CAPÍTULO VIII
LA ALIMENTACIÓN

Los placeres son como los alimentos: los más simples son los que menos cansan.

J. SANIAL-DUBAY

Alimentarse es una necesidad vital para el ser humano: si no comemos nos morimos. No es de extrañar que muchas madres y padres se encuentren preocupados por este hecho, pues de él dependen la salud y el desarrollo de su hijo.

He visto quejas de niños que no comen y de niños que comen mucho. Niños que comen bien pero sus padres no lo consideran así, y niños que comen mal y nadie se da cuenta. No siempre las quejas suelen reflejar un problema real, pero eso no le quita importancia, ya que los padres se angustian mucho.

Los principales problemas que vamos a ver, por orden de aparición en la vida del bebé, son:

  1. La lactancia materna.
  2. La introducción de alimentación complementaria.
  3. La alimentación del niño de 2 a 5 años.
  4. Los niños que toman biberón.

LA LACTANCIA MATERNA

Saber que se puede, querer que se pueda.

TORRES

El bebé es un mamífero y, por tanto, la leche de su madre es el mejor alimento que puede tomar y el único que está preparado específicamente y de forma natural para nuestra especie. El resto son sucedáneos. Cada especie de mamíferos (vacas, focas, monas…) tiene un tipo de leche diferente y especialmente diseñada para su cría. La leche de vaca es la mejor para los terneros, pero no para los bebés humanos.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud[85] dice:

La leche materna promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al bebé contra enfermedades infecciosas y crónicas. La lactancia materna exclusiva reduce la mortalidad infantil causada por enfermedades comunes de la infancia tales como diarrea o neumonía, y ayuda a que se recuperen más pronto durante las enfermedades. Estos efectos pueden ser medidos tanto en sociedades sin recursos como en sociedades desarrolladas o afluentes.

Por lo tanto, es importante que el bebé sea alimentado por su madre y, por eso, todos deberíamos contribuir en este proceso.

Y por todos me refiero al apoyo que puede recibir de la familia, pero también por parte de los profesionales de la salud y de las medidas legales y sociales que se instauren para ello. Todo el mundo sabe que la lactancia es lo mejor para los bebés, pero se sigue expulsando a las madres de los museos y de los restaurantes por dar de mamar. Todo el mundo sabe que la lactancia materna es lo mejor para los bebés, pero se impide que inicien la lactancia nada más nacer, en contra de las principales directrices de los organismos competentes en alimentación infantil. Todo el mundo sabe que la lactancia es lo mejor para los bebés, pero las políticas sociales para que la madre pueda conciliar vida laboral y familiar la separan de su hijo (fomentando las guarderías, iniciando la escolarización obligatoria antes de tiempo, etcétera).

No vamos a hacer de este capítulo un manual de lactancia[86], ni vamos a enumerar las ventajas de la lactancia materna (las podrá encontrar en cualquier página web). Tan sólo queremos dar orientaciones sobre cómo resolver los principales problemas y dudas sobre el tema. Si alguno no lo consigue solucionar con nuestros consejos, debe pedir ayuda profesional. En la página web de la Asociación Española de Pediatría (AEP) aparece el listado de los grupos de apoyo a la lactancia[87] que hay repartidos por todo el territorio nacional. Son entidades sin ánimo de lucro y gratuitas, especializadas en prestar ayuda en estas situaciones.

¿Cuándo empezar?

Según la OMS, cuanto antes mejor, y por eso fomenta que no se separe al niño de su madre después del parto; por lo tanto, intente reclamar ese derecho que tanto va a beneficiar a su hijo y a usted. Asimismo, Unicef señala en los «Diez pasos para una lactancia exitosa»: «Ayudar a las madres a iniciar la lactancia en la media hora siguiente al parto» (punto 4).

Muchas madres explican que no notan «leche» los primeros días, pero eso es falso. La leche que hay al principio, que se llama calostro, es importantísima para el correcto desarrollo del bebé. De hecho, ningún mamífero crece adecuadamente si no toma calostro y, por eso, se ha inventado un sustituto del calostro para animales nacidos en cautividad o cuyas madres han fallecido.

Conforme pasan los días ese calostro cambia a leche madura, que es la que alimentará al bebé a partir de entonces.

A veces, el momento de enganchar el niño al pecho no depende de nosotros (grandes prematuros, graves enfermedades y alteraciones del bebé, políticas hospitalarias anticuadas, etcétera). Sea como sea, cuanto antes pueda, mejor.

