Víktor expuso sus conocimientos sobre tatuajes en el café de la estación Yaroslavl. Tocó la pantalla del teléfono de Arkady y amplió la imagen al hacerlo.
—Piensa en los tatuajes de un criminal como en un lienzo de la escuela de Rubens, una pintura hecha por manos diferentes en momentos diferentes, con secciones o caras añadidas u oscurecidas, algunas zonas dejadas en blanco en previsión de acontecimientos notables o atestadas por la mala planificación.
»Empecemos con la Virgen y el Niño. Esta escena doméstica nos cuenta que Mudito no nació en una familia de la burguesía, sino en una familia de delincuentes honestos. El tatuaje es primitivo, aunque las caras se retocaron después. Los tatuajes del gato celebran una carrera anterior como ladrón, y puedes imaginar por el dinamismo de estos gatos que un enano puede meterse en toda clase de espacios.
»Al hacerse mayor y más pesado, subió un escalón hasta el asesinato. Tres lágrimas por tres víctimas, como si le importara una mierda. Lo han encarcelado cuatro veces. Los pinchos en el alambre de espino te cuentan cuántos años. La tela de araña en el hombro significa que es un adicto, probablemente a la heroína, porque la tela tiene un aspecto surrealista que recuerda a Dalí.
Arkady pensó que Víktor exhibía un vigor renovado. Para un hombre que debería estar batallando con la desintoxicación, parecía sorprendentemente saludable.
—Puedes confiar en la piel de un criminal más que en la tarjeta de visita de un banquero. La tarjeta dice que tiene oficinas en Moscú, Londres y Hong Kong, aunque nunca ha ido más allá de Minsk. Pero cuando un recluso lleva un tatuaje por un crimen que no ha cometido realmente, otros reclusos le tatuarían mentiroso en la cara.
—Es bueno saber que aún queda integridad en alguna parte del mundo.
—Se ha perdido la vieja distinción del tatuaje. Ahora todas las amas de casa tienen un tatu en el culo. Nadie detrás de los barrotes está satisfecho con tinta casera cuando sus novias dan vueltas por ahí con los pantalones medio bajados y un tatu que brilla en la oscuridad. —Hizo una pausa para preguntar—: ¿Preocupado?
—Han de enviarme una carta de suspensión y una carta de despido. Zurin sólo me envió una.
—¿Estás seguro? En fin, no puedo creer que esté con el hombre que ha matado al enano Mudito. ¿Será una maldición?
—Probablemente —coincidió Arkady.
—No te preocupes. Estás tan jodido que ya no te viene de una maldición.
Víktor se escabulló antes de que llegara la cuenta. Arkady preguntó al camarero si se había fijado en un chico que jugaba al ajedrez en la estación.
El camarero se apoyó para pensar.
—¿Un chico delgado?
—Sí. Se llama Zhenia.
—No sé nada de Zhenia. Éste se llama Genio.
—Se parece bastante.
—Entra y sale de la estación todo el tiempo.
—¿Ha estado aquí hoy?
—No. Puede que se haya tomado el día libre. Tuvo una bronca con su novia anoche. Aquí mismo.
Arkady no estaba seguro de haber oído bien.
—¿Su novia?
—Una reina hermosa.
—¿Tiene una novia hermosa?
—Con la cabeza afeitada.
—Con la cabeza afeitada, nada menos. —El Zhenia que Arkady conocía no salía con gente tan de moda. De hecho, no salía con nadie—. Creo que estamos hablando de dos personas diferentes.
El camarero se encogió de hombros.
—Una pena. La chica era especial, pero, como he dicho, una furcia.