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EL ASALTO (SUR)

El 15 de julio de 1973, el general de división Shmuel Gonen fue nombrado jefe del Mando Sur en sustitución del general de división Ariel Sharon, quien se había retirado del ejército para dedicarse a las tareas agrícolas y la política. Sabra[1] duro y bronco, nacido en Jerusalén, Gonen había pasado los primeros años de su vida en una yeshiva, un seminario teológico ultraortodoxo. En la Guerra de los Seis Días había comandado la 7.ª Brigada en una serie de batallas libradas en el desierto del Sinaí, que le convirtieron en uno de los comandantes más notables de las fuerzas israelíes. Herido en varias ocasiones, experto tirador que contaba con una importante colección de armas de guerra, era conocido como un estricto defensor de la disciplina que, en algunos momentos, podía llegar a comportarse de un modo inaceptable con sus oficiales pero que, no obstante, inspiraba en sus hombres una enorme confianza que les impelía a seguirle en la batalla. Gorodisch, como continuó siendo conocido en el ejército por su nombre original, era considerado con una mezcla de respeto y aversión. Era un fanático de las pequeñas cuestiones que integran la disciplina y se tomaba todas las molestias necesarias para combatir la negligencia que había comenzado a afectar a las Fuerzas de Defensa de Israel. Había estado muchas veces al borde de la muerte y era conocido por su arrojo bajo el fuego enemigo.

El Mando Sur era responsable de toda la parte sur de Israel: el Negev y el Sinaí. El Negev es principalmente un desierto de arena con una serie de áreas de asentamientos humanos, especialmente alrededor de Beersheba y en el puerto de Eliat en el mar Rojo. La península del Sinaí —de unos 60 000 kilómetros cuadrados— es una gran cuña triangular situada entre el golfo de Akaba en el este y el golfo de Suez en el oeste, que une África y Asia por un lado y el Mediterráneo y el mar Rojo por otro. Está dividida en tres regiones diferentes. En el norte, la llanura arenosa de la costa del Mediterráneo con sus colinas bajas y sus profundas y no siempre franqueables dunas de arena (algunas de ellas con alturas de entre 25 y 30 metros), salpicada de pozos y oasis de agua salobre; en el centro, una enorme y desolada escarpa de piedra caliza conocida como el desierto de E-Tih y, finalmente, el espectacular Sinaí meridional con sus profundos wadis y sus altas cumbres.

El lado noroccidental del triángulo está bordeado por el Canal de Suez a lo largo de 160 kilómetros. El propio Canal (de entre 150 y 200 metros de ancho y de 15 a 20 metros de profundidad) constituye lo que el general Dayan describió como «una de las mejores zanjas antitanque disponibles». En la margen oriental es un desierto barrido por el viento, mientras que en la margen occidental, junto a la cual discurre un canal de agua dulce, hay un cinturón de tierras de cultivo que corre paralelo a la misma. Las orillas son pronunciadas y están reforzadas con hormigón, y el nivel más alto del agua alcanza casi dos metros por debajo de la orilla. A lo largo de la orilla oriental se concentraron enormes cantidades de tierra y arena (removidas tanto por la excavación del Canal como por las operaciones de dragado) en forma de un dique de 6 a 10 metros de altura (los ingenieros israelíes habían elevado este muro de arena hasta una altura de 25 metros en las áreas críticas). Las mareas cambian con frecuencia y la diferencia en el nivel del agua varía entre 30 centímetros y casi 2 metros en varias partes del Canal, un hecho de enorme importancia en lo que concierne a las operaciones de cruce.

Desde el Canal, el desierto se eleva a través de un terreno ondulado a lo largo de unos 8 kilómetros hasta alcanzar una línea de colinas arenosas y, desde allí, se extiende hasta una cadena de colinas y montañas, a través de la cual conducen hacia el sur una serie de pasos como el de Mitla y el de Gidi. El área septentrional, que se extiende aproximadamente desde Kantara hasta Port Said, es un terreno de marismas salinas atravesada por una serie de rutas construidas por el Ejército israelí. En paralelo al Canal de Suez y a lo largo de toda la ruta discurre una carretera que en los mapas israelíes tiene el nombre en clave de «Lexicon»; y en paralelo a la misma, a lo largo, de unos 8 kilómetros hacia el este, se encuentra una carretera conocida como la carretera de la artillería (los numerosos rasgos sobresalientes del desierto recibieron nombres en clave, como también las numerosas fortificaciones levantadas a lo largo del Canal, y así son nombrados en este texto). El área está atravesada por una vasta red de carreteras, tanto en sentido lateral como perpendicular.

La línea del Canal del Suez estaba defendida por una división al mando del general de división Avraham (Albert) Mandler. Dotado de una personalidad sensible y exquisita, Mandler era conocido como uno de los oficiales más disciplinados y considerados de las IDF. En vísperas de la guerra, las fuerzas bajo su mando totalizaban cerca de 280 tanques divididos en tres brigadas, con un mando especial que incluía una brigada de infantería que protegía la zona septentrional del área de las marismas. Albert —un oficial de 45 años, alto, taciturno, de rostro rubicundo y penetrantes ojos azules— había mandado la brigada acorazada que consiguió la casi imposible misión de romper la línea siria que defendía los Altos del Golán en 1967.

Con su designación como comandante en jefe del Mando Sur, el general de división Gonen entregó el mando de su división de reserva a su antecesor en el mando, el general Sharon. Gonen no estaba satisfecho con el trabajo de estado mayor y el nivel de disciplina que encontró en el Mando Sur y comenzó a introducir una serie de cambios. También presentó la propuesta ante el Estado Mayor General de que volviesen a abrirse las catorce fortificaciones que se alzaban a lo largo del canal y que habían sido taponadas. Se aprobó la apertura de varias de ellas, incluyendo una —situada en la margen oriental del Gran Lago Amargo— que había sido cerrada tan herméticamente que llevó tres semanas ponerla nuevamente en actividad.

Durante los primeros meses posteriores a su nombramiento, Gonen estableció prioridades en el presupuesto de construcción, teniendo en cuenta en primer lugar la construcción de rampas para tanques a lo largo de la segunda línea de defensa, permitiendo de este modo que los tanques pudiesen llevar a cabo una defensa en profundidad. Mandler había estado presionando durante casi un año para conseguir esto, pero la aprobación había sido demorada en el Ministerio de Defensa. Una segunda prioridad se concedió a la preparación de la infraestructura necesaria para un cruce del Canal por parte de las fuerzas israelíes.

En sus visitas a la zona del Canal, Gonen observó que los egipcios habían elevado el muro de arena en su lado hasta una altura de aproximadamente 40 metros, desde donde podían observar las fortificaciones israelíes y las rampas de tanques que las protegían, que no podían verse cuando fueron construidas; el muro de arena elevado por los egipcios también les permitía un puesto de observación de la segunda línea de defensa que se extendía a lo largo de la llamada carretera de la Artillería situada entre 8 y 12 kilómetros tierra adentro. La respuesta de Gonen fue ordenar la construcción de terraplenes que ocultaran las actividades que se desarrollaban en la segunda línea de defensa a los ojos de los egipcios; también ordenó la construcción de torres de observación de largo alcance de 70 metros de altura que permitiesen a las fuerzas israelíes observar la línea del frente egipcia. Pero ya era demasiado tarde.

Durante este período, las inspecciones llevadas a cabo por Gonen revelaron que el nivel de mantenimiento del equipo óptico en los tanques y las fortificaciones era inadecuado. Repasó toda la planificación operacional con sus oficiales, recordando al Estado Mayor que, en el caso de que se produjese una emergencia, los reservistas situados en primera línea debían ser reemplazados por fuerzas de infantería de élite.

Cuando el general Gavish había estado al mando se había iniciado la construcción de un sistema que se incorporaría en la línea Bar-Lev y que sería operado desde las diferentes fortificaciones. Debían construirse depósitos de almacenamiento de petróleo subterráneos, debajo de los puntos de resistencia, con tuberías que saliesen de ellos de modo que el Canal pudiese ser rociado con una película de petróleo y luego encendido eléctricamente desde el interior de las fortificaciones para convertir partes del Canal en un auténtico foso de fuego. En 1971, sin embargo, cuando sólo se habían construido dos de esas instalaciones, se decidió que debido a la velocidad de la corriente en el Canal, este artilugio no sería muy eficaz. En consecuencia se suspendió la construcción de instalaciones adicionales. Sin embargo, cuando el Estado Mayor decidió abandonar el proyecto a principios de 1971, el Mando Sur fue autorizado a probar una instalación en el Canal a fin de crear un efecto psicológico en los egipcios. Éstos quedaron indudablemente impresionados y durante los años siguientes se dedicaron a buscar la forma de superar dicho «obstáculo».