¿Cada cuándo se da de mamar?

La lactancia materna es a demanda, ni cada diez minutos ni cada hora, siempre que quiera el niño. Es importante hacerlo así. Cada vez que el niño toma del pecho provoca en la madre una subida hormonal (prolactina y oxitocina) que van a favorecer que la madre continúe teniendo leche, exactamente la cantidad que el bebé necesita.

La prolactina, que como su nombre indica es para producir leche (pro-leche = prolactina), depende, entre otras cosas, de la cantidad de tiempo que el bebé está en el pecho. Por eso cuanto más dé de mamar más leche tendrá; si tuviera gemelos tendría leche para dos, puesto que mamarían el doble de tiempo que un solo niño.

Hay profesionales que aún recomiendan dar cada tres horas. Bien, si un pecho no se vacía con frecuencia (o al menos al ritmo que necesita el bebé), por medio del FIL la madre se va a quedar sin leche. ¿Qué es el FIL? Es el factor de inhibición de la lactancia. La leche materna contiene un inhibidor de la propia producción de leche. Por eso un pecho que no se vacía con frecuencia va a producir menos leche. Y por eso debe dejarse que el niño establezca la cantidad que necesita sin interrumpir su frecuencia de succión.

Los bebés pueden hacer hipoglucemias si se retrasa su toma de alimento. Por ello, también es importante darle de mamar siempre que el niño quiera.

¿Cómo se da de mamar?

Cada madre y cada hijo deben decidir qué les es más cómodo, pero a modo de orientación diremos que es importante:

Principales problemas que pueden surgir

Existe un tipo de grieta que no se debe a una mala posición, sino a que el bebé tiene el frenillo lingual corto y por eso no se prende bien. Hay que evaluar la necesidad de recortar el frenillo.

En cualquier caso, no se resigne a tener grietas. Pida ayuda.

Uno de los riesgos de la ingurgitación es que puede desembocar en una mastitis; por eso debemos prevenir el problema cuanto antes. En el caso de mastitis, hay que dar de mamar con más asiduidad al bebé de ese pecho para «drenar» el mismo y solucionar el problema.

La ingurgitación puede repetirse siempre que a la madre se le impida dar de mamar a su bebé o si el bebé retarda sus tomas (porque está enfermo, por ejemplo), pero no suele ser alarmante. Pueden servir los mismos consejos que anteriormente hemos citado.

Es importante hacer un buen diagnóstico porque, aparte del dolor de la madre, a veces no se ve nada más.

Usted no puede hacer un buen diagnóstico, sino que debe buscar ayuda profesional. Pero, a modo de orientación, le indicamos algunos síntomas. Las infecciones bacterianas son mucho más frecuentes que las micóticas. Normalmente aparecen a raíz de las grietas y a veces puede haber signos externos como grietas mal curadas, enrojecimiento o supuración del pezón, aunque también es posible que no se observe nada. Lo mejor es un antibiótico oral compatible con la lactancia materna, como la cloxacilina.

Las infecciones micóticas están provocadas por hongos. Suelen ser secundarias a la toma de antibiótico por parte de la madre (hay muchas maternidades que los dan de forma generalizada para que no se infecten los puntos de la episiotomía, de una cesárea, etcétera) o que la madre tenga hongos en la vagina en el momento del parto, se los pase al bebé y después este, con su boca, a la madre cuando lacta… En la mayoría de los casos no hay signos externos, salvo el dolor, aunque puede haber muguet en la boquita del niño o enrojecimiento del área del pañal. También puede darse candidiasis vaginal en la madre. El tratamiento suele empezarse con antimicóticos tópicos (cremas, pomadas), pues la mayoría son compatibles con la lactancia. O con remedios como la violeta de genciana. Pero a veces es necesario pasar a los antimicóticos orales, puesto que la cándida suele alojarse en los conductos mamarios y es difícil llegar allí sólo con cremas. El fluconazol es el único antimicótico que se excreta por leche materna y es el que necesitamos para limpiar los conductos. Asimismo pueden darse los dos tipos de infecciones a la vez, con lo que deben tratarse simultáneamente.

¿Hasta cuándo hay que dar de mamar?

