresaron rápidamente a sus formaciones, informando cinco minutos después de su llegada de que la situación era crítica. Ambos solicitaron autorización para mejorar sus posiciones en la retaguardia y, aunque Bren sabía que esto significaba una retirada bajo presión, se mostró de acuerdo.

A las 14.00 horas, cuando comprendió lo que estaba sucediendo en el frente de Bren y que ya era tarde para que las fuerzas de Sharon lanzaran un ataque contra el Tercer Ejército egipcio, Gonen ordenó a Sharon que invirtiese su movimiento hacia el sur y regresara de inmediato al sector central. Bren escuchó cómo describía Gonen a Sharon la situación en el sector bajo su mando y le pedía que lanzara un contraataque para aliviar la presión. Sharon contestó que le daría una respuesta en cinco minutos, después de lo cual Bren informó a los dos comandantes de brigada que podían esperar un contraataque de las fuerzas de Sharon en quince minutos y les preguntó si podían resistir hasta entonces. Ambos respondieron afirmativamente y añadieron que, si bien estaban destruyendo a numerosos tanques egipcios, seguían bajo una fuerte presión. Cinco minutos más tarde Sharon contestó que no montaría el ataque.

Hacia las 16.00 horas, cuando Natke ya había regresado a toda prisa desde el Cuartel General avanzado de Bren, se encontró con que, además de verse notablemente superadas en número por el enemigo, las fuerzas israelíes estaban combatiendo con el sol en los ojos. La batalla se libraba a una distancia de 2500 metros, pero las fuerzas egipcias continuaban su avance, reduciendo esta distancia a tan sólo 500 metros. Aproximadamente a las 17.00 horas el sol empezó a ocultarse; la visibilidad mejoró considerablemente y la fuerza defensora comenzó a destruir un gran número de tanques egipcios y vehículos blindados de personal que avanzaban hacia ella. Natke vio que, a su derecha, uno de sus oficiales destruyó veinticinco tanques enemigos uno tras otro. A todo lo largo de la línea los tanques israelíes estaban devolviendo el golpe. Una segunda ola de vehículos blindados de transporte de tropas y camiones cargados de soldados de infantería avanzaron hasta sólo 350 metros de la línea israelí. Pero cuando cayeron las primeras sombras el ataque fue contenido y comenzaron a replegarse, perseguidos por el fuego israelí.

Ya con la noche sobre el campo de batalla los informes indicaron que el ataque había sido repelido. Los tanques incendiados crearon un vasto espectáculo de hogueras en medio del desierto. Entretanto, la división de Sharon regresaba desde el sur.

Aquella noche los comandantes de división se reunieron en el Cuartel General del Mando Sur con el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor. Bren informó de que había sufrido fuertes pérdidas de tanques durante los combates de ese día y era evidente que el mando no podría hacer frente a otro día similar. Gonen propuso que ahora la política fuese la de conservar las fuerzas, contener al enemigo y concentrar una fuerza adicional; sólo cuando la fuerza total hubiese sido reconstituida podrían asestar un golpe decisivo al enemigo.