Los egipcios mantuvieron estrechamente vigilado durante años este sistema, que gradualmente se llenó de cieno y acabó completamente obstruido por la arena. El 11 de julio de 1973, la Inteligencia de la 8.ª Brigada de Infantería egipcia emitió una circular sobre este tema. Según ese documento (que cayó en manos israelíes durante la guerra), desde finales de 1971 los israelíes habían descuidado sus equipos y habían cesado todas las actividades relativas a su mantenimiento. Los egipcios habían advertido la construcción de veinte de esas instalaciones a lo largo del Canal, pero las patrullas enviadas a investigar descubrieron que se trataba de instalaciones simuladas. Las tuberías que formaban parte del equipo y que habían sido identificadas estaban cortadas o dobladas bajo el peso de la tierra acumulada encima de ellas, de modo que ningún líquido podía fluir por su interior; o estaban oxidadas y obstruidas con arena, puesto que los trabajos de construcción en las fortificaciones habían bloqueado partes enteras del sistema. El resumen concluía, correctamente como se demostró, que los israelíes habían abandonado la idea de utilizar ese equipo y lo dejaban en la zona exclusivamente con propósitos psicológicos.

Sin embargo, Ahmed Ismail, el ministro de la Guerra egipcio, y el general Shazli, el jefe de Estado Mayor, habrían de referirse extensamente una vez acabada la guerra al ingenio con el que habían conseguido neutralizar este equipo israelí a lo largo del Canal. En realidad, la historia de cómo Egipto planeó abordar este problema y cómo «de hecho» fue solucionado, fue objeto de largas y detalladas descripciones por parte de Ismail y Shazli una vez acabada la guerra y de elogiosas descripciones a cargo de muchos corresponsales de guerra.

Cuando se hizo cargo de su puesto en julio, el general Gonen decidió tratar de reactivar el sistema. Dio órdenes a su jefe de ingenieros para que comprobase las dos instalaciones existentes, procediera a limpiarlas, comprobase el estado de los tanques de petróleo y buscara alternativas más económicas para conseguir el mismo propósito. Un método más simple y eficaz fue elaborado y probado en septiembre, pero no hubo tiempo de aplicarlo en el Canal.

El 5 de octubre, en el curso de los preparativos en vísperas de la guerra, el general Gonen dio instrucciones para que estos dos sistemas fueran puestos en funcionamiento. Un equipo de ingenieros encabezado por el segundo teniente Shimon Tal llegó a la posición defensiva Hizayon, en Firdan, en la mañana del sábado 6 de octubre, y explicaron a los hombres que se encontraban allí cómo operar el sistema. Como los controles estaban en la fortificación que había sido bloqueada y desactivada, a las tropas destacadas en Hizayon les dijeron que tendrían que recorrer varios cientos de metros a lo largo del Canal, abrir manualmente la tubería y lanzar una granada de fósforo en el petróleo que cubría el agua. Después de haber explicado el sistema de ignición en Hizayon, el teniente Tal continuó hacia el sur en dirección a Matzmed, en Deversoir. Pero mientras les estaba demostrando a los soldados cómo debían hacer funcionar la instalación, la barrera de fuego de artillería disparada por el enemigo cayó sobre ellos.

Hacia el mediodía del sábado 6 de octubre, se recibió en el Cuartel General de la división del general Albert Mandler en el Sinaí un aviso advirtiendo de un inminente bombardeo de artillería, instruyendo a todas las fuerzas para que estuviesen en estado de alerta. El general de división Pino, el segundo de Albert, volvió a presionar a su comandante para que ordenase a todas las fuerzas que activaran el plan «Shovach Yonim» y avanzara hacia el Canal. Al mediodía Albert accedió a la petición de Pino e impartió las instrucciones pertinentes.

A las 13.45 horas, Gonen regresó a su cuartel general después de la reunión en el Estado Mayor en Tel Aviv. Llamó inmediatamente a Albert y revisó las numerosas órdenes que se habían impartido en su ausencia. Al acabar la reunión le dijo que creía que había llegado el momento de empezar a mover a sus brigadas acorazadas hacia el frente. Albert contestó lacónicamente: «Sí, supongo que sí. En este momento estamos siendo bombardeados».

Desde los puntos de resistencia instalados a lo largo del Canal comenzaron a llegar informes que describían bombardeos masivos de artillería, ataques aéreos, combates y cruces del Canal. Algunas fortificaciones (particularmente aquéllas en las que había oficiales al mando de la posición) informaban de una manera práctica; en otras, cuyos oficiales habían muerto al iniciarse las hostilidades, en algunos casos los que informaban lo hacían presos de la histeria. En algunas, los suboficiales, y en un caso, un soldado raso, tomaron el mando y condujeron a los hombres a la batalla. Todas pidieron de manera urgente apoyo aéreo y de la artillería y refuerzos acorazados. A todas les prometieron que la ayuda estaba en camino.

A las 15.00 horas a Albert le resultaba evidente que los egipcios estaban lanzando un ataque importante a lo largo de todo el frente. Y, una hora más tarde, esta evidencia se confirmó con una masiva operación anfibia de cruce del Canal en toda su extensión. En su cuartel general, Gonen trataba de interpretar el progreso de la batalla a medida que llegaban los informes y el sistema de comunicaciones en el mando, altamente desarrollado, suministraba un panorama claro de lo que estaba sucediendo en cada punto de resistencia a lo largo del Canal. Durante dos horas trató de identificar el ataque principal del enemigo (los egipcios, de hecho, habían calculado que la ausencia de un ataque principal retrasaría el contraataque de los israelíes). Hacia las 16.00 horas, Gonen se convenció de que no existía un ataque principal, pero que el cruce del Canal estaba teniendo más éxito en el sector norte que en el sector sur.

La fuerza total del Ejército egipcio (que es uno de los ejércitos regulares más grandes del mundo) incluía alrededor de 800 000 soldados, 2200 tanques, 2300 piezas de artillería, 150 baterías de misiles antiaéreos y 550 aviones de primera línea. A lo largo del Canal los egipcios habían desplegado cinco divisiones de infantería y numerosas brigadas independientes —de infantería y acorazadas— apoyadas por tres divisiones mecanizadas y dos divisiones acorazadas. Cada división de infantería incluía un batallón de tanques en cada una de las tres brigadas, totalizando 120 tanques en cada división de infantería. Las tres divisiones mecanizadas incluían dos brigadas mecanizadas y una brigada acorazada con un total de 160 tanques por división. Las dos divisiones acorazadas estaban compuestas por dos brigadas acorazadas y una brigada mecanizada, lo que representaba 250 tanques por cada división. Además había brigadas de tanques independientes, dos brigadas paracaidistas, alrededor de veintiocho batallones de comandos y una brigada de infantería de marina.

El Segundo Ejército tenía bajo su responsabilidad la mitad septentrional del Canal y el Tercer Ejército era responsable de la región meridional. El frente del Segundo Ejército estaba mantenido por la 18.ª División de Infantería desde Port Said hasta Kantara y el puente Firdan; por la 2.ª División de Infantería desde el puente Firdan hasta el norte del lago Timsah, y por la 16.ª División de Infantería desde el lago Timsah hasta Deversoir en el extremo septentrional del Gran Lago Amargo. La línea divisoria entre ambos ejércitos discurría por el centro del Gran Lago Amargo. El Tercer Ejército tenía bajo su mando a la 7.ª División de Infantería, responsable del sector del Gran Lago Amargo hasta la mitad de la sección más meridional del Canal de Suez, y la 19.ª División de Infantería, la otra mitad del canal hasta el mar Rojo, incluyendo la ciudad de Suez. Cada una de las divisiones de infantería de asalto estaba reforzada para el cruce del Canal por una brigada acorazada formada en parte con elementos de las brigadas acorazadas y mecanizadas.

Para hacer frente a esta poderosa fuerza en el Sinaí, a lo largo de los 170 kilómetros del Canal de Suez, había un total de 436 soldados israelíes en una serie de fortificaciones separadas entre sí por distancias de entre 12 y 14 kilómetros y tres tanques en la línea de costa. A las 14.00 horas, en la línea de defensa había siete baterías de artillería y el resto, hasta totalizar setenta cañones, llegó más tarde. De los tanques previstos para defender la línea, 277 se encontraban en el Sinaí a esa hora.