Los principales organismos en materia de alimentación infantil[89] apoyados por numerosos estudios científicos sobre este tema, dicen que el bebé debería ser alimentado con leche materna de forma exclusiva (sin nada más, ni agua) como mínimo durante los seis primeros meses de su vida. A partir de entonces, es decir, los 7 meses[90] se introducen los otros alimentos (ya hablaremos más adelante de cómo), siendo la lactancia lo predominante hasta el año (hasta esa edad debería tomar más leche que otros alimentos) y que continuara como mínimo hasta los 2 años del niño. Y a partir de aquí hay una coletilla que me gusta mucho: «A partir de los 2 años, hasta que la madre y el niño quieran».

Si usted quiere hacer lo más adecuado para su bebé, ahí tiene las indicaciones. A partir de eso, puede adaptarlo a sus circunstancias, pero mi recomendación sería que como mínimo el niño tome pecho los 6 primeros meses. Si a partir de ahí usted quiere destetarlo antes o limitar la lactancia en algunos momentos, la Constitución la ampara y puede hacer lo que quiera. Nadie puede obligarla. No es lo mejor para el bebé, pero si lo hace gradualmente, sin que suponga un trauma para el niño, y vigila la introducción de otros alimentos puede minimizar las consecuencias negativas de este acto.

Algunas madres que están dispuestas a dar el pecho mientras sus hijos quieran se preguntan si el niño se destetará alguna vez. La respuesta es sí. Como fundadora del grupo de apoyo a la lactancia de mi ciudad[91] con más de once años dedicada a atender madres lactantes, puedo decirle que todos se han destetado.

Miren la siguiente anécdota:

Si una madre me dijera: «Quiero batir un récord Guiness, me gustaría dar el pecho durante quince años. ¿Cómo puedo hacerlo?», tendría que contestarle: «Lo siento, no creo que exista ningún método para conseguirlo. Haga lo que haga, su hijo dejará el pecho mucho antes[92]».

La mayor parte de los estudios antropológicos señalan que los homínidos solían destetarse entre los 3 y los 7 años. Lo mismo pasa en los primates. Los gorilas, por ejemplo, suelen dar el pecho hasta los 7 años; otros primates, hasta los 3.

¿Por qué esas edades? Según la antropóloga Katherine Dettwyler, los seres humanos alcanzan autonomía inmunológica a los 6 años, lo que sugiere que a través de nuestro más reciente pasado evolutivo los agentes inmunes contenidos en la leche materna estaban normalmente disponibles para el niño hasta aproximadamente esta edad.

Por si quieren algunos datos más recientes les ofrezco los siguientes[93]:

Por lo tanto, cada madre y cada bebé tienen derecho a continuar con la lactancia el tiempo que quieran. Nadie debería entrometerse al respecto ni fomentar la interrupción por ningún medio.

LA INTRODUCCIÓN DE LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA

Nuestro bebé ya tiene 7 meses y podemos empezar con la alimentación complementaria, tanto si ha estado tomando teta como biberón.

De hecho, se sobreentiende que estamos hablando de un niño «normal», con un desarrollo psicomotor y cognitivo normal, porque si no hay que esperar un poco más. ¿Por qué? La Academia Americana de Pediatría recomienda que, antes de introducir la alimentación complementaria, el niño debería cumplir los siguientes requisitos:

El reflejo de extrusión hace que los bebés no puedan ahogarse cuando algo, que no reconoce como piel o carne, entra en su boca. Ellos lo escupen.

No hay nada más patético que intentar dar una cucharada de comida a un bebé que no ha perdido ese reflejo, la escupe. Los padres piensan que el niño rechaza la comida. A veces incluso se la dan con biberón (que el niño ya conoce) y la acepta, con lo que concluyen que les toma el pelo y que es un vago que no quiere la cuchara.

Aunque su niño cumpla todos los requisitos anteriores, puede que aún le toque esperar, porque actualmente la OMS[94] señala que «después de la edad de 6 meses», los lactantes deben recibir «junto a la leche materna» alimentos complementarios, que tienen que cumplir los siguientes requisitos: que sean oportunos, adecuados, inocuos y dados de forma apropiada.

Para ilustrar estos conceptos en los cursos que doy sobre lactancia suelo enseñar una foto (creo que ganadora de un Pulitzer) en la que se ve una fila de refugiados albano-kosovares que van a un campo de refugiados. En primer plano hay una madre dando el pecho mientras va caminando. Les explico que, en aquel momento, aunque el bebé tuviera 7 meses, no debe tomar otros alimentos porque lo único que puede prevenirlo de la escasez de alimentos que se va a encontrar es continuar con la lactancia[95]. Además, aunque hubiera alimentos para todos en el campo de refugiados, la calidad de los mismos y su preparación no ofrecerían garantías de higiene y salud al menor (se incrementan las diarreas, etcétera). Por lo tanto, no es oportuno ni adecuado ni inocuo empezar con alimentación complementaria. En esta situación también debemos esperar.

