FINALES DE VERANO

Todavía el tardo verano regala un día y otro

llenos de un dulce calor. Sobre los corimbos

se cierne aquí y allá con cansado aleteo

una mariposa que brilla cargada de oro.

Las tardes y las mañanas respiran húmedas

por las tenues neblinas de líquido aún tibio.

De la morera flota con brillo repentino

una hoja grande y amarilla en el azul suave.

Descansa el lagarto sobre una piedra soleada,

a la sombra de las hojas se esconden los racimos.

Encantado parece el mundo, hechizado

en sueño y ensoñación, avisando que lo despiertes.

Así se mece a veces la música a lo largo

de muchos compases, petrificada en dorada eternidad,

hasta despertarse y escapar al hechizo

de vuelta al ánimo de cambio y al presente.

Nosotros, los ancianos, disfrutamos en la espaldera

y nos calentamos las manos morenas de sol.

Todavía ríe el día, no es el final todavía,

todavía nos sostienen y sonríen el hoy y el aquí.