A la hora H, 240 aviones egipcios cruzaron el Canal. Su misión consistía en atacar tres campos de aviación en el Sinaí, destruir las baterías de misiles tierra-aire Hawk, bombardear tres puestos de mando, estaciones de radar, posiciones de artillería mediana, los centros de administración y el punto fuerte israelí conocido como Budapest, situado en la margen arenosa al este de Port Fuad. Dos mil cañones abrieron fuego simultáneamente a lo largo de todo el frente: artillería de campaña, artillería pesada y mediana y morteros pesados. Una brigada de misiles tierra-tierra FROG comenzó a disparar sus proyectiles. Los tanques avanzaron hacia las rampas preparadas en los terraplenes de arena, bajaron sus cañones y dispararon a quemarropa contra los puntos fuertes israelíes. Más de 3000 toneladas de destrucción concentrada fueron lanzadas contra el puñado de fortificaciones israelíes en una barrera de fuego que convirtió toda la margen oriental del Canal de Suez en un auténtico infierno durante cincuenta y tres minutos. Al mismo tiempo, unidades de comandos e infantería preparada para el combate antitanque cruzaron el Canal, sembraron de minas los accesos a las rampas, prepararon emboscadas antitanque y permanecieron a la espera de los carros de combate israelíes que avanzaban hacia el frente de batalla.

A las 14.15 horas, cuando los aviones hubieron regresado de su misión de bombardeo, la primera oleada de 8000 infantes de asalto cruzó el Canal. A lo largo de la mayor parte del Canal los egipcios realizaron el cruce en aquellas áreas que no estaban cubiertas por el fuego de los puntos fuertes israelíes y organizadas para la acción; en la mayoría de los puntos de cruce, los egipcios evitaron las posiciones defensivas israelíes, pasando lejos de ellos y continuando el avance hacia el este.

Un análisis de las operaciones llevadas a cabo por los egipcios, sumado a los detallados informes que han sido publicados en Egipto por los diferentes comandantes que tomaron parte en la contienda, nos permiten reconstruir toda la operación. La primera oleada llevó a cabo el cruce en la tarde del 6 de octubre, alcanzando la orilla opuesta entre las posiciones defensivas israelíes, mientras éstos eran bloqueados por el fuego concentrado de la artillería. Las primeras oleadas formadas por divisiones de infantería tenían orden de establecerse a una distancia de entre 2 y 4 kilómetros dentro de territorio israelí. Esta fase fue completada al anochecer del 6 de octubre. A continuación, unidades de infantería entrenadas especialmente para este propósito debían atacar y capturar los puntos fuertes israelíes. Junto con este movimiento, unidades de comandos fueron transportadas tras las líneas enemigas para realizar acciones de hostigamiento en profundidad, mientras que las unidades cazacarros recibieron órdenes de permanecer en posición para impedir que los tanques israelíes se desplegasen de acuerdo a su plan en las rampas que había entre las fortificaciones. Una operación especial en esta fase del ataque era el cruce del Gran Lago Amargo por parte de la 130.ª Brigada de la Infantería de Marina. Sus vehículos anfibios intentaron evitar a las fuerzas israelíes y establecer contacto con las fuerzas de comandos desplegadas en el área de los pasos de Mitla y Gidi.

Hasta la puesta de sol del 7 de octubre las fuerzas debían organizarse para defenderse de los contraataques, avanzar posteriormente hacia el interior del Sinaí y establecer cabezas de puente hasta una profundidad de entre 6 y 8 kilómetros. Durante este período, todas las unidades de infantería cruzaron el Canal y, en la noche del 7 de octubre, también cruzaron las brigadas acorazadas adscritas a las divisiones de infantería.

Todas las fuerzas desplegadas al oeste de la línea Ras Sudar-Tasa-Baluza estaban bajo el mando de los dos ejércitos egipcios, mientras que todas las fuerzas de comandos al este de esa línea (que incluían las fuerzas de comandos, cada una a escala de batallón, que habían sido lanzadas en los pasos de Mitla y Gidi) estaban asignadas al Cuartel General.

Hacia el anochecer del lunes 8 de octubre, las divisiones de infantería (con el añadido de una brigada de tanques a cada división) estaban en posición en la margen oriental del Canal con todos sus efectivos. Después de haber controlado los primeros contraataques israelíes, las fuerzas intentaron ampliar cada cabeza de puente, habiendo recibido órdenes de desplegarse hasta establecer contacto entre ellas a una profundidad de entre 10 y 12 kilómetros. A continuación una brigada mecanizada perteneciente a la 6.ª División Mecanizada cruzó por el flanco sur de la 19.ª División de Infantería (la división que se hallaba desplegada más al sur) preparada para avanzar hacia Wadi Sudar cuando se iniciara el ataque en dirección este.

La fase siguiente, culminada en la mañana del jueves 11 de octubre, debía estar completamente dedicada a librar una guerra defensiva y causar al enemigo el máximo posible de pérdidas durante sus contraataques. Al mismo tiempo, los egipcios planeaban avanzar por la costa del Sinaí en dirección a Ras Sudar y Sharm el-Sheikh.

Desde el jueves hasta el martes, 15 de octubre, la 4.ª y la 21.ª Divisiones Acorazadas cruzaron la cabeza de puente para lanzar un importante ataque. El objetivo principal de este ataque era la captura del centro neurálgico de Refidim (Bir Gafgafa). La 4.ª División Acorazada, junto con la 25.ª Brigada Acorazada, debía avanzar desde el área del Paso de Gidi, a través de Um Mahza, hasta Refidim. El segundo brazo de la pinza hacia Refidim debía estar a cargo de la 21.ª División Acorazada desde el área de Ismailía y Deversoir hasta Refidim a través de Tasa. También se llevarían a cabo ataques secundarios.

Obviamente, cada movimiento de la primera fase había sido planeado y preparado hasta el más mínimo detalle. Una división cruzaba en un sector de entre 6 y 8 kilómetros de ancho; la primera oleada tenía la misión de tomar y defender los terraplenes. Cuando la segunda oleada llegaba a los terraplenes, las fuerzas de la primera fase debían avanzar 150 metros y mantener sus posiciones. Una hora después de haberse iniciado el ataque, la tercera y cuarta olas se unían a la primera y segunda oleadas. Tan pronto como las unidades de apoyo del batallón atacante cruzaban el Canal, toda la fuerza iniciaba el avance.

Cada cabeza de puente debía tener 8 kilómetros de ancho y 5 kilómetros de profundidad y permanecer así hasta la llegada de los tanques y la artillería, momento en el que debía ampliarse hasta tener una base de 16 kilómetros de ancho por 8 kilómetros de profundidad.

Y de este modo, moviéndose exactamente en la forma en que habían sido entrenadas, docenas y en muchos casos centenares de veces, las fuerzas egipcias se lanzaron masivamente al cruce del Canal de Suez. En algunas áreas la resistencia israelí fue intensa, mientras que en otras fue comparativamente escasa. El cruce principal del Ejército egipcio, sin embargo, se produjo en las áreas abiertas y desiertas entre las fortificaciones israelíes, tal como había sido planeado. En consecuencia, aunque los egipcios habían calculado que el cruce del Canal les costaría entre 25 000 y 30 000 bajas, incluyendo cerca de 10 000 muertos, sus bajas en el cruce inicial —que sumaron sólo 208 muertos— fueron inferiores a las que cualquier estratega egipcio hubiese podido imaginar. En el área del Segundo Ejército el cruce se desarrolló según el plan previsto con pocos contratiempos. Pero en el área del Tercer Ejército hubo problemas porque el terraplén israelí resultó ser más amplio de lo que los egipcios habían calculado y también porque la naturaleza del terreno en el extremo meridional del Canal de Suez impidió que el muro de arena pudiese ser desintegrado por la acción de las mangueras de alta presión, tendiendo en cambio a convertirse en un cenagal de barro.

El comandante de una de las dos divisiones de infantería del Tercer Ejército, que se topó con una férrea reacción israelí, explicó más tarde que había perdido el 10% de sus hombres en el asalto inicial, aunque había calculado que perdería el 30%. Refirió la historia de un solitario tanque israelí que repelió el ataque de sus hombres durante más de media hora, causando grandes bajas entre sus tropas cuando trataron de neutralizarlo. Cuando finalmente consiguieron destruirlo, el general egipcio contó cómo, para su enorme asombro, había encontrado que toda la tripulación había muerto, salvo un soldado herido que había continuado combatiendo. Describió la profunda impresión que tanto a él como a sus hombres les había causado este solitario soldado, que les dijo que había nacido en Alemania y que saludó al general egipcio cuando era trasladado en una camilla a la ambulancia que le esperaba.