Muchos de los errores básicos cometidos durante el despliegue de las fuerzas israelíes habían quedado patentes durante ese día crítico. Muchos de los principios de la guerra fueron ignorados y la convicción de muchos de los que integraban el Mando Acorazado israelí de que las fuerzas acorazadas eran capaces de operar libremente sin contar con un estrecho apoyo de la infantería demostró ser uno de los conceptos más peligrosos que había invadido el pensamiento militar israelí desde la Guerra de los Seis Días. Los tanques israelíes lanzados al ataque con el élan de las cargas de caballería, sin el apoyo de la infantería y con un respaldo inadecuado de la artillería, no tenían ningún sentido ante las concentraciones de armas antitanque egipcias que ahora eran sobradamente conocidas por todos los comandantes israelíes. El error inicial cometido por el comandante de brigada de Bren —no avanzar sobre la cabeza de puente egipcia de norte a sur a una distancia del Canal de entre 3 y 8 kilómetros, como estaba planeado— hizo que el ataque se desarrollase de este a oeste hacia las fortificaciones egipcias, en lugar de hacerlo contra el flanco norte de los egipcios. Por otra parte, la fuerza acorazada de Bren no estaba concentrada durante el ataque y fue enviada a la batalla de forma gradual. Si en el área de Firdan se hubiese montado un ataque con dos divisiones, con todo el apoyo necesario, las fuerzas israelíes habrían tenido una razonable oportunidad de desalojar las cabezas de puente egipcias de sus flancos. En cambio, el informe enviado por la división de Bren provocó una impresión errónea en el Cuartel General del Mando, y la división de Sharon se pasó todo el día de un lado para otro sin apenas combatir. El 8 de octubre fue un día desperdiciado. Las fuerzas israelíes no sólo sufrieron fuertes bajas sino que perdieron un número importante de posiciones en el área de Hamutal. También hubiese sido posible asestar un golpe devastador al Segundo Ejército egipcio mediante un ataque bien coordinado, ya que los egipcios aún no estaban completamente organizados sobre el terreno. De hecho, existió la clara posibilidad de crear un schwerpunkt (punto de ruptura), lanzando dos divisiones contra las fuerzas egipcias y luego, posiblemente, explotar el éxito a través del Canal. Pero se perdió la oportunidad.

El fracaso del ataque israelí influyó de manera notable en la confianza de las fuerzas egipcias. No obstante, también desempeñó una función muy importante al impedir que desarrollaran operaciones ofensivas y contener sus cabezas de puente. Se perdió una oportunidad inmejorable de cambiar el rumbo de la guerra en el sur.

El general de brigada Ariel Sharon, conocido como Arik en el Ejército israelí, se había retirado en julio como comandante del Mando Sur pero —de un modo bastante característico—, al igual que en todas sus otras actividades, su retiro estuvo acompañado de un considerable interés público. Sharon señaló que había renunciado al ejército porque le habían dejado bien claro que no sería el próximo jefe del Estado Mayor. Decidió entrar en política y se unió al Partido Liberal; en el curso de unos pocos meses, a fuerza de la determinación y la perseverancia que caracterizan todas sus actividades, había conseguido crear una coalición de partidos de centro y derecha (que sería conocida como Likud) que se enfrentaría en las siguientes elecciones al Partido Laborista en el gobierno.

Sharon es una extraña mezcla. Es un líder nato en el campo de batalla. Como muchos se han encargado de señalar, posee un instinto natural que le permite evaluar cualquier situación en las circunstancias más difíciles, no a través de un proceso lógico de trabajo de equipo sino merced a una saludable intuición. Por el mismo motivo está considerado como un flojo oficial de Estado Mayor. Su servicio como jefe del Estado Mayor del general Elazar (cuando este último estaba al mando del Mando Norte) forjó entre ambos una relación que quedaría fielmente reflejada durante la Guerra del Yom Kippur, y su período en el Cuartel General como oficial de Estado Mayor no es recordado con entusiasmo por muchos de sus camaradas. Sharon demostró ser un verdadero genio de la improvisación pero, si bien esta característica es vital en el campo de batalla, cuando se aplica a la vida cotidiana puede resultar en extremo frustrante para los demás. Una vez tiene una cuestión entre manos es un auténtico bulldog que no la soltará hasta que no haya logrado resolverla; pero un problema puede constituir su principal centro de interés un día y excluir todas las demás cuestiones, mientras que, al día siguiente, puede ignorarlo sin previo aviso. Es un hombre absolutamente imprevisible, egocéntrico y lo más alejado que se pueda imaginar del miembro ideal de un equipo. Por otra parte, posee una poderosa personalidad y una notable capacidad de liderazgo y es la clase de comandante con quien se identifican todos los miembros a su mando hasta el último soldado raso (todos se refieren a él cariñosamente por su apodo).

