Segunda Parte
VI. ¿Creía el PSOE en el fascismo de la CEDA?

[1] El Socialista, 24 de noviembre de 1933. <<

[2] El Socialista, 29 de noviembre de 1933. Largo, Escritos, pp. 99 y 57-60, <<

[3] Recogido en E. Barco, El golpe, p. 75. <<

[4] El Debate, 17 de octubre de 1933.<<

[5] En A. de Blas, El socialismo radical en la II República, Madrid, Tucar, 1978, p. 118. <<

[6] E. Malefakis, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Barcelona, Ariel, 1971, pp. 381-2. <<

[7] S. Carrillo, Memorias, p. 110. <<

[8] Largo, Discursos, p. 121. <<

[9] AHN, Expedientes reservados, nº 53. <<

[a] Marta Bizcarrondo: «El problema no es si Gil Robles era o no fascista (…) (sino) si, en la coyuntura de 1933 (…) la desconfianza de la izquierda era o no justificada». Naturalmente, Bizcarrondo cree que sí lo era, sin pensar ni un momento en lo que podía opinar del PSOE la derecha. S. Juliá: «No importa ahora que la CEDA fuera o no fascista. Todo el mundo (sic), incluso (…) Martínez Barrio, así lo creyeron, y la CEDA (…) (hizo) todo lo posible por alentar esa creencia». ¿En qué consistiría ese todo lo posible? Y saber si la CEDA era o no fascista es absolutamente esencial para entender los hechos. (En Estudios de historia social, nº 31, X-XII-1984, pp. 29 y 46). <<

[b] Esta opinión es otro valioso testimonio sobre la confianza de los revolucionarios en la descomposición del ejército, factor de mucho peso en su decisión de rebelarse, como veremos. La misma convicción la expresaban Largo Caballero y Prieto por esa época. <<

[c] Todavía en los años 70 y 80 la socialdemocracia era anatema para un amplio sector del PSOE, en especial el llamado guerrista. <<