Durante toda la noche del 6 al 7 de octubre, las unidades encargadas de la construcción de puentes trabajaron febrilmente para tender alrededor de diez a través del Canal. Al día siguiente estos puentes habrían de ser sometidos a un intenso bombardeo por parte de la Fuerza Aérea de Israel y muchos de ellos quedaron seriamente dañados. Sin embargo, su construcción por secciones y la facilidad con la que podían ser manipulados permitieron, como puntualizó más tarde el general Shazli, una rápida sustitución de las secciones dañadas y también hizo posible que los egipcios, cuando un área era sometida a un fuerte ataque, hicieran flotar el puente a lo largo del Canal hasta un emplazamiento alternativo o bien que lo sujetasen a una de las orillas durante las horas del día. De modo que las afirmaciones israelíes de que casi todos los puentes habían sido alcanzados durante el primer día eran correctas, como lo eran también las declaraciones egipcias en el sentido de que sus fuerzas estaban cruzando por los puentes sin interrupciones. Hacia el mediodía del 7 de Octubre, la 7.ª División de Infantería había cruzado el Canal con todas sus fuerzas al sur de los Lagos Amargos, como lo había hecho también la 25.ª Brigada Acorazada.

La Fase Uno del cruce se realizó entre el 6 y el 9 de octubre. Diez puentes fueron tendidos a través del Canal, tres en el área de Kantara, tres en el área de Ismailía-Deversoir y cuatro en el área de Genefa-Suez.

Paralelamente al ataque, unidades y batallones de comandos fueron lanzadas en profundidad a lo largo de toda la extensión del frente, desde el área de Pon Fuad en el norte hasta Sharm el-Sheikh en el extremo meridional de la península de Sinaí. Esta fase del plan egipcio no fue particularmente exitosa. Catorce helicópteros cargados de comandos fueron derribados por la Fuerza Aérea de Israel, mientras que las tropas israelíes desplegadas en el Sinaí se organizaron rápidamente para hacer frente a la amenaza enemiga. En la segunda parte de la primera fase, principalmente durante la noche del 6 de octubre, las fuerzas egipcias montaron su ataque tal como estaba planeado contra los puntos de resistencia israelíes a lo largo del Canal.

En el Cuartel General de Albert el panorama de la situación en el Canal era confuso. Sus fuerzas acorazadas se movían hacia esa zona pero no había ninguna indicación clara con respecto a su situación. La previsión general había sido que el grueso del ataque recaería en el sector septentrional. En consecuencia, la brigada acorazada al mando del coronel Gaby fue dirigida hacia esa zona. La brigada del coronel Amnon se dirigió hacia el oeste por el centro, mientras que en el sector meridional la brigada del coronel Dan atravesó el Paso de Gidi para ocupar una posición al sur de los Lagos Amargos.

En la tarde del sábado, los aproximadamente 300 tanques de que disponía Albert fueron divididos en partes casi iguales entre las tres brigadas bajo su mando. La impresión en el Cuartel General divisional aquella tarde era que las fuerzas acorazadas habían llegado a todas las fortificaciones, aparte de aquellas que estaban situadas en el estrecho dique que se alzaba al norte de Kantara, en el puente Firdan y en el muelle en Port Tewfik. En esta última posición había cinco tanques, pero para entonces la posición ya había quedado aislada.

En las primeras horas de lucha, Pino, que se había convertido en el segundo de Albert dos meses antes, intentó armar un cuadro coherente de la situación creada hasta ese momento. Incapaz de hacerlo a partir de los informes recibidos, Pino se subió a un helicóptero y voló hacia el sur sobre la carretera de la Artillería hasta alcanzar los pasos de Mitla y Gidi. El helicóptero tuvo que evitar en muchas ocasiones a los MiG y a los helicópteros M18 egipcios. El viaje le sirvió para aportar a su jefe de división lo que creía que era el primer cuadro comparativamente claro de la situación. Hacia la 1.00 de la madrugada del 7 de octubre, el cuadro que Gonen recibió en su Cuartel General reflejaba que las fuerzas israelíes habían regresado a la línea de la costa, aparte de hacerlo en el área situada al norte de Kantara, a dos fortificaciones en el sector central y al muelle en Port Tewfik. En ese momento ni Gonen ni Albert sintieron ninguna urgencia de evacuar las posiciones defensivas situadas a lo largo del Canal.

El problema de la recepción de informes inadecuados procedentes de la línea del frente quedó patente en el hecho de que la tarde del sábado el cuadro transmitido al Cuartel General del Mando y al Cuartel General Central era satisfactorio. Por lo tanto no tenía sentido impartir órdenes de evacuación a las fortificaciones, ya que los informes confirmaban que los tanques habían llegado a la línea de la costa en la tarde del sábado y establecido contacto con ellas. A las 18.00 horas del sábado, el general Elazar se comunicó con Gonen para decirle que si había fortificaciones que no suponían un obstáculo para el esfuerzo principal del enemigo y sólo ponían en peligro a sus dotaciones, estaba autorizado a evacuarlas. Elazar recalcó que no quería defender todo el Canal por medio de estas fortificaciones sino, más bien, mantener puntos de resistencia capaces de obstaculizar el desarrollo de los principales ataques montados por el enemigo.

En este punto Elazar estaba pensando con dos días de anticipación. Consciente de que apenas si podía influir en lo que estaba sucediendo sobre el terreno —excepto en circunstancias especiales—, Elazar comprendió que la batalla de contención sería muy difícil y que los egipcios seguramente intentarían penetrar en algunos lugares. El domingo la batalla de contención continuaría sin mayores cambios, pero él ya estaba pensando en términos de la serie de contraataques que lanzaría el lunes. A medianoche, tan pronto como se aseguró de la eficacia del sistema de comunicaciones desde el Cuartel General avanzado en el Sinaí, Gonen avanzó a través de la península. Durante toda la noche recibió informes de que los tanques estaban patrullando entre las fortificaciones y estableciendo contacto con ellas. En el sector septentrional, cerca de la posición de Mifreket, las fuerzas de Gaby informaron de que habían destruido un puente.

En la mañana del domingo los egipcios reanudaron el ataque. Ahora los alarmantes resultados de los combates librados durante la noche comenzaban a ser asimilados por el Mando israelí: las fuerzas de Gaby habían quedado reducidas a sólo 10 tanques; Albert informó de que de los 290 tanques con los que había comenzado a luchar, sólo le quedaba una tercera parte para cubrir todo el Canal de Suez. La presión egipcia aumentaba y ahora, ante la evidencia del fracaso de usar mangueras de alta presión para derruir el muro de arena en el sector meridional, habían empezado a emplear excavadoras para derribarlo. Las reservas se encontraban aún muy lejos mientras las fuerzas regulares que se mantenían en sus posiciones sufrían un incesante desgaste. Al no contar con apoyo aéreo, Gonen no veía ninguna solución hasta que no llegasen las reservas. Albert solicitó repetidamente apoyo aéreo y Gonen le avisó que la ayuda llegaría en veinte minutos. «No dispongo de veinte minutos», contestó Albert. A las 6.45 horas, la Fuerza Aérea realizó una serie de ataques preparatorios contra el sistema de misiles antes de proporcionar el solicitado apoyo aéreo, y entonces, súbitamente, el comandante de la Fuerza Aérea, general Peled, notificó a Gonen que no habría más apoyo aéreo debido a la situación creada en el norte. Durante la mañana, Gonen instó a Peled: «A menos que despliegue su fuerza en este frente, no tengo nada con lo que contener el ataque». A las 9.30 horas, después de haber recibido la aprobación del jefe del Estado Mayor, autorizó a Albert a evacuar las fortificaciones cuando fuese factible.

A las 8.00 horas, el general de división Avraham (Bren) Adan llegó antes que su división y le fue otorgado el mando del sector septentrional. A las 13.00 horas, el sector central fue puesto bajo el mando del general de división Ariel Sharon. En consecuencia, en la tarde del domingo, el sector septentrional era defendido por Bren, el sector central por Sharon y el sector meridional por Albert.

La brigada acorazada de Amnon llevaba cierto tiempo en las áreas avanzadas del Sinaí y estaba previsto que fuese relevada el 8 de octubre. Se trataba de una brigada con un excelente nivel de preparación que no había abandonado el Sinaí desde la Guerra de los Seis Días y un elevado porcentaje de sus oficiales habían servido durante la Guerra de Desgaste. Los batallones de la brigada rotaban entre el servicio en la línea del frente y períodos de entrenamiento en la retaguardia. Amnon, alto, rubio, con una mirada de búho detrás de sus gafas y conocido por su gran y cuidado bigote en forma de manillar, había dirigido su brigada durante más de un año. Era responsable de un área que se extendía desde la isla El-Balah hasta Ras Sudar en el sur. Un batallón en el norte estaba al mando del teniente coronel Yomtov; otro batallón al mando del teniente coronel Shaul Shalev protegía el sector central y el 3.er Batallón del teniente coronel Emmanuel estaba encargado de proteger el sector meridional.

