El agua de mar y la arena eran los peores enemigos de una bicicleta. Arkady y Zhenia desmontaron la Pantera y extendieron las distintas partes como un puzle sobre una lámina de plástico que cubría el salón de la casa de Arkady. El cuadro de acero y los cambios de aluminio no estaban dañados, pero la transmisión había sufrido las consecuencias de que arrastraran y enterraran la bici.
Era difícil decir si la bici era salvable o qué valor tendría. Lorenzo, al teléfono desde Bicicletta Ercolo, gruñó ante la noticia de que iban a intentar resucitar la bici por sí solos. Envió instrucciones y se lavó las manos respecto a la operación. Arkady siguió adelante. Más que nada exigía paciencia y un flujo constante de obscenidades. Y trapos. Él y Zhenia y todo lo que tocaban estaba cubierto de grasa.
Zhenia había planteado una pregunta.
—¿Has hecho esto antes?
—No.
Zhenia estaba impresionado.
Sacaron arena del pedalier y el desviador, ajustaron la tensión de los cables y limpiaron todas las superficies con disolvente y aceite. Arkady apretó los tornillos del cambio hasta que la cadena empezó a cambiar con suavidad. Pensó que tal vez cuando terminaran el resultado se parecería más a un triciclo. Fuera como fuese, Arkady tenía la intención de dar el dinero que sacase a Vova y sus hermanas. La procedencia y el pedigrí de la bicicleta eran elementos a tener en cuenta; ¿quién había oído hablar de una Pantera en Kaliningrado? En todo caso, si hubiera dejado la bici allí, probablemente la habría confiscado la policía.
Tatiana estaba en Bélgica, recibiendo otro premio de periodismo. Luego iría a Roma a recibir más honores, mientras Arkady cuidaba de su perro. Pensó en retirarse de la fiscalía y dedicarse al golf. El juego parecía muy sencillo.
Zhenia ajustó los frenos, tirando del cable y girando el tornillo tensor hasta que las zapatas contactaron bien con la llanta de la bici, probando el tensor para asegurarse de que el cable no resbalaba ni se rompía.
Lotte estaba en un torneo de ajedrez femenino en El Cairo. Llamaba a Zhenia dos veces al día. No se habló más del ejército.
Ania cubría noticias de moda.
Maxim había publicado un poema.
Svetlana y Copo de Nieve habían desaparecido.
Zhenia corrigió radios curvados, tensándolos como cuerdas de arpa. Él y Arkady limpiaron los cambios y las manetas del freno. Hincharon las ruedas y limpiaron el cuadro de la bicicleta hasta que lograron un brillo satinado y el logo de una pantera roja parecía saltar del tubo de dirección. Y cuando Arkady las hizo girar, las ruedas cantaron.