Capítulo 64

—Señora Frawley —dijo Tony Realto con voz pausada—, yo no puedo actuar sobre la base de su creencia en que Kelly está en contacto con su hermana. Sin embargo, los únicos indicios de que Kathy está muerta son la nota de suicidio y el hecho de que Lucas Wohl fue visto subiendo a la avioneta con una caja pesada. Según la nota, Wohl arrojó el cuerpo de Kathy al mar. Voy a ser totalmente sincero con ustedes. No nos convence del todo la idea de que Wohl escribiera dicha nota, ni de que se suicidara.

—Pero ¿de qué habla? —espetó Steve.

—Lo que digo es que si a Wohl le disparó uno de sus compinches, puede que la nota sea una falsificación y que la dejaran allí para dar la impresión de que Kathy estaba muerta.

—¿Por fin comienzan a creer que está viva? —preguntó Margaret en tono de súplica.

—Comenzamos a creer que puede haber una remota posibilidad de que esté viva —puntualizó Tony Realto, haciendo hincapié en las palabras «remota posibilidad»—. Para serles franco, no tengo fe en la telepatía entre gemelos, pero lo que sí creo es que Kelly podría sernos de ayuda. Necesitamos interrogarla. Según ustedes, ha mencionado a una tal «Mona» y a un tal «Harry». Puede que le salga otro nombre o que nos dé alguna pista sobre el lugar donde las retuvieron.

Todos los presentes en el comedor vieron cómo Kelly cogía una toallita de juguete y se dirigía a la cocina. Una vez allí la oyeron arrimar una silla al fregadero. Cuando regresó, la toallita estaba mojada. Kelly se arrodilló junto a la muñeca de Kathy y le puso la toalla en la frente. Entonces empezó a hablar, y todos los adultos se levantaron para acercarse a oír lo que decía.

—No llores —susurraba Kelly—. No llores, Kathy. Mamá y papá te encontrarán.

Kelly alzó la vista hacia ellos.

—Tiene mucha tos. Mona le ha hecho tomarse el jarabe, pero Kathy lo ha escupido.

Tony Realto y Jed Gunther se miraron incrédulos.

Walter Carlson observó la reacción de Sylvia Harris. Ella es doctora, pensó. Estaba especializada en el fenómeno de la telepatía entre gemelos, y Carlson intuía por su expresión que la pediatra creía que las gemelas estaban comunicándose.

Margaret y Steve estaban abrazados el uno al otro, llorando.

—Doctora Harris —dijo Carlson en voz baja—. ¿Querría usted hablar con Kelly?

Sylvia asintió y se sentó en el suelo junto a Kelly.

—Estás cuidando muy bien a Kathy —afirmó—. ¿Kathy sigue malita?

Kelly asintió.

—Ya no la dejan hablar. Le ha dicho su nombre de verdad a una señora y Mona se ha enfadado mucho y se ha asustado. Kathy tiene que decirle a todo el mundo que se llama Stevie. Tiene la cabeza muy caliente.

—¿Por eso le has puesto una toalla mojada?

—Sí.

—¿Lleva Kathy la boca tapada con algo?

—Antes sí, pero cuando ha empezado a ponerse malita Mona se lo ha quitado. Ahora se está durmiendo.

Kelly desató el calcetín de la boca de la muñeca y acostó al lado su muñeca. Luego las arropó con la misma manta, asegurándose de que sus dedos se tocaran.