El jueves 4 de octubre, los comandantes de compañía de la brigada y los oficiales superiores despidieron a Albert, que debía abandonar la división el domingo por la mañana. En su discurso de despedida después del almuerzo, Albert, aunque expresó sus dudas de que efectivamente fuese relevado del mando debido al estado de tensión a lo largo del Canal, hizo hincapié en los problemas de la preparación operacional para el combate y analizó la próxima guerra. El viernes por la tarde invitó a Amnon a una reunión personal. En ella se refirió a las numerosas señales que indicaban que la guerra era inminente y analizó con Amnon la situación en su brigada, invitándole nuevamente para una conferencia de órdenes el sábado por la mañana. En esa conferencia se analizaron todos los planes operacionales, incluido el «Shovach Yonim». En mitad de la reunión Albert recibió una llamada telefónica del general Gonen. Al regresar comunicó a los comandantes de la brigada que las 18.00 horas era la posible hora H del enemigo.

Las fuerzas debían desplegarse según el plan «Shovach Yonim» no más tarde de la 17.00 horas, pero en ningún caso antes de las 16.00 horas, ante la posibilidad de que el avance de las fuerzas israelíes pudiese conducir a un deterioro de la situación y a una escalada que pudiera hacer que los egipcios abriesen fuego. Amnon regresó rápidamente a su brigada e impartió las órdenes incluidas en el plan «Shovach Yonim». A las 13.30 se recibió información de que el mando debía ponerse en alerta de artillería ya que había claros indicios de que el enemigo estaba a punto de abrir fuego. Amnon añadió algunas palabras de aliento a los comandantes de los batallones y les envió de regreso a sus unidades.

A las 14.00 horas del 6 de octubre se inició el bombardeo aéreo egipcio y una masiva barrera de fuego de artillería se cernió sobre las posiciones israelíes en la línea del frente con un alcance y una intensidad jamás conocidos. En el primer minuto del ataque cayeron sobre las posiciones israelíes 10 500 proyectiles a un promedio de 175 proyectiles por segundo. Comenzaron a llegar informes que avisaban de que las tropas enemigas estaban cruzando el Canal en embarcaciones de asalto. Cuando comenzó el bombardeo, las unidades de Amnon estaban avanzando hacia el frente o bien sus hombres estaban en el proceso de subirse a los tanques. Los tanques avanzaron velozmente hacia sus posiciones sólo para descubrir que las unidades de cazacarros egipcias las habían ocupado y lanzaban contra ellos una lluvia de proyectiles de bazooka RPG. Al mismo tiempo, las rutas de aproximación israelíes situados en la cima del muro de arena del lado egipcio eran batidas por tanques y misiles antitanque Sagger. Como recordaría Amnon, «Todo el Sinaí estaba en llamas». Las unidades de tanques israelíes luchaban y sufrían las primeras bajas. La infantería egipcia luchaba sin cuartel. Cientos de soldados egipcios resultaron muertos por los tanques israelíes que se acercaban al Canal, pero la ola de infantería egipcia continuó avanzando.

Amnon, cuya área de responsabilidad se estrechaba hacia el sector central, identificó dos áreas de cruce principales frente a Ismailía y Firdan. Envió una compañía de tanques contra el asalto que se estaba produciendo frente a Ismailía y una segunda compañía a Firdan. La situación en la fortificación de Firdan se estaba volviendo desesperada debido al número de bajas que había sufrido. La fuerza de Amnon trató desesperadamente de establecer contacto con esta fortificación, Hizayon, pero sus esfuerzos resultaron baldíos. Envió entonces una patrulla hacia el norte y perdió contacto con la misma cuando sus miembros se toparon con una fuerza de infantería enemiga al norte de la llamada Granja China. El segundo del batallón, mayor Yaacov Javits, fue herido de gravedad y murió poco después; el comandante de la compañía también resultó herido y la patrulla fue aniquilada. En las cercanías de Ismailía cuatro tanques quedaron fuera de combate y frente a Firdan la mayor parte de la compañía de tanques fue alcanzada por el fuego enemigo.

A las 20.00 horas, el tanque del teniente Zeev Pearl, que encabezaba el ataque de su compañía contra Firdan, recibió un impacto directo. El artillero y el cargador resultaron muertos en el acto y Pearl quedó herido y ciego. El conductor continuó avanzando, pero cuando llegaron a las inmediaciones de la fortificación de Hizayon en Firdan el tanque fue alcanzado otra vez por los proyectiles egipcios. Entonces retrocedieron hasta alcanzar la carretera paralela al Canal, donde giraron hacia el norte y continuaron la marcha sin ser molestados durante 15 kilómetros. Cerca de la isla de El-Balah el tanque se salió de la carretera y quedó atascado en las marismas. El conductor ayudó a salir a su comandante herido, cogiéndole de la mano y, al principio, le condujo en la dirección equivocada… hacia el Canal. Al comprender su error corrigió el rumbo y llevó a su comandante a través de varios kilómetros de desierto de regreso a las posiciones israelíes bajo un verdadero infierno de fuego enemigo. Al amanecer llegaron a una batería de artillería israelí, pero el fuego de sus propios compañeros les mantuvo inmovilizados durante algún tiempo antes de que pudiesen identificarse y ser evacuados. La fuerza que combatía en Firdan había quedado desintegrada. El segundo del batallón evacuó los tanques dañados.

De las dos compañías desplegadas en el área de Ismailía y Firdan, dos tanques al mando del mayor Eliezer continuaban la lucha. Éstos defendieron el cruce de carreteras frente a Firdan durante toda la noche y consiguieron repeler el ataque de cincuenta tanques enemigos. En el sector de Ismailía, Amnon desplegó unidades a lo largo de la carretera que discurría en paralelo al Canal, enviando a Hizayon un batallón a las órdenes del teniente coronel Amram. Cuando se acercaba al Canal, la fuerza de Amram cayó en una gran emboscada de la infantería egipcia que los atacó con fuego de bazookas RPG. Pero los israelíes consiguieron superar la emboscada, pasaron a través de ella y llegaron al Canal en el área de Ismailía, aunque fueron obligados a replegarse hacia el área del cruce de carreteras de Firdan.

El 7 de octubre los combates continuaron durante todo el día y Amnon vio que su brigada estaba siendo aniquilada poco a poco. En el cruce de Firdan, Eliezer estaba librando una increíble batalla con sus dos tanques. El comandante del batallón, teniente coronel Shaul, estaba combatiendo en la Granja China con dos tanques y dos vehículos blindados de transporte de personal. Frente a Ismailía había restos de dos batallones. Un comandante de batallón estaba herido y el otro comandante unió las fuerzas que quedaban hasta completar medio batallón de tanques. La brigada de Amnon había quedado reducida a veinte tanques.

De pronto comenzaron a llegar los reservistas. Amnon se había olvidado por completo de ellos hasta que recibió instrucciones de presentarse ante el general Sharon, quien había asumido el mando de ese sector. Amnon se dirigió rápidamente al Cuartel General de Sharon.

La brigada del coronel Dan había permanecido en la retaguardia. Acababa de cumplir su ciclo de instrucción y estaba previsto que relevase a la brigada de Amnon el 8 de octubre. Dan era un sabra de complexión fuerte y expresión decidida, nacido en un kibbutz hacía treinta y seis años, que había estado al mando de uno de los mejores batallones de paracaidistas del ejército. En la mañana del 6 de octubre estuvo presente en la reunión del grupo de operaciones reunido por Albert donde se decidió que su brigada tomaría parte en un contraataque en el caso de que los egipcios consiguieran hacerse fuertes en la margen oriental del Canal. Al acabar la reunión, la mañana del Yom Kippur, preguntó: «¿Por qué no nos movemos inmediatamente para ocupar nuestras posiciones según lo previsto en el plan “Shovach Yonim?”». La respuesta fue: «No es seguro que los egipcios vayan a lanzar un ataque y el movimiento de las fuerzas israelíes a la luz del día podría provocar una escalada en el conflicto».

Sin embargo, cuando se estaban preparando para ponerse en movimiento, los aviones egipcios atacaron a sus fuerzas en el campamento a las 14.00 horas. Entonces Dan las dividió, enviando a un batallón a través del Paso de Mitla, otro batallón a través del Paso de Gidi y un tercero a lo largo de una ruta entre los dos, en el caso de que uno de ellos quedase bloqueado por el enemigo. Cuando estaba a punto de montar un contraataque contra el sector meridional, Albert le ordenó que avanzara hacia el norte frente al sector central. Dan, no obstante, era de la opinión de que todo parecía indicar que un importante cruce del Canal tendría lugar en el sur y propuso continuar avanzando en esa dirección. Albert transigió y accedió a que dos batallones permanecieran frente al Paso de Gidi mientras otro batallón se movía hacia el norte según las instrucciones de la división.

