Nota del autor

En 1914 se recuperaron en los pozos de alquitrán de La Brea, Los Ángeles, los huesos de una mujer víctima de homicidio. Los huesos tenían nueve mil años de antigüedad, lo que convertían a la mujer en la primera víctima de homicidio del lugar que hoy se conoce como Los Ángeles. Los pozos de alquitrán continúan revolviendo el pasado y trayendo huesos a la superficie para su estudio. No obstante, el descubrimiento de una segunda víctima de homicidio mencionada en este libro es algo completamente ficticio, como el resto de la novela.