diciendo, mamá?, pero ¿qué me estás diciendo?, ¿me estás diciendo que el tío Paco abusaba de ti?, ¿me estás diciendo eso?, ¿cómo que te tocaba?, ¿que te tocaba cómo?, pero ¿dónde?, ¿qué quieres decir?, ¿que qué quieres decir?, ¿quieres decir decir lo que estás diciendo?, lo creo, lo creo, ¿y el abuelo?, ¿qué hacía el abuelo?, ¿el abuelo no hacía nada?, no puede ser, me puedo creer cualquier cosa, pero esto no,
abuelo, ése que está ahí abajo, no ése no, el otro, el del pelo rapado y que anda ladeado con una mano en el bolsillo, el que ahora cruza la calle esquivando los coches que van a detenerse ante el semáforo de la esquina, sí, el que lleva pantalón vaquero y un jersey negro de cuello vuelto y ha entrado en la panadería, ¿lo has visto?, ¿no?, pues espérate que salga con dos barras de pan y dos empanadas, ya verás, sabrás quién es por el fuego que le ha salido en la comisura de los labios, fíjate bien, también por los gestos plomizos de quien está cansado de levantarse todos los días a la una, mira, ése es, el que no se para a hablar con nadie pues a nadie conoce en esta ciudad en la que vive cinco meses y no ha hecho un puto conocido, y peor aún, en la que estará diez, quince meses, y no podrá deshacerse de las dentelladas de esa soledad tan diminuta que parece de juguete, pues ése, sí, el que mira los carteles de trabajo que ponen en los escaparates, ¿no lo ves?, el del pelo rapado porque ya tenía coronilla de fraile, además con esas gafas de no haber roto un plato en su vida, el que después de estudiar cuatro meses hace dos semanas, la primera de septiembre, no le dejaron presentarse a las oposiciones, abuelo, no ves tres en un burro, que no ves tres en un burro, además de cegato, sordo, nada, que no estés en babia y te fijes bien, ¿lo ves ya?, ¿dónde se ha metido?, habrá ido al centro a ver qué películas hacen, no, míralo, es el que sale del estanco de comprar cartas y sellos para hablar con alguien, el que…, el que acaba de tropezar y disimula como si nada, ¡qué torpe es!, pues ése, sí, el que tiene los ojos tristes y la mirada alegre, y ahora mira hacia aquí deseando tan temprano que sean ya las nueve la noche y Elia haya vuelto de trabajar y esté esperándole, pues ése, ¿que no sabes quién es?, ¿cómo te va a ver en la ventana si estás muerto desde hace cinco días, abuelo?, pues ése, como te iba diciendo, ése soy yo,
el que huyendo abre la puerta de la calle y, aún temblando de miedo, tira el pan en la cocina y también las cartas y los sellos y por fin deja de temblar al volver a secuestrarse en su habitación, tanto y tanto tiempo que no sabe si ve o se inventa los balcones con bombonas de butano, los toldos de color mierda, una antena parabólica en una terraza, la rubia de bote del segundo siempre en la cocina, el polvillo negro de las fábricas textiles que todo lo impregna, dos pinos escuálidos, las omnipresentes persianas bajadas del quinto donde seguro que hay un cadáver, la esquina que no quieren las putas, ¿por qué?, el gato destripado el jueves que nadie recoge, la cotilla del tercero, un ciclista solitario, el puesto de la Once, al atardecer perros sacando a pasear a sus amos, y amos que se parecen a sus perros, un poco de césped y un poco de cielo, el estanco donde no venden cerillas, alguna esporádica tía buena con su novio con cara de guardián, las mañacas jugando a la comba y los mañacos persiguiendo al gato que huye y el jueves un coche lo atropelló y nadie lo recoge, dos borrachos discutiendo sobre quién de los dos tiene más huevos, la cotilla del tercero y una amiga jamona con los rulos puestos desde que las bautizaron, el del Seat Toledo poniendo la moto delante de su garaje para que nadie aparque, el repartidor de coca-cola quitándola para aparcar de morro, petardos, viejos sacando sillas para tomar el fresco, el mecánico bakalaero del taller de la otra calle, la policía y la ambulancia pasando a toda leche y yo pensando por un segundo que venían por mí, el marido de la rubia de bote descamisado fumando en el balcón y una doble de ella a su lado mientras la original hace la cena, el cubo de agua que la cotilla del tercero arroja a los dos borrachos que ya de noche siguen resolviendo los problemas de la humanidad con docenas y docenas de huevos, un hombre frotándole un décimo a un jorobado, perros vagabundos hurgando en la basura, y…, ¡ah, sí!, y el tío chismoso del edificio de enfrente, ¡qué va!, mucho más que la cotilla del tercero, el del último piso, si en el resto de la escalera no vive nadie más, el que tiene el síndrome de Estocolmo consigo mismo, abuelo, no te enteras, ¿eh?, ése del que murmuran, sí, el que ahora al creer que lo han descubierto se aparta de la ventana, ése soy yo también, ¿no te aclaras?, da lo mismo, yo tampoco, bueno, ¿para qué nos vamos a engañar?, yo sí,
y no cabías por el agujero, abuelo, y yo no pensaba en nada en particular, luego para distraerme de que me picaba un huevo observé científico, científico quiere decir pensando las cosas por dentro y por fuera, a todos tus parientes esperando que alguno llorara, la abuelica sí que daba pena envuelta en el chal rastrero de toda la vida, parecía una cría gimoteando porque le habían robado la piruleta, y eso que no gimoteaba, a veces respiraba fuerte pero ya está, que tampoco hay que cargar las tintas, todo el panorama lo absorbía las quejas de cazalla del sepulturero al comprobar que no y que no te querías ir al otro barrio, abuelo, hasta el último instante dando guerra, ¿eh?, yo me decía, digo éste es capaz de resucitar y ponerse a dar indicaciones, no quiero darte mala fama pero tampoco tengo por qué pregonar tus grandes virtudes, decías que no está bien hablar mal de los muertos, aunque también dicen que el muerto al hoyo y el vivo al bollo, ¿que qué tiene que ver esto contigo?, pues nada, pero por si acaso a mí ya no me vas a ganar a frases hechas, y en esto… que no entrabas, te quedabas atascado por decimotercera vez y la repugnante bola de sebo de la funeraria y el sepulturero discutían amablemente con los dientes afilados, y el Enrique, muy en su papel del nieto mayor, me acribillaba con una cara de arrepentimiento por no haberme hecho caso en la misa, parecía que me dijera que nos escaqueáramos a su casa a ver revistas de tías en pelotas como de chavales, a lo mejor yo tenía cera en los oídos o andaba un poco trascendente, trascendente es que le das más importancia a las cosas de lo normal, tampoco tienes que hacerme mucho caso, y menos en momentos como ése en el que cuanto más tengo que sentir, más témpano de hielo soy, y como lo sé, hago un esfuerzo por descongelarme y casi siempre el tiro me sale por la culata y empiezo a ver gigantes donde sólo hay molinos, por ejemplo, cuando mi padre me cogió por los hombros me pilló en pleno divagar, por eso cuando recuperé mis huevos bien puestos en la tierra, anduve un rato confuso, no sabiendo si había sido realidad o ficción tal muestra de cariño, como la última fue mi primer remoto día de universidad, que me dijo, después de ver en reposición un capítulo de La casa de la pradera, hoy empieza tu futuro, no estaba acostumbrado y no sabía muy bien qué sentimientos seleccionar, al final decidí disimular preocupándome por los 2 cm que te faltaban para dar por acabado tu numerito final, ¡coño!, es que ya era hora de comer y tú no parecías tener mucha prisa, claro, como ya no sabías por dónde iban las telenovelas, pues nada, allí estábamos, aguantando la calina que caía, podías haber elegido un día más práctico, ¿no?, práctico es hacer algo que no sea en balde, mientras te decidías, digo, que mientras te decidías, a la abuela la sentaron sobre una lápida a la sombra de un árbol, pero eso sí, aunque sudaba la gota gorda, no quiso quitarse el chal rastrero de toda la vida, mi madre le trajo un vaso de agua, ¿de dónde lo sacaría?, mi madre es tan pava como yo, pero con lo de sacrificarse a veces sorprende y es capaz de encontrar una foca en el desierto, entonces, el Miguel, ése no, el de la Reme, mi tío, a bocajarro me preguntaba si no he hecho la mili sabiendo que no, y yo, sabiendo que voy a ser la víctima de su payasada de hoy, sensiblero por tu cuerpo presente o tonto del culo le respondo que voy a hacer la objeción de conciencia, que es, yo diplomático a más no poder, pues como la mili pero ayudando a ancianos, a drogadictos, o en los montes vigilando para que no haya incendios, y él, no sé, eso suena a mariconería, en la mili te haces un hombre con dos cojones y cuando sales te comes el mundo, la cuestión en este punto no es qué respuesta dar a esta gilipollez que he buscado, sino, qué respuesta en ese momento delicado, ¿momento delicado?, ahora que lo pienso, ¡uy!, entonces ya tenía la mosca detrás de la oreja, pero es ahora cuando todo se me hace menos oscuro, todo aquello era absurdo, que todo aquello era absurdo, como en una película de los hermanos Marx, recuerdo que estuve a punto de descojonarme pero me comporté, cabrón, tú no estabas allí, por fin lo cojo, desde tu muerte todo había sido otra obra de teatro de las que tenemos que hacer todos los días, tú estabas tan lejos que tenía miedo de no volver a verte más, por eso caí en la trampa de creerme a pie juntillas toda vuestra parafernalia, tú estabas a millones de años luz, más o menos doblando la esquina dos calles más abajo, comprando boletos de rifa en el Bar Manchego para regalárnoslos a los nietos, o enseñándome la casa de campo de Chinorlet que acababas de comprar, o matando el conejo de la paella con un golpe de kárate en la nuca, o arreglándome el pinchazo de la bici-cross, tú entonces ya estabas aquí, en esta hoja en blanco que voy emborronando, y yo sin darme cuenta, estás aquí para siempre como a todos los que quiero y que luego saldrán, aquí estás, no en ese agujero por el que al fin lograron meterte y que tiene una fotografía tuya en la lápida, tú no eres ése sino éste que yo recuerdo como si todo tuviera sentido y nada fuera inútil, ¿que al Miguel qué le respondí?, primero deja de llamarme Pedrín y lo siguiente qué era, ¡ah, sí!, ¿qué querías que le respondiera?, ¿que era un chuloputas?, le expliqué con buena fe de pánfilo que prefería ayudar a los demás que a joderlos, ¿que qué me contestó?, imagínate lo que puede dar de sí uno de tu familia, todos son, cada uno a su estilo, unos pobres cantamañanas cabrones o unos cabrones pobres cantamañanas, según el ánimo que tenga, que todos los de tu familia…, déjalo,
Elia viene de trabajar, hoy he hecho de cena puré de verduras y salchichas, me abraza y me besa demasiado espitosa, quiero decir bulliciosa, yo le acaricio el pelo como si hubiera creído que este momento no fuera a llegar, ella no se da cuenta y me alegro de ello, tomo carrerilla y me guardo bien dobladito el hastío para mañana por la mañana, y como una ofrenda dejo que me susurre al oído que tiene un regalo para mí, ¿qué es?, ¿será que he ganado el concurso de San Sebastián?, no me lo quiere decir, ¿qué es?, ¿dónde está?, ¿qué tengo que oír?, ¿en la escalera?, me asomo, es un esquelético gato callejero, ¿y eso?, ¿para nosotros?, ¿te lo has encontrado?, ¿qué Jorge?, pues no lo conozco, no, no sé quién es, pero ¿dónde te lo ha dado?, ¿y cómo es que…?, bueno, da lo mismo, ¿qué me pasa?, ¿qué hago yo ahora con estos ridículos celos si nunca he sido celoso?, ¿será por ser algo?, sí, será porque ando corto de hobbies, ¡un gato!, pero ¿nos lo vamos a quedar, Elia?, sí, me gusta, aunque nunca he tenido ninguno, no, mi abuelo tenía de todo menos gatos, tenía conejos, gallinas, palomas y un cerdo, ¿te acuerdas abuelo?, ¡menudo cabrón era!, un poco más y de un mordisco me arranca el pie, el pie, que casi me lo arranca, sí, sé lo que nos dijiste al Enrique y a mí, pero las cosas se dicen para no hacerles caso, ¿Elia?, ¿quién va a ser Elia?, sí, lo que crees, sí, vivimos juntos, no, en Elda no, nos hemos ido a Alcoy porque ella encontró trabajo, lo que pasa es que luego le salió uno mejor en Onteniente, pero como yo he elegido aquí la objeción, pues a unos 35 km de Alcoy, además ya lo sabías, no te quieres enterar, ¿eh?, sí, juntos, no, que no me voy a casar, que ahora…, abuelo, no me marees, ¿quiénes?, ¿qué primos?, ¿que unos primos tuyos viven en Alcoy?, ¿y qué?, a ver, ¿cuándo fue la última vez que los visitaste?, ¿40 años?, ¿entonces cómo quieres que esté el quiosco de tus primos en el mismo sitio?, no no sé dónde me dices, no digas tonterías, la Guardia Civil no sabe de estas cosas, no es como antes, ahora se dedica a sus labores,
déjame que te cuente, abuelo, el miércoles fui al chino por lo de repartidor, pero sólo eran 4 horas a la semana los sábados, y pagaban 500 ptas. la hora, sí, ya sé que mi padre de chaval rebuscaba las basuras para encontrar un mendrugo de pan y que tú comiste ratas en la guerra, pero también es muy fuerte lo que está pasando ahora, ¡coño!, que no tenemos futuro hasta por lo menos dentro de diez años, cuando ya seamos prematuramente viejos y estemos cansados de no creer en nada que no sé, no sé, lo que no me explico es cómo los jóvenes no nos rebelamos como cuando no se tenía nada y nos conformamos con defender egoístamente las migajas de comodidad que nos quedan, deberíamos unirnos y salir a la calle a luchar por algo como en la guerra civil para no tirar cada uno por su lado esperando que nos lo den todo hecho, sí, ya sé, abuelo, que no te has enterado de nada, ¿de verdad que parezco un político?, tienes razón, mucho de boca pero poco…, no soy menos abúlico que los demás, un abúlico es un gandulazo que hoy, ayer y anteayer se ha levantado a las dos mientras Elia trabaja 10 horas en la tienda de muebles y no viene ni a comer para ganar una miseria, pero como ellos imagino que daría la cara, tengo 25 años y estoy dispuesto a que me salgan callos en las manos, tenemos el coco hecho a, otra cosa que a este desierto de curro de esclavos, es que quema sólo 4 horas, si fueran más no me importaría apechugar, aunque no sé, lo más seguro es que esta noche me humille el sentimiento de culpa y vaya mañana, si la novela que he mandado a editoriales o algunos de los cuentos que vagan por concursos tuvieran salida, ya sé, tengo el cap pie de serrí, lo que sí debo hacer mañana es poner el anuncio de que buscamos a alguien para compartir el piso, no, abuelo, tú ya no puedes preocuparte ni nosotros te dejaríamos, que no puedes manejarnos como a mis padres, nosotros sabemos lo que hacemos, hace mucho tiempo que te retiraste de lo de corredor de fincas así que déjate de más chanchullos de los tuyos, si no mira con la herencia la que has formado, todavía tus benditos hijos andan tirándose de los pelos, ¿tus zapatos?, abuelo, ¿cómo me voy a poner esos zapatos del año de la picor?, además no es mi número, me vienen pequeños, que digo que son muy bonitos y que gracias, fíjate si me gustan que ahora mismo los llevo puestos,
