Capítulo 33

La entrega del rescate se había efectuado, pero los agentes habían perdido a las personas que habían cogido el dinero. Ahora solo les quedaba esperar. Steve, Margaret y la doctora Harris permanecían sentados en silencio, rezando para que sonara el teléfono, para que alguien, otro vecino quizá, se presentara de repente diciendo: «Me acaban de llamar para decirme dónde se encuentran las gemelas».

Pero en casa de los Frawley solo había silencio.

¿Dónde las dejarán?, se preguntaba Margaret angustiada. A lo mejor buscan una casa vacía para dejarlas dentro. O un lugar abierto al público, como una estación de autobuses o de trenes, no podrían ir sin que los vieran. Todo el mundo se fija en las gemelas cuando voy por la calle con ellas. Mis dos niñas vestidas de azul. Así las llama la prensa.

Con sus vestiditos de terciopelo azul…

¿Y si no volvemos a saber nada más de los secuestradores? El dinero ya lo tienen. ¿Y si han huido?

La espera no parece tan larga cuando llega a su fin.

Con sus vestiditos de terciopelo azul…