LA NOTICIA DEL MILENIO

El pasado 27 de julio del 2006 se hizo pública en el ámbito científico una noticia que ha supuesto el esperado final de una larga búsqueda: la detección inequívoca de una señal de radio proveniente de una civilización extraterrestre.

La coincidencia con el período vacacional, junto con la prudencia del equipo responsable del hallazgo, ha hecho que la noticia haya pasado desapercibida hasta el momento para el gran público y los medios de comunicación. Sin embargo, este bombazo científico que se ha publicado en la revista especializada Radioastronomy Journal Letters ha supuesto ya una verdadera revolución entre los astrónomos profesionales. El artículo se ha publicado bajo el poco comprometido título de «Radioanomalies of unknown origin in G8 stars» (Osterhagen et al., Radioastr. J. Let. 371, 766-770 (2006)).

El equipo liderado por el profesor Maximilian Osterhagen, del Radioastronomie Institüt Leuercraff, tras un rastreo de más de dos años de estrellas al sur galáctico, localizó en la estrella Tau Ceti, en la constelación de la Ballena, una emisión anómala de ondas de radio en la región de los 21 cm, consistente en una serie de pulsos separados por intervalos de silencio. La anomalía estriba en que se trata de una señal casi cíclica. Si bien es habitual encontrar patrones cíclicos en la naturaleza, la extraña periodicidad de esta emisión atrajo rápidamente la atención de Osterhagen, ya que el intervalo de tiempo entre pulsos de radio variaba de una forma extraña. Este hecho llevó a pensar al equipo en que tal vez algún cuerpo en órbita alrededor de la fuente interceptaba en ocasiones los pulsos periódicos de radio (cuyo origen tampoco resultaba claro) e impedía la recepción de algunos. Por tanto, se intentó determinar cuál era el período más corto entre pulsos, para ver si los demás períodos eran múltiplos enteros de ese período mínimo.

Vieron que no ocurría así, pero casi. Lo que obtuvieron fue que los períodos entre pulsos eran múltiplos enteros de la tercera parte del más corto. Ese tiempo de 1/3 del período más breve debía de ser por tanto el período real que regía el fenómeno astronómico estudiado. La sorpresa fue que no todos los múltiplos enteros eran igualmente posibles. Por contra, tan sólo se encontraron los siguientes valores, y en orden creciente: 3, 5, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 29, 31, 41, 43… Estos valores, tomados en parejas, tienen la peculiaridad de ser primos gemelos, es decir, pares de números primos separados por dos unidades. Pero es absolutamente imposible que ningún fenómeno físico pueda producir una secuencia numérica como ésta. Necesariamente, el «fenómeno» que los produce debe saber matemáticas. Es decir, el equipo de Osterhagen ha encontrado a 12 años luz a nuestros vecinos galácticos: una civilización extraterrestre. No existe ninguna otra explicación alternativa.