Elia, antes de conocerme te rapabas el pelo porque no te querías, ahora eres morena cuando de repente dejas de estar alegre y una tristeza nos moja hasta los huesos, pelirroja cuando se te olvida por quinta vez eso que no recuerdas y te enrabietas, y rubia como este último mes cuando dices, con una sencillez inhumana para mí, llevamos casi medio año viviendo juntos y te quiero tanto y soy tan feliz a tu lado, que miro para todas partes, y una vez cerciorado de que soy el que también debe quererte tanto y ser tan feliz, entonces lo siento como un terremoto, sí, te quiero tanto y soy tan feliz, pero a la vez es tan irreal y tan frágil la felicidad, si es esto, que es difícil creérselo, tengo que luchar con todas las fuerzas conmigo mismo por llenar cada segundo de nuestras cosas, de aquel partido de tenis de Arancha y Steffi que ganamos, del primer día que nos besamos en el coche y no pusiste el freno de mano y chocamos contra la pared, de las cartas que te escribía todos los días y te dejaba en el limpiaparabrisas y ya no te escribo y no dejo en el limpiaparabrisas, de cuando empezamos a vivir aquí sin cocina ni lavadora y dormíamos en un colchón en el suelo, también de la extraña ternura que desprendía un cuerpo dormido a mi lado al que le olían los pies, y cómo descubriste que soy un dejado y cómo descubrí que eres una tiquismiquis para la limpieza, y muchas cosas más, las nuestras, como por ejemplo, los polos que nos hemos comido esta tarde, las hamburguesas, patatas fritas y coca-cola a las que nos hemos invitado, la película mala que hemos visto y el amor que nos hemos hecho, recordando con todas mis fuerzas éstas, nuestras cosas, para que las horas, los días, las semanas no estén vacías cuando, quizá pronto o nunca, no pueda sostenerte más y toque ya que te pudras conmigo,
no, no he limpiado el polvo, no, no he llamado al fontanero, se me ha olvidado, no, hoy tampoco he hecho la cama, sí, tienes razón, que sí, reconozco que soy un dejado, sí, voy a hacer todo lo posible por dejar de serlo, pero vale ya, ¡joder, Elia!, ya te he dicho que voy a cambiar así que no sigas con el estribillo, que no voy a llevarte la contraria, no, que no te sigo la corriente como a los locos, ya está bien, ¿no?, creo que te pasas, ¿tan importante es que esté la cama hecha o no?, pues si el grifo gotea que gotee, ¡coño!, además no es para tanto, ¿cómo me va a dar vergüenza ir al fontanero?, no te pongas borde o vamos a acabar mal, cuando coges el papel de sargenta de la limpieza te pones insoportable, no, no te aguanto, ya está, ¡hala!, morros al canto, Elia, ¿dónde estás?, Elia, por favor, sal del aseo y hablemos, no, no te quiero convencer con mi palabrería, sólo hablar, no puede ser que por estas tonterías siempre acabemos discutiendo, ¿qué nos pasa?, venga, sal y arreglémoslo, yo pondré todo de mi parte, esta vez sí es de verdad, pero tú también tienes que soltar cuerda, mañana limpio los cristales y llamo al fontanero, y la cama la voy a hacer todos los días, lo prometo, pero no discutamos más por una mosca que pasa, porque cuando lo hacemos parece que los que se echan los trastos no son otros sino nosotros,
no sé si hacerme pan tostado o darme una paja, estoy ahíto, espaguetis a la carbonara, y esta mañana, antes de irse a trabajar, Elia me ha chupado la polla como me gusta que me lo haga, despacio, hasta que no puedo más y le empujo la cabeza para que se atragante, pero ahora el hueco de la tarde me vacía de una manera salvaje, se me borra la memoria no sólo de hoy sino de todos los días que he hecho algo importante, y enmarañado en no poder dejar de seguir engañándome, me callo apretando con el estómago la boca y escuchando como un gato si alguien toca al timbre y no me pierdo, aunque se equivoque, y no me pierdo y me enfrento sin miedo a mí mismo, si al menos tuviéramos teléfono podría hacer llamadas obscenas a la rubia de bote del segundo, ¡qué iluso soy!, como me gusta montarme pirulas, yo no soy capaz de eso, bueno, primero, también me infravaloro, y, segundo, dramatizo por eso de la literatura, bajaré a comprar el periódico y en los deportes me olvidaré de mí un rato, si no me relajo voy a acabar mal con tantos días muertos por detrás y por delante, que sea Induráin el que tenga que hacer el desgaste, que cuando la cosa esté a punto de caramelo a mí no me pilla ni Dios, me estoy esperando un poco más allá, no me lo creo ni yo, no cambio ni aunque me maten, yo si digo la verdad me gustaría vivir unos años más, a veces está bien una borrachera con los amigos, tranquilos, que ahora vienen Vicente, Mesca y los demás, que no sólo voy a contar mis penas, que también nos pasan cosas divertidas y si no lo son las hacemos, que solo aquí arriba soy una paja mental viviente, pero ahí abajo soy un actorazo de comedia, también está bien a veces hacer un mapa de caricias en el cuerpo de Elia para saber dónde estoy, y a veces también hacer rabiar al gato, o sea, resumiendo, que me he metido en un callejón sin salida, aburrido tonteo un poco conmigo y antes de que me dé tiempo a reaccionar ya tengo que hacer algo real, pero a pesar de todas estas estratagemas yo soy muy cuco y cuando lo de fuera me dice, ¡a moverse!, yo oigo, ¡acción, a rodar!, y represento mi papel a la perfección, que toca ser amable, pues yo me derrito de amabilidad, que toca ser cabrón, pues yo me derrito de cabronería y de gusto, porque disfrutar disfruto como un cosaco, aunque tengo que reconocerlo aquí en público, ese otro tú es tan sincero y fiel como tú al ralentí de aquí arriba, ¡madre mía, cómo estoy!, me tendré que dar una ducha fría para ver si se me baja tanta trascendencia, y todo por el dilema de no saber si darme una paja o hacerme pan tostado, haré las dos cosas y asunto resuelto, y Vicente y yo nos vamos a tomar una caña a Jezabel, no, a Pemán, Jezabel lo han cerrado, ¡no me acordaba!, Dartacán me dijo ayer que los moteros cambiaron la ruta del aperitivo y han jodido el asunto, ¡hola, Darwin!, ¿qué tal?, sí, estoy en Alcoy a ver lo que pasa, vale, nos vemos, saluda a tu hermano, ¿eh?, hasta luego, Vicente, te pido otra, ¿y cómo van las cosas por aquí?, pues como por allí, tampoco he buscado a fondo, estoy mirando algo de oposiciones en los ayuntamientos de Alcoy y alrededores, pero hasta que salga la convocatoria…, además la objeción está a punto de caer, a ti no te veo tan mal, creía que después de tener que venirte de Valencia ibas a estar más jodido, sí, me imagino que la procesión irá por dentro, ¿y tú has encontrado algo?, ¿no?, yo aún estoy un poco tocado por lo que me pasó en nuestras queridas oposiciones de profesor, pero a ver si pongo carteles y, como antes en Elda, doy clases para por lo menos ir tirando, ¿otra caña?, va, pide tú, ¡joder, qué fría!, así da gusto, Vicente, a veces he pensado si hiciste todo lo posible durante los dos años que estuviste allí cuando me reto si seré capaz de buscarme las lentejas en Alcoy, yo creo que te quedaste corto, algún día te lo diré, y no es por echártelo en cara, sino porque como somos como hermanos que han vivido cosas parecidas, hemos estudiado lo mismo, escribimos dentro del mismo rollo y nos gustan más o menos las mismas tías, siempre has sido un espejo donde mirarme, como espero que yo lo haya sido para ti, sobre todo, ¿pones dos cañas más, por favor?, sobre todo en la punta del capullo y en la novela del siglo XXI que estoy haciendo aquí o lo que sea, y más comparada con tu interminable y flaca obra maestra, ¿después de tres años aún no acabas de retocarla?, eres un sobón, oye, por cierto, ¿tienes suficientes pelas?, jefe, ¿a cuánto son las cañas?, 80 ptas., ¿en Jezabel a 100?, pues nos ahorramos 20 por caña, es decir, con el dinero de 4 cañas en Jezabel aquí tenemos 5, ¿que parecemos rácanos?, ¡qué va!, lo que somos es pobrecicos, cada vez que voy al cajero es como si los jíbaros me redujeran a ras de suelo para que no sepa apreciar más el purificador amanecer de esta mañana, este religioso aperitivo o el concierto gratuito de grupos del pueblo que Antoñín me ha dicho que hay, van a dar caña, vamos a ir, ¿no?, ¿y la Chus?, ¿en Valencia?, entonces no viene, sí, a ti te dice que tiene un examen de Filosofía de la Naturaleza, pero seguro que te la da con cualquier fallero,
mamá, hoy viene Elia a comer, pues si estás mala acuéstate, la gente si está mala no se levanta, yo hago la comida, pero no digas eso, por favor, ¿cómo no voy a saber dónde están las cosas si he vivido aquí toda la vida?, eso era antes, ahora he aprendido, hago unas paellas de chuparse los dedos, mira, hoy voy a hacer una de carne y verduras, tú acuéstate, y si falta algún ingrediente ya voy yo a comprarlo, mamá, hazme caso o me voy a cabrear, de hecho, ya estoy cabreado, así que descansa, no quiero que me ayudes, quiero que no estés aquí poniendo cara de mártir y te vayas a la cama, haz lo que quieras, pero como te pongas pegajosa me largo, te lo he avisado, ¿eh?, vamos a ver, arroz hay, verdura también, carne no hay suficiente, pero, mamá, ¿a dónde vas?, tú qué vas a ir a comprar la carne, es que es imposible que no te grite, anda, ahora viene el otro, aunque a lo mejor es la abuela, también tiene llave creo, no, es él, esto se está poniendo irrespirable, si puedo a malas penas soportar a uno, a los dos a la vez es demasiado para mi cuerpo, la combinación de la Madre Carmen de Elda versión alma en pena con la Sombra Muda carraspeando al fondo es para salir corriendo y no volver más, mamá, dile a tu marido que eso es lo que voy a hacer ahora mismo yo, el Prófugo Impotente que no puede superar todo lo que debería tener ya superado si no le agobiara tanto, es que también lo de mi casa es tela marinera, ¿no?,
Elia, te esperamos en El Paso, ¿a las diez?, sí, imagino que ya iremos calientes, vente a las tascas si quieres, lo que tú quieras, pues a las diez allí, ¿el concierto?, a las doce en la plaza de toros, ¿no me das un beso de despedida?, ¿no?, ¿y eso?, ven aquí, te voy a coger de todas maneras, ¿que no?, ya verás, que te cojo, que te cojo, tía, que sólo es un beso, ¡joder, sí que te lo has tomado a pecho!, ¡hala, corre!, que te va a dar un beso tu tía María la de Almería, sí, ahora ven con pamplinas, a las diez nos vemos, sí, ya sé que me quieres mucho, yo no voy a hacer nada, tú eres la que tiene que hacer todo el trabajo, ¡caíste, caíste!, ¿has visto qué táctica más sutilmente maquiavélica y qué morreo de campeonato?, sí, soy un mañaco y qué pasa, anda, lárgate, ya no te necesito, no, no bebebeberemos mumuchochocho, ¡hasta luego!, Vicente, que se me ha hecho tarde, ¿con Elia?, a las diez en El Paso, y también he visto por la calle a María José e Isa y he quedado con ellas en el concierto, sí, mejor vamos a ver directamente al Antoñín, no, abuelo, un tiorro casado y con un hijo, pero como todo el mundo le llama así, sí, cualquiera que no sea habitual del bar y nos oiga decir, Antoñín, ¿cómo va todo?, dos Mahou, tendrá que aguantarse la risa para que no le rompamos la cabeza o él a nosotros, el Atleti no va ni para atrás, ¡hombre, Darta!, estaba diciendo a tus amigos sufridores que qué vas a hacer con el Atleti y sobre todo con tal y tal, yo como soy del Barcelona no tengo esos problemas como comprenderéis, este año otra vez seremos campeones de Europa mientras vosotros vais en picado a segunda, ¡eh, esperad!, voy a pichar y después ya me podéis vapulear, hace mucho tiempo en un país que ya no existe vivían dos amigos que crecieron con muchos pájaros en la cabeza, pío, pío, pío, ¿cómo te llamas?, ¡hola, Ágata!, ¿y tú?, ¿Sindy?, ¿y tú?, ¡hola, Linda!, esperad, ahora venimos, ¿con cuál nos vamos Vicente?, ¿yo?, yo por Ágata que parece más potable aunque sólo sea por el nombre, Ágata, ¿cuánto?, sí, los dos, lo mínimo, 4000 los dos, Vicente, ¡joder!, ya sé que no hace falta que te lo repita y que he cambiado los papeles y, fielmente, tú fuiste el negociante y yo el tímido, pero también sabes de mi dificultad innata de salirme de mi punto de vista, así que no me jodas con que le falta riqueza a la escena, tú lo que quieres es quitarme el papel del prota, ni una palabra más, ¿eh?, ¡silencio!, 4000 los dos, Vicente, ¿vale?, oye, de acuerdo, no, no tenemos coche, Vicente, dice que tenemos que pagar por el alquiler de una habitación en una pensión que ella conoce, son 2000 cucas más, de acuerdo, aceptamos, él se llama Vicente y yo Óscar, ¿por dónde?, ¡ah, por aquí!, ¿qué quieres decirme, Vicente?, me lo he cambiado porque me ha dado la gana y porque me ha cabreado lo de pedirme tus diálogos, no, gracias, Ágata, no fumamos, ¿fuego?, pues tampoco, es que no fumamos como ya te he dicho, de todos nuestros conocidos sólo fuma uno, sí, es raro, pero es así, ¿aquí es?, ¡buenas noches!, Ágata, ¿pagamos lo del alquiler aquí?, Vicente, ¿tienes tú las 2.000?, pues nada, ya está, vamos para arriba, ¡ay, que me caigo!, cuidado con ese escalón que tiene suelta una baldosa, mirad, nos lo han puesto fácil, tenemos la 106 pero sólo hay cuatro puertas, ésa es, ya está, abierta, ¿el dinero en la mesita?, se lo dejas tú, ¿no, Vicente?, no, no queremos hacerte nada ni que nos hagas, no te mosquees, no hay ninguna historia rara por medio, ¿él y yo?, ¡qué va!, más quisiera el cabrón éste metértela por el culo, sí, Vicente, y yo, no, lo único que queremos es que te desnudes, sí, túmbate en la cama, ¿se tumba en la cama, Vicente?, sí, sí, túmbate, ¿empiezas tú, Vicente?, ¿yo primero?, esto sí fue así, ¿eh?, ahí va, todas las palomas cagan sobre mi polvo, y es otoño en mi cabeza, chapoteo en la mierda recién inventada y yo también te odio, de terciopelo se ajan los labios, y me asomo a lo que no has dicho, y no estoy, y tú has desaparecido tras aquellos árboles donde anudándome a la melancolía te escribo, la ausencia es un túnel sin salida…,