Arik es un hombre extrovertido, fanfarrón, excesivamente efusivo, siempre accesible para la prensa. Y lo que es aún más importante, es la antítesis del hombre que le sustituyó como jefe del Mando Sur, el general de brigada Gonen: ordenado, austero, extremadamente disciplinado, un soldado profesional dentro de una estructura militar. Las relaciones entre ambos se vieron complicadas aún más por el hecho de que Gonen había estaba al mando de una división de la Reserva bajo las órdenes de Sharon y ahora, de pronto, las tornas habían cambiado y este «oficial subalterno» estaba por encima del general Sharon, quien, a su vez, había recibido el mando de la división de Gonen. Ahora Gonen tenía bajo su mando a un oficial que no sólo había sido su superior hasta hacía pocos meses, sino a un hombre a quien oficiales superiores, veteranos y curtidos consideraban extremadamente difícil de controlar. Y ahora controlar a Sharon era uno de los problemas de Gonen… uno de sus principales problemas.

Cuando asumió el mando del sector central, Sharon decidió bloquear el avance del enemigo a lo largo de la carretera de la Artillería con sus fuerzas principales, al tiempo que mantenía a sus fuerzas de reserva en la carretera lateral principal. Al mismo tiempo planeó una serie de operaciones a fin de salvar a las guarniciones que ocupaban las fortificaciones a lo largo del Canal. Habló varias veces con los hombres que estaban destacados en las fortificaciones, alentándoles para que resistieran y prometiéndoles que se harían todos los esfuerzos que fueran necesarios para salvarles.

En la noche del 8 al 9 de octubre la guarnición de Purkan había conseguido escapar y necesitó toda la noche para abrirse paso a través del desierto pero quedó detenida en medio de una batalla de tanques. Sharon ordenó al coronel Tuvia que organizara una fuerza para rescatar a los hombres, pero entonces Amnon se acercó a Sharon y solicitó una autorización especial para sacarlos de su difícil situación porque había estado en contacto con ellos desde los primeros momentos de la guerra y sentía un vínculo muy especial con esos hombres. Sharon accedió a su petición.

Amnon organizó una fuerza operativa compuesta por su tanque, un vehículo blindado de personal en el que iba el comandante de artillería de la brigada, un tanque con un comandante de batallón, el teniente coronel Shaul Shalev, un tanque con un oficial de apoyo aéreo y cuatro vehículos blindados de personal con pocos efectivos y un médico. Esta fuerza de rescate avanzó hacia la primera línea israelí. En el terreno elevado próximo a Hamutal vio que los tanques de Tuvia se enfrentaban a una fuerza egipcia un poco mayor que una brigada entre dos colinas: las fuerzas estaban librando una batalla y toda el área de dunas de arena que se extendía entre las dos cimas estaba llenas de unidades de infantería egipcia; además, las fuerzas israelíes se encontraban sometidas a una intensa barrera de fuego de artillería. En algún lugar en medio de aquel infernal campo de batalla estaban los hombres de Purkan esperando ser rescatados.

Amnon decidió que no había tiempo que perder si querían salvar a esos hombres. Se puso en contacto con el comandante del grupo de Purkan y le dijo que disparase una bengala verde para localizar su posición. Cuando Shaul, el comandante del batallón, identificó la luz, se puso en marcha con tres tanques en cabeza y los semiorugas detrás, Amnon se situó a la izquierda de la fuerza. Mientras avanzaba divisó treinta hombres que se encontraban en la parte superior de una duna a unos cien metros de su posición, pero aunque no había sido ésa la dirección de la bengala, decidió acercarse de todos modos. Eran soldados egipcios. Shaul cargó contra el enemigo en su tanque y comenzó a librar una batalla por su cuenta. Entretanto, los vehículos blindados de personal se habían enzarzado en combate con la infantería egipcia que disparaba misiles antitanque, todos los vehículos resultaron alcanzados por el fuego enemigo y la totalidad de los oficiales heridos. Uno de los vehículos blindados estaba evacuando a los heridos cuando recibió el impacto directo de un misil antitanque; fue abandonado por todos los hombres que iban en él, pero el vehículo continuó moviéndose sin rumbo a través del desierto. Sólo dos de los vehículos que integraban la fuerza consiguieron regresar. Para entonces, sin embargo, Shaul había conseguido identificar a los hombres de Purkan, llegando hasta ellos y cargándoles en su tanque, y cuando Amnon (que había conseguido eliminar a la mayor parte de la fuerza egipcia) comenzó a bajar la colina en su tanque, vio de pronto un cuerpo de aspecto monstruoso que avanzaba lentamente hacia él: era un tanque que llevaba encima treinta y tres hombres.

