A MENUDO ME ADMIRO de la gran tenacidad con la que nuestra naturaleza se agarra a la vida. Dócilmente, aunque en modo alguno de buen grado, uno se habitúa a situaciones, que sólo anteayer nos habrían parecido totalmente insoportables.
Superar los dolores corporales, cuando se prolongan demasiado, es ciertamente una de las cosas más difíciles. Las naturalezas heroicas se defienden contra el dolor, procuran negarlo y aprietan los dientes, al modo de los estoicos romanos; mas por bella que sea esa actitud propendemos a dudar de la autenticidad de la superación del dolor. Por mi parte siempre he conseguido superar los dolores fuertes, sobre todo cuando no me he defendido contra los mismos sino que me he dejado llevar por ellos, como cuando uno se entrega a una borrachera o a una aventura.