Y pasa la noche, y los sentimientos, y los deseos, y seguramente también los arrepentimientos.
Marcos vuelve a casa sospechando que durante la ruta nocturna no han estado solos. Lo notó cuando ambos se sentaron en el mirador; allí vio desaparecer una sombra tras una esquina. Después, mientras contaba la historia del ángel, vio de nuevo a la sombra esconderse tras una torre.
A partir de ese momento estuvo atento y supo oír pasos tras de sí en varias ocasiones. No quiso decirle nada a Alicia para no asustarla.
Desde la conversación del sábado ha comenzado a vigilar mucho más sus espaldas.
Entra en casa, cierra la puerta y pone la alarma.
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