Arecibo es hoy en día por méritos propios un icono de la ciencia, así como un importante hito en la historia de SETI. Desde esta gigantesca antena se han realizado (y se están realizando) las búsquedas más sensibles de señales que pudieran provenir de otras civilizaciones. También desde allí se emitió, como veremos en el capítulo tercero, el radiomensaje más famoso que se haya enviado a posibles oyentes inteligentes que habiten entre las estrellas: el mensaje de Arecibo, un emotivo conjunto de unos y ceros que hablaba de manera resumida sobre nuestra bioquímica y nuestro mundo. Desde el punto de la astronomía observacional es también todo un éxito científico, y gracias a él se han realizado importantes descubrimientos. No olvidemos que es el radiotelescopio más sensible del mundo, así como también el radar más potente, y continuará imbatido durante bastante tiempo.
Pero a pesar de todo ello, hoy día se encuentra en grave peligro. En noviembre del 2006, la National Science Foundation decretó un dramático recorte del presupuesto del Observatorio de Arecibo, lo que ha puesto en serio riesgo los puestos de trabajo de buena parte de su personal científico, así como la continuidad misma del propio observatorio. De hecho, si el observatorio no consigue complementar por cuenta propia su presupuesto a partir de otras fuentes, la National Science Foundation prevé su cierre definitivo en el 2011. ¿Vamos a ver en poco tiempo cómo en este tranquilo rincón de Puerto Rico los campos de golf ocupan el lugar del veterano y emblemático radiotelescopio?
De todos los proyectos SETI mencionados hasta ahora, sólo SERENDIP en Arecibo continúa en funcionamiento en el momento de escribirse este libro. Pero nuevos proyectos de búsqueda se han puesto recientemente en marcha, algunos aportando importantes novedades. Como ya se vio al principio del capítulo, el Universo es también increíblemente transparente a la luz visible, por lo que esta zona del espectro sería también prometedora si no fuera porque las estrellas son tan brillantes en el visible. Cuando los primeros proyectos SETI se diseñaron, vieron que hacía falta una emisión luminosa extraordinariamente fuerte para poder sobrepasar el brillo de la estrella, por lo que la búsqueda en radio resultaba lo más práctico. Sin embargo, esto cambió con la llegada de los láseres comerciales. Con esta tecnología sería posible generar pulsos de luz muy intensos que podrían incluso sobrepasar el brillo de una estrella durante breves instantes. Esta posibilidad abrió la puerta a un nuevo tipo de búsqueda que ha recibido el nombre de OSETI (Optical SETI-SETI óptico).
Básicamente, OSETI es lo mismo que SETI, pero aplicado al rango visible. Es decir, se trata de buscar posibles pulsos de luz láser emitidos desde planetas alrededor de otras estrellas, aunque hay algunas diferencias con la búsqueda por radio. Una de ellas se debe al límite que impone el principio de incertidumbre de Heisenberg. No entraré a explicar en qué consiste este principio. Baste con saber que la naturaleza cuántica del mundo impone un límite inferior a lo que puede durar una señal en función de su ancho de banda: el producto de ambas magnitudes será siempre mayor o como mucho igual a 1. Por cuestiones de economía, las señales artificiales tienden a acercarse a ese límite inferior, mientras que las naturales están siempre muy por encima de él.
En la práctica esto se traduce en que si quiero emitir una señal con un ancho de banda muy estrecho, ésta tendrá que ser lenta, como ocurre con las señales de radio estudiadas tradicionalmente por SETI (lo que tiene además la virtud de minimizar el efecto del ruido de fondo, como ya vimos). Pero si quiero que la señal sea muy rápida, me veré obligado a que tenga un ancho de banda considerable. En el caso de una posible comunicación mediante láseres potentes, nos encontraríamos en esta segunda situación. Además, los pulsos ópticos de banda ancha sufren poca dispersión debida al polvo interestelar. Por este motivo, OSETI se centra primordialmente en la búsqueda de pulsos muy rápidos, pero anchos de banda.