¿la abuela?, pues bien, ¿no te lo crees?, pues es la verdad, si te lo estoy diciendo, que sí, bueno, no, pero que no te ponga triste lo que te voy a decir, está más sola que la una, toda tu familia, nosotros los primeros, yo sobre todo, se lava las manos, entre semana se aguanta la vela, pero llega el fin de semana y todo quisqui se las pira bien temprano al campo para quitarse el muerto de encima, ¡ah, lo siento!, no he caído en que tú…, mírala, por allí viene, ¿por Santa Ana?, si eso está en tu tierra jumillana y lo que yo te digo es en Elda, ¿aún no la ves?, chico, por la Tafalera, anda, ¿qué le van a hacer los gitanos?, parece mentira con el roce que has tenido con ellos, con la de tratos en los que te has escupido la mano, ¿de dónde va a venir?, de verte de allí de donde no estás, del cementerio, déjala que se distraiga, y además, aunque yo pongo mucho empeño en lo mío, cada uno que te recuerde donde le nazca, abuela, ¿qué?, ¿y eso que no ha llamado a nadie para que la subiera en coche?, haber llamado al Enrique o a mi padre, qué va a molestar, si el Enrique está sin faena y mi padre sólo tiene que evitar que los vecinos lo vean para que no murmuren que no trabaja, siéntese, con el calor y la caminata tendrá sed, ¿no?, le traigo un vaso de agua, ¿eh?, aquí lo tiene, ¿y qué se cuenta?, abuelo, dice que ha ido al médico por las pupas que le salen en la frente y que le han dado una pomada que se llama…, no sé cómo se llama, no puedo descifrar lo que pone en la receta, también dice que hoy, que es viernes, se va a comer las sobras de un hervidero del martes, y también, y es lo último que te voy a decir porque me tengo que ir, me pregunta si veo bien que reparta 300 000 ptas. a cada hijo, yo le digo que ella verá pero que yo le aconsejo que no, que lo aproveche para comer y vestirse mejor y si le sobra que se dé un buen viaje, sí, abuelo, se lo digo, podría ir a los baños de Mula, allí iba mucho con el abuelo, ¿no?,
ya no habel, ayel sí todavía, hoy ya no, ya tenel, eso me ha dicho el del chino, abuelo, y, ¡joder!, yo sé porque lo he visto que tiene un BMW nuevo, pero no puedo joderle las ruedas porque no los odio ni creo que nos quiten el trabajo, Mesca seguro que sí lo pensaría con más fuerza, es un amigo que está estudiando en Madrid, él sí lo pensaría, tampoco sería capaz de hacerlo, y después se justificaría diciendo lo de siempre, que él no es racista, que no cree en la superioridad de la raza, pero que sólo vienen a quitarnos el trabajo y las tías, y las tías, tontas del culo, ven a un guiri y se vuelven locas por sus pelos de rasta, diría, el otro día pasé por la Puerta del Sol y allí están todos escondidos como alimañas al acecho para meternos el chocolate por los ojos, y hasta vi, lo juro, cómo se quitaban los piojos los unos a los otros, seguiría diciendo, yo no los mataba, pero sí les daba una paliza para que se cagaran de miedo y se fueran a su choza, y digo yo, esto es de la época de las cavernas, que lo dijeras tú, que le rompiste un brazo al primer novio de mi madre al que nadie más le vio el pelo, pero un tío que está en la universidad que convierta a los extranjeros en chivos expiatorios, quiere decir los que pagan el pato, de sus frustraciones, lo fácil, hubiera sido dejarme llevar por mis ganas de rajarle las ruedas al BMW y así descargarme de toda la tensión que llevaba dentro, incluso he pensado para justificarme que si tiene un cochazo así podría pagarse las ruedas, al final he vuelto a la civilización y a no equivocarme de enemigo, ha habido un instante hipnotizador, Mesca, en que te comprendía, pero ahora ya no,
mamá, si te zumban los oídos soy yo, díselo a tu marido, es que tengo que deciros unas cosas que nunca os he dicho, ¿preparada?, ¿también él tiene los oídos bien abiertos?, ¿sí?, pues jamás podré olvidar que no me dejarais ir al viaje de fin de curso de EGB a Palma de Mallorca, no, no me interrumpáis, y no es una amenaza que esconde una venganza que he ido dosificando desde entonces, sino mi catarsis particular, sí, a estas alturas de novela y sin venir a cuento, para eso soy el jefe, ¿no?, aquello con el tiempo se convirtió en una herida simbólica, y lo simbólico, si no lo sabéis os lo digo yo, es más arrasador que todo lo que podáis imaginar, mamá, tu hijito de porcelana no se mareaba, sino que tú eras, aquí me voy a dejar de metáforas, una chantajista, como mi madrecita del alma está delicada del corazón y no la puedo hacer sufrir, me pasaré toda la semana del viaje sin salir de mi habitación llorando, y para estar entretenido no pensaré que es jueves y Matías, Carmen, Julio, Pilar y todos los demás están en las Cuevas del Drac, y que esta noche dormirán en la playa e inventarán historias fantásticas que recordaré de memoria mucho tiempo después, sí, hace mucho tiempo de esto, y también de la descendencia de irrespirables trampas de juguete que poníais a cada paso que quería dar y en las que caía como el perro más obediente y fiel, sí, mucho tiempo, pero por eso mismo, sólo es ahora, mientras soy yo el que debe intentar haceros el boca a boca para que no os ahoguéis vosotros mismos, cuando amable puedo recordar con asco, pese a ser toda la vida un debilucho tenía que haberme escapado y haber ido al viaje, quizá entonces no hubiera dejado que pasara lo que nos ha pasado, y quizá no me sentiría tan indefenso como todo me hace sentir,
¿y mi madre del alma?, nada, ¡qué va a pasar!, tenía ganas de hablar contigo, como el fin de semana no tuvimos mucho tiempo, ¿todo bien por ahí? ¡cuántas cosas!, alegría, alegría, no me digas más, que me lo sé de memoria, a que también te duele el cuello y te dan mareos y no ves bien y, por supuesto, tu marido está todo el día jodiendo la marrana y tú tienes que aguantarlo porque a pesar de todo es muy bueno, no, si ya sé que no quiere reconocer que está amargado porque no trabaja, no, si el cuento me lo sé bastante bien, por eso en vez de perder el tiempo y el dinero llamándote para contarme siempre lo mismo, grábalo y mándame la cinta por Correos, así es más práctico, sí, y educativo, yo ya te lo dije, yo he intentado ayudaros y no cambiáis, ya lo sabéis, hasta que no vayáis a un psicólogo no vuelvo a casa ni llamo por teléfono, se lo has dicho a tu marido, ¿no?, este fin de semana lo incumplí, pero a partir de ahora sí lo voy a cumplir, bueno, esto se acaba, sí, llamarte me da una alegría, ¿no oyes cómo salto?,
de la cama a la tele, la enciendo, miro por la ventana, la rubia de bote en la cocina, la apago, miro otra vez por la ventana, la cotilla del tercero espiándome, la enciendo, me acuerdo de que hay que tender la ropa y no voy, me siento y cambio de canal, y otra vez, y otra, y otra, para que no dé tiempo a pensar que debería estar haciendo otra cosa a las doce y media de la mañana, estudiando o buscando trabajo, a la noche cuando llegue Elia me mentiré como ayer, como mañana y pasado mañana, y es que tiene que durar la anestesia, porque si caigo quizá mi orgullo no me deje levantarme para volver a caer, o quizá tengo una polla en vinagre agriándome la cabeza, lo más seguro, pero es que debe de hacer un frío ahí afuera y mi madre no me dejaba salir a la calle si sólo caían cuatro gotas, ya sé, ya no estoy unido al cordón umbilical de nadie desde hace mucho, pero el que tuvo retuvo y además soy un gallina, parece que ahora esté viviendo un encantamiento neblinoso y que haciendo sólo así, ¡zas!, todo recuperaría su curso, ¿qué curso?, eso sí que no me lo pregunto porque ya estoy bastante jodido con lo que me toca para andar complicándome más la vida con espejismos, tenéis razón todos si queréis tenerla, ¿qué complicación?, estoy puteado y con el agua al cuello, pero hago lo que me da la gana y todavía puedo tomarme un aperitivo, lo reconozco, soy un burgués de mierda que confunde la picadura de un mosquito con la mordedura de una pitón, ¿y qué más?, también un mantenido con más cara que espalda que sabe que tiene unos papás de su hijo que no van a cerrar el grifo si algo va peor, ¡joder!, si parece hasta que yo no sea yo, ¿tendré un hermano gemelo dentro de mí?, no, por favor, ¡qué asco verme repetido en alguien y qué asco todo!, tendría que hacer algo para no machacarme más, para no darle vueltas a las cosas una y mil veces, hoy creo que voy por la 3072, en la 135 acababa de llegar a Alcoy y pensaba que todo era por el desconcierto de expulsarme yo mismo del cronometrado paraíso familiar, en la 1864 descubrí, sin querer reconocerlo, que tal desconcierto era acojono ante lo que se me venía encima, y en la 3072 que toda ya se ha desplomado sobre mí y yo miro hacia otra parte, hacia el infinito, debo de tener una cara de bobo, es para verme, y menos mal que no llevo aquel pelucón y aquellas gafotas de otros tiempos, ahora estoy más apañaíco, y eso, ¡y no es una obsesión ni una justificación!, que mi madre no me dejaba salir de sus faldas y yo tampoco hacía nada por impedirlo, sí, ya está bien de hablar del pasado,
Vicente, soy pesado, ¿eh?, compréndeme, es que tener que ver los toros a dos palmos y no desde la barrera y por la tele como siempre, trastorna, ¿entiendes más ahora?, ¿sí?, me alegro y no sabes cómo, ¿por dónde iba?, ¡ah, sí!, que hablo del pasado para desviar mi atención del presente, ya sé que es un recurso facilón para un universitario como yo, pero estoy a punto de convencerme de que he dado 5 vueltas al mundo desde que mis padres iban a recogerme ya crecidito a la facultad, y entonces no puedo estar tan estancado como realmente estoy, mogollón a decir verdad, es decir, que hasta aquí hemos llegado, no pienso volver atrás, reniego a arrepentirme más de lo que no he hecho y debería, según la definición personal de persona, haber hecho, el pasado no existe para mis tejemanejes justificatorios, y no me voy a dar la más mínima oportunidad, porque si me dejo embaucar por mi verborrea, soy capaz de venderme una enciclopedia sobre la historia de las ranas con una calculadora de regalo, y todo esto porque la vida, dicen, hace pupa y yo soy un miedica que se marea si ve sangre, tengo que hacer algo, desempolvarme, aunque las pase canutas será mejor que ser el protagonista de un Estrenos TV, entonces sí que de verdad estaré vivo y coleando, voy a hacer mi propia revolución, empezaré por tender la ropa,
tierra, trágame, en el pasado muchas veces metí la pata hasta el fondo, y lo que te da risa de llorar es que todavía no sé si la he sacado, yo creo que sí pero en estas cosas nunca se sabe, si no por qué sigo con este lenguaje cifrado que no entiendo ni yo mismo, ¿a qué tengo miedo?, ¿de qué me escondo?, contra el Franco de estar por casa se estaba mejor, algo contra lo que luchar, algo para no mirar hacia adelante, queridos padres, os escribo estas letras para que sepáis que, aunque no dejéis de ponerme trampas, hoy mismo dejo de ser Kafka, ¡coño!, que se ha acabado la máscara de víctima y su escenografía, vosotros seguid igual de muertos y así no os constiparéis, yo nada, por aquí, a ver si me bajo los pantalones y cojo una pulmonía, porque hasta que no coges, bueno, adiós, hasta que no coges una pulmonía no sabes lo que vale un kilo de patatas, señora, ¿cuánto vale un kilo de patatas?, ¿160 ptas.?, si la última vez costaban 10, sí, hace tiempo, unos 25 años y medio, sí, claro que sí, a partir de ahora vendré más a menudo, no, llevo un tiempo dando vueltas por el mercado pero no me atrevía a preguntar el precio, tenía miedo de saber cuál era, y hoy por fin me he decidido, no, no me ha pasado nada malo que me han hecho dar un giro de 180 grados, es que me he dado cuenta de que, aunque es más fácil la tragedia que reírte de ti mismo y de paso hacer reír a los demás, ¡coño!, casi me mato, he metido la pata en un agujero de la acera, no, no me ha pasado nada, señor policía, es que no lo he visto, no, nada, sólo es un rasguño, antes hubiera sido una pierna rota y clamar contra el destino injusto, pero a partir de ahora todo se arregla con un poco de mercromina
hoy día 13 de octubre, día de san Cirilo y santa Eduvigis, le pongo de comer al gato, riego las marías y salgo a pasear, miro escaparates, entro en una librería, pierdo la noción del tiempo y me voy con las ganas de comprar algún libro, sigo mirando escaparates ausente, me encuentro un sonajero, está roto, lo tiro a una papelera, observo lo ridículo que es un policía dirigiendo el tráfico mientras espero que me dé paso, cruzo y sigo sin mirar la cara a la gente, no corro el peligro de ser antipático porque, aunque algunos se parecen a conocidos de Elda, sobre todo el de los ojos achinados, no lo suficiente como para saludarlos, con discreción, como si tuviera prisa, me paro ante la cartelera de cine, Drácula y La marrana, ¿ahora?, si hace una eternidad que las estrenaron, a las 6, a las 8.15 y a las 10.30, me ato las cordoneras después de desatármelas y me dirijo al puente San Jorge, un coche le ha aplastado la pata a un perro callejero, los ladridos son tan lastimeros que el del coche, un hombre que es mi padre hace veinte años, seguro que está pensando que qué pena porque en realidad quiso reventarlo, pero eso no se lo puede decir a las dos ancianas que quieren llevarse el perro a su casa a curarlo, ni tampoco a mi madre cuando le cuente lo ocurrido, sólo yo lo sé, que tampoco puedo dejar en libertad mis sentimientos fuera de nuestro secreto, por eso se esfuma la escena y, otra vez huérfano, me doy la vuelta para pasar por la Casa de Cultura a ver la película del cine-club y si en el tablón de anuncios hay algún concurso, sólo hay un concurso de fotografía y este viernes no hacen película, el siguiente El maquinista de La General, lo más seguro es que no estaremos porque son fiestas en Elda, o a lo mejor sí, ahora que no vienen coches cruzo y miro la hora en uno de los expendedores de la zona azul, las 7.24, me siento en uno de los bancos del paseo que hay al lado de casa, neutro veo a la gente pasar, incluso cuando lo hace la bolita de carne en su patinete sin manillar, luego me hurgo la nariz, y luego nada más,
Elia, cuando acaricio tus mandarinas por encima de la camiseta, los que leen esto me preguntan sorprendidos que cómo puedo oler a azahar si tengo un sabor amargo, yo no digo nada, sino que enamorado sigo acariciándote todo lo alto que soy hasta ser invisibles y estar tú y yo por fin solos, desvelados por desnudarnos a migajas o por rompernos la crisma de un abrazo, sobre todo, retrasándonos para que tu mirada se ponga dura y atravesemos con el deseo mojándose todos los túneles que nos meten dentro, tan adentro que no queremos salir nunca, afuera las palabras nos tientan con su ceguera de cascabel, pero nosotros aún podemos caer hasta el fondo, hasta ese lunar que tienes en el cuello y que encaja perfecto en mis besos que tú recoges con un dolor pequeño en mis labios y yo curo sin herida, callándonos de silencio para cuando los segundos que pasan enseguida traigan el chaparrón de luz y después tengamos que hablarnos de nuevo,
