AGRADECIMIENTOS

Me gustaría expresar mi agradecimiento a dos amigas que me proporcionaron una ayuda inapreciable para escribir Los domadores de caballos. En primer lugar a Edith Layton Felber, que me ayudó a ordenar un caos de ideas y personajes hasta darle forma de novela. Y también a Elsa, mi yegua baya de pura sangre, cuya sombra se cierne sobre todos los caballos del libro.