Primera Parte
VI. Fracasa en Madrid el putsch a lo Dolffuss

[1] A. Lerroux, La pequeña historia, pp. 263-4. Claude Bowers, Misión en España: en el umbral de la Segunda Guerra Mundial, 1933-39, México, Grijalbo, 1955, p. 104. <<

[2] Lerroux, La pequeña historia, pp. 263-4. <<

[3] S. Juliá en F. Largo Caballero, Escritos de la república, Madrid, Pablo Iglesias, 1985, p. XIV. Vidarte, El bienio, p. 252. Madariaga, Españoles, p. 75. <<

[4] Largo Caballero, Correspondencia, p. 155. <<

[5] Carrillo, Memorias. p. 108. <<

[6] Vidarte, El bienio, p. 292. Largo, Correspondencia, p. 155. Vidarte, El bienio, p. 250. <<

[7] F. Aguado, La revolución, pp. 317, 420 y ss. <<

[8] R. de la Cierva, La revolución de octubre, pp. 45-6. <<

[9] B. Díaz Nosty, La Comuna asturiana. Revolución de octubre de 1934, Bilbao, Zero, 1975, p. 276. <<

[10] A. González Mallada en Tiempos nuevos, 17-1-35, recogido en José Peirats, Los anarquistas en la crisis política española, Madrid, Júcar, 1976, p. 93. C. Vega, en García Sánchez-Saúco, La revolución, p. 204. M Grossi, La insurrección, p. 102. <<

[11] M. D. Benavides, La revolución, p. 344. <<

[12] F. Aguado, La revolución, pp. 495 y ss. <<

[13] A. de Llano, Pequeños anales, p. XII. <<

[14] Díaz Nosty, La comuna, p. 275. <<

[15] H. Raguer, Batet, p. 212. <<

[16] J. Pla, Historia, III, p. 281. <<

[17] Parlament, Diari de sessions, 5-V-1936. <<

[18] Parlament, Diari de sessions, 5-V-1936. <<

[19] Parlament, Diari de sessions, 5-V-1936. <<

[20] M. D. Benavides, La revolución, p. 152. «Informe de Batet al Tribunal de Garantías Constitucionales», en H. Raguer, Batet, 206-7. Arrarás, Historia, II, p. 488. <<

[21] J. Pla, Historia, III, p. 274. Vidarte, El bienio, p. 252. <<

[22] S. Vidarte, El bienio, pp. 243-4 y 356.<<

[23] El Sol, 14 de octubre de 1934. <<

[24] Largo Caballero, Correspondencia, p. 155. <<

[a] Lerroux escribe de memoria. Llamó a Batet algo antes del discurso de Companys. <<

[b] Azaña alude en sus diarios a la ruidosa ineptitud de Prieto en Hacienda. <<

[c] Amigo del orden y la disciplina, al afiliarse a la UGT como estuquista se empeñó en erradicar «tres vicios tradicionales del oficio: trabajar a destajo, pagar los salarios en las tabernas y no trabajar los lunes para irse a divertir a las afueras de Madrid». (Largo Caballero, Correspondencia secreta, p. 54). <<

[d] Vidarte cuenta cómo en una ocasión le convencieron de asistir a un espectáculo pomo en un local del Paralelo barcelonés. «No sé cómo las autoridades lo consienten —decía—. Supongo que ni Macià ni Companys sabrán nada de esto» «¡Cómo no! (…) Aquel señor, el que no deja ni un momento los gemelos, es el delegado de la autoridad» (…) «Pues es una degeneración, un asco, una vergüenza» (…) Estaba tan furioso que tuvimos que salir del teatro antes de que acabara la función». (Vidarte, El bienio, p. 56). <<

[e] En sus diarios de antes de la guerra, Azaña, tan poco inclinado a la benevolencia para con sus colaboradores, trata a Largo con simpatía, por su carácter luchador y fiable. En cambio a Prieto lo presenta como un botarate. Estos juicios iban a invertirse a partir de 1936. <<

[f] Conjunto de edificios de estilo avanzado, en el barrio madrileño de Argüelles. <<

[g] Carrillo habla de la noche del 3 al 4 de octubre, pero debió de ser la siguiente. <<

[h] El policía y escritor Mauricio Carlavilla (Mauricio Karl) comenta: «Como vemos, es tal la seguridad que tienen Largo y Prieto de que no les ha de pasar nada, que, dada ya por ellos la orden de que estalle la revolución, se quedan en la conocidísima redacción de El Socialista (y en casa de Prieto). Ni a la redacción ni al domicilio (…) es enviada la policía». Carlavilla sostiene que el capitán Santiago, mencionado por Largo Caballero, es precisamente el contacto de más alto nivel que informa a los jefes socialistas sobre las medidas del gobierno. «Con haber metido la clavija en los teléfonos de Largo Caballero y Prieto (…) hubieran conocido el paradero de los jefes máximos de la revolución. ¿Por qué se abstuvo la clavija? (…) Sencillamente porque el servicio en la Telefónica estaba a las órdenes de (…) Santiago, jefe de la Oficina de Información, auténtico director de Seguridad y masón». (Nota de M. Carlavilla en Largo, Correspondencia, p. 155). Los socialistas suelen negar, vagamente, que Santiago fuese agente suyo. <<

[i] B. Díaz Nosty considera que nunca pasaron de 15.000 los combatientes. Grossi llega a hablar de 50.000, cifra muy exagerada, pero ofrece un dato concreto cuando cita que el comité creía posible movilizar, ya el día 7, a 30.000 hombres. (B. Díaz Nosty La comuna p. 165. M. Grossi, La insurrección, p. 42). <<

[j] P. I. Taibo, basándose en Benavides y otras estimaciones, calcula en 1.500 los fusiles y cuatro las ametralladoras al comienzo de la luchar. (P. I. Taibo, Asturias 1934, Madrid, Júcar, 1984, vol. I, p. 50). <<

[k] Campesinos arrendatarios, en general fieles a la Esquerra. <<