En el caso de que su hijo tome biberón también sirven las mismas instrucciones. Al fin y al cabo son niños igual. Por lo tanto, deberá introducir los otros alimentos de forma oportuna, adecuada, inocua… es decir, que si a los 7 meses su hijo se va con ustedes de vacaciones al Caribe, no es el mejor momento para introducir otros alimentos (¡cuántos de nosotros hemos tenido gastroenteritis en nuestros viajes!), puesto que no sabemos cómo van a ser preparados ni si están contaminados.

Lo único que hay que tener en cuenta es que si no se introduce algún alimento antes de los 10 meses, puede que haya más problemas para hacerlo, pero no quiere decir que sea perjudicial para el niño[96].

¿Cómo se introduce la alimentación complementaria[97]?

  1. Primero el pecho (o biberón), luego el alimento. En principio al niño se le da su toma de pecho (o de biberón) y luego se introduce algún alimento de forma que el bebé lo pueda tomar (aplastado, triturado, en trocitos…) para que se familiarice con él. Esto facilita que el niño siga tomando leche mayoritariamente hasta el año, tal y como indica la OMS, y que el niño no rechace la comida. Cuando un niño tiene hambre, quiere comer. Si en ese momento le damos cosas nuevas no las va a reconocer como alimento y querrá las de siempre; si le forzamos, quizás consigamos que coja aversión al alimento en cuestión. Si le saciamos, probará lo que sea como un juego, con curiosidad; si le gusta pondrá cara de alegría y si no, ya iremos probando más veces.
  2. Los alimentos de uno en uno y luego, si se quiere, juntos en papillas. Si ha leído el párrafo anterior verá que cuando el bebé ya esté familiarizado con un alimento puede introducirse otro, y así sucesivamente. El hecho de ofrecérselos de uno en uno garantiza que no haya intolerancias ni alergias, y si las hay enseguida sabremos de qué alimento se trata. En nuestro país era muy típico dar papillas de varios alimentos a la vez, como la papilla de frutas, la de verduras, etcétera. Esto dificultaba saber qué alimento producía la reacción si el niño se ponía malo. Lo mejor es introducir los alimentos de uno en uno y, cuando ya estén todos probados y aceptados, los podemos mezclar en papilla, si quiere, o darlos de uno en uno, que es como hacemos los adultos. «La incorporación de los alimentos debe ser secuencial y progresiva, con intervalo de varios días entre dos nuevos alimentos, a fin de detectar posibles intolerancias y dar tiempo al niño a acostumbrarse a varios sabores» (Asociación Española de Pediatría[98]).
  3. Con el alimento ya consolidado, podemos dar primero aquel y luego el pecho. Si hemos seguido las instrucciones anteriores, tardaremos un tiempo, pues introducir los diversos alimentos espaciados no es cosa rápida. Así pues, con el niño rondando el año, si ya acepta los alimentos y ya los ha probado podemos darle primero el alimento y luego el pecho. Hacerlo así garantiza que el aporte de leche sea mayoritario hasta el año (tal y como indica la OMS) y que el niño rechace los mínimos alimentos.
  4. El orden y número de alimentos no es trascendente. ¿Usted cree que los esquimales empiezan por la papilla de frutas? La OMS recomienda dar aquellos alimentos que sean más normales en nuestra comunidad. Cada país es un mundo. Hace poco una amiga sudamericana me pasó la receta de la papilla de verduras que les daban a los niños en Paraguay. La mitad de las verduras no las conocía y otras que sí, no se daban aquí. Por ejemplo, en lugar de nuestra famosa patata, allí ponían mandioca (yuca) en la papilla. En lo que sí se hace hincapié es en retardar algunos de los alimentos (gluten, pescado, huevos, etcétera), cosa que ya le indicará su pediatra.

Cualquier otra forma de hacerlo no puede garantizar los beneficios de realizar este proceso de esta manera; por lo tanto, rechace consejos en contra de estas indicaciones basadas en evidencias científicas.

Durante la introducción de la alimentación complementaria muchos niños bajan de peso. ¿Qué esperaba? La leche es más grasa que las verduras y las frutas. Si es así, no culpe a su hijo pensando que come poco; lo que pasa es que toma alimentos más bajos en calorías que la leche. Por ello, es importante seguir con un aporte de leche mayoritario hasta el año.

