¡Hola, Sophia!
Acabo de recibir tu llamada y la de Lketinga. Estoy muy triste y no hago más que llorar. Te dije que no volvería. Es la verdad. Lo tenía ya claro antes de llegar a Suiza. También tú conoces un poco a mi marido. ¡Lo quise como a nadie he querido en mi vida! Por él estaba dispuesta a llevar una auténtica vida samburu. A pesar de todas las veces que caí enferma en Barsaloi, me quedé porque le quería. Muchas cosas cambiaron desde que nació Napirai. Un día dijo que la niña no era hija suya. Desde aquel día, mi amor se rompió. Los días pasaron con altibajos, y muchas veces me trató mal.
Sophia, te lo digo por Dios, nunca estuve con otro hombre. Pero me acusaba de la mañana a la noche. En Mombasa nos di una última posibilidad a mi marido y a mí. Pero no puedo seguir viviendo así. ¡Y él mismo ni siquiera se da cuenta! Lo dejé todo por él, incluso mi país. Seguramente también yo cambié, pero pienso que es normal en esas circunstancias. Lo siento mucho por él y por mí. Aún no sé adónde iré en el futuro.
Mi mayor problema es Lketinga. Ahora ya no tiene a nadie que le ayude en la tienda que él no sabe llevar. Por favor, hazme saber si quiere quedarse con ella. Me alegraría saber que se las arregla con la tienda; en caso contrario, que lo venda todo. Y también el coche. Napirai se quedará conmigo. Sé que así será más feliz. Por favor, Sophia, ocúpate un poco de Lketinga, ahora tendrá muchos problemas. Desgraciadamente yo no podré ayudarle. Si volviera otra vez a Kenia, nunca más me dejaría regresar a Suiza.
Espero que su hermano James vaya a Mombasa. Le he escrito. Por favor, háblale y ayúdale. Sé que también tú tienes muchos problemas y espero que se resuelvan pronto. Te deseo que todo se arregle y que vuelvas a encontrar una amiga blanca. Napirai y yo no os olvidaremos nunca.
Con mis mejores deseos y muchos saludos,
Corinne.