A las 16.15 horas, las fuerzas de Dan habían atravesado los pasos y fueron informadas por Albert de que la situación era muy grave y que los egipcios estaban cruzando el Canal en toda su extensión. Dan recibió órdenes de tomar el mando del sector meridional y hacer todo lo que pudiese para defenderlo. Esto significaba que la brigada de Dan era responsable de defender un frente de unos 55 kilómetros, extendiéndose desde la unión de los dos Lagos Amargos en el sur hasta Ras Masala, a unos 20 kilómetros al sur de Suez. En ese sector se enfrentaría a la 19.ª División de Infantería, la 7.ª División de Infantería y la 6.ª División Mecanizada egipcias y, detrás de esta última, la 4.ª División Acorazada. Estas fuerzas totalizaban cerca de 650 tanques, además de la 130.ª Brigada de Infantería de Marina Independiente, que debía cruzar los Lagos Amargos en vehículos anfibios y bloquear los pasos de Mitla y Gidi.

La 19.ª División de Infantería, la 7.ª División de Infantería y la 130.ª Brigada de Infantería de Marina Independiente cruzaron a la orilla oriental aquel mismo día (la 6.ª División Mecanizada cruzó el Canal más tarde, el 9 de octubre). Dan envió un batallón a lo largo de la ruta del Paso de Gidi con órdenes de entrar en contacto con la fortificación Lituf en el extremo meridional del Pequeño Lago Amargo y con Botzer, la fortificación que se alzaba en la unión de ambos lagos, y de impedir todos los intentos del enemigo de cruzar el sector. Con su Cuartel General y un batallón al mando del teniente coronel Uzi, el propio Dan se dirigió a la ruta del Paso de Mitla en dirección al sur para contactar con las fortificaciones en la posición del muelle en Port Tewfik y frente a Suez. El tercer batallón habría de operar en el área de la fortificación de Mafzeah y la ruta del Paso de Mida y mantenerse.

El batallón septentrional, que avanzaba a lo largo de la ruta de Gidi, se encontró con la 130.ª Brigada de Infantería de Marina egipcia a unos 15 kilómetros al este del Canal moviéndose hacia el área de los pasos de Mida y Gidi. Atacaron a la fuerza enemiga, que con sus tanques anfibios PT76 de blindaje ligero y vehículos blindados anfibios de personal BTR, no era rival para los tanques israelíes, aun cuando les superasen en número. Docenas de tanques y vehículos blindados egipcios fueron destruidos y la 130.ª Brigada de Infantería de Marina se retiró en absoluto desorden.

El sargento Mohammed Mahmoud Nada dejó constancia en su diario de las primeras horas vividas en el Sinaí. Era un buceador de la Marina y fue incorporado a una unidad de la 130.ª Brigada de Infantería de Marina que cruzó los Lagos Amargos el 6 de octubre:

«… cruzamos a las 14.30 horas [el sábado]. […] Esperamos la orden de avanzar y atacar. Hay pérdidas, los tanques han volado por los aires. El primer tanque alcanzado es el mío. […] El sábado nuestro avance es detenido y alrededor de diez tanques anfibios quedan envueltos en llamas. Los tanques enemigos avanzan y nos disparan. Tomamos posiciones para detenerlos […] cavamos trincheras para protegernos. Estamos preocupados por la Fuerza Aérea de Israel que puede sorprendernos mañana por la mañana. Estamos siendo bombardeados. […] Ésta es la noche más cruel que hemos conocido hasta el momento. A lo largo de ella nos hemos tenido que enfrentar a la muerte, el hambre, la sed, el miedo y el frío…».

Al día siguiente, 7 de octubre, apunta:

«Anoche fue la noche más larga, más difícil y más horrible de mi vida. La guerra es algo sucio y terrible y la odio, pero al mismo tiempo estoy preparado para sacrificar mi vida. No podemos hacer nada más que esperar la muerte que los Phantom o los tanques nos traerán por la mañana. La mayoría de las compañías han sufrido un duro castigo. […] Por la mañana encuentro a mi compañía […] no sabemos dónde estamos o qué se supone que debemos hacer. No hemos disparado una sola bala, pero nuestras pérdidas son importantes. […] Mi trinchera está a escasos centímetros de la orilla del Lago Amargo. Algunas de las noticias que oímos en la radio nos hacen partir de risa…».

Después de haber conseguido neutralizar el avance de la Brigada de la Infantería de Marina, el batallón israelí alcanzó la línea de la costa y las fortificaciones.

Hacia las 20.00 horas del 6 de octubre, las fuerzas de Dan habían alcanzado todas las fortificaciones en su sector, aparte de la fortificación del muelle en Port Tewfik, cuyos accesos habían sido profusamente minados y en los que los egipcios habían preparado varias emboscadas antitanque. A lo largo de todo el sector del frente del Tercer Ejército egipcio, las fuerzas de Dan continuaron neutralizando todos los intentos egipcios de cruzar el Canal. Destruyeron los pontones transportados en tractores que los egipcios intentaban tender a través del Canal y evacuaron a los muertos y heridos de las fortificaciones.

Hacia las 2.00 horas del domingo estaba claro para Dan que ésta era una guerra en toda regla y no una simple acción de desgaste. Para él también resultaba evidente que las fortificaciones no estaban contribuyendo materialmente a impedir los cruces del Canal y estaban inmovilizando las fuerzas acorazadas y de contraataque israelíes, incluyendo todo el apoyo necesario de la artillería para la protección de los puntos de resistencia. Dan se puso en contacto con Albert y solicitó autorización para evacuar todas las fortificaciones para poder luchar con vehículos acorazados contra el cruce de las fuerzas egipcias. Pero la respuesta a su petición fue negativa. Cuando posteriormente solicitó fuerzas de infantería frescas para reforzar las fortificaciones y dejarle las manos libres para hacer frente a los tanques egipcios, le dijeron que no había efectivos para enviar como refuerzo. Dan habló con Albert en más de una ocasión y le imploró que tomase una decisión: «O defendemos las fortificaciones o bloqueamos el ataque egipcio. No podemos hacer ambas cosas». Albert le contestó que no había más alternativa que hacer las dos cosas y que él no tenía autoridad para ordenar la evacuación de las fortificaciones.

Las fuerzas de Dan estuvieron ocupadas toda la noche tratando de impedir que las fuerzas egipcias cruzaran el Canal y acudiendo en ayuda de las fortificaciones, cuyas peticiones de auxilio eran frecuentes y perentorias. Cada movimiento en dirección a las fortificaciones significaba una batalla contra emboscadas antitanque, luego regresar a los puntos de cruce, nuevamente hacer frente a las emboscadas del enemigo y así durante toda la noche. A las 16.00 horas del sábado, cuando Dan cruzó los pasos, contaba con una fuerza de aproximadamente un centenar de tanques; a las 8.00 horas del día siguiente sólo le quedaban 23. Las dos terceras partes de todas las pérdidas en hombres y vehículos sufridas por la brigada durante la guerra se produjeron durante los combates librados aquella primera noche.

A las 9.00 horas del domingo, las primeras unidades acorazadas egipcias cruzaron el Canal. Mediante el empleo de una unidad de reconocimiento, Dan creó una serie de puntos de observación de largo alcance y estableció su propia red de inteligencia. Cuando se informaba de la presencia de fuerzas acorazadas enemigas en la orilla oriental del Canal, Dan movía su pequeña fuerza concentrada y las atacaba, destruyendo cantidades importantes de tanques egipcios a larga distancia.

Entretanto, las peticiones de ayuda seguían llegando desde las posiciones defensivas a medida que la situación se volvía desesperada. A las 11.00 horas se puso en contacto con Albert y le dijo que insistía en que debía tornarse una decisión. O bien los tanques permanecían en las fortificaciones hasta el final o se alejaría de ellas para concentrar sus fuerzas en una defensa móvil contra las fuerzas acorazadas egipcias. Dan recibió permiso para romper el contacto con las fortificaciones y concentrarse en contener el avance de los egipcios, pero le dijeron que no podía esperar la ayuda de los reservistas y que la fuerza aérea estaba ocupada en el Golán.

Dan retiró sus tanques de las fortificaciones y se concentró en los cruces entre las dunas de arena, a unos 4 o 5 kilómetros al este de la carretera lateral de la artillería. Tenía bajo su mando tres baterías de artillería, frente a él se concentraban setenta y cinco baterías enemigas.