me he pasado con la sal, pero no pongas esa cara, sí tú, Elia, no digas ahora que no, estás poniendo unas caras que joden mucho al que ha estado preparando toda la tarde esta receta nueva, trae tu plato que lo voy a tirar, que me lo des, pues te lo quito, te lo voy a quitar así que no te enfades, ¿eh?, mira, yo no me enfado, comemos pan y embutido y no ha pasado nada, ¿quieres también unos huevos?, no, ya sabía yo que no ibas a tener hambre, nos conocemos demasiado, sí, claro, tú también me conoces demasiado, seguro que más que yo, pues mira, no eres tan lista como te crees, no he hecho la cama porque hoy no he entrado a la habitación y se me ha olvidado y no tengo la costumbre, algunos días la hago, pocos sí, pero muchos más que antes, y lo del fontanero es que siempre me lío con otra cosa, ¿dos semanas ya desde que te dije que lo avisaría?, pues mañana mismo sin falta le llamo, sé que no me crees, ¿a que no me crees?, lo que te decía yo, pero vas a ver cómo de mañana no pasa, ¿que ya lo has avisado tú?, ¿por qué has hecho eso?, ¿me quieres humillar?, últimamente cualquier cosa que hago o dejo de hacer no sólo la criticas sino que vas contra mí, Elia, ¿te he hecho algo sin darme cuenta?, ¿entonces por qué siempre estás en guardia conmigo?, ¿es que yo lo estoy contigo y no me doy cuenta y eso es lo que carga el ambiente?, ¿sí?, ¿de qué manera?, ¡joder, con el cuidado de la casa!, ¿no sabes decir otra cosa?, es como si no supieras qué quieres decir y siempre me machacas con lo de la limpieza, pues entre tú que eres lenta en ver las cosas claras y yo que las veo oscuras con la rapidez del rayo vamos apañados, porque aquí pasa algo, ¿o sólo son los roces y ajustes de la convivencia?, me pregunto a solas,
abuelo, ¿te acuerdas cuando te acompañé a Barcelona a ver a un tío tuyo que se estaba muriendo y se puso bueno?, no, tantos no, sólo tenía 6 años, fue verte y el pobre, que tenía cara de acelga de éstas que tumban, fue encontrándose mejor hasta que el médico, a regañadientes, porque era una ofensa viviente a su diagnóstico, tuvo que darle el alta, sí, claro que me acuerdo, yo tengo una memoria fotográfica, fotográfica es que me acuerdo de todos los detalles, seguro que de esto sí te acuerdas, ¿dónde fuimos nada más salir con tu tío?, ¿no lo recuerdas?, al Camp Nou, tu tío se empeñó en que ir a Barcelona, porque creo que nos volvíamos ya, sin visitar el campo de fútbol del mejor club del mundo era un crimen, a ti te daba lo mismo, lo tuyo siempre han sido los toros, pero para mí era como ir a la Luna ver aquellas gradas en que cabían 3 o 4 veces Elda entera y aquel museo repleto de copas y fotos en las que me veía al lado de Cruyff, sí, porque yo entonces era Neskens, ¡qué cañonazos chutaba desde el medio campo!, aún hoy se me pone la piel de gallina, fue un fuera de serie, ¿qué será ahora de su vida?, incluso en varias ocasiones he pensado en escribir a uno de esos programas de la tele que entrevistan a gente que fue famosa, no, son unos programas nuevos que no te dio tiempo a ver, ¿de que quería ser Neskens sí te acuerdas?, ¡ah, sí!, me acuerdo, me acuerdo también de eso, que de eso también me acuerdo, sí, estaba todo el día entrenándome en el porche del campo y le rompía las macetas a la abuela, me levantaba, me lavaba como los gatos, sin peinarme me encasquetaba la gorra del Barcelona y a romper geranios, eso, eso, hasta que le compraste el huerto a Raimundo, sí, vive en Chinorlet y aún tiene la tienda donde el Enrique y yo robábamos chucherías, la abuela seguro que te dio un ultimátum, ultimátum es…, bueno, y a partir de entonces todos los santos días cogíamos la carretilla, las azadas y la comida, y nos bajábamos a cuidar nuestro huerto, teníamos calabacines, tomates, lechugas, patatas, nabos, de todo, y tú me preguntabas qué quería ser de mayor para que te dijera que igual que tú, y yo te decía, que Neskens pero que también plantaría tomates, cebollinos y calabacines, y tú, y alpicoces y patatas, sí, abuelo, y alpicoces y patatas también, ojalá ahora pudiera plantar alpicoces y patatas cada vez que no sé qué hacer conmigo mismo, ¿qué será de Neskens?, ¿qué será de mi vida?, abuelico, si me vieras ahora, ¡un parásito es lo que soy!, sin trabajo y sin ilusión de nada, pero eso sí sin que me falte la cerveza que me paga Elia, sé lo que piensas, abuelo, sabes que yo oigo tus pensamientos, así que dímelo a la cara, todo tuyo, viviendo de una mujer, como un chulo, no tienes cojones, Pedrín, tú tumbado a la bartola y ella bregando desde las 8 de la mañana, ya te lo decía yo, si estudiar no sirve pa na, abuelo, no me riñas más que me voy a poner a llorar,
¡qué seguro me siento aquí dentro!, en esta velocidad de palabras, aunque mi sinceridad me saque los ojos, me clave puñales en la espalda y no pare de pegarme patadas en los mismísimos, y es que lo de ahí afuera, vivir, da escalofríos, y a veces no sé si preguntarle a un policía dónde me encuentro y hacia a dónde tengo que tirar, para no enredar más la madeja últimamente le he dado la vuelta a mi táctica de toda la vida, que por cierto me ha dado muy malos resultados, y ahora hago las cosas y después las pienso, y oye, cuando me dejo hacerlo, las manchas, por arte de magia, se esfuman y la ropa me sale blanquísima, y eso que estaba lleno de la mierda de las innumerables veces que me cagué de miedo, es increíble, te dejas el doberman del cerebro en casa y eres capaz de fugarte de tu propia cárcel con tu compañero de celda, que luego resulta que eres tú mismo sin disfrazar, y sales a la calle hecho un hombre sin pasar por la mili y respiras con fuerza, con tanta fuerza que te duelen los pulmones, pero te gusta ese dolor seco que incluso marea, y eres tan pillo que no desearías dejar de estar aturdido nunca, así no podrás darte cuenta de que la hoja en blanco te reflejaba como realmente eres, te das por no enterado y pones las mejillas para que los que se te cruzan te den tortazos, pero ése no es el camino a seguir y no estás grillado, tranquilo, no sé si habéis notado que estoy hablándome a mí mismo, eso es lo que te pasa cuando viajas por primera vez al extranjero, nadie te entiende y tú tampoco los entiendes, pero no importa lo más mínimo, ante tal catarata de sensaciones nuevas no pienses en eso ahora, cuando se hagan viejas y se pudran ya buscarás un refugio para que no te arrastren, ahora es tiempo de cagalera, de cada dos por quince visitar al señor Roca, eso es lo que voy a hacer yo, ¿notáis que sigo hablándome?, pero no parapetándome tras una torre de marfil, sino, para verme mejor, subiendo y bajando de esta atalaya,
Elia, hoy he llamado a Vicente y lo he notado un poco bajo de moral, mañana iré a verlo, Vicente, ¿te pasa algo?, sí, ya sé que todo es una mierda desde que has vuelto de Valencia, pero anímate, tío, también era extraño que parecía que no te pasara nada, me dije, a lo mejor lo ha digerido bien, aunque pensaba que volver a depender del dulce hogar familiar como si se fuera otra vez un mañaco, no sienta nada bien, sin embargo, es lo que hay hasta que se dé otra nueva oportunidad, ¿no?, ésa es la pregunta, ¿cuándo?, mientras es la respuesta, así que tú mismo sabes que, aunque estar separado de Chus joda lo suyo, tienes que desconectar de Valencia, ya sé que es muy fácil decirlo, pero no sé otra manera de espantar el plomo que te hunde,
no te creas que he venido aposta, he tenido que venir por otra cosa y de paso me he acercado, pero lo que te dije va muy en serio, ya que vosotros no podéis arreglar lo que pasa ni yo tampoco, hasta que no vayáis a un psicólogo no vuelvo ni os llamo, así que ya lo sabes, cuando lo decidáis me pasáis recado a través de Elia y yo vengo a acompañaros y a decir todo lo que haya que decir, ¿y mi padre?, claro, no me acordaba, hasta que no sea la hora de salir de las fábricas no viene por no sentirse un gandul, no, pero si a él no le pasa nada, todo son imaginaciones de los demás, él está bien sin trabajar, mamá, me voy, no puedo con esta cárcel,
ahí viene por fin la cartera, ¿me traerá alguna carta de amor?, no toca el timbre, capulla, ¿por qué no tocas el timbre y me rescatas?, toda la mañana haciendo tiempo y ahora no tocas, aunque a lo mejor estaba abierta la puerta de abajo, claro, eso debe de ser, porque hoy, precisamente hoy, no me puedes fallar, necesito urgente unas palabras de los que me quieren para rellenar este hueco que se me está haciendo en el pecho y los médicos no sabrían diagnosticar ni con microscopio, por eso bajo la escalera con un miedo atroz de que alguien se me cuele por él y tenga que estrangularlo sin ni siquiera odio, es imposible que no haya nada en el buzón, ¿y ahora qué voy a hacer sin sentimientos?, sí, sólo eso me puede salvar, ¿dónde estaba?, ¡ah, sí, en el cajón de la cómoda, aquí está, no hay nada como la caricatura que me hizo el Mesca cuando Vicente y yo fuimos a visitarlo a Madrid para reírme de mí mismo, es que soy idéntico, ¿eh?, el cabrón me ha cogido el punto justo,
Elia sube la escalera y, antes de que abra la puerta, tengo que meter toda la mierda que hay dentro de mí en un rincón de mi soledad, que me dé tiempo o no soportaré que como todas las noches se duerma en mi hombro viendo la tele y la odie al preguntarme cómo acaba la película y la confunda con la de ayer, entonces no tendré más remedio que cortarle las manos para que no me ponga más nervioso con sus tamborileos y extirparle la campanilla para no oír su risa chillona, menos mal que no habla con parsimonia infinita que si no con una leve insinuación bastaría para sacarme de mis casillas y agobiarla de un solo disparo, me empezaría a salir toda la mierda por la boca y ya no podría parar, que no ocurra esto, que me dé tiempo a que sólo le dé algunas inofensivas punzadas, ahí está, creo que me ha dado tiempo, ¡hola Elia!, ¿qué tal?, nada, acabo de hacer la cena, y tú, veo que nada más llegar ya estás tocando el tambor, no, no quiero ir a tomar una copa, no, tampoco ir a pasear, y a la fiesta de tus amigos de la tienda tampoco iré el sábado,
Elia, ¿quieres que te hable de los que han venido por el alquiler o no?, es que no me escuchas, el primero ha tocado nada más irte, claro, me ha pillado en la cama, creía que eras tú que se te había olvidado algo, y abro y ahí me lo encuentro, un hombre cuarentón bastante canoso que me daba la mano demasiado tímidamente, pues nada, yo todo esto en pijama pero como si llevara chaqué, claro, de algo me ha tenido que servir ver a mi abuelo cómo vendía pisos, y esto es el comedor, y esto uno de los aseos, la ducha y el bidé están en el otro, ¿y la necesitaría ya?, sí, claro, es que ya hay dos que han visto la habitación y les gusta, lo que pasa es que nosotros queremos ver a más gente, ¿rollero?, hay que hacerse el solicitado si no, no se preocupe, ahora se la enseño, primero ve cómo es la casa y luego le enseño la habitación que alquilamos, esto es la cocina, grande, ¿eh?, es que el piso es muy grande y tiene mucha luz, mucha, sí, lo que alquilamos es la habitación, ésta de aquí, los muebles se los tendría que traer usted, y también entra el derecho de utilización de todo lo de la casa, el frigorífico, la cocina, la lavadora, todo eso, ¿cuánto?, pues 20 000 más los gastos a partes iguales, me he pasado, ¿no, Elia?, ya sé que no estamos en la capital, pero como tenía pinta de no meterse en un piso con 4 o 5, de querer vivir sólo y no poder, y con nosotros no sería vivir solo pero se le parecería, ése no vuelve, y la segunda sí que no vuelve, porque no la dejo entrar yo, llega y empiezo a enseñarle la casa y antes de ver incluso la habitación me pregunta por el precio, yo, con sentimiento de culpa por haberme pasado con el anterior, le digo que 15 000, y la señorita Rotenmeier se da la vuelta y se va cerrando la puerta ante mis propias narices, verlo para creerlo, ¡menudo sargento!, ésa se queda y nos amarga la existencia, quita, quita, estamos apurados pero no para tanto, ¿sí?, ¿por qué?, ¿que te han bajado el sueldo?, ¿a 70 000?, pero si la mitad se la va a llevar el alquiler, ¡cabrones!, ¿y eso que te lo han bajado?, claro que la situación es mala, claro que las cosas van mal, pero para nosotros, no para ellos, tenemos que encontrar a alguien pronto y yo me buscaré trabajo de camata, descargando, de lo que sea, esto no va a ser siempre así, ¿a que esto no va a seguir siendo siempre así, Elia?,
