También te llegas una vez hasta mí,
tú no me olvidas,
y al final es el tormento,
y la cadena se rompe.
Todavía me pareces ajena y lejana,
querida hermana muerte,
que te alzas como una estrella fría
sobre mi necesidad.
Pero alguna vez estarás cerca
y estarás echando llamas…
Ven, querida, aquí estoy yo,
tómame, tuyo soy.