Él durmió un poco, y yo volví a quedarme despierta, mirando el rectángulo oscuro de la ventana. Nos levantamos, cenamos con la familia que nunca conversaba en la mesa, y él pidió la llave de la casa.

—Hoy vamos a volver tarde —le dijo a la mujer.

—Los jóvenes necesitan divertirse —respondió ella—. Y aprovechar los días festivos de la mejor manera posible.