Esta operación —quizá más que cualquier otra de las que se llevaron a cabo durante la contienda— puso de relieve uno de los puntos que ha sido de manera invariable una cuestión central en las Fuerzas de Defensa de Israel. Desde el comandante de la división hacia abajo, todos los rangos participaron en el salvamento de la unidad de Purkan. Para rescatar a un puñado de hombres, tres oficiales superiores (un comandante de brigada, un comandante de batallón y el comandante de la artillería de brigada) se expusieron a una situación de extremo peligro para dirigir al grupo de rescate. Tal vez fuese un método muy caro pero indica claramente la calidad del liderazgo en el Ejército israelí y la capacidad de sacrificio de los oficiales que no ordenaron que fuesen otros quienes entrasen en una zona de combate en la que ellos no estuvieran preparados para entrar.

En la tarde del martes, Sharon atacó con la brigada de Tuvia y la brigada de Amnon para reconquistar Machsir y Televizia, una fortificación de la segunda línea que había caído en manos de los egipcios. Sharon afirmó que las órdenes de Gonen eran atacar a los egipcios cuando se retirasen pero sin mantener el ataque si los egipcios resistían sobre el terreno. Gonen dijo que él no había autorizado ese ataque: ordenó a Sharon que se detuviera, pero más tarde se enteró de que el ataque había continuado. Sharon, por su parte, había visto que el ataque egipcio sobre Hamadia había sido desbaratado por las fuerzas de Tuvia aquella mañana, pero observó que en el área aún permanecía un número importante de tropas egipcias. Entonces comenzó a hacerlas retroceder a fin de eliminar el peligro que representaba para sus fuerzas acorazadas la presencia de misiles antitanque en manos de la infantería enemiga. Gonen se trasladó en helicóptero hasta el Cuartel General avanzado de Sharon y le ordenó personalmente que interrumpiese el ataque, pero aunque Sharon le dijo que lo haría, Gonen se enteró más tarde de que el ataque había continuado y Sharon había perdido numerosos tanques. Después de este incidente, Gonen llamó al jefe del Estado Mayor solicitando que Sharon fuese relevado de su mando.

Mientras tanto se recibió un informe según el cual un tanque israelí con su tripulación había quedado aislado en Televizia. Amnon atacó la posición y consiguió rescatar a tres soldados sin demasiada oposición. De toda la brigada sólo Shaul Shalev, el comandante de batallón que había rescatado a los hombres de Purkan, resultó muerto por la artillería enemiga durante el curso de esta operación.

Ahora la brigada de Amnon se encontraba frente a la llamada Granja China, bautizada así porque se trataba de un área agrícola experimental en la que instructores japoneses habían estado realizando experimentos antes de la guerra de 1967; al ver las inscripciones japonesas y no estar especialmente versados en los caracteres orientales, los soldados israelíes la habían llamado Granja China. Las unidades de Amnon se movieron con cautela en esta zona y, mientras lo hacían, la unidad de reconocimiento de la división que les acompañaba se dirigió primero hacia el sudoeste, alcanzando la orilla del Gran Lago Amargo, y luego hacia el norte en dirección a la Granja China, bordeando la orilla del lago. Aquella noche, la unidad se encontraba en posición en el área de Lakekan sobre el lago, pero a la mañana siguiente, 10 de octubre, recibió órdenes de emprender el regreso. La incursión de esta unidad había descubierto el punto de unión entre el Segundo y el Tercer Ejércitos egipcios y la parte más vulnerable del primero de ellos.