LA ALIMENTACIÓN DEL NIÑO DE 2 A 5 AÑOS

Si hemos seguido las instrucciones, llegaremos al año con un aporte importante de leche y una alimentación complementaria bien instaurada, objetivo que intentaremos conseguir hasta los dos años con un incremento de alimentos, texturas, sabores y presentación de los alimentos de forma diferente.

Las directrices generales nos dicen que, a partir de los dos años, la dieta de los niños puede asemejarse a la de los adultos, en cuanto a los alimentos que pueden tomar, pero en una cantidad mucho menor. Hay que evitar los alimentos con riesgo de atragantamiento (frutos secos, caramelitos, etcétera) hasta los 3 años.

A estas edades deberíamos intentar que vayan conociendo el nombre de lo que comen; así, podrán pedirlo con facilidad y lo identificarán en la mesa. Es importante no sólo que coman carne, sino educarlos en el conocimiento de los diferentes tipos de carne que existen. Hay niños cuyo conocimiento de la alimentación se reduce a sopa, papilla, carne, arroz y pasta, porque no saben las clases de pasta que hay, de qué es la papilla o qué carne comen.

Cada vez que su madre preguntaba a Pedro (3 años) qué quería comer, él decía: «Pollo». Y cuando se lo ponía, decía el niño: «Esto no es lo que yo quiero». Un día en un restaurante le pusieron cordero y Pedro le dijo a su madre: «Mamá, ¡este es el pollo que a mí me gusta!»[99].

¿Cómo podemos conseguir que los niños coman bien?

Así pues, si usted cree que tiene un problema con las comidas de su hijo, revise si cumple los puntos anteriores. Si no es así, puede empezar. En cambio, si usted sigue esas indicaciones y su hijo se encuentra dentro de las gráficas de peso (aunque sea por debajo) y va creciendo (si bien a un paso más lento), no piense que su hijo tiene un problema con la comida; seguramente será un niño sano. Puede que más delgado de la media, pero sano. De todas formas, ante la duda consulte con su pediatra.

LOS NIÑOS QUE TOMAN BIBERÓN

Los niños que toman biberón tienen las mismas necesidades que los niños que toman pecho. Así pues, en este capítulo sobre la alimentación, en donde vea «lactancia materna» puede poner la expresión «leche de fórmula» y seguir las mismas instrucciones.

A modo de resumen, debemos decir que la alimentación con biberón también es a demanda. Que puede durar en exclusiva hasta los 7 meses, y a partir de aquí seguir las mismas pautas que los bebés amamantados.

Aunque supongo que la información es de conocimiento general, hay que remarcar que no puede prepararse el biberón con más leche de la que se indica por cantidad de agua. Podríamos estar deshidratando al bebé y provocar más daño que otra cosa.

Igual que los bebés al pecho suelen tomar sus cereales preparados con caldo, agua o leche materna, los niños alimentados con leche artificial pueden hacerlo con la leche de fórmula directamente.

En este capítulo hemos intentado dar ideas sobre cómo se pueden hacer bien las cosas desde un principio, o cómo resolver algunos problemas o dudas que puedan surgir en su alimentación. Para problemas mayores (por ejemplo, niños que vomitan[101] con frecuencia), es preciso consultar con un profesional.

PARA SABER MÁS

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PEDIATRÍA (AEP), Lactancia materna: guía para profesionales, Monografía, n° 5, Ergón, Madrid, 2004.

GONZÁLEZ, C., Manual práctico de lactancia materna, ACPAM, Barcelona, 2004.

—, Un regalo para toda la vida, Temas de Hoy, Madrid, 2006.

LAWRENCE, R. A., La lactancia materna, Mosby, Madrid, 1996.

LIGA INTERNACIONAL DE LA LECHE, El arte femenino de amamantar, Diana, México, 1993.

BASULTO, J., «Ya está listo para los sólidos», Tu Bebé, 181, 2008, pp. 40-42.

GONZÁLEZ, C ., Mi niño no me come, Temas de Hoy, Madrid, 1999.

NICKLAS, T. A. y HAYES, D., «American Dietetic Association. Position of the American Dietetic Association: nutrition guidance for healthy children ages 2 to 11». J Am Diet Assoc, 2008, 108, pp. 1038-1044, 1046-1047.

OMS, «Nutrición del lactante y niño pequeño. Estrategia mundial para la alimentación del lactante y niño pequeño», A55/15, abril de 2002.

RESUMEN