Luis XV es apodado el Bien Amado. Transcurren diez años. Las mismas gentes que le pusieron tan afectuoso calificativo están convencidas de que el Bien Amado se baña en sangre humana… Huye de París y se encierra en Versalles, pero le parece también allí que hay demasiada gente y demasiada luz. Anhela refugiarse en un lugar apartado…
En un año de escasez (tan frecuentes en aquella época) seguía yendo de caza, como de costumbre, a los bosques de Sénart. Un día se encontró a un campesino que transportaba un ataúd y le preguntó: «¿Adónde llevas ese ataúd?». El campesino respondió: «A tal lugar». «¿Es para un hombre o para una mujer?». «Para un hombre». «¿De qué ha muerto?». «De hambre».
JULES MICHELET