Aviso para posibles lectores

Esto es una novela. O sea, ficción. Está basada en hechos y personajes reales, pero no todo lo que se cuenta en ella sucedió. Al menos, no de la misma manera. Curiosamente, es posible que algunas de las escenas que parezcan más exageradas hayan sido verdad. La vida contiene a menudo dentro de sí tanto absurdo como la mejor de las comedias. Y algunas vidas en concreto superan la imaginación más desbordante. Creo que las que aquí se recogen son de ese género.

Igual que todas las novelas, la ambición de ésta no tiene límites: intenta iluminar el Mundo. No los mundos concretos de las cortes de España y de Francia a principios del siglo XVIII, sino el Mundo, así, con mayúsculas. Lo que quiero decir es que no trata de Felipe V y la Princesa de los Ursinos y Luis XIV y todo lo demás, sino del poder. De una determinada manera de ejercer el poder. Demasiado común para mi gusto. Casi todo lo que sucede a partir de esta página, en Versalles o en el Alcázar madrileño, puede que esté sucediendo ahora mismo en un despacho de Washington, de Bruselas, o de Zamora (es un decir). Me temo que, en ciertas cosas, las personas no hemos cambiado mucho desde el origen de los tiempos. Y, como afirma el famoso refrán, el ser humano y el burro son los únicos animales que tropiezan dos veces —o un millón— en la misma piedra. Aunque, según me aseguran mis amigos científicos, lo del burro aún no ha sido probado.