Hay diferentes proyectos OSETI en funcionamiento. Uno de ellos se debe de nuevo al activo grupo de la Universidad de California y tiene planeado observar 2.500 estrellas cercanas usando un telescopio óptico convencional de 75 cm de diámetro, que pertenece a esta universidad. Lo que sirve para ilustrar la mayor ventaja de OSETI frente al SETI por radio tradicional: requiere telescopios ópticos de dimensiones no excesivamente grandes, que están al alcance de muchas instituciones, e incluso de algunos aficionados.
La Universidad de Harvard también se ha metido a trabajar en OSETI. Sus primeras búsquedas comenzaron en 1998 imitando la técnica de SERENDIP. Resulta que un telescopio de la universidad iba a hacer (por otros motivos) un estudio de 2.500 estrellas tipo Sol situadas en las cercanías. Era una oportunidad única, por lo que instalaron un detector como parásito del telescopio para tomar datos al mismo tiempo para OSETI. Después de dos años recogiendo datos, se había detectado una media de cuatro señales semanales. Sin embargo, estas señales no tenían ningún aspecto particularmente artificial, y se cree que se trataba de luz parásita que había entrado por los laterales del detector. Por tanto se decidieron a imitar la técnica de otro proyecto SETI, en este caso Phoenix: observar lo mismo con dos telescopios a la vez. Para ello recibieron la ayuda del Observatorio de la Universidad de Princeton, y se dedicaron a observar las mismas fuentes celestes simultáneamente desde ambos emplazamientos. En el 2004 publicaron los resultados de su trabajo: tras casi cinco años en funcionamiento, habían realizado unas 16.000 observaciones, y salvo una excepción, ningún evento había sido observado a la vez por ambos telescopios. La excepción fue la estrella hip 107395, pero muy posiblemente se trató de una simple coincidencia, porque cuando se volvió a observar con posterioridad, nada se encontró allí.
En la actualidad hay muchos grupos y particulares que se están uniendo a la búsqueda. Diversas universidades (como la de Columbus o la de Case) y algunos observatorios (como el de Lick), atraídos por la sencillez de medios necesarios, ya incluyen OSETI entre su trabajo de investigación. Y por su parte, el mundo de los astrónomos amateurs se siente también cada vez más interesado por participar en este nuevo tipo de búsqueda SETI que requiere una tecnología al alcance de muchos de ellos.
Tras cerca de 50 años de investigación SETI, se han realizado unas 100 búsquedas sin resultados conclusivos; sólo algunos estimulantes momentos de excitación y pocos datos sin explicar. Sin embargo, no debemos desalentarnos, pues en realidad sólo dos de estas búsquedas han tenido suficiente sensibilidad para detectar señales que pudieran provenir de más allá de nuestra vecindad inmediata. Se trata, claro está, de SERENDIP y Phoenix, que han gozado de la suerte de poder utilizar el radiotelescopio de Arecibo. Por tanto, el aumento de sensibilidad de los futuros observatorios de radio es uno de los requisitos indispensables para el progreso de SETI. Contar con uno de tales observatorios con dedicación plena a SETI sería además un sueño hecho realidad.
Y ese sueño está a punto de cumplirse, ya que el Instituto SETI, junto con la Universidad de California, está llevando a cabo la construcción de un nuevo observatorio de radio, que estará dedicado de forma prioritaria a la búsqueda de inteligencias extraterrestres. Se trata del Allen Telescope Array (ATA), un observatorio que se está construyendo actualmente en Hat Creek, California, y que podrá usarse simultáneamente para SETI y para investigación radioastronómica de primera línea. Cuando esté terminado, consistirá en 350 antenas de 6,1 m de diámetro, lo que le dará un área de trabajo equivalente a la de un radiotelescopio de 100 m de diámetro, aunque a diferencia de éstos, ata es capaz de hacer observaciones simultáneas de distintas zonas del cielo.