Tigretón está estirado todo lo largo que es sobre la alfombra, despreocupadamente, el maricón sólo se mueve para corregir la posición y no estar ni un instante sin que le dé un tibio sol, acabo de tender la ropa que se aburría en la lavadora desde hace dos días y me he helado, no es un frío seco sino del que te cala los huesos, ¡qué bien estaría ahora enchufarse a una chimenea!, abuelo, ¿me escuchas?, que digo que si te acuerdas de cuando hacías palomitas de maíz en la chimenea, creo que Elia compró el otro día, sí, ¡qué buenas!, pero, ¡alto ahí!, me pregunto a mí mismo, ¿palomitas a la hora del desayuno?, este día ya empieza torcido, hoy no daré pie con bola, hoy también me tendría que haber quedado durmiendo hasta la una, abuelo, tantos días por atrás y por delante sin hacer nada al final se te va la olla, desde las oposiciones, olla es la cabeza, por lo menos cuando estudiaba me podía olvidar un rato largo de que estaba existiendo, aunque parece que tanto que desaparecí de las listas, entonces yo les dije, pero si soy yo, Pedro, el nieto del tío José, mi padre fue zapatero toda su vida y ahora cobra la irrisoria jubilación anticipada, y mi madre fue modista de trajes de novia y ahora está hecha polvo de los huesos y creo que va a hacer un chanchullo de como que trabaja sin en realidad trabajar para que le den la baja, y, soy yo, sí, el de antes, como los 80 000 restantes opositores llevaba dos años esperando que se descongelaran las oposiciones, y a esto no hay derecho, yo sólo quería presentarme y suspender, presentarme y que me saliera la bolita de la poesía de posguerra y no sacarme el 13,5 al que sí llegarían y de sobra los interinos, no pido demasiado, creo, por lo menos que nos informaran que si estabas cuatro meses estudiando a muerte y no podías llegar al acto de presentación porque se le había acabado la batería del coche de Elia, por lo menos que nos informaran, digo yo, de que no era un ser humano, y oigan, yo quiero crecer, quiero tener mi oportunidad, tengo mis años ya y me cago en Peter Pan, y ahora no me vengáis vosotros también a joderme, Vicente, aquí están, ¿que quiénes son?, los de los jurados de concursos y los de las editoriales, nada que vienen jodiendo con lo de la dichosa generación X, no te dije que éstos ven humo y creen que todos somos indios, sí, ¿qué pasa?, veía a Fofó y mi primo Enrique tenía un cine Exin, pero hace muchos años de esos pecados y la culpa no fue tan grande como para seguir pagando por ella, de verdad, estoy arrepentido de ser un crío cuando murió Franco, aunque no me acuerde, aunque el 20 de octubre de 1994 todo me suene a marketing pringoso, yo lo único que sé es que estoy tan jodido como mi amigo Vicente y mi amigo Mesca, el que está en Madrid, y que la única salida que nos queda es agarrarnos a los huevos de la imaginación, ¿y esto cómo se hace?, ni puta idea, pero es una frase que da fuerzas y te hace soñar, algo que cuesta bastante en estos tiempos en que hay que tener más moral que el Alcoyano, que perdía 12-0 y en el último minuto aún pedía prórroga, cuando metes las monedas por la ranura, marcas los números y al séptimo pitido cuelgas para que te devuelva el dinero y no te hace caso y se las traga, ¿qué hacer?, cuando aprietas a todos los botones, incluso los que no sabes para qué son, y no te tiene respeto, me pregunto qué hay que hacer, cuando el gilipollas de turno te da el golpecito donde más te duele al minuto de entrar a que te atraquen y además te estás meando, me pregunto sólo por saberlo qué hay que hacer, cuando te has quedado sin los últimos duros y te mueres de sed por una voz conocida y en una semana ya te ha pasado por lo menos tres veces, me pregunto por decírselo a mi amigo Vicente que seguro que le interesa qué hay que hacer, me respondo lo que hay que hacer, esperar pacientemente que llegue la noche, reventar el teléfono y robarle al ladrón, Vicente, esto es lo que hay que hacer cuando no puedes llamar a Chus a Valencia, por cierto, ¿has encontrado ya curro?,
no hemos ido a la fiesta de la tienda y acabamos de llegar y Elia ya está en medio de la pista de baile buceando dentro de la música, yo ya no existo ni los demás ni siquiera esta discoteca, está bailando en el fondo del mar y sólo sube esporádicamente a respirar mi mirada, a la que tiene hipnotizada con sus serpenteantes movimientos de caderas y ese pasito que siempre da hacia adelante, los demás están ahogados en su ceguera, lo noto en su acartonada forma de imitarse unos a otros, y no se dan cuenta, ni los tiburones que la acechan, de que Elia está contando lo que está viendo allá en las profundidades, sólo yo, y quitándome las telarañas, puedo hacerme una idea de orilla de que esta canción facilona por ahí dentro es una corriente que se parece a una electricidad verde pero que no es, que se parece a un dolor de parto pero no es, que se parece al semen hecho añicos pero que tampoco es, y es que ha llegado un momento en que ni yo mismo, incluso sin telarañas, he podido traducirlo, ha sido cuando se ha metido tan hondo que la discoteca se ha convertido en una playa atestada de bakalaeros, y he tenido tanto miedo de perderme que me he bebido varios vasos de vodka con naranja y, sin saber nadar, me he abierto paso hacia la pista hasta encontrarla, y torpe le he intentado seguir el ritmo debajo del agua, y no lo he conseguido, mamá, me da mucho miedo que alguna vez te estés muriendo y no me lo crea, hago un esfuerzo por distinguir un simple catarro de tu insuficiencia coronaria, de tu hernia de hiato o de lo que te pasa en las tiroides, que no sé cómo se llama, pero es difícil, toda la vida acostumbrado a tu infinita queja acompañada de tu vocecita de víctima confunde a cualquiera, por eso no te tomes a mal que me parta de risa cuando te dé otro de tus mareos y, después de pegarte el batacazo, sigas barriendo con tu escoba de mártir y tu descalcificación de huesos, cariñosamente, será mi manera de decirte que te quiero,
¿por esa esquina no viene nadie?, pues por ésta tampoco, pero, Vicente, ¿y si nos descubren?, a lo mejor alguien está detrás de una de esas ventanas y nos va a ver, sí, lo mejor será hacerlo ya para no pensarlo más, ¿me subo yo arriba?, venga, empuja tú también desde abajo, que yo solo no puedo, ¿te acuerdas ya qué recuerdo es, Vicente?, claro, ¿cuál va a ser?, el del loro Manolo, pues aquí está en el comedor, ya sabes que cuando tengas casa en Valencia o donde sea es tuyo, lo que no me explico aún es cómo pudimos pasar inadvertidos con un ninot de dos metros de altura desde la falla de las Torres de Serrano a tu casa, que está en la otra punta de Valencia, ¿sabes que este año quitaron a Roldán y al final los pillaron?, imagínate que nos hubieran atrapado a nosotros, aún estoy por cantar, por lo menos tendríamos el minuto para ser famosos que dice Warhol, ¿es sólo un minuto?,
abuelo, ¿tú sabes lo que es nazi?, sí, los de Hitler que iban contra los rojos, sí, ya sé que en la guerra recogías a los muertos y los heridos con la mula y que tu sargento, que era de Albacete, os regalaba botas de vino para que no tuvierais frío, abuelo, no seas pesado, no te cabrees, pero es que me lo has contado millones de veces, ¿vale?, pues lo que te quería decir es que los nazis ahora se llaman serbios, sí, son los de esa guerra de la tele, pues aunque no te lo creas aún siguen haciendo lo que quieren, mientras en los foros internacionales, es decir, EEUU, se debate si los ángeles tienen alas y si los buenos buenos vuelan con alas naturales, y los buenos regulares también con alas pero de plástico y sólo los fines de semana y los no tan buenos, modernos ellos, van en avión o en tanques y tiran bombas indiscriminadamente, violan, torturan y matan sin piedad, los serbios tiran bombas indiscriminadamente, violan, torturan y matan sin piedad, y es que no se aclaran, porque diplomáticamente todos tienen padre y madre y hay que dejar que cada uno resuelva sus asuntos domésticos, aunque una de las partes tenga la aplastante superioridad de fuerza que tuvo mi tío Paco cuando abusó de mi madre de pequeña, ¿que qué digo?, ¿cómo podía acabar mi madre con su acoso?, ¿quién la iba a creer?, ¿tú, abuelo?, sí, disimula todavía ahora que no lo sabías, ¿y a los musulmanes de Bosnia quién los cree?, ¿por qué no se les ha dejado tener ni la dignidad de defenderse?, ¿por qué mi madre no puede ni siquiera después de tantos años tener la dignidad de defenderse?, si cuando vaya a Elda veo a mi tío Paco por la calle, en tu entierro porque aún no lo sabía, pero si lo veo por la calle, él tan presidente de la falla de su barrio, y si veo un atisbo de vicio en su mirada, soy capaz de desmontarle de un plumazo, sí, a estas alturas, toda su vida impecablemente planchada, lo jodo, ¡eh!, no, no le pegaría, pregonaría lo que hizo y al final el cabrón se derrumbaría y lo reconocería, no te pongas a llorar, que lo digo pero no lo haría, no sería capaz de entrar en plan justiciero metralleta en mano en Belgrado y cargarme a todo bicho viviente que tuviera escrito en la frente, soy serbio aunque mi mujer es croata y su hija del anterior matrimonio tiene un novio musulmán y además estoy en contra del genocidio, aquí y ahora puedo frenar que paguen justos por pecadores, pero en el entonces flagrante no, flagrante es coger a alguien con las manos en la masa, le habría arrancado a mordiscos el pito y después…, ¿después qué?, soy tan gilipollas que hasta me da pena, pero es un criminal de guerra y como tal hay que juzgarlo, abuelo, no te puedes lavar las manos, tú eres Milosevic y mi tío Paco Karadzic, Milosevic, ¿por qué has tratado siempre a mi madre como a un trapo?, nunca la habéis querido y ella, pese a que no ha dejado de lameros el culo ni siquiera ahora con 50 años, se siente culpable de ver pasar una mosca, ha sido la Cenicienta que se moría de envidia y de cariño, y vosotros lo sabíais y como lapas le sorbíais y sorbéis los sesos, sois unos asesinos hijos de puta que vais diciendo por ahí, sí, la abuela y la tía Reme, pero sobre todo ese ninot de Unión Valenciana que tienes como hijo, diciendo que cuando caíste enfermo mi madre se desvivió por ti porque quería que cambiaras el testamento y nos dejaras toda la herencia, ¡sabandijas!, se creen que todos piensan como ellos, y mi madre si se tomó tan a pecho tu enfermedad, que incluso la somatizó, somatizó es que le empezó a doler lo mismo que a ti, fue porque te quería tanto como ella buscaba inútilmente que la quisierais, sí, sé que tú eres el que, a pesar de todo, más la has querido, y, aparte, como no se lo iba a tomar a pecho si los pánfilos de tus hijos se mareaban nada más entrar al hospital y alguien tenía que dar la cara, tranquilo, abuelo, que cuando acabe la guerra Milosevic y Karadzic no van a acabar con sus huesos en la cárcel, estos tipejos se van a salvar del proceso de Nuremberg, me van a joder vivo, dentro de poco tiempo seguro que me van a llamar para lo de la objeción, y me voy a cagar en sus muertos porque me están poniendo entre la espada y la pared, no me sale un puto curro ni me toca la lotería de los concursos, que a lo mejor están vendidos o el jurado tiene telarañas mentales, pero a lo mejor, Vicente, es que somos mediocres y no valemos, a lo mejor es que somos del montón, aunque, ¡coño!, yo sé que valgo, pero no es lo mismo saberlo, sentir cómo te bullen situaciones o personajes en el coco, ¡qué borrachera!, a serlo, quizá para serlo haya que aceptar desde el principio que nada te van a dar por tu cara bonita, que hay que hincar los codos, Vicente, el Espíritu Santo no existe, lo que sí hay es mucha gente igual que nosotros, pero dándole caña sin creer estancada que una conspiración tardomasónica le hace la vida imposible, hay que ser humilde, lo que pasa es que hay que tener cojones para serlo, abuelo, que no te estoy hablando a ti, estás más sordo que una tapia, me dirijo a Vicente cuando me atreva a decírselo, por ahora estoy hablando conmigo en voz alta, de mis cosas, que de mis cosas, ahora déjame, que voy a seguir hablándome, no quiero ni oírlo pero voy a tener que volver a Elda, no puedo estar viviendo de Elia los 13 meses de la objeción, si por lo menos fuera de media jornada, pero no lo sé y no puedo jugármela, sin embargo, desertar de Alcoy es un crimen contra la Constitución y contra la Declaración de los Derechos Humanos, y tampoco voy a estar, cada vez que la necesidad apriete, volviendo a casa de mis papaítos con varios kilos de menos, pero ¿qué me estoy diciendo?, si Elia y yo estamos apostando a vivir juntos como pareja, tiene razón cuando se cabrea conmigo, tengo que apechugar con lo que venga y no tener sentado en el banquillo de reserva a aquel nido de serpientes, su nene es mayorcito para levantarse mañana a las siete de la mañana y patearse todos los bares y todas las academias de recuperación, o si no para poner carteles de clases particulares y todos los anuncios que sea posible de se ofrece para lo que sea, y dejarse ya de esperar de que se lo den todo mascado y triturado por sólo buscar en los periódicos, y sobre todo, de que se le escape la fuerza por la boca, el que hace de taxista en La ardilla roja, el que era el marido de María Barranco, no es Karra Elejalde sino otro mayor, que no sé cómo se llama pero es un poco calvo y con canas, ¿dónde has dicho que va a ser la cena, Vicente?,
¿dónde vas a ir así, Elia?, anda, acuéstate, si estás que te caes, seguro que tienes fiebre, que le den por el culo al trabajo, ¿y el termómetro?, en la caja de los medicamentos no está, sí, miraré en el mueble del comedor, estaba con la plancha, buen sitio, a ver, ¿dónde te lo pones?, ¿en la boca?, no quieres que sea yo el que te lo ponga en la ingle, me han dicho que ahí sube la temperatura muy deprisa, incluso a veces estalla, ¡eh!, que me matas a estornudos, ¡menudo constipado has cogido!, ¿te hago un vaso de leche caliente?, no, naranjas no hay, después bajo a comprar, pero ahora tómate un vaso de leche, bueno, tampoco te pongas así que de tanto decir no con la cabeza te vas a descoyuntar, a ver si tienes fiebre, ¿cómo se mira esto?, como es mi madre la que siempre lo ha mirado, ¿qué raya?, hay un montón, no, no, espera, ¡ah, ésta debe de ser! pues tienes 38,2, tía, eso es un buen puñado de fiebre, voy a ir a la farmacia a por algo porque en la caja de medicamentos sólo quedan aspirinas y una cosa para el dolor de barriga, ¿o quieres que llame al médico de urgencia?, vale, pues primero voy a la farmacia y con lo que me digan allí y cómo te encuentres al volver ya veremos qué hacemos, ¡hasta luego!, y no te vayas de discoteca, ¿eh?, ¡hola, buenos días!, quería que me aconsejara qué hay para un constipado fuerte, con 38,2 de temperatura, no, no es para mí, es para mi novia, sí, está en la cama, se llama Elia, sí, un nombre muy bonito, pues nos conocemos hace dos años más o menos, pero viviendo juntos estamos medio año, sí, muy bien, estoy muy enamorado, ¿preservativos?, pues, mujer, si me los regala, ¡gracias!, ¿y para lo del constipado qué?, que la pobre ha pasado una noche, no ha parado de dar vueltas y de hablar en sueños, una vez he podido descifrar lo que decía, Pedro, no me dejes nunca que el hombre del saco que tiene tu cara me quiere llevar, cógeme fuerte de la cintura para que nunca me haga daño y dile que se vaya o le pegarás, pero antes quítale tu cara y póntela tú, así no me asustarás con la cara del hombre del saco y no te dejaré nunca, o eso es lo que he entendido yo, ¿usted cree que esto significa algo malo?, ¿no será que tengo la cara del hombre del saco porque cuando me pregunta qué hago por las mañanas no le digo que me levanto al mediodía?, ¿y no será que sabe antes que yo que una mentira lleva a otra más gorda y ésta a otra más gorda, así hasta que hay una explosión y no se puede sostener tanto daño?, sí, lo sé, pero ¿cómo quiere que la deje de engañar si no lo hago primero conmigo mismo?, sí, será sólo eso, miedo escénico, ¿entonces usted cree que es tanto como para llamar al médico de urgencia?, ¿depende de qué?, no, si yo me estoy dando cuenta y además ya estoy convencido de que sólo con estas pastillas que me da bastará, ¿cuánto es?, aquí tiene, ¡adiós y gracias por todo!, pequeñaja, ¿cómo estás?, ya veo que bien acompañada por tu gato, la farmacéutica me ha dicho que te tomes uno de éstos y te curarás, ¿cómo que qué es?, un preservativo.
¡hijo de puta!, ¿quién crees que soy, capullo?, frío, frío, no, frío, ¡coño!, que soy Pedro, ¿qué, has ganado medio kilo con un corto? ¡qué alegría me ha dado al decírmelo Vicente!, pero ¿dónde ha sido?, ¡ah!, creíamos que había sido en lo de Cinema Jove, es verdad que eso es en julio o por ahí, pero ¿no te habían seleccionado?, ya, al final nada, pues te veo imparable, ¿qué estás haciendo ahora?, ¿y éste de qué va?, sí, por teléfono es un rollo, escríbeme, ¿yo?, martirizándome con una novela, ya veremos, a veces es buenísima y otras una basura, según me empalme o no, envíame el vídeo del corto con el que has ganado, aún estás de camarero en aquella pizzería los fines de semana, ¿no?, ¿y la carrera de galgos?, pues nada, esas dos las sacas en la convocatoria de febrero y ya está, ¿entonces es verdad que te vienes para Elda?, ¿cuándo?, ¿y eso a principios de abril?, ¿es que tienes contrato?, no lo sabía, ¡eh!, no tengo más pelas, cuando me lo dijo Vicente no me lo creía, después de estar acostumbrado a vivir ahí, ¿en Elda no te vas a ahogar?, sí, debe reventarle a uno trabajar, estudiar y aparte lo del cine, Mesca, una cosa que…,
¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba algún camarero, ¿no?, vale, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún…, ¡ah, no!, perdone, venía por lo del anuncio, ¿por este pasillo?, ¡buenos días!, venía por lo del anuncio, sí, claro que tengo ganas de trabajar, por eso estoy aquí, sí, tengo BUP, de hecho soy licenciado en Filología Hispánica, sí, me gusta hablar con la gente, ¿a qué llama que me tendría que vestir más formal?, bueno, antes dígame de qué tipo de trabajo se trata, ¿vender?, el otro día llamé por teléfono y usted u otra persona me dijo que no tenía nada que ver con ventas, no me gusta que me engañen, ¡adiós!, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¡hola!, no, no quiero fotocopias, sólo quería saber si podría poner este cartel de dar clases en el tablón, ¡gracias!, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a un camarero, ¿no?, vale, oye, esto es el instituto, ¿no?, ¿y el conserje?, ¡gracias!, ¡buenos días!, podría hacerme el favor de dejarme poner este cartel de dar clases en el tablón, ¿no me abre el encristalado?, ¡ah, que ya lo pondrá usted!, ¡vale, gracias!, este cabrón no lo va a poner, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¿y ahora dónde?, ¡buenos días!, vale, ¿no?, vale, ¡buenos días!, ¿no?, vale, vale, ¡buenos días!, no vale,
Vicente, el chico al que le hemos alquilado la habitación, Sergio, es de Mérida aunque no ha parado de moverse por España y por el extranjero, y dice que el primer día que llegó a Alcoy, es profesor de dibujo gráfico en la Escuela de Artes y Oficios con sólo dos años más que nosotros, dice que eran las diez de la noche y al llamar a su madre para decirle que había llegado bien le preguntó si habían tirado la bomba H también allí, su madre no le entendió pero yo sí, y es que a partir de las nueve esto se convierte en un pueblo fantasma sin un mísero bar donde caerte muerto, bueno, hace dos años cuando llegó Sergio, ahora hay dos, pero uno de los de punta en blanco y otro de marujeo de barrio, Vicente, Alcoy es un muermo, cualquier actividad es un acontecimiento histórico, incluso el cine que ponían los viernes en la Casa de Cultura este año se ha atascado en Buster Keaton, y si te esperas a ver una película decente en los únicos dos cines que hay lo mismo te cuelan El último cuplé como estreno mundial, así que no queda más remedio que irte a Alicante o Valencia, y, ¡coño!, si no tienes ni un duro ponte a pagar gasolina, el cine, un bocata y una cerveza, lo que ocurre en esta ciudad es de ciencia-ficción o de terror, los alcoyanos, como honrados zombis que son, dejan que los días lectivos sea la plaga de estudiantes foráneos de Artes y Oficios la que infecte las calles con su alegría multicolor, para los fines de semana, cuando éstos ya se han ido a que su madre les diga que tienen ojeras, salir en serie de sus tumbas, los tíos con la polla en la boca y las tías tan enjoyadas que parecen las reinas de su escalera, todos en serie menos los modernos, que son modernos porque visten tan petardos como Madonna y son modernos, porque la bobería de los demás les hace creer lo que ellos solitos ya se creen de sobra, que son los reyes del bakalao y son modernos, Vicente, ¡menudo rebaño de pueblerinos son todos!, al loro, en la fiesta de Moros y Cristianos los chochos y las pollas de las parejas se divierten por separado para que las pollas puedan ir detrás de otros chochos que tienen que dejarse encontrar, y otra cosa, en los desfiles las mujeres sólo pueden salir de jarrón de porcelana, y son de beatos, cuando Elia y yo empezamos a buscar pisos, después de hacer la maratón, encontramos uno pequeño y que estaba bien de pelas, y con luz que es el gran rollo aquí, pues bien, créete lo que te voy a decir, ¿eh?, la dueña quería hablar con la madre de Elia, y Elia al final se puso…, Elia le decía, si quiere yo le enseño la nómina o el dinero de la cartilla y usted se queda tranquila, la Beatorra, es que en mi casa no entra cualquiera, aquí vino una chica muy maja, trabajaba en una tienda de ropa de ahí arriba, y trajo a su novio, y, claro, el chico no tenía trabajo, y eso no importa porque las cosas están muy mal, pero es que era chino, y eso en mi casa yo no lo puedo permitir, Yo, señora, que sólo queremos alquilar el piso y no vamos a recoger a los 1200 millones de chinos que ha desterrado a China, la Beatorra, dame el teléfono de tu trabajo y llamo, claro, porque sin referencias, Elia, si quiere me hago coletas y me pongo un babero, aunque sabe lo que le digo, que ya está bien de aguantarla, métase el piso donde le quepa, así fue, como te lo cuento, esto es una aldea, las montañas que rodean a Alcoy lo aíslan y lo convierten en una lata de sardinas, ¿has tomado nota?, lo digo, para que no te quejes más de que Elda es un pueblucho de mierda que pareces un disco rayado, allí hay más vida, pasa más aire y hay peña de toda clase, pero, ¡coño!, no da más de sí, podría tener más mundillo, sí, pero no es Valencia, es un pueblo, mi pueblo, donde conozco a la gente de vista y me sé más o menos en qué calle me encuentro, donde me siento como Pedro por su casa, no hace falta echar mierda sobre algo para idealizar otra cosa, Elda es un pueblo comparado con Valencia, y Valencia con Barcelona, Barcelona con Nueva York, cada sitio tiene sus síes y sus noes, y si te pica el gusanillo pues adelante, porque una ciudad grande es una maravillosa odisea, pero sin mirar atrás con ira, si me entra la vena de ser Indiana Jones iré en busca del arca perdida adonde sea, aunque a lo mejor la mía está en una ciudad pequeña en la que no me sienta un extraño como en las grandes, sobre todo en Madrid cuando fuimos a ver a Mesca, ¡qué espectáculo de paisaje en el metro y qué acojono!, no me digas que no es por habitual menos tremendo lo que pasa allí, Mesca después de vivir un año sólo conocía su casa, el bar de abajo y su facultad, y sí, sé que es exagerado, pero viene al pelo para simbolizar lo que quiero decir, que las ciudades grandes te deshumanizan, sus habitantes se convierten en ratas, si hasta desprenden un hedor gris de alcantarilla, sí, aunque las pequeñas quizá te aborreguen, lo ideal para mí sería una simbiosis de las dos, y Elda, con sus 60 000 habitantes, por cierto, 20 000 menos que Alcoy, y con todas sus carencias garrafales, se acerca a ser una pequeña gran ciudad, eso sí, si yo hubiera tenido que convertirme en rata y desprender ese hedor gris de alcantarilla, sí, y dejar de ser provinciano también, por el trabajo que le ofrecieron a Elia en Madrid, me hubiera ido con ella sin pensar en nada de lo anterior, porque siempre he dicho, aunque parece un eslogan no lo es, que me importa menos el lugar que el acompañante, sobre todo sus bienes gananciales, y más si como Elia tampoco dudaría ni un segundo en dejarlo todo y venirse conmigo y con su Peugeot al fin del mundo, Alcoy no es el fin del mundo, sino, creo, una posada en el camino, la ciudad es muy bonita, el centro con sus calles empinadas, sus puentes, en la primavera pasada nevó mucho y parecía un pueblecito de los Pirineos, ¿visteis las fotos que hicimos?, a ver si antes de que acabe noviembre vienes, y Chus también, que hace tiempo que no nos hacemos una paella en la Font Rotja, ésa es la maravilla de Alcoy, la naturaleza que la rodea, los bosques de pino, incluso hay jabalíes y gatos salvajes, los lagos con cascadas, ¿te acuerdas de El Molinar?, tu hermano con lo fría que está el agua se tiraba de cabeza y luego me decía, yo saltar salto, ahora tú, amigo Pedro, ¡joder!, ¿de dónde ha venido esta nostalgia?, será que me entra morriña y echo de menos tomarnos unas cervezas en El Paso, tú, en cambio, estarás harto del Antoñín, nada, Vicente, lo dicho, que aquí estoy bien, soy feliz, creo que es la segunda o tercera vez que lo digo, será para creérmelo, que esta tranquilidad y monotonía me vienen que ni pintadas para escribir mis cosas, lo de fuera es lo que no arranca por ahora, sí, el puto curro, pero…, ¡ah!, que se me olvidaba decirte lo que más me gusta de Alcoy, lo que más me gusta es la cantidad de deformes y enfermos mentales que hay, pero cantidad, yo creo que se bate el récord del mundo de tarados por metro cuadrado, enanos casi gnomos, gente con la cabeza apepinada, la familia Monster Pérez, un colgado que anda como un robot, gibosos, la loca del pan duro, es una vieja que vive con mogollón de conejos y va por las casas pidiendo pan duro, un chaval que es literalmente una bolita de carne que va en un patinete sin manillar, mancos, parapléjicos…, con ellos me siento en familia, porque ¿quién no se ha sentido alguna vez en su vida Frankenstein?, sé que tú muchas, yo también,
¡buenos días!, que venía a ver si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¡hola!, esto es la academia, ¿no?, ¡hola!, ¿qué tal?, que no sé si necesitáis a algún profesor, yo podría dar de EGB y de ESO de lo que fuera, y de BUP y universidad Lengua, Literatura y Latín, claro, sí, casi todos son de Matemáticas e Inglés, sí, de Lengua siempre hay pocos, ¿tú les das?, ¡ah!, ¿que has hecho Filología?, ¿dónde, en Alicante?, ¿sí?, pues tu cara no me suena, ¿mis profesores?, el más malo de todos, pero sobre toda la faz de la Tierra, fue Enrique Rubio, claro, de Hispánicas, ¡ah!, que tú eres de Inglesa, pero como has dicho que dabas clases de Lengua y Latín, sí, para BUP con cuatro nociones claras basta, bueno, me voy en busca de otras academias, sí, eso es lo que voy a necesitar, suerte, ¡hola!, nada, que soy profesor de Lengua y Literatura, y también podría dar Latín, y buscaba trabajo, ¿no?, de EGB y de ESO podría dar de lo que fuera, ¿tampoco?, pues vale, ¡adiós!, ¡buenos días!, que venía por si necesitaba a algún camarero, ¿no?, vale, ¿academia Sancho?, mire, que venía por si necesitaban a algún profesor, ¿no?, ¿de nada?, pues hasta luego, ¡hola!, ¿necesitáis más profesores?, Pedro, ya, ya, ya, ya, ya, ya, pues sí, en un futuro ya veremos, ya, ya, ya, ya, bueno, me tengo que ir, ¡adiós!, ¡menudo rollero!, 555 46 10, sí, ¿está el señor Javier?, ¡hola!, me dijo mi novia que había llamado a su trabajo preguntando por mí, sí, sí, sí, pero ¿de qué se trata?, ¿de dar clases?, ¿cómo?, es que no le oigo muy bien, ¡ah!, que has visto mi cartel en la copistería, el cabrón del conserje seguro que no lo ha puesto, nada, no decía nada, pero ¿clases de qué?, no, si lo que estoy es buscando, entiéndame usted, si no tengo a nadie todavía cómo voy a alquilar una clase de su academia o lo que sea, sí, sí, pero aunque tenga pupitres y pizarra, entonces le pagaría el 0% por alumno porque no tengo ninguno que llevar, mire, esto se corta, gracias pero no me interesa, ¡adiós!, 552 37 13, ¿El Gratis?, sí, quería poner un anuncio, ¿de dar clases?, ¿1000 ptas.?, ¿no son gratuitos?, pues hace poco llamé para poner uno de alquiler y fue gratis, ¿qué beneficios?, si es para dar clases en casa no en una academia, mira, yo es que no soy de aquí y ando un poco despistado, ya, pero es que si este periódico es un servicio público no deberíais cobrar, además vivís de la publicidad, ¿no?, eso sí, entiendo que lo hagáis con las academias, ya, entonces no lo llaméis El Gratis sólo porque no le cuesta nada al comprador, siguiendo esa filosofía tampoco debería gastarse ni un duro el que, como yo, quiere poner un mísero anuncio, es que no sé dónde acudir y vosotros sois una tabla de salvación, pero ¿qué hago yo contándote mi vida?, ¡adiós y gracias por todo!,
¿quién?, ¿Sergio?, no, no está, ¿quieres que le diga algo?, ¿no?, ¡adiós!, ¿cenamos?, Elia, ¿dónde estás?, ¿y qué haces en el aseo?, ¿ahora te estás depilando?, pues yo tengo un hambre que me muero, vale, pero, sólo esa pierna, es que hoy he comido muy temprano, no sé, me ha dado por ahí, no, no te buscaban a ti, era una chica preguntando por Sergio, sí, una chica, ¿qué pasa?, no sé cómo era, ¿sí?, no me creo que lo vieras besando a una chica, pero si tiene una pluma que se le ve a un kilómetro, ¡mujer!, no es descarado, pero hasta un ciego se daría cuenta enseguida de que entiende, sí, a lo mejor intenta ocultarlo al hablar pero no puede, cuando se le da un poco de confianza se le escapa el tono blandengue, y no te quiero decir nada de su forma de andar, parece que esté bailando El lago de los cisnes, pero si no me estoy riendo de él, al revés, me cae muy bien, creo que vamos a hacer buenas migas con él, pero me hace gracia, ¿a ti no?, a ver si nos vamos un sábado con él por ahí, me lo propuso él mismo, se lo diremos hoy si viene, ¿vale?, no, no suele venir hasta el atardecer y a veces ni eso, no, come en un comedor colectivo como tú, entonces le decimos que este sábado podemos, ¿no?,
pues sí, el Vicentico ha encontrado trabajo, repartiendo propaganda, sí, me imagino que una miseria, pero más vale eso que nada, además lo peor es sentirse un mantenido inútil, no, él no, me lo ha dicho su madre, que estaba muy preocupada por él, dice que no hablaba casi y apenas comía y ahora parece otro, Elia, ¡cuánto me alegro por él!, cuando fui a verlo la última vez lo vi hundido, ¡ah!, no te lo dije, también se va a presentar a las oposiciones de Correos, no sé, el año que viene, ahora me toca a mí encontrar una basura de trabajo, a veces todo parece tan espeso que noto cómo no me dejo reírme ni con Faemino y Cansado, na menos que Faemino y Cansado, y es que ni con el de Pérez de Cuéllar puedo, y eso es grave, relativizo el bajón que me arrastra, me vitoreo como una animadora ninfómana, pero no puedo, ¿por qué no puedo?, pues tengo que poder, me consiento demasiado, ni con el estropajo se me va esta cara de rancio, ¿contra qué o quién estoy?, contra todo y todos, bueno, me digo, no seas tan general, pues contra el ser humano más indefenso, por ejemplo, la del puesto de la fruta del mercado, a la inocente le digo que me ponga los plátanos más maduros que tiene para machacarla, me tengo que calmar, estoy un pelín acelerado hacia abajo, y eso que todavía no he leído lo que voy escribiendo, que cuando lo haga me voy a tener que tomar un saco de antidepresivos, le preguntaré a Sergio que conoce el paño, porque a ver si me voy a poner como una moto de 1000 cc y no me voy a reconocer con la sonrisa postiza, no tengo humor ni para romperme a llorar y aligerarme un poco, y con tanto peso no puedo, por más que lo intento no puedo, palabra de enamorado, ¡viva la vida!,
a veces parece que no pase nada malo entre nosotros, Elia, y otras, que sí pero que aparentamos y nos creemos que no, sobre todo yo, y a veces no sé qué pensar y pienso que no podría vivir sin ti, y otras, siento las cosquillas de mis sentimientos fríos al darme lo mismo si vienes del trabajo o no, a veces me dejo llevar por tu espontaneidad y salimos a cenar fuera, y otras, no me apetece nada que no sea mi egoísmo, a veces esforzándome te cuido un poco y te doy una sorpresa en forma de regalo o poema, y otras, no te contesto aunque te escucho con toda claridad, a veces me pillo desprevenido y dejo de controlar mis emociones cuando me besas repentinamente en el restaurante, y otras, hago mi horario de témpano de hielo, a veces me llena tu sencillez, y otras, me vacía, a veces te veo guapísima, y otras te sigo viendo guapísima, pero me gustaría follarme a la tía que se sienta ahora en la mesa de la esquina o a la pelirroja que se fue antes, a veces creo en ti, y otras, me tengo miedo, a veces pienso que nunca nos separaremos, y otras, que voy contigo no por amor sino por comodidad y porque pagas tú la cuenta, a veces presiento que estamos en ruinas, y otras, que el peligro nos hace más fuertes y nos une más, a veces deseo que estoy a punto de soportar tus manías que quizá no son para tanto, y otras, que a manioso no me llegas ni a la suela de los zapatos, a veces me muero por darme sin reservas a ti y dar propina, y otras, que mi amor nunca va a ser tan sincero y generoso como el tuyo,
¿cuánto queda, Elia?, ¿35 segundos?, no podemos fallar, ¡eh!, que a ellos aún les quedarán unos segundos, vale, Antúnez, controla la situación, pásasela a Sabonis, tú otra vez a él, así Antúnez, pero cambia de lado, que cambies y no mames más, y que la pases, no, no tires con Orenga encima, ¡será cabrón!, ¿para qué has tirado?, ¿no te lo he dicho?, venga, no te lamentes y baja a defender, que quedan…, ¿cuántos segundos, Elia?, ¿sólo 7 segundos?, que van a hacer una pantalla para Herreros, triple de Herreros, ¡bien, bien, bien!, ¿qué?, Elia, ¿no sabes que soy de El Estudiantes?, no sé, me dejas un poco sorprendido, ¿entonces te daba la impresión de que era del Madrid?, pues se ve que lo nuestro sí que es grave,
papá, no hace falta que me empujes para que me caiga y luego puedas curarme, si quieres cojo la moto y como aquella vez me estrello contra aquel árbol, no, después estaremos otra vez por lo menos tres años sin decirnos ni buenos días para que nadie descubra que flaqueamos en ciertas palabras tiernas, no, si estás en la cocina todo el día me iré a comer a un bar, pero, oye, si me ves con mis amigos por la calle no me saludes que últimamente ando un poco sensiblero, tenemos que evitar dirigirnos la palabra los esporádicos fines de semana que nos vemos no sea que te vea llorar tirado en el suelo como un mañaco y, en vez de hacerme el disimulado como el día de tu cumpleaños, me deje llevar por algún recuerdo de la infancia, el más peligroso es el del beso por la noche cuando creías que ya me había dormido, y caiga en la embarazosa tentación de abrazarte silenciosamente y de llorar hacia dentro, no, no me busques mi talón de Aquiles o estamos perdidos, tú a lo tuyo y yo a lo mío, y si nos cruzamos cuando no estaba previsto pues yo me hago el ensimismado y tú silbas mirando hacia el techo del pasillo, sí, hay humedad en aquel rincón, salió hace unos meses, pero como no podemos permitirnos ninguna alegría no te he podido avisar, había pensado mandarte una nota anónima, pero si alguien se enterara podría murmurar que no somos padre e hijo, o algo aún peor,
¡hola!, soy yo, ¡quién va a ser, tu hijo!, no está la mamá, ¿dónde está?, ¡ah!, pues nada, llamaba sólo por llamar, sí, por aquí hace sol, ¿por ahí también?, sí, aquí también llovió ayer, pero cuatro gotas de nada, pues nada, dile a la mamá que he llamado, ¿dónde estaba?, ¡ah, sí!, ¿qué dices?, no, creía que habías dicho algo, entonces adiós,
los serbios tienen cercada a Sarajevo y Europa, las inundaciones en China provocan miles de muertos, a mi madre casi le atropella un coche en un paso de cebra, en Inglaterra dos chavales torturan y matan a un crío que no levantaba dos palmos del suelo, ETA mata a un ertzaina cuyo trabajo se desarrollaba en la amenazadora oficina de renovación del carné de identidad, en EEUU se quitan de en medio con una inyección letal a otro condenado a muerte, unos cabezas rapadas limpian las calles de escoria en Barcelona, yo me compro una bolsa de pipas y me voy al parque, al parque que está más lejos, a la otra punta de Alcoy, para que no me salpique la sangre, donde me escondo bajo un árbol no sea que los cazas me hayan seguido y no me dejen dormir la siesta en paz, pero con los ojos entreabiertos porque quizá aquel hombre que viene va a sacar la metralleta al haberle cocinado su mujer los huevos demasiado hechos, y todo el rato vigilando que mi parte racista no se ensañe con mi parte maricona sudaca y me envíe a comer pipas a la psicosis que es como mi sombra ya, y toda esa conspiración para que no vea que, al echarle las cáscaras a las hormigas, éstas las arrastran como pueden pese a ser el triple de grandes que ellas, y así no siga creyendo en el milagro de la vida,
la camisica que tengo, soy gitano y vengo a tu casamiento, a romperme la camisa, la camisica que tengo, soy gitano y vengo a tu casamiento, a romperme la camisa, la camisica que tengo, soy gita…, ¡eh!, ¿quién ha sido?, ¿quién me ha tirado un cubo de agua?, ¡me cago en vuestros muertos!, has sido tú, sí, has sido tú, cotilla del tercero, maruja de bingo, no te escondas, sal y cuéntame cómo te pone cachonda Contacto, con tacto, un paréntesis, tiempo muerto, sí, soy yo, el que no entra en las tiendas para que no se dé la posibilidad de salir sin comprar y me muera de vergüenza, sí, también el que no le pone un esparadrapo en la boca a los que retransmiten la película en el cine, y, aunque parezca mentira, el osado que esta noche se ha atrevido a salir fuera de ahí arriba, ¿Elia?, se ha ido a Elda a ver a su madre, sigo, y ahora está aquí abajo y antes estaba allí en los bares donde, para que los caníbales no me comieran, me he bebido en dos horas 7 cervezas, la próxima vez lo conseguiré con 6 y luego con 5 y con 4 así hasta que logre emborracharme, sin beber, de la naturalidad con la que hace unos días fui a buscar trabajo y a la que aún no me creo, y es que desde pequeño las largas distancias nunca me han ido, lo mío son los 100 metros donde tratas de tú a tú a la gente, sin intermediarios como la fea y extranjera realidad, sé que romper el hielo es de usar y tirar y luego todo no va sobre ruedas, pero no sé qué quieres que os diga, como dice Elia tendré algo de mártir como mi madre y de piñón fijo como mi padre, de tales palos tal mendrugo, y si no, decidme que no es mendruga mi ocurrente manera de que Elia se fijara en mí, al principio de todo, cuando era virgen de tanto follar, sí, de tanto follar con toda cosa que tuviera falda o una bombilla en el pene, no, ya sé lo que pensáis, éste está aquí comiéndonos el coco con su timidez y ahora…, ahora y siempre una cosa es ser cortado y otra gilipollas, pues al principio de todo, bueno, antes me vais a permitir que aproveche la coyuntura y siga con mi fiesta particular para celebrar mi primer día de marcha solo por Alcoy, ¡bruja!, venga, baja la basura que te voy a deshacer la permanente y a arrancarte de un mordisco esa verruga del cuello, soy gitano, y vengo a tu casamiento, a romperme la camisa, la camisica que tengo, eso me gustaría saber, ¿quién se ha casado con tal momia?, ¡muérete! ya está, me siento de puta madre, pues al principio de todo, como decía, como Elia y yo vivíamos en el mismo barrio, espiaba todos sus movimientos, eso durante los tres años o más, más creo, que Elia ni se podía imaginar que ese tío rancio estuviera escribiéndole por las noches poemas de amor, así, hasta que un día como otro cualquiera me bebí 9 cervezas, más que hoy, ¿eh?, esperad, que ahora viene la gracia, y me vestí de espermatozoide y me presenté en su casa a darle todos los poemas, ya no podía ser más Cyrano de Bergerac, nunca he sido ni seré un héroe, y me cambié al turno de día, sí, a lo mejor tenéis razón, sí, lo del espermatozoide y las pajas mentales de las que me alimento recuerda mucho a Woody Allen, a lo mejor nos parecemos, entonces, ¿soy tan cabrón como él?, ¡eh!, ¡eh!, ¿qué pasa?, ¿por qué me pega?, no me pegue que yo no le he hecho nada y no soy judío, ¿el marido de la cotilla del tercero?, pues perdone si le he molestado a usted y a su señora, pero es que el nivel etílico de mi ser humano es muy alto, sí, ya me voy, faltaría más, lo que usted me diga, pero oiga, antes me haría el favor de abrirme la puerta, yo vivo allí enfrente, es que llevo aquí todo el repertorio de Camarón y no atino a meter la llave,
abuelo, no creas que te había olvidado, lo que pasa es que todo es tan confuso contigo, en un segundo estoy a punto de machacarte y al siguiente recuerdo cómo nos bañábamos juntos en la acequia y me siento culpable, y sin descanso al siguiente otra vez tengo ganas de machacarte y me siento culpable de haberme sentido culpable el segundo anterior, ¿por qué no hiciste nada?, ¿o por qué si no te diste cuenta no te la das ahora y ese sentimiento de culpa que es tuyo no mío te corroe hasta que te haga ver que has sido un nazi cabrón?, ¿por qué te hiciste el inocente incluso tus últimos días cuando te llevaba del brazo al bar de Luis a que vieras las corridas de toros en Canal Plus?, apesto a tus remordimientos putrefactos, ¿cómo has podido hacerme esto?, dime ahora mismo por qué eras tan cerdo de volver la cabeza cada vez que mi madre con el camisón desgarrado te miraba con sus ojos asustados de niña, respóndeme ahora mismo o…, ¿no tienes que decir nada?, ¿no vas a decir nada?, ¿no dices nada?, por favor, di algo, no, no te justifiques, que no quiero justificaciones, lo que necesito como el pan de cada día es saber quién has sido, ¿has sido el que me traías tortitas de las panaderías al amanecer o el que no pagó las míseras 10 ptas. intemporales que costaba el título de modista de mi madre?, ¿el que me decía dónde estaban las moreras para darle de comer a los gusanos de seda o el que le pegó una paliza a garrotazos a mi madre porque estaba hablando con el novio de una amiga?, ¿el que me contaba historias que te contó tu abuelo, como aquella del hombre que se enamoró de su mula e incluso abandonó a su mujer, o el que le obligaba a mi madre a ser Cenicienta mientras su hermana pequeña toda emperifollada se iba a los guateques?, si no vas a quitarte la máscara no digas nada, que te calles, cállate que estás muerto, llora, llora lágrimas de cocodrilo, ¿qué dices?, no te entiendo, ¿quieres decir algo?, ¿sí?, habla más alto que no te oigo bien, por favor, dilo o tendré que borrar todos nuestros recuerdos y no podré dejar de odiarte, venga, abuelico, ¿te ayudo?, te he querido tanto, ahora ya tienes que seguir tú sólo, te he querido tanto, tanto, Pedrín, porque toda la vida me he sentido, me he sentido, sigue, no te pares, ya casi está, me he sentido culpable, culpable de haber sido un nazi cabrón con tu madre, ¡lo has dicho, abuelo!, por fin te has quitado la máscara, tienes que decírselo a mi madre, sí que puedes, mamá, que el abuelo te va a decir una cosa, ¡Carmencita!, ¿por qué lloras?, no te asustes más, que papá está aquí y nadie te va a hacer más daño nunca, duerme, duerme, niñita mía, que todo ha sido una pesadilla,
Vicente, ¿has visto a mi abuelo?, ahí en la puerta de Juguetes Pino, sí, murió en septiembre, pero asómate a la esquina y lo verás sentado en la silla al fresco con el dueño de la tienda, Ernesto, bueno, a éste no lo verás, ¿a que sí está mi abuelo?, ¿no?, estás ciego, estoy escribiendo ahora sobre él así que debe estar, ¿no te acuerdas el día que pasamos, yo aún vivía en Elda, que te conté que el de la tienda pidió a los Reyes Magos a la hija pequeña de la peluquera de la esquina para jugar a médicos?, sí, mi abuelo le llamaba el Tío Chocho, ¡ah, sí!, es verdad, mi abuelo al morirse antes el de la tienda sentenció con justicia divina, ¡que se joda!, ¿entonces lo ves ya?, ¿sí?, pues venga, vamos, ¿ese día no tenías que comprarle el regalo de cumpleaños a tu madre?, pues date prisa o van a cerrar, son casi las 8, ¿a una lencería?, ¡ah, sí!, que era un pijama de seda que habías visto en una revista, no un pijama de seda cualquiera sino uno casi mágico que no tenían en ninguna lencería, ni en la de la plaza del Edificio Ernes, pero que constitucionalmente deberían tener en este pueblucho de mierda, ¡qué manía llamarle pueblucho de mierda a mi patria chica, a la mayor terreta del món!, siempre que lo dices me callo y me quemo por dentro, cualquiera te replica con la aplastante rotundidad con que dices las cosas, tus opiniones a veces son dogmas de fe y al hereje parece que no le queda más remedio que callarse o si habla pelearse contigo, no te sulfures, que aquí no puedes defenderte, ¿no ves que sólo hablo yo?, pero ¿no me estás poniendo tan verde como yo a ti en la novelucha ésa que estás haciendo?, sí, ¿eh?, pues déjate de monsergas y déjame seguir, ¿qué te decía?, ¡ah, sí!, que alguna vez estallaré y ya veremos, entonces te diré que cuando te fuiste a Valencia, donde, para que ellos lo sepan, viviste dos años y tuviste que volver porque no te salió bien, lo mismo que nos va a pasar a nosotros si siguen así las cosas, digo, que entonces te diré que en la estación de tren te despedí muy atento a tu lengua viperina soltando ascos sobre Elda mientras yo pensaba, ¡eh, para!, que yo me quedo aquí y tanta mierda me va a ahogar, y seguiré diciéndote entonces que cuando te recibí en la estación de tren muy atento a tu lengua viperina soltando ascos sobre Elda y Valencia y el mundo en general, pensé, para empezar a decirte ahora, no mates moscas a cañonazos, pistolero, y cantemos juntos la canción de nuestro paisano Pedrito Rico, yo soy de Elda, señores, y por todo el mundo lo hice saber, es un pueblo honrado y laborioso, es el más hermoso entre cien…,
en la iglesia del tanatorio, sí, abuelo al final no pudo ser en tu casa como querías, compréndelo, era muy pequeña para las 200 personas por lo menos que no dejaron vacíos ninguno de los bancos, conocías a tanta gente, pues en la iglesia del tanatorio el cura está hablando sobre el muerto, le llama por su nombre, mira qué casualidad, se llama igual que tú, y dice cosas de él que suenan bonitas pero que nadie se las cree, me he equivocado, me he metido en otra misa de difuntos, como de esto no entiendo mucho, salgo y le pregunto a uno de los de allí, oye, ¿la misa de mi abuelo, el tío José?, ¿ésta?, pero José Rodríguez, no puede ser, entro aturdido y me siento en la última fila esperando creérmelo, es imposible, ¿cómo me voy a creer las gansadas acerca del cielo de ese tío que se peina con una raya cerca de la oreja para taparse la calva, y que jamás se ha venido a coger piñas con nosotros?, me voy a ir pero antes echo una desesperada última ojeada a ver si conozco a alguien, sí, aquél es Corentino y la Antonia y los demás, ¿qué hacen aquí todos tus parientes de Jumilla?, éstos como el muerto se llamaba José también se han equivocado, Corentino, ¡hola!, soy yo, el Pedrín, ¿me reconoces todavía?, sí, el hijo de la Carmen, oye, Corentino, que ésta no es la misa del abuelo, no ves que no dice nada de cuando fuimos a ayudaros a vendimiar a vuestras tierras, ¡hola!, Antonia, dos besos, soy el de la Carmen, sí, el Pedrín, sí, ha pasado mucho tiempo, que le decía a Corentino que ésta no es la misa del abuelo, yo no he oído todavía al cura decir nada sobre el convite de tu boda, abuelo, ¿te acuerdas la de gambas y langostinos que comimos?, dijimos, nos vamos a poner malos, como así fue, pero que nos quiten lo bailao, Antonia, ¿os venís entonces a buscar dónde puede estar mi abuelo?, ¿aquí?, no, éste no es, se llama igual que él pero es otro, ¿mi abuela?, ¿dónde?, ¿qué hace mi abuela y los dos maromos, ¡y también mi madre!, en la primera fila?, ¿cómo puede creerse mi madre que eres tú, abuelo?, pero si también están los de Valencia, y allí el Enrique, llorando, primo, dime tú que con un plan cuidadosamente estudiado robábamos golosinas en la tienda de Chinorlet si te crees que éste sea el abuelo, ¿que sí te lo crees?, ¿no te acuerdas que tú pedías la casera fría y, mientras vigilabas que no viniera Raimundo por el pasillo que llevaba donde estaba el frigorífico, yo me llenaba los bolsillos de chicles de bola, regaliz y magnesia?, ¿no?, ¿no te acuerdas de cuál fue el fallo garrafal de nuestro plan?, ¿cómo que no?, ¿no te acuerdas de que ninguno de los dos pensó en la puerta de entrada y una mujer entró y al oírle gritar, Raimundo, que te roban, que te roban, salimos corriendo y no paramos hasta las montañas donde resistiríamos como los maquis de los que hablaba el abuelo?, ¿tampoco?, no, si desde que te empezó a gustar Julio Iglesias ya sabía que todo no iba a ser igual que antes, que cuando más te necesitara te harías tan cuerdo como todos y me dejarías solo creyendo que éste no es el abuelo, sí, corre, dile a Raimundo que hemos sido nosotros los que le robamos, siempre has sido un envidioso y un chivato, no te voy a dejar más el álbum de la liga del 78-79, eres tan traidor como yo, si no a la vez gritaríamos ahora mismo aquí en medio de todos que no les seguimos el juego, ni a ti tampoco abuelo, o si no, por lo menos, habríamos resistido en las montañas sin bajar nunca,
Sergio, a ver cuándo nos vamos ese sábado que dijimos, vale, ¡qué gafas más chulas llevas!, ¿de Jean-Paul Gaultier?, ¿en París?, el otro día te las vi y me dije, esas gafas no son de por aquí, deben de haberte costado un pastón, ¿50 000 ptas.?, ¡hombre!, para ti no serán caras, pero es otra galaxia para mí, pues mi amigo Vicente tiene una imitación de unas Diesel, ésa que tiene agujeritos en las patillas, ¿que hay muchas Diesel con agujeritos en las patillas?, pues no lo sabía, creía que eran las únicas, son parecidas a las que lleva el protagonista de Amor a quemarropa, sí, a mi amigo le va el toque de duro, sus gafas, su melena y sus botas de fuego, y si tuviera dinero su Harley Davison, y no le digas ni de broma que es un americano cañí que se ofende, claro, lo que yo pienso, no hay que tomarse tan en serio y excluyentemente la estética con la que se comulga, por ejemplo a mí, ya ves, me va lo desastrado dentro de un orden, y asumo que a través de las películas y la música he mamado lo hippie y ahora lo que llaman grunge, no tengo por qué negar lo obvio, hoy en día las influencias que vienen desde el otro lado del océano vuelan en nave espacial y el eclecticismo de culturas es el signo de los tiempos, tampoco tenemos que negar que ahora tanto la forma de vestir como la música no tienen el valor virginalmente revolucionario de antes, eso iba a decir yo, que la sociedad de consumo se lo traga todo, incluso lo molesto o desagradable lo hace digerible, vendible, lo que tú dices, que sólo puedes ir de auténtico si te estás mirando todo el día el ombligo, ¡hombre!, mi amigo no es así ni mucho menos, es más rico, es un dandi, y no lo digo en tono peyorativo sino al revés, es el dandi de las botas de fuego, sí, quizá la primera impresión es de macarra, pero cuando lo conoces, es todo lo contrario, como el dandi que es expresa cómo es y piensa en la forma de vestir, sí, como todos, pero él con más fuerza, como para autodefenderse más, bueno, esto último es una más de mis perogrulladas, ya me conocerás, por ahora son mil duros por esta clase de psicología barata en la que me he dado el pego, ¿que te gusta escuchar?, ¿entonces ya tengo trabajo?,
venga, un último esfuerzo, detrás de aquella curva está la meta, ¿no la ves?, da lo mismo, sigue, sigue y no flaquees ahora que no tienes nada que perder, si hubiera sido antes cuando todo parecía ganado sería diferente, pero ahora tienes que ir a muerte, date caña, revienta si es preciso, venga, que sólo te faltan ciento y pico páginas de nada, aprieta los dientes y acelera, así, así, no, eso no, no cometas el fallo de mirar hacia atrás, siempre hacia delante, ¡eh!, que tampoco te hundas porque todos los demás te pasen y te estés quedando el último, tú a lo tuyo, concéntrate y esprinta hasta tirar el hígado por la boca, así, pero cruza la meta, ¿no la ves?, está tras aquella curva, da lo mismo, sigue, sigue y no flaquees ahora que lo tienes todo a favor para ganar, si hubiera sido antes cuando todo parecía perdido sería diferente, pero ahora tienes que ir a muerte, sí, sí, lo he anotado todo, Induráin,
¡atención!, pasen y oigan la más increíble historia jamás contada, todo no empezó un día concreto, fue poco a poco, sin darnos cuenta, como ocurren las cosas de las que nunca te vas a desatar, si lo piensas con perspectiva, cumpliendo un plan ideado al milímetro, que no me dejarais, díselo tú a tu marido por si se hace el sordo, que me fuera al viaje de fin de curso estaba íntimamente relacionado con que los siguientes años cada vez que venían fiestas no pudiera salir a partir de las doce porque por la noche sólo hay borrachos, o con que yo supiera que si me tocaba dos o tres veces la cabeza sin darme cuenta eso significaba ir enseguida al médico y, a pesar de decirte, mamá, que no me pasa nada, estar dos o tres días sin ir al instituto, si lo de Palma de Mallorca hubiera sido un hecho aislado, en el recuerdo sólo hubiese escocido pero no dolido, sí, mamá, otra vez con lo mismo, no, el pasado es pasado, pero es que sin antecedentes van a decir que me invento nuestra verbena sadomasoquista, ellos me entienden, sigamos, todo fue bien hasta que descubrí en un libro que el mundo no se reducía a nuestra casa, y que en otras cada noche no cerraban la puerta con tres vueltas de llave en la cerradura de arriba y dos en la de abajo aparte del pestillo y la cadena, sino que la dejaban abierta de par en par para lo que fuera, para lo que siempre puede pasar, algo impensable en nuestro rutinario horario, por el día a trabajar o a clase y rápido a casita que llueve, luego comida y cena familiar viendo la tele, a las once en punto a dormir y los domingos al campo, así siempre, todo calculado, nada ni nadie fuera de lo normal para no descolocarnos, por eso las vacaciones y las fiestas eran un peligro para la supervivencia del hogar construido con el sudor de la frente y con el miedo al enemigo, que yo espiaba desde la ventana cómo venía de comprar pan o empujaba un coche que no arrancaba, pero de pronto, tatachán, todo cambió para vosotros, digo para vosotros porque no para mí, la revolución de cambiar todo para que todo siguiera igual la viví en vivo y en directo creciéndome como un tumor benigno desde que leí aquel libro y otros, dejé de volver directo no ya del instituto sino de los futbolines y la amenazante y golfa realidad se coló por debajo de la puerta de casa en forma de mi amigo Vicente, el punto de ruptura fue que me negué a comer hervido los jueves, y vosotros por tal osadía le echasteis la culpa como siempre a partir de entonces al de fuera, sobre todo tu marido, no, ¿que te crees que no sé que a la cara no dice nada, pero por la espalda maneja los hilos y se explaya bien?, por ejemplo, contigo como sabe que se lo tragas todo se despacha bien, estáis hechos el uno para el otro, no hay quien pueda discutirlo, bueno, retomemos el hilo, después vino la subterránea guerra de guerrillas que duró tanto tiempo y que nos causó tantas heridas sin cicatrizar, los primeros años fui un animal rabioso que mordía a diestro y siniestro, así conseguí el aire suficiente para vivir fuera, pero no queriendo darme cuenta de que, aunque pudiera llegar con las cadenas más o menos donde quisiera, no me deshacía de ellas, tenía que haber dado el petardazo o intentar arreglarlo, pero no quedarme a medias, eso hizo que con los demás seres de la Tierra fuera todo lo civilizado que puedo ser y con vosotros un monstruo, y a ti más o menos te hablaba cuando no te ponías madre no hay más que una pegajosa, pero a tu marido, a mi padre, al papá, era verle y volverme tan cerrado y tarugo como él, ¡menudo toporrón era yo también!, mamá, es que no se podía hablar con él, ibas con él o contra él, imagino que igual que conmigo, peor porque se supone que yo tenía y tengo más cabeza, entonces no pude evitarlo, más tarde sí hubiera podido pero, adicto a mi cobardía, tampoco hice nada por remediarlo, y así hemos seguido hasta ahora, hasta ahora que el amor de Elia me ha hecho ver como un mazazo lo verdaderamente desgraciados que hemos sido,
si alguien el lunes de su semana de vacaciones de Navidad va en coche a visitar a una conocida, y al terminar va andando al cine que está dos calles más arriba en el que ha quedado conmigo a las 10.15, y llega a las 10.50 cuando ya ha empezado la película hace veinte minutos, pero a pesar de todo discutiendo entramos y no la vemos y cabreados salimos y regresamos a casa sin dirigirnos la palabra, y el martes se pregunta por el coche, pero deduce que estará en la avenida donde siempre, y el miércoles se vuelve a preguntar y duda y va a comprobarlo, pero Sergio nos enseña fotos de un viaje que hizo a Guatemala y el coche se le borra de la mente hasta el jueves, y el jueves, sin decírmelo para que no me meta con su memoria, se va a buscarlo y no lo encuentra, y no queriendo creer que se lo han robado llama al retén y al ayuntamiento y le dicen que allí no está, y, entonces, ya angustiada viene y me dice que han robado el coche, y yo le digo, que tranquila, que otras veces no se acuerda dónde lo ha aparcado y siempre al final lo encuentra, y dice que esta vez no, y yo le digo, Elia, ¡joder!, ya sé que te da rabia que te digan que no tienes memoria, pero así es, y ella insiste en que esta vez no ha sido ella, y yo, vamos a ver, ¿cuándo es el último día que lo cogiste?, y ella sentencia entre enrabietada e impotente, que no es eso esta vez, y yo recapitulo, ayer no salimos porque estábamos enfadados, ¿no?, anteayer tampoco por lo mismo, ¿no?, y el martes tampoco por lo mismo, ¿no?, ¿y el lunes?, ¡ah, sí!, el lunes fuimos al cine, yo te esperé en la puerta del cine desde las 10.15 y tú llegaste a las 10.50 y a pesar de que había empezado la película entramos discutiendo y no la vimos y salimos cabreados y regresamos sin dirigirnos la palabra, entonces es cuando con aire de superioridad le digo que ya lo tiene solucionado, que ya sabe dónde está, y ella me insulta y se va pegando un portazo, si ocurre todo esto es que somos incompatibles, o dicho a lo bruto, que no nos soportamos y no podemos estar juntos, aunque tampoco separados, y por eso la sigo y le pido perdón y, aunque no me responde, no me echa de su lado, me deja acompañarla a recoger el coche, ahí está, encima de la acera y sin llevárselo la grúa en toda la semana, abre, arranca y pasa de largo, Elia se ha ido, no, me está esperando a la vuelta de la esquina, ella no le saca filo a todo como yo, no es tan exigente, es más tolerante, ¿hasta cuándo si no cambio?,
Vicente, es como si estuviera haciendo la mili en Ceuta y tú fueras mi novia, y, cabrón, te echo de menos, me pongo a recordar y no acabo, te acuerdas cuando le hicimos un puente a un coche y saltamos antes de caerse por un barranco, para no tener carné no condujimos del todo mal, a ver cuándo hacemos de ésas otra vez, aquí lo más peligroso que he hecho es escribir esto, se te ponen los huevos de corbata, y por cierto, sin Mesca y sin mí, ¿aún vas de tascas?, por aquí salgo poco, me encuentro como pez fuera del agua, tan sólo nos separan 50 km pero parece que estés en la Conchinchina, cuando nos vemos, últimamente muy poco, parece que no haya pasado el tiempo, sí, será eso, cada uno tenemos nuestra vida y ésta nos lleva a perdiciones distintas, este fin de semana venís Chus y tú, ¿no?, pues nos vamos a desquitar, tenemos que montar una fiestorra, no, yo por Elda no quiero ir mucho, es que si no tengo la sensación de que no vivo mi vida sino que aún dependo de mis padres, además les he dado un ultimátum por los malos rollos que ya sabes que tienen, por eso prefiero que vengas o vengáis aquí, sí, me acuerdo, es lo mismo que te pasaba a ti en Valencia, luchas por valerte por ti mismo sin las longanizas y quesos que te mandan los papás, tampoco he ido por Elda, Vicente, porque las últimas veces estás muy machacón, cuando estoy contigo dos días seguidos acabo escamado, aunque dos días después otra vez añore verte, cuando no sea tan cobarde tendré que decírtelo, esto ya lo he repetido alguna vez, ¿no?,
todo el día, incluso ahora que ya está Elia, estoy bostezando y no sé si es de hambre, sueño o aburrimiento, o de todo a la vez, será de todo a la vez o no, digo yo, la cuestión no es que esté mal sino que no estoy, desde que bajé la basura anoche me estoy esperando, pero se ve que no he vuelto, Elia dice que me habla y no le respondo, que estoy ausente, yo le hago caso porque ella siempre lo sabe mejor que yo, al más mínimo silencio se da cuenta de que estoy por los cerros de Úbeda, Jaén, es que no tengo ganas ni de discutir, me agarro al ralentí del cuerpo y me dejo llevar, sí, busco estar enfermo para declararme en huelga y que las cosas pasen por mi lado sin darles importancia, toso y mi mirada deshilachada pide a Elia que compruebe que tengo fiebre pese a no estar caliente, por si no me lo creo tirito como un actor del método y escondo el termómetro, así no hay dudas de que tengo que irme a la cama y Elia me debe poner las mantas necesarias para lograr casi ser invisible,
Vicente, déjate de gilipolleces, no nos digas más que nadie nos mirará con tanto amor, deja de hacer el payaso, sí, sí, a mí qué me va a subir, y yo he comido igual que tú, y Elia también, ¿a que sí, Elia?, Chus, tú has comido menos, ¿no?, Vicente, ¿qué dices?, sí, ¿como si te desdoblaras y nos vieras de forma distinta a la normal?, tú has visto muchas películas, tío, ¿vas en serio o en broma?, dilo, porque tienes una cara de colgado que asusta, ¿de qué te ríes?, ¡joder!, ¿de qué te partes de risa?, Vicente, para, que nos estamos mosqueando, si de verdad el pastel te ha colocado ve a tu bola y no te metas con nosotros, esto es una mierda, ¿por qué no nos sube a nosotros?, ¡menuda juerga se está corriendo él solo!, y eso que no hemos puesto todo el talego, Elia, no te mosquees, está colocado pero él se hace más, ¿que Chus también ha entrado?, Chus, ¿te estás colocando?, ¿sí?, Elia, mira, es verdad, ¡qué cara de alelada que tiene!, ¡eh!, que estamos aquí, ¿que tú también nos ves de forma diferente?, Elia, estos dos son de la secta de La Verdad Suprema, claro que no me lo creo, Vicente, algo colocaos iréis pero seguro que estáis compinchados, ¿dónde están las cámaras ocultas?, Elia tiene razón, nos estáis acojonando, ¿cómo queréis que no nos asustemos si lo dices con esas miradas de ido y Chus no cantaba desde que Betty Misiego ganó Eurovisión?, la próxima vez que vengáis a Alcoy el único pastel que habrá será el que aún estaré cagando del miedo que estoy pasando esta noche, en serio, ¡esto es un mal rollo!, sí, jajaja, jajaja, jajajajaja, nada, ¿qué me va a pasar, Elia?, ¿es que me estoy riendo?, pues no sé, porque sí, jajaja, jajaja, pero es que no puedo parar, Elia, no te mosquees, ¿cara de atontado?, no le hagas caso a Vicente, que no estoy como ellos, un poco atontado sí pero ya está, Vicente, ¡joder!, cállate, no metas bulla, que no ves que la estás asustando, laralará, lararalá, lalalaralará, y lará, ¡hostia, qué cebollazo!, teníais razón, esto es…, Elia te veo como si fueras otra persona, eres tú pero eres otra también, es como si descubriera cosas de ti que no veo normalmente, pero no te asustes, que no es mal rollo, al revés, muy bueno, tienes ganas de besar a todo el mundo, un beso, Chus, un beso, Vicente, y a ti Elia también, Elia, ¿qué te pasa?, no te cabrees, que no estamos conchabados, que no nos estamos riendo de ti, pese a que tenga una cara tan alelada como la de Vicente y Chus, no te asustes, sabemos lo que decimos, estamos colocados y tú no, eso es todo, ¿tú no te notas nada?, ¿ni como que estás algo más ligera?, sí, a mí también me pesa todo el cuerpo, pero a la vez es como si flotara, Vicente tiene razón, no te asustes, nosotros somos más cargantes, no podemos remediarlo, pero mira a Chus, ella va a su aire y no te agobia, Chus, ¿estás cantando en francés?, eso está bien, practica, practica, Elia, a ver si entras, no paras de ver imágenes a una velocidad endiablada, ¡coño!, esto es un psicodrama individual, ¡qué claro se ve todo ahora!, Vicente, así escribiríamos el novelón del siglo, ¿no?, y también es una carta astral, esto es un psicodrama individual y una carta astral, Elia, ¿dónde vas?, no te vayas, bueno, sí, da una vuelta hasta que bajemos, pero no te vayas asustada, ¿eh?, ¡hasta ahora!,