—Walter, soy Steve Frawley. Kathy está en Cabo Cod. Empiecen a buscar por ahí.
—Steve, ahora mismo iba a llamarlos. Sabemos que Downes ha cogido el puente aéreo a Boston, pero cuando ha alquilado un coche ha preguntado por un mapa de Maine.
—Olvídese de Maine. Kelly lleva desde ayer intentando decirnos que Kathy está en Cabo Cod. De lo que no nos dábamos cuenta era de que no decía solo «Cabo Cod». Incluso trataba de cantar esa canción que habla del «viejo Cabo Cod». Esa mujer a la que las gemelas llaman Mona se la está cantando ahora a Kathy. Créame, se lo ruego. Tiene que creerme.
—Steve, cálmese. Diremos a nuestros hombres que hagan público un comunicado especial en la zona del cabo, pero como ya le he dicho nos consta que hace una hora y media Clint Downes estaba en la ventanilla de una agencia de alquiler de coches del aeropuerto de Logan y ha pedido un mapa de Maine. También sabemos más cosas de Angie, la novia. Por lo visto se crió en Maine. Creemos que podría haberse refugiado allí en casa de algún amigo.
—No. ¡Busquen en el cabo! ¡Kathy está en el cabo!
—Espere un momento, Steve. Tengo que atender otra llamada. —Carlson puso la llamada de Steve en espera para contestar la otra llamada y permaneció un minuto callado, escuchando a su interlocutor. Después de colgar recuperó la llamada con Steve—. Puede que tenga razón. Tenemos un testigo que asegura haber visto a Kathy esta mañana en un McDonald's de Hyannis. A partir de ahora vamos a centrar la búsqueda en aquella zona. Un avión del FBI nos recogerá a Realto y a mí dentro de quince minutos.
—Nosotros también vamos.
Steve colgó el auricular y regresó a toda prisa al salón, donde Margaret y la doctora Harris estaban obligando a Kelly a andar de aquí para allá con ellas.
—Han visto a Kathy esta mañana en Cabo Cod —les informó—. Nos van a llevar ahora en avión.