¿Quién nos iba a decir que un bicho tan feo y que parecía estar hecho de barro, o de algo peor, iba a acabar convirtiéndose en uno de los personajes más queridos de nuestra infancia?
Cuando la película llegó a España se anunció a bombo y platillo. Recuerdo las inmensas colas que daban la vuelta a la manzana del cine para poder ver E.T.
La campaña de lanzamiento fue enorme y era imposible dar un paso sin encontrarse en algún quiosco, tienda o cartel algún producto con un toque extraterrestre.
Pese a su desmesurado éxito, el simpático hombrecillo marrón dio lugar a los productos más desastrosos de la historia.
En España, sin ir más lejos, con la idea de aprovechar el tirón, se rodó la película más trash y psicotrópica del cine patrio, protagonizada nada menos que por los inimitables Hermanos Calatrava.
Me refiero, por supuesto, a El Ete y el Oto.
Es imposible explicar con palabras las sensaciones que produce el visionado de esta cinta, que se ha convertido ya en un clásico de culto, descatalogado casi desde su estreno, por ser considerada la peor película no solo de España, sino de la Galaxia.
Pero el fracaso más estrepitoso, que llevó casi a la ruina a la empresa ATARI, fue el videojuego de E.T., y hoy en día está considerado el peor juego de la historia jamás lanzado.
Millones de unidades acabaron enterradas en un vertedero de Nuevo México, compartiendo fosa, quizá, con auténticos cadáveres extraterrestres.
Hasta Enrique y Ana se apuntaron a la moda y sacaron el Disco Dónde estás ETE, escrito así como suena, con tres letras y con dos cojones.
Cualquier parecido de la carátula con el contenido no es que sea coincidencia, es que es inexistente.