«La vida no es la que uno vivió,
sino la que uno recuerda,
y cómo la recuerda para contarla.»
Gabriel García Márquez
Dicen que hay tres cosas que todos deberíamos hacer en la vida: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Aunque no es nada recomendable hacer las tres cosas a la vez.
Finalmente me he decidido a empezar por una de ellas y el resultado lo tienes en las manos ahora mismo.
Cuando se edite este libro, mi espectáculo Espinete no existe llevará casi 10 años en la cartelera de la Gran Vía madrileña. Un auténtico récord teniendo en cuenta que ni canto ni bailo, cosa que el público agradece.
Hablando de mis recuerdos infantiles he intentado conectar con la memoria colectiva de los espectadores, los cuales acaban viendo su infancia reflejada en la mía. Porque si hay algo que los humanos tenemos en común es que todos sin excepción hemos sido niños.
El teatro es efímero, su huella queda en el recuerdo del público pero el momento es irrepetible. Por eso quería perpetuar de alguna manera la esencia del espectáculo capturándola en papel.
Conviene aclarar que no se trata ni mucho menos de una transcripción del guión. Hay mucho material inédito que completa el imaginario que se despliega cada noche en el escenario.
Este libro tampoco pretende ser un catálogo exhaustivo de todos los recuerdos e iconos que poblaron la infancia de una generación.
Más bien se trata de un mapa donde he señalado los lugares en los que mi memoria se detiene, con la intención de encontrar complicidad en el lector, transportarle a su propia infancia y recordarle momentos que su vida de adulto había sepultado en el pasado.
Porque, nos guste o no, la infancia es el lugar en el que habitaremos el resto de nuestra vida.