Hacia el mediodía del 9 de octubre, el general Elazar repasó la situación durante una reunión de jefes de Estado Mayor. Las noticias del contraataque en Siria eran positivas y su opinión era que seguir avanzando en Siria para dejar a este país fuera de la guerra era la prioridad principal. En consecuencia, la política en el frente egipcio debía consistir en intensificar los esfuerzos para mejorar la relación de fuerzas favoreciendo que los egipcios atacasen con el consiguiente aumento en su número de bajas por efecto de la defensa israelí. Después de haber desbaratado el principal ataque egipcio, la posibilidad de llevar a cabo contraataques, incluyendo el cruce del Canal en el área de Deversoir, sería más viable.

En la tarde del martes 9 de octubre, dirigiéndose a los editores de la prensa israelí, el general Dayan hizo hincapié en el hecho de que ahora la política israelí era dar prioridad al frente sirio a fin de neutralizar el peligro procedente de ese país. Se realizarían todos los esfuerzos posibles para destruir a las fuerzas armadas sirias y para asestar un golpe estratégico a Siria, bombardeando sus puestos de mando y objetivos económicos, siendo la única limitación la decisión de no atacar a la población civil. Cuando se refirió al frente egipcio, Dayan afirmó taxativamente que no disponían de la fuerza necesaria para obligar a las fuerzas egipcias a que cruzaran nuevamente el Canal hacia su orilla; no sería posible llevar a cabo ambas operaciones —expulsar a los sirios de la guerra y rechazar a los egipcios a través del Canal— al mismo tiempo. Al analizar el problema de la línea en el sur, Dayan indicó que sería esencial determinar la formación de nuevas líneas más cortas. Cuando hizo mención de la región meridional del Sinaí insinuó la posibilidad de una línea defensiva que sólo cubriese Sharm el-Sheikh. Opinaba que:

«No podemos expulsarles ahora y derrotarles. […] Lo que deberíamos y podemos hacer es desplegar a nuestras fuerzas a lo largo de nuevas líneas en este lado y también en la zona meridional del Sinaí, y eso es lo que haremos. […] No creo que, en circunstancias normales, ninguna decisión adoptada por el Consejo de Seguridad pudiese detenerles [a los árabes] si desde un punto de vista físico, militar, ellos son capaces o creen que serán capaces de continuar la guerra. En primer lugar, esa decisión no se tomará, ya que tanto los chinos como los soviéticos aplicarán el veto. En segundo lugar, ellos ignorarán la decisión de cese de las hostilidades. No podemos confiar en esto. Israel sólo puede confiar en dos elementos: 1) las líneas que sus fuerzas pueden defender, y 2) el crecimiento continuo de la fuerza israelí en el futuro».

Al describir las pérdidas israelíes y la línea, Dayan dijo:

«Cientos de nuestros tanques han sido alcanzados por el fuego enemigo durante la batalla. Podemos recuperar una parte de ellos… otros no. […] En tres días hemos perdido cincuenta aviones. […] Mi apreciación personal es que, en alguna parte en esta zona del Sinaí entre el Canal y las montañas tendremos que establecer una línea que ellos no puedan atravesar, no porque se trate de un obstáculo como la cordillera de los Andes, sino porque sea una línea ocupada por nuestras fuerzas y que el enemigo no podrá cruzar. Y lo mismo puede aplicarse al extremo sur del Sinaí…».

Dayan anunció durante esa reunión con la prensa que aquella misma noche pensaba aparecer en televisión para decirle la verdad al público acerca de la caída de la línea Bar-Lev y para ofrecer un cuadro claro sobre la difícil situación que el país estaba viviendo en esos momentos. Uno de los editores le dijo: «Si usted le dice esta noche al público por televisión lo mismo que nos ha dicho a nosotros, significará un terremoto en la conciencia de la nación y también en la del pueblo judío y el mundo árabe».

La atmósfera creada por la conferencia de prensa ofrecida por Dayan fue tan intensa que hubo muchos que contemplaron con enorme inquietud su aparición ante la nación. En vista de esta situación, la señora Meir le pidió que no se presentara aquella noche ante las cámaras de televisión y, en cambio, fue el general Aharon Yariv (el antiguo jefe de la Inteligencia Militar que entonces actuaba como ayudante del jefe del Estado Mayor) quien salió al aire para presentar un panorama claro y equilibrado de la situación.