PARÁBOLA CHINA

UN ANCIANO DE nombre Chunglang, es decir, «Maestro Peñas», poseía un pequeño terreno en los montes. Un día sucedió que perdió uno de sus caballos. Acudieron entonces sus vecinos para expresarle su sentimiento por aquella desgracia.

Pero el anciano preguntó: «¿Cómo pretendéis saber que eso es una desgracia?». Y hete aquí que algunos días después apareció el caballo acompañado de toda una manada de potros salvajes. De nuevo comparecieron los vecinos para darle sus parabienes por aquel golpe de fortuna.

Pero el anciano del monte replicó: «¿De dónde pretendéis saber que eso es un golpe de fortuna?».

Al disponer de tantos caballos el hijo del anciano empezó a cultivar una afición por la monta, y un día se rompió una pierna. Una vez más acudieron los vecinos para expresarle su condolencia y una vez más les respondió el anciano: «¿Cómo pretendéis saber que eso es una desgracia?».

Al año siguiente apareció en los montes la comisión de «Los hombres grandotes», con el fin de escoger varones vigorosos para el servicio de botas del Emperador y como portadores de la silla de mano. No escogieron al hijo del anciano, que continuaba con su pierna rota.

Chunglang no pudo menos que sonreír.