Lo novedoso de su diseño es que está formado por antenas basadas en platos comerciales para satélite. Dado el enorme mercado de este tipo de antenas, cada uno de los radiotelescopios de 6,1 m resulta tener muy bajo coste. Y por su diseño, siempre se podrán añadir nuevas antenas, con lo que se ampliarán las capacidades del conjunto.
El punto de arranque de este radiotelescopio (y el origen de su nombre) fue el generoso mecenazgo de Paul Allen (el que fuera junto a Bill Gates cofundador de Microsoft) y con posterioridad el de Nathan Myhrvold (también otro exMicrosoft). Gracias a su espléndida inversión fue posible desarrollar la tecnología adecuada y llevar a cabo la primera fase de construcción del observatorio, que terminó en el verano del 2006 con la puesta en marcha 42 antenas. En breve, este conjunto comenzará sus observaciones SETI con un muestreo del plano galáctico. Aunque, por supuesto, el proyecto todavía necesita fondos para terminarse y está abierto a las donaciones exteriores. Por ejemplo, una donación de cien mil dólares le da tu nombre (o bueno, seamos románticos, el de tu pareja) a una de las antenas.
El Allan Telescope Array (ATA) en construcción. Cortesía de Rick Forster.
No puedo dejar de mencionar una simpática e interesante iniciativa, también de bajo coste, llamada proyecto Argus. Este proyecto está coordinado por la Liga SETI de la que aún no había hablado. La Liga SETI es una sociedad educativa no lucrativa e independiente, que puso en marcha un grupo de voluntarios descontentos por el cese del programa SETI de la NASA en 1993. Buena parte de los casi 1.400 socios de la liga son radioaficionados, astrónomos y radioastrónomos amateurs, aficionados a la electrónica y otros entusiastas (aunque también involucra a varios científicos) que desean ayudar en la aventura de buscar inteligencia en otros mundos, y suelen echar una mano en diferentes proyectos del Instituto SETI. En la actualidad, su buque insignia es el proyecto Argus, una red de 5.000 estaciones de observación SETI que la Liga está intentando montar a escala mundial con aficionados, cada uno con su propio disco de radio. La Liga se encarga de proporcionar a estos voluntarios diseños de antenas y electrónica, y de coordinar los esfuerzos y la toma de datos. Cuando esté en funcionamiento, constituirá el primer muestreo continuo de todo el cielo, en todas direcciones, en tiempo real. De momento, ya van por el centenar de estaciones.
Por último, otro futuro gigante de la radioastronomía será el observatorio internacional SKA, siglas de Square Kilometer Array, es decir, conjunto de antenas de ¡un kilómetro cuadrado! Este monstruo, con un área sensible de un millón de m2 (es decir, 14 veces mayor que la de Arecibo), está previsto que funcione a partir del 2020 si todo va bien, aunque de momento todavía no se ha decidido la localización (los candidatos más probables son Australia y Sudáfrica). Al igual que ATA, SKA consistirá en un conjunto de antenas, pero estarán dispuestas en un curioso patrón de espirales que radiarán desde el centro, de manera que cada espiral pueda funcionar si se desea como un radiotelescopio por separado.
Con todos estos nuevos proyectos, las expectativas de éxito de SETI aumentan considerablemente. Se espera que para el 2015, ATA haya estudiado ya unas cien mil estrellas. Para el 2025, este número podría ya ser de millones. Añadiéndole las capacidades de proyectos como SKA, se podrá estudiar una inmensa cantidad de sistemas planetarios en nuestra Galaxia con una sensibilidad sin precedentes. Dependiendo de cuántas civilizaciones haya en ella, estas muestras podrían ser lo suficientemente numerosas como para hacer muy probable una detección SETI en el curso de nuestra vida.