SE MUERE EN EFECTO de un modo tan condenadamente lento y a trozos: cada diente, cada músculo y hueso tienen una despedida extra, cual si con ellos nos hubiera ido particularmente bien.

La juventud ha huido,

ya no estamos sanos.

Aprieta la reflexión

y ocupa el proscenio.

Anhelo ardientemente la muerte, pero no tengo ningún deseo prematuro e inmaduro, y pese a todos mis deseos de madurez y sabiduría sigo todavía honda y sangrantemente enamorado de la dulce y divertida estupidez de la vida. ¡Mi querido amigo, queremos las dos cosas a la vez, una bella sabiduría y una dulce necedad! A menudo queremos todavía caminar juntos y juntos trompicar. Ambas cosas deben de ser preciosas.