18

El coche a cuya vigilancia había logrado escapar estaba aparcado frente a su casa. Los dos hombres estaban un poco más allá.

Detuvo el coche detrás de ellos y descendió. Le sonrieron casi con alegría, como si la escapada de Mirek no hubiese sido más que un juego caprichoso para divertir agradablemente a todos. Cuando pasó junto a ellos el hombre del cuello grueso y el pelo gris ondulado se rio y le hizo un gesto con la cabeza. Mirek se sintió angustiado por esa familiaridad que prometía que en adelante iban a estar ligados aún más estrechamente.

Permaneció impasible y entró en la casa. Abrió con la llave la puerta del piso. Lo primero que vio fue a su hijo y su mirada llena de emoción contenida. Un desconocido con gafas se acercó a Mirek y le enseñó su credencial:

—¿Quiere ver la autorización judicial para el registro domiciliario?

—Sí —dijo Mirek.

En el piso había otros dos desconocidos. Uno estaba de pie junto a la mesa de escribir, en la que se amontonaban pilas de papeles, cuadernos y libros. Cogía las cosas una tras otra mientras que el otro, sentado a la mesa, escribía lo que éste le dictaba.

El de las gafas sacó de la cartera un papel doblado y se lo dio a Mirek:

—Aquí tiene la orden del procurador y ahí —señaló a los dos hombres— se prepara la lista de objetos incautados.

El suelo estaba lleno de papeles y libros, las puertas del armario estaban abiertas, los muebles apartados de las paredes.

Su hijo se inclinó hacia él y le dijo:

—Llegaron cinco minutos después de que te fueras.

Los dos que estaban junto al escritorio seguían con la lista de objetos incautados: cartas de los amigos de Mirek, documentos de los primeros días de la ocupación rusa, textos en los que se analizaba la situación política, notas de reuniones y varios libros.

—No es usted demasiado considerado con sus amigos —dijo el hombre de las gafas señalando con la cabeza hacia las cosas incautadas.

—Ahí no hay nada que esté en contra de la Constitución —dijo su hijo y Mirek sabía que aquellas palabras eran suyas.

El de las gafas contestó que ya se encargaría el jurado de decidir qué es lo que está en contra de la Constitución.