Querido Lketinga,
Espero que sepas perdonarme lo que tengo que comunicarte ahora: no volveré a Kenia.
He reflexionado mucho sobre nosotros dos. Hace más de tres años y medio te quise tanto que estaba dispuesta a vivir en Barsaloi contigo. También te di una hija. Pero desde el día en que me dijiste que esta niña no era hija tuya mis sentimientos por ti empezaron a cambiar. Y también tú te diste cuenta.
Nunca he querido a nadie que no fueras tú y jamás te mentí. Pero en todos estos años nunca me entendiste, tal vez porque soy una mzungu. Mi mundo y tu mundo son muy distintos, pero yo pensaba que llegaría algún día en que estaríamos juntos en un mismo mundo.
Pero ahora, después de la última oportunidad en Mombasa, comprendo que no eres feliz y mucho menos lo soy yo. Aún somos jóvenes y no podemos seguir viviendo así. De momento no me entenderás, pero después de algún tiempo también tú verás que con otra persona volverás a ser feliz. Para ti es fácil encontrar a otra mujer que viva en tu mismo mundo. Pero busca ahora una mujer samburu, no busques otra blanca, somos demasiado diferentes. Un día tendrás muchos hijos.
Me he llevado a Napirai porque es lo único que me queda. También sé que nunca más tendré hijos. Sin Napirai no podría sobrevivir. ¡Ella es mi vida! ¡Por favor, Lketinga, perdóname! Ya no tengo fuerzas para vivir en Kenia. Allí me encontraba siempre muy sola, no tenía a nadie y tú me tratabas como a una delincuente. Tú no te dabas cuenta, porque así es África. Te lo vuelvo a decir una vez más: jamás hice nada malo.
Ahora tendrás que pensar qué vas a hacer con la tienda. También le escribo a Sophia, ella podrá ayudarte. Te regalo la tienda con todo lo que hay en ella. Pero si quieres venderla tendrás que negociar con Anil, el hindú.
Desde aquí quiero ayudarte en la medida de mis posibilidades, no quiero abandonarte. Si tienes problemas, díselo a Sophia. El alquiler de la tienda está pagado hasta mediados de diciembre, pero si no quieres seguir trabajando tienes que hablar sin falta con Anil. También te regalo el coche. Te adjunto un documento firmado por mí para que puedas ponerlo a tu nombre. Si quieres vender el coche, te darán por lo menos ochenta mil chelines, pero tienes que encontrar a alguien con buenas intenciones dispuesto a ayudarte. Después serás un hombre rico.
Por favor, Lketinga, no te pongas triste. Encontrarás otra mujer mejor, porque eres joven y hermoso. Haré que Napirai siga teniendo un buen recuerdo de su padre. ¡Por favor, entiéndeme! En Kenia me moriría, y no creo que esto sea lo que tú quieres. Mi familia no piensa mal de ti, aún te tienen cariño, pero somos demasiado diferentes.
Muchos recuerdos de Corinne y familia.