5

El nuevo amo me hizo arrodillar sobre el puente del bergantín entre las cuerdas, los toneles y los marineros burlones e hizo correr un hilo de agua helada sobre mi frente. Después me ordenó levantarme y le seguí hacia la popa del navío donde se encontraba John Indien. Nos obligo a arrodillarnos uno junto al otro. Avanzó hacia nosotros y fuimos cubiertos por su sombra que oscureció la luz del sol.

—John y Tituba Indien, os declaro unidos por los sagrados vínculos del matrimonio para vivir en paz hasta que la muerte os separe.

John Indien tartamudeó:

—¡Amén!

En cuanto a mí no pude pronunciar ni una palabra. Mis labios estaban soldados uno al otro. A pesar del calor asfixiante sentía frío.

Un sudor helado chorreaba entre mis omóplatos como si fuera presa de la malaria, del cólera o del tifus. No me atrevía a mirar hacia Samuel Parris pues el terror que me infundía era inmenso. A nuestro alrededor el mar era de un azul muy vivo y la línea ininterrumpida de la costa mostraba un tono verde oscuro.