Como siempre, este libro es para Steve y Alex,

por su paciencia ilimitada, su apoyo,

y los tentempiés a altas horas de la noche.

Y para Bruce Johnson y Peter Fritzell,

maestros y consejeros,

que supieron cuándo animarme y cuándo reírse.

M.K.

Para Lou Niles, mi madre y más ferviente admiradora.

D.N.