A las 13.00 horas, la fortificación Lituf, situada al sur del Pequeño Lago Amargo, informó que los egipcios habían conseguido penetrar en la línea de defensa y les habían dado un ultimátum para que se rindiesen o morirían. Dan se puso en contacto con el segundo jefe de la división, solicitando permiso para que las tropas que ocupaban la fortificación Lituf se rindiesen. Aunque señaló que la defensa de la línea tenía escaso valor, su solicitud fue denegada. Como el comandante a cargo de la fortificación había muerto y un soldado raso estaba dirigiendo una lucha encarnizada y desigual, Dan organizó el rescate de la guarnición con sus tanques y su artillería. Pero los efectivos israelíes en fuga equivocaron el rumbo y, en lugar de alcanzar los tanques israelíes, fueron a caer en medio de una unidad acorazada egipcia. Todos los hombres fueron hechos prisioneros.

Durante todo el 7 de octubre, Dan se enfrentó al Tercer Ejército egipcio con un batallón situado en la carretera de Gidi, hacia el oeste de la carretera de la Artillería, un batallón en la carretera de Mitla (también al oeste de la carretera de la Artillería) y un tercer batallón, que había sido reorganizado y vuelto a equipar después del duro castigo sufrido durante los combates del día anterior, detrás del Paso de Mida. Cada batallón contaba con diez tanques, pero le habían retirado su infantería blindada. Las fortificaciones continuaban luchando e informando de los movimientos del enemigo y Dan calculó que estaba haciendo frente a un posible ataque masivo de los egipcios. En consecuencia tomó la decisión de concentrar a su brigada en un único puño acorazado y lanzar un ataque preventivo contra las concentraciones de fuerzas egipcias.

Mientras uno de los batallones simulaba un ataque en dirección oeste hacia Lituf, en el extremo meridional del Pequeño Lago Amargo, Dan lanzó un ataque con dos batallones en dirección a Mafzeah, sobre el Canal de Suez. Su fuerza llegó a la carretera del canal Lexicon, combatiendo durante todo el trayecto, destruyendo tanques y docenas de vehículos enemigos (muchos de ellos cargados con municiones). Maniobrando cuidadosamente con sus fuerzas, disparando desde larga distancia y librando una clásica batalla de carros con fuego y movimiento, Dan no concedió a los egipcios ninguna posibilidad de lanzar ningún ataque contra él. El lunes por la tarde recibió la autorización de evacuar Botzer, donde tenía desplegado un pelotón de tanques. Todos los hombres montaron en sus tanques y consiguieron replegarse sin problemas.

El martes los egipcios lanzaron un primer ataque concentrado con dos brigadas mecanizadas a través de la carretera lateral de la Artillería en dirección al Paso de Mitla. Dan situó un batallón entre las dunas de arena cubriendo los accesos y otro batallón al norte del cruce de la carretera de Mitla y la carretera lateral; un tercer batallón aguardaba hacia el sur de este cruce. Los egipcios lanzaron un ataque frontal contra el batallón desplegado en las dunas y el batallón desplegado al norte del cruce avanzando con sus fuerzas hacia el norte para rodear el batallón más septentrional de Dan. Dan entonces movió su batallón desplegado más hacia el este desde la dunas de arena hacia el flanco norte de su batallón septentrional y las fuerzas egipcias se lanzaron contra estos dos batallones en un ataque frontal con fuego de tanques. Entonces su batallón meridional atacó el flanco sur de la fuerza enemiga, que ahora estaba avanzando con dos batallones por la carretera lateral. Este batallón de Dan destruyó veinte tanques y numerosos vehículos blindados enemigos. Los egipcios se retiraron en completo desorden de la que era una clásica batalla de carros en la que Dan, como comandante de la brigada, concentró su fuerza y movió sus batallones eficazmente. Ésta fue la clase de batalla que Dan continuó librando durante días interminables en el sector meridional del Canal, empleando cuidadosamente su menguada brigada como un puño acorazado concentrado.

Durante la mayor parte de la primera semana de octubre, la brigada que Gaby dirigía desde hacía seis meses, había estado en alerta. El jueves por la tarde la alerta fue suspendida y, en la mañana del viernes, comenzaron los preparativos para el permiso de vacaciones. Entonces, a las 10.00 horas, se recibieron órdenes de movilización. Mientras las fuerzas en su brigada se dirigían hacia el Sinaí, Gaby destacó tropas para que permanecieran en la retaguardia para que protegiesen los vehículos orgánicos de la brigada y gran parte de su equipo. Estaba convencido de que, en un día o dos, estarían de regreso después de que las fuerzas egipcias acabaran sus maniobras. No obstante, Gaby se movió con su Cuartel General avanzado y se presentó en el Cuartel General de Albert a las 17.30 del viernes. Allí recibió instrucciones de que debía estar preparado para operar según el plan «Shovach Yonim». Los comandantes de batallón salieron al amanecer del sábado 6 de octubre para reconocer los accesos al Canal.

Cuando se inició el bombardeo egipcio a las 14.00 horas, parte de sus fuerzas estaban en marcha. Una parte de su brigada le fue retirada de su mando y Albert le dio instrucciones de que debía moverse con el resto de sus fuerzas hacia Tasa y luego en dirección norte a lo largo de la ruta principal norte-sur hacia Baluza. Al oír las noticias radiofónicas, Gaby tuvo un panorama bastante claro de lo que estaba sucediendo a lo largo de la zona del Canal. A mitad de camino de Baluza recibió órdenes de establecer contacto con la brigada en el sector septentrional. Pero tuvo un problema con las comunicaciones y la primera orden operacional que recibió fue que debía establecer contacto con la posición Mifreket en el extremo septentrional de la isla de El-Balah. Se comunicó entonces con el batallón acorazado que combatía en el sector norte y el cuadro que obtuvo de la situación fue ciertamente sombrío. El teniente coronel le dijo, en resumen, que su batallón había sido prácticamente aniquilado y que no había otra cosa que hacer salvo acudir a rescatar lo que quedaba del mismo.

Entonces Gaby llamó al comandante del batallón que se encontraba en primera línea para que se reuniese con él mientras avanzaba hacia Mifreket y le diese un informe de la situación. Al mismo tiempo, el general de brigada Kalman Magen (que debía reemplazar a Albert en el mando al día siguiente) avisó por radio que se había hecho cargo del mando del sector norte de Kantara y le ordenó que dividiese la fuerza del batallón y que avanzase en dos columnas: dos compañías debían continuar hacia Mifreket, mientras que la otra mitad debía avanzar hacia el este para alcanzar la posición Milán. Gaby colocó a la fuerza Mifreket bajo el mando del comandante del batallón, teniente coronel Amir, mientras que él mismo dirigiría la fuerza que se dirigiría hacia Milán, estimando que ésta sería la misión más difícil. El teniente coronel Yomtov, cuyo batallón había resultado diezmado a lo largo del Canal, se unió a él con los restos de su fuerza.

Cuando Amir llegó a la posición Mifreket, dividió su fuerza en tres, enviando parte de la misma un kilómetro al sur de la fortificación, otra parte a dos kilómetros hacia el norte y conservando una fuerza dentro del área de la fortificación. En tres ocasiones durante el sábado por la noche la fuerza de Amir entró en contacto con Mifreket. Moviéndose arriba y abajo del Canal se vio acosado continuamente por el fuego de proyectiles RPG de la infantería egipcia y por misiles antitanque disparados desde los terraplenes egipcios al otro lado del Canal. Sus tanques eran destruidos por las minas sembradas por los egipcios que habían cruzado durante el ataque inicial y la infantería egipcia invadía masivamente toda la zona. En el interior de la fortificación de Mifreket encontró a siete soldados asustados al mando de un técnico de transmisiones porque el oficial había muerto. Amir se puso en contacto con Gaby y le sugirió a él y a Magen que la fuerza de Mifreket fuese retirada, ya que no tenía ningún valor para la lucha, pero la autorización para la retirada fue demorada hasta el amanecer del domingo.

La fuerza desplegada al norte de la fortificación alcanzó el punto de cruce de las fuerzas egipcias y causó daños al puente tendido por el enemigo, pero informó de que los egipcios habían conseguido reparar esos daños con una rapidez asombrosa. Esta fuerza continuó disparando contra cualquier cosa que atravesara el puente y alcanzando blancos que incluían tanques, que ya estaban cruzando en la medianoche del sábado. Las informaciones decían que habían destruido tres tanques, una concentración de camiones y una concentración de cañones antitanque.

Uno de los soldados del batallón de Amir era Yadin Tanenbaum, un muchacho silencioso y modesto que había sido entrenado como comandante de tanque. Cuando su batallón comenzó a moverse hacia el Canal por la ruta Refidim-Tasa, los tanques fueron parándose uno tras otro por averías, llegando finalmente al Canal sólo cinco de los tanques de la compañía entre los que se encontraba el de Yadin. Al mando del tanque estaba Ovida, un artista joven y prometedor, mientras que Yadin, que era el artillero, era un notable flautista que había viajado en numerosas ocasiones al exterior en giras de conciertos. En el tanque nadie sabía realmente lo que estaba pasando. Aunque todos calculaban que se estaba produciendo un incidente de considerables proporciones, nadie pensaba en la guerra.

El tanque de Ovida fue uno de los primeros en alcanzar el Canal. El comandante de la compañía les dijo a sus tropas que, aparentemente, una fuerza de infantería había cruzado el Canal; no era nada demasiado serio, pero tenían que encargarse de ella. Les dijo que no debían ponerse nerviosos, comportarse como hombres y estar preparados para luchar. No sabían en qué área se estaban moviendo y carecían de mapas de la zona. Haim, el encargado de las comunicaciones, recuerda que se guiaban por la luz de la luna para girar a la izquierda y luego a la derecha. Al encontrarse con efectivos de infantería egipcia los eliminaron sin sufrir pérdidas, pero aun así no tomaron conciencia —aunque ya estaban luchando a lo largo de las orillas del Canal— de que esto era la guerra. El fuego de artillería les acosaba desde la otra orilla del Canal, pero cuando avanzaron contra la infantería egipcia, ésta se replegó.

Aproximadamente a las 23.00 horas el tanque de Ovida, ahora situado cerca de la posición Mifreket, se quedó atascado en el suelo pantanoso y, al intentar dar la vuelta para salir de esa trampa, el tanque se hundió aún más en la arena. Otros tanques acudieron en su ayuda y trataron de sacarlo de su apurada situación tirando de él con cables de acero, pero todas las maniobras resultaron baldías. La dotación permaneció dentro del carro de combate. Después de una hora de espera divisaron un bulldozer que estaba abriendo lentamente una brecha en el muro de arena. Yadin apuntó, abrió fuego y el bulldozer saltó en pedazos. Unos minutos más tarde apareció un tanque en la abertura del muro y Yadin volvió a disparar a una distancia de 50 metros, alcanzándole y haciendo que estallase en llamas. Ésta fue su perdición, ya que sus disparos iluminaban los alrededores y convertían al tanque en un blanco perfecto. De pronto se oyeron dos cañonazos y el tanque atascado en la arena fue alcanzado por el fuego antitanque enemigo. El conductor y el radiotelegrafista consiguieron abandonar el tanque en llamas, pero en el interior del blindado yacían muertos dos prometedores jóvenes: un artista y un flautista. Más tarde Leonard Bernstein habría de componer una pieza para flauta en memoria del joven músico que murió en uno de los dos primeros tanques que alcanzaron el Canal de Suez el día del Yom Kippur.

La fuerza desplegada al sur de la posición continuó su batalla desesperada en un área de grandes dunas de arena y terreno pantanoso y sometida a continuas emboscadas por parte de la infantería antitanque egipcia. El domingo por la mañana, poco después del amanecer, el general Magen autorizó a Gaby para que retirase su fuerza llevándose sus bajas y evacuase la fortificación de Mifreket. Las fuerzas de Amir tuvieron que redoblar sus esfuerzos para alcanzar la fortificación. En tres ocasiones se acercaron a la posición y en cada una de ellas perdieron un tanque. (Esta fuerza ya se había visto gravemente reducida a una tercera parte de sus tanques; la brigada completa de Gaby contaba ahora con sólo una veintena de tanques). Amir se puso en contacto con Gaby para advertirle de que podía perder toda su fuerza sin ninguna posibilidad de aliviar la situación de la fortificación, ante lo cual Gaby le autorizó para que se retirase con los tanques dañados llevándose con él a los muertos y heridos. El resto del batallón de Amir trabajó durante horas para remolcar los tanques dañados y cargar en ellos a los muertos y heridos en la batalla. Cuando se replegaban con trece hombres agarrados a uno de los tanques, el blindado recibió un impacto directo y todos murieron. La fuerza volvió a hacer un alto en el camino para recoger a los muertos bajo un intenso fuego enemigo, atándoles a las cubiertas de los tanques. Hacia las 11.00 horas del domingo, lo que quedaba de su fuerza, menos de diez tanques, se las arreglaron para retirarse y concentrarse en un cruce de carreteras a unos 8 kilómetros del Canal.

Mientras tanto, la fuerza al mando de Gaby desplegada en el norte había avanzado velozmente hacia Kantara. Por primera vez Gaby vio luces brillantes que se movían espectralmente a través de la oscuridad hacia sus fuerzas en medio de una lluvia de balas. Sólo más tarde cayó en la cuenta de que se trataba de misiles antitanque disparados en la noche. La fuerza se encontraba evidentemente en un grave peligro ya que estaba entrando en un área poblada. En dos columnas cargaron por la carretera principal del pueblo mientras recibían disparos desde todas las ventanas, pero consiguieron superar este obstáculo y continuaron su camino hasta establecer contacto con la posición Milán. La enloquecida carrera a través de las calles de Kantara había desorganizado por completo la fuerza de Gaby. La mayoría de los comandantes de los tanques habían caído víctimas del fuego disparado desde las ventanas. Además, todo el sistema de comunicaciones estaba afectado y, mientras combatían a lo largo del muro de arena del Canal, la falta de comunicaciones y de coordinación fue total. Gaby, Yomtov y un comandante de compañía fueron de tanque en tanque bajo un fuego graneado, gritándoles instrucciones a cada uno de los jefes de tanque para que observaran los movimientos de los comandantes de la fuerza y les imitasen. En ese momento, la fuerza había quedado reducida a una tercera parte de sus efectivos originales, incluyendo un número de tanques que estaban siendo remolcados para poder seguir haciendo uso de sus cañones.

Gaby también recibía informes de Amir, situado al sur de su posición, y habló con el general Magen: el estado de la unidad que defendía la posición Milán parecía ser razonable y su comandante parecía bastante confiado. Por lo tanto, Magen ordenó a Gaby que se dirigiese hacia el norte para reorganizarse. La fuerza se movió siguiendo las órdenes y librando combates esporádicos durante el camino. El tanque de Yomtov fue alcanzado nuevamente por el fuego enemigo y su dotación pasó al tanque de Gaby (el oficial de operaciones de Gaby había muerto antes de llegar a Kantara y Yomtov ocupó ese puesto con Gaby durante el resto de la guerra).

A las 3.30 horas Amir había concentrado lo que quedaba de su fuerza a unos 7 kilómetros a lo largo de la carretera meridional en las marismas del norte. Muchas de las dotaciones de sus tanques se perdieron en la oscuridad pero aquí los egipcios acudieron al rescate. A lo largo de la costa del Canal numerosos reflectores apuntaban hacia el cielo, convirtiéndose en puntos de referencia evidentes para la artillería egipcia. Aprovechando estas luces Gaby pudo dar instrucciones a sus hombres, que estaban aislados o inmovilizados en las marismas, para que se reuniesen con él. Muy pronto los tanques comenzaron a llegar hasta su posición. Dos tanques se reunieron con Amir en Mifreket de esta manera. Otros dos tanques se hundieron en la marisma no muy lejos de Milán, pero sus dotaciones permanecieron a bordo y, durante la noche del sábado, todo el domingo y parte de la noche del domingo al lunes, los dos tanques continuaron combatiendo, dirigiendo el fuego de la artillería israelí y conteniendo a las fuerzas de infantería egipcias hasta quedarse sin municiones. Entonces la dotación de uno de los tanques abandonó el blindado y consiguió regresar a pie hasta las líneas amigas.

A las 8.00 horas del domingo, Gaby oyó la voz del general Bren Adan en la radio. El general acababa de llegar y se hacía cargo del sector septentrional de la división. Gaby dejó escapar un suspiro de alivio al comprender que la llegada de Bren Adan significaba quedas reservas estaban de camino y que, detrás de ellas, se estaban moviendo todas las Fuerzas de Defensa de Israel. Entonces, casi sin pensarlo, Gaby preguntó: «¿Qué ha traído con usted?». Molesto de que le hicieran esta pregunta a través de la radio y sin demasiado ánimo para conversaciones triviales, Bren contestó lacónicamente: «Cien divisiones». En el curso de la mañana, Bren le ordenó que concentrase lo que quedaba de su brigada en la carretera principal al este de Mifreket, adónde ya habían llegado las fuerzas de Amir.

Gaby había llegado al Sinaí preparado para desplegarse con una brigada de tanques. La mitad de su fuerza le había sido retirada al iniciarse las hostilidades; ahora sólo disponía de una cuarta parte de su fuerza original.