Capítulo 86

A Angie le reconfortó comerse la hamburguesa y tomarse el café. Pues sí que tenía hambre, pensó resentida mientras se sentaba en el cómodo sillón que había en la habitación del motel, sin hacer caso a Kathy. El sorbete que le había comprado estaba intacto, y ella yacía en la cama con los ojos cerrados.

He tenido que sacar a rastras a la cría del McDonald's porque esa vieja fisgona de la camarera se ha puesto a hablar con ella, pensó Angie, reviviendo las vicisitudes de aquel día.

—¿Cómo te llamas, pequeño?

—Me llamo Kathy, digo Stevie.

—Vaya, mi nieta también tiene un amigo imaginario.

Y todo eso con la foto de las gemelas encima de la mesa. Madre mía, si la vieja se hubiera fijado bien, se habría ido directa al poli.

¿A qué hora llegará Clint?, se preguntó Angie. Ha dicho que a las nueve, como muy pronto. Parecía estar picado conmigo. Le tendría que haber dejado algo de dinero. Pero seguro que se las ha apañado. Fue un error pagar las compras de Abby's con la tarjeta de crédito. Debería haber utilizado el dinero que me dio Lucas. Bueno, ya es tarde para preocuparse por eso. Aquí estaré a salvo hasta que aparezca Clint. Seguro que deja tirado en la cuneta el coche que ha alquilado para venir aquí y roba otro para que podamos salir de la zona sin levantar sospechas.

Y luego tendremos un millón de dólares para los dos. ¡Un millón de dólares! Verás el cambio de imagen que doy, se dijo a sí misma mientras cogía el mando a distancia del televisor. Y se acabó eso de tener un crío a mi lado, pensó, echando un vistazo a la cama. Dan demasiados problemas.