Frío cruje el viento otoñal en la caña seca,
que al atardecer encanece;
desde la mimbrera vuelan tierra adentro las cornejas.
Solo en la playa se detiene y descansa un anciano,
siente en su cabello el viento, la noche y la nieve cercana.
Desde la orilla sombría mira hacia la luz,
donde entre la nube y el mar aún brilla
cálida en la luz una franja de la playa más remota:
un dorado más allá, dichoso como sueño y poesía.
Firme en sus ojos retiene la imagen luminosa,
piensa en el hogar y en sus años buenos,
ve que el oro pierde el color y se apaga,
él se vuelve y camina
lentamente tierra adentro desde la mimbrera.