Tercera Parte
V. La gran huelga campesina de junio de 1934

[1] FPI, AARD 1934, folio 24. <<

[2] El Sol, 26 de enero de 1936. J. Avilés, La izquierda burguesa, p. 213. Del Rosal, El movimiento, p. 122. <<

[3] M Nelken, Por qué, p. 104. <<

[4] Del Rosal, El movimiento, p. 251. M. Nelken, Por qué, p. 104. <<

[5] Macarro Vera, «Octubre, un error de cálculo y perspectiva», en VVAA, Octubre 1934. Cincuenta años para la reflexión, pp. 271-3. <<

[6] Movimiento natural de la población, tomos 1931 a 35. <<

[7] Malefakis, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Barcelona, Ariel, 1970, pp. 284 y 325. <<

[8] M. Nelken, Por qué, p. 102. <<

[9] Malefakis, Reforma agraria, pp. 387 y ss. El Sol, 27 de mayo de 1934. <<

[10] El Sol, 27 de mayo de 1934. <<

[11] Malefakis, Reforma, pp. 387 y ss. <<

[12] En Arrarás, Historia, II, pp. 358 y ss. <<

[13] Malefakis, Reforma, pp. 387 y ss.<<

[14] FPI, AARD XIX, 1934, folios 112-4 y 118. <<

[15] M. Nelken, Por qué, p. 105. Ramos Oliveira, Historia de España, III, pp. 193-4. <<

[16] M. Nelken, Por qué, p. 105. <<

[17] M. Nelken, Por qué, p. 105. <<

[18] M. Nelken, Por qué, p. 106-7. <<

[a] Sigo aquí, básicamente, la exposición de Edward Malefakis en su concienzuda obra Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, pp. 386 y ss. <<

[b] «España había sido probablemente el único país del mundo en que los salarios habían crecido durante la depresión», dice Malefakis. En realidad en otros países ocurrió lo mismo (J. Maluquer, en Estadísticas históricas, p. 508), pero ante la baja productividad de la economía española, las alzas salariales repercutieron probablemente en aumentos del paro, el cual, poco o nada subsidiado, sumía en una auténtica miseria a mucha gente. <<

[c] Bolívar, comunista, contaba el 22 de marzo en las Cortes el caso de Cuevas de San Marcos, lugar de tierras malas, donde el 60% de los jornaleros estaba en paro forzoso «desde que la ley de términos municipales confinó en el pueblo este porcentaje de personal obrero que antes se ocupaba en pueblos inmediatos». Madariaga, que trata a Largo con cierta simpatía, señala que la ley de Jurados Mixtos, a él debida, partía de los Comités Paritarios de Primo de Rivera, y que la ley de Términos Municipales, «rudimentario procedimiento de gobierno (…) fue a inspirarse mucho más atrás todavía que en la dictadura: fue hasta la Edad Media». (Madariaga, España, p. 340). Largo la tenía por la más revolucionaria de sus medidas. <<

[d] En febrero, ante una consulta de Zabalza, Pascual Tomás afirmó que la huelga era la peor medida que la Federación de la Tierra puede adoptar en estos momentos». Y Largo advirtió contra el peligro de su extensión a las industrias porque «no estando preparados, (el gobierno) puede batirnos fácilmente y todas nuestras aspiraciones quedarán aniquiladas». (FPI, AARD XIX, folio 25). <<

[e] Según la OIT, los precios en 1935 para algunos artículos vitales eran: pan: 0,68 pts el kilogramo (seguramente más barato en el campo); patatas: 0,31 pts; leche: 0,58; arroz: 0,93; ternera de segunda: 4,88; cerdo de segunda: 4,17; macarrones: 1,36 (91). Los jornales eran los ya señalados. (Tuñón de Lara, La España del siglo XX, p. 383). <<

[f] El historiador J. M. Macarro Vera escribe: «En los estudios locales que van apareciendo (…) se pone en tela de juicio el hundimiento general de las condiciones de vida de los trabajadores en los diez primeros meses de 1934. Nosotros lo hemos podido constatar para Sevilla (donde) incluso se conquistan algunas bases nuevas de trabajo. En Alicante sucede algo similar (…) En Vizcaya (…) hay incluso una ligera mejora respecto al año anterior (…) Y algo similar podemos decir de los jornaleros agrícolas (…) En Córdoba (…) los salarios eran también más altos que los del año precedente». El autor observa que el supuesto hundimiento de los salarios tendría que haber afectado igualmente a los obreros de la CNT, los cuales se negaron, sin embargo, a secundar la huelga campesina. (Macarro, «Octubre…», en VV AA, Octubre, 1934, pp. 271-3). <<

[g] Subrayado de Nelken. <<

[h] Las hechas por la misma Nelken en el Congreso. <<

[i] Subrayado de Nelken. <<

[j] No sólo en las masas escasamente instruidas influían tales relatos. Versiones como la de Nelken o Ramos Oliveira — quien las presenta como historiografía seria— han sido repetidas y aparentemente creídas por bastantes intelectuales, entre los que Malefakis es más bien la excepción. Preston y Jackson, por ejemplo, repiten en sus libros básicamente informes tipo Nelken, sin someterlos al menor esfuerzo crítico. La seducción de la literatura revolucionaria —incluso la más ilógica e inverosímil, como solía ser la estalinista— sobre los intelectuales, es un dato fundamental, muy a tener en cuenta, en